Partida Rol por web

[D&D 3.5] La Torre de las Almas Perdidas 2: El Plano de la L

Capítulo 10. El Fin del Hielo y la Nieve.

Cargando editor
27/10/2017, 20:15
Director

Habían decidido lo más lógico, seguir caminando en busca de la ciudad de la que Runhadir les había hablado antes de morir a manos de su discípula. Quizás no era algo prudente, podía ser que fuera una completa locura viajar en dirección a la ciudad donde moraba el Mago Rojo del que el enloquecido elfo les había hablado, pero desconociendo cualquier otro lugar en aquel grotesco mundo, sin lugar a dudas la Ciiudad Demencial parecía mucha mejor opción que seguir vagando por aquel erial helado hasta que otros lobos como aquellos que habían tratado de devorarles o algo peor incluso, acabes finalmente con ellos.

Continuaron avanzando a través de la tundra muchas durante largas y frías horas. El sol del amanecer surgió en un par de ocasiones abandonando el firmamento mucho más rápido de lo que todos habrían deseado y devolviendo la oscuridad reinante a aquel desierto de nieve y hielo. Tras algunas jornadas en las que nada relevante sucedió, agotaron finalmente las provisiones y empezaron a añorar no haber capturado más de aquellos indigestos crustáceos o incluso haber probado la carne de los lobos de las llanuras de la locura.

Lo cierto era que ahora no podrían regresar tras sus pasos en busca de lo que quedase de aquellas bestia mágicas ni aunque quisieran. Muchos eran los motivos, siendo uno de ellos la imposibilidad de recordar el camino y aún de recordar todos sus pasos y desandarlos, muy posiblemente aquel plano no les dejaría llegar al lugar del que procedían. Aún sorteando aquellas dificultades, la ausencia de provisiones acabaría por matarlos de inanición mucho antes de llegar al lugar del combate.

Tan solo esperaban que la suerte estuviera de su parte. Que un repentino cambio de terreno les aportase algo que llevarse a la boca o que tras interminables jornadas llegaran a algún lugar mínimamente civilizado, aunque cualquiera de esas dos opciones parecía en esos momentos muy remota. Habían perdido muchos kilos y estaban hambrientos. Lo único a su favor era que la nieve derretida calmaba su sed. Lo cierto era que habían empezado a resignarse a morir en aquel paraje.

Cuando todo parecía ya perdido Gwindra, que seguía explorando por delante de sus dos compañeros, más por vocación que por esperanza de localizar nada de interés, observó algo que llamó su atención de forma portentosa. Por primera vez desde que recalara en aquel infierno helado algo nuevo se abría paso ante ella. No podía estar segura, no podía creerlo y tuvo que confirmar con Serge y Lyris que su vista no le engañaba.

Todavía les separaba una gran tirada, pero parecía que el terreno empezaba a cambiar en la lejanía. De hecho algunos hierbajos muy apetecibles tras muchos días sin llevarse nada sólido al estómago, habían conseguido vencer a la nieve que empezaba a escasear bajo sus pies. Gwindra identificó algunas raíces sobresaliente como tubérculos similares a patatas. Aquella nueva zona en la que crecía la vida vegetal se extendía en todas direcciones salvo en una. Hacia adelante y su derecha parecía que el terreno cambiaba de forma radical, aunque para llegar hasta esa nueva región aún les deparaban muchos pasos por delante.

El sol rojo que acababa de iluminar allí por donde pasaban había permitido a la elfa detectar aquel nuevo terreno. Se trataba de una zona donde la tierra era rojiza y parecía como si estuviera plagada de pequeñas colinas. Podían estar allí en unas cuantas horas, aunque estaban agotados y hambrientos y ahora que habían encontrado aquellos tubérculos, abandonar aquellas llanuras que se habían tornado algo más cálidas y hospitalarias, podía no ser la mejor de las opciones.

Cargando editor
28/10/2017, 18:21
Gwindra D'Pasthel

Gwindra se paró de golpe y se frotó los ojos. Se puso la mano sobre los mismos a modo de visera, sin acabar de creérselo.

-Ehh chicos. Creo que hemos llegado a la salida... del infierno blanco este.-Dijo con alegría. Entonces, empezó a ver los brotes, que ya había detectado antes. Efectivamente, la naturaleza se abría paso. Mientras llegaban sus compañeros, empezó a recolectar los tubérculos y a olerlos.

-Comestibles. Creo que son comestibles.

Sacó el caldero y empezó a meterlos dentro. No sabía si estarían buenos, pero el hambre que tenía hacía que le diese igual Eran comida. Al sacar el caldero, se vio reflejada unos momentos en él, no parecía ella. Sus facciones estaban demacradas y chupadas. Había perdido peso, igual que sus compañeros. Serge parecía a veces translúcido de lo delgado que estaba.

-Parece que hacia allá y allá hay vegetación. Y hacia allá- Señaló con la mano-Colinas. no parece la mejor opción, aunque podríamos ganar algo de altura y ver más allá. ¿Que os parece?

Cargando editor
29/10/2017, 23:15
Serge Leblanc

Los días se mezclaban unos con otros en aquel paraje donde la noche y la nieve parecían eternas. No tardaron demasiado en dilapidarse lo poco que les quedaba de comer y el hambre se hizo notar demasiado rápido. No sabía si el tener una fuente de agua potable accesible era una suerte o una desgracia, ya que les mantendría con vida el tiempo suficiente para morirse de hambre. Serge Leblanc no quería morir. No allí. No de esa manera.

La falta de alimento empezó a consumir sus cuerpos. Él ya era un hombre delgado antes de pisar aquel infierno helado, así que ahora se estaba quedando hecho un espectro. ¿De verdad iba a acabar todo así? ¿Con el grupo desfalleciendo de hambre y abrazando una tumba helada?

Maman Leblanc no me crio para esto…

¡Qué lejos que quedaban ya los cangrejos, los cadáveres de los perros infernales y del propio Runhandir! Qué a gusto le habría hincado el diente a ese viejo elfo en esos momentos, por salvaje que pudiera parecer. El hambre acababa por convertirle a uno en una bestia. Sin embargo, los dioses no parecían haber dado la espalda por completo a aquel grupo de aventureros. Tras unos días de marcha, el paisaje pareció mejorar, al menos lo suficiente como para que la siempre encantadora Gwindra encontrara algo para comer.

 -Oh dios mío… Gwindra, si tuviera fuerzas, je vous embrasserais.

Pero como no las tenía, sólo pudo dejarse caer para sentarse en la hierba mientras observaba a la elfa cocinando y hablando acerca del terreno que tenían delante.

 -¿No podéis mandar a vuestros amis emplumados? Lyris, tú tienes a tu cuervo y Gwindra, tú a tu rapaz. Ellos seguro que pueden ver beaucoup mieux que nosotros en estos momentos.

Cargando editor
31/10/2017, 12:30
Director

Las aves de las dos mujeres sobrevolaron la zona mientras Gwindra ponía a prueba sus dotes de cocina de nuevo. El olor que emanaba de la olla abría el apetito de todos los allí reunidos. De haber podido elegir en una tasca un menú a base de tubérculos o cualquier otra cosa, desde luego que la primera no habría sido la opción elegida, sin embargo, con sus rugientes estómagos aquello les parecía mucho más apetitoso de lo que en realidad era. Por fortuna las hierbas aromáticas con las que la elfa condimentaba aquel guiso le daba un aspecto algo mejor.

Para cuando las aves regresaron de su exploración, los tres desafortunados viajeros ya tenían el estómago bien lleno de aquel guiso caliente. Su estómago se había reducido por la inanición de los últimos días y con poca cantidad se conformaron. El sabor de aquellas extrañas patatas era algo dulzón y con un regusto amargo. Sin duda preferían las patatas que se cultivaban en Gea, pero tras tantas jornadas de ayuno les había servido para rebajar sus refinados gustos.

Cuando Gwindra y Lyris preguntaron a sus emplumados amigos acerca de lo que habían visto obtuvieron como respuesta algo demasiado obvio, pues ninguna información extra obtuvieron del cuervo o del águila. Lo que les deparaba por delante era un interminable terreno de arena rojiza cubierto por numerosas colinas redondeadas. Nada más salvo lo que interpretaron como cavernas que se adentraban hacia el interior de las colinas era lo que pudieron obtener de sus compañeros de viaje.

No parecía un paisaje demasiado alentador. Un desierto de hielo que se convertía en un desierto de arena roja. Seguir viajando a través de la tundra o introducirse en un paraje aún más desolado si era posible. Lo único que parecía mejorar al territorio que dejaban atrás, era que al menos parecía que las temperaturas serían algo más cálidas y soportables, pues el frío empezaba a hacer mella en ellos pese a haberse habituado bastante a las bajas temperaturas.

Cargando editor
03/11/2017, 01:24
Serge Leblanc

Los tubérculos aquellos tenían un sabor mediocre y una textura como acorchada, pero al extremadamente hambriento ladrón le supieron a cielo y gloria benditos. ¿Hacía cuánto que no se llevaban nada decente al estómago? Demasiado tiempo como para ponerse a contar cuando tenía una actividad mucho más interesante que llevar a cabo.

Con la barriga llena, Serge se dejó caer de espaldas sobre la hierba. Habían conseguido algo de comer, pero… ¿Y si la próxima comida tardaba tanto en llegar como aquella? Aquel lugar iba a matarlos, de manera lenta y dolorosa. Y ese pensamiento, que se negaba a abandonar su cabeza, estuvo a punto de hacerle llorar de desesperación.

Afortunadamente las aves de sus compañeras regresaron justo a tiempo antes de que el ladrón ofreciera el espectáculo más penoso de la historia. Claro, que las noticias que traían no es que fueran especialmente buenas.

 -Génial… Así que tenemos un desierto de hielo por un lado y un desierto de arena por el otro. Congelados o deshidratados, ¿cómo preferís morir vous deux?

¿Qué pecado tan grande había cometido él para ser castigado de esa manera? Como saliera de esa y regresara al mundo normal, juraría sobre la tumba de su madre que no volvería a robar nada ni a nadie. Al menos durante 6 meses.

Cargando editor
06/11/2017, 08:57
Gwindra D'Pasthel

Con el estómago lleno de "patatas", empiezo a guardar las que sobraron en mi mochila y a coger unas cuantas más. No sabemos cuando podremos encontrar más comida.

-Yo no querría volver al infierno blanco. Podríamos caminar hacia allá-Señalo en la dirección perpendicular al camino que traíamos, justo por la zona entre la nieve y el desierto rojo-Así al menos nos aseguraríamos sustento. Supongo que encontraremos un camino o carretera en algún momento. Aunque en este sitio... no sé que esperar. Igual aquí no usan caminos.

Cargando editor
06/11/2017, 10:32

Se escuchó algo inaudito: Lyris soltó una carcajada. Aunque lo cierto es que pareció más a un graznido de su familiar, después de los días en silencio, congelándose hasta las tetas y sin nada que llevarse a la boca. Había estado a punto de perder el dedo meñique del pie.

-¿De verdad pensáis que tenemos elección? -dijo con un deje de amargura-. Da igual qué dirección tomemos, este sitio nos va a llevar, antes o después hacia donde él quiera. Y si lo que quiere es que atravesemos el desierto, yo digo que lo atravesemos. Si quiere que lleguemos a un sitio, se nos proveerá del sustento o de la posibilidad para lograrlo. 

Y sólo el mínimo imprescindible -se lamentó para sus adentros.

Cargando editor
06/11/2017, 15:19
Director

Notas de juego

Llegad a un acuerdo! ¿Desierto tundra o patatal?

Cargando editor
08/11/2017, 22:53
Serge Leblanc

 -Me temo que ahí no estamos d'accord, Lyris. Este sitio quiere matarnos. Nos volverá locos antes, pero descuida que finira por matarnos.

El ladrón negó con la cabeza.

 -Personalmente creo que meternos en un desierto sin agua y sin alimentos a la vista es un suicide directo. Si me dais a elegir, yo continuaría por esta zone. La nieve puede cubrir nuestras necesidades de agua y como ha dicho Gwindra, ahora que el temps parece estar mejorando, podremos encontrar comida con más facilidad.

Serge Leblanc suspiró mientras se miraba las manos y los brazos, siniestramente parecidos a los de un esqueleto.

 -No obstante, si estáis realmente convencidas de que atravesar el desierto de arcilla va a ser la mejor option, antes de meternos allí nous devrions aprovisionarnos en condiciones con todo lo que podamos encontrar por ici, sobre todo agua y comida.

Cargando editor
10/11/2017, 08:31
Gwindra D'Pasthel

Mientras Gwindra seguía recogiendo "patatas", sus compañeros debatían acerca del camino a tomar.

-Sea cual sea el camino, ayudadme a recolectar anda. Yo voto por seguir por esta zona, hacia la derecha. Así tendremos asegurada agua y comida, aunque sea esto.- dijo sujetando una de aquellas patatas en la mano-Y donde hay comida, hay bichos que se la comen, así que con un poco de suerte podremos cazar algo.

Notas de juego

Yo voto por patatal.

Cargando editor
10/11/2017, 09:11

-Claro que no estamos de acuerdo. Pero no puedo obligarte a tener razón.

​Lyris lanzó un hondo suspiro.

-Creo que no has entendido la gravedad de nuestra situación, mon amie. Estamos en el plano primordial del caos y el mal, y sujetos a sus caprichos. No creas que porque pongas un pie delante del otro vas a terminar donde deberías terminar. No creas que porque la lógica de nuestro mundo dicta una cosa, como por ejemplo que no hay comida ni alimentos en un desierto, va a ser igual aquí. No creas que el hecho de que un alimento te parezca nutritivo y sacie tu hambre va a evitar que mueras de hambre. Porque es posible, incluso, que la próxima vez que te lo lleves a la boca sea venenoso.

No. No creo que debamos ser sensatos y razonables, porque esas cosas no tienen cabida aquí. Creo que debemos ser audaces, jugar el juego que se nos está planteando e intentar vencer. Creo que debemos atravesar ese desierto y no ponernos a recolectar patatas, chupar la nieve y comer alimañas. 

Pero veo que estáis muy convencidos de esto. Así que me quedaré. De momento.

Aunque sólo sea para poder decir: os lo dije, añadió mentalmente.

Cargando editor
10/11/2017, 13:19
Director

Serge y Gwindra lo tenían claro. No deseaban exponerse a los peligros de un desierto arcilloso que no parecía albergar vida en centenares de kilómetros a la redonda. Seguir avanzando a través de aquel patatal parecía la opción más lógica, o al menos la más segura. Por contra Lyris tenía claro algo y era que el plano les llevaría a donde éste quisiera. Por mucho que trataran de evitar lo inevitable, si como ella misma había definido, aquel plano primordial del caos y el mal, quería llevarlos al mismo centro de aquel inmenso desierto, allí acabarían y aquellas en apariencia comestibles patatas, podían acabar convirtiéndose en su perdición, pues en aquel lugar nada era lo que parecía.

No obstante utilizaron un método democrático y finalmente los dos votos a seguir en aquel patatal vencieron a la idea de la arcana de introducirse en la rojiza arena del desierto y de alguna forma complacer los designios del mismo plano en el que se encontraban. Si se arrepentirían o no de aquella decisión, sólo el futuro lo diría.

El frío había cesado. Ya no nevaba, ya no les golpeaba aquella afilada ventisca que cortaba sus labios y escamaba su piel. Infinidad de aquellos tubérculos se encontraban en todas direcciones creciendo ente la hierba que a medida que se alejaban del lugar del que provenían parecía adquirir un tono más violáceo. Lo que no había cambiado era la extraña percepción del día y de la noche. El rojizo sol del alba aparecía de forma repentina, sin atender a reglas temporales y se escondía por el horizonte pocas horas después devolviendo la oscuridad casi perpetua a aquel desagradable plano.

Sabían que el firmamento era muy diferente en aquel lugar que en el plano material al que pertenecían. Incluso habían podido observar el extraño vagar de algunos astros que se movían de forma anómala. Lo único que no había variado hasta ese momento era la dirección por la que el sol salía y se escondía. Sin embargo, pocas horas después de la última caída del sol, éste apareció por el mismo lugar por donde se había escondido. Al menos esa fue la impresión que todos tuvieron. O estaban caminando en círculos o aquel astro había virado su rotación.

Su rojiza luz les sirvió no obstante para ser testigos de que el hielo y la nieve de la tundra había desaparecido de su vista demasiado rápido. No había rastro alguno del terreno helado por el que habían transitado desde su llegada a aquel lugar de pesadilla, lo que sería raro por la escasa distancia que creían haber recorrido, de no ser por la ilógica percepción en aquel plano de la distancia y el tiempo que empezaban a conocer demasiado bien.

Tampoco había rastro alguno del terreno arcilloso por el que tuvieron la opción de avanzar horas atrás, sin embargo, percibieron que el suelo que pisaban tenía un inquietante aspecto rojizo y que las “patatas” empezaban a escasear siendo mucho más habitual toparse con hierbajos lilas o zonas despobladas de vegetación.

Fue entonces cuando Gwindra escuchó un extraño sonido en la lejanía. Se trataba de una especie de rugido muy fuerte, pero no de un animal sino de algo mucho más grande. Algo que sólo definiría como el sonido que provocaría un terremoto o un alud.

- ¿Escucháis eso? - Preguntó.

Lyris y Serge agudizaron el oído. La maga no pareció percibir nada, pero si en cambio su extraño acompañante. Lo que si captaron todos fue el nerviosismo que empezaba a afectar a las aves que les acompañaban.

- Suena como un rugido... una tempête o... - Serge alzó la mirada tratando de localizar en la lejanía la procedencia que aquel extraño ruido sin ningún éxito. - ...un movimiento du sol... no se cómo definirlo... - Concluyó.

Notas de juego

Tiradas secretas de escuchar:

Lyris 11

Gwindra 23

Serge 19

Cargando editor
12/11/2017, 00:21

Lyris esbozó una sonrisa sabihonda cuando empezó a ver aparecer la arena roja y escasear las patatas. No es que se alegrara de ello, pero al menos tenía el consuelo de corroborar que ella nunca se equivocaba. No obstante, aún no iba a decir "os lo dije". Dejaría flotar la frase en el aire hasta que cayera por su propio peso.

Quizá fuera aquello el motivo, ese ataque de introspección, el que impidió que escuchara el sonido del que hablaba "el rarito". 

Abrió la boca para decir algo, pero la cerró de pronto. Sus sugerencias no habían sido, en su opinión, acogidas con el entusiasmo que deberían, pese a que, bajo su punto de vista, era la única que sabía algo del sitio en el que se encontraban. De modo que se encontró diciendo:

-Vosotros diréis qué hacemos -con un inequívoco tono de autosuficiencia. 

Cargando editor
12/11/2017, 16:50
Gwindra D'Pasthel

Gwindra se paró al escuchar ese ruido.

Al ver que Serge lo oía también, por un lado suspiró aliviada, la locura que afectó a su maestro por ahora no le había tocado a ella también, pero por otro lado casi prefería que ese ruido fuesen cosas suyas. ¿De dónde provenía tal ruido? ¿Una avalancha? Poco probable. ¿Un terremoto? No se siente nada en el suelo.

Entonces Gwindra se arrodilló y puso la oreja pegada al suelo, para intentar escuchar algo más.

Cargando editor
13/11/2017, 22:01
Serge Leblanc

 -Se dice mon ami. Amie es lo que se dice cuando hablas a una chica, como ma cherie amie Gwindra, por ejemplo.

Era una simple chorrada lingüística que la maga no tenía por qué saber pero… ¡Qué bien sentaba corregirla aunque fuera sólo una vez! Porque para desgracia del ladrón, Lyris solía tener razón en prácticamente todo. ¡Y bien que se encargaba de pasarles la mano por la cara cuando eso sucedía!

Sin embargo, aquella sensación de victoria producida por esa pequeña corrección y por el hecho de continuar sin adentrarse en el desierto, duró más bien poco. De un día para otro, el sol había dejado de salir por donde acostumbraba y el suelo había decidido tornarse desértico de la noche a la mañana.

 -Bon sang

Pero lo peor no era tener que enfrentarse de manera inevitable a aquel caluroso e inhóspito lugar. Lo peor era la expresión que Lyris tenía en su cara. No porque tuviera o dejara de tener razón, eso era lo de menos. Sino porque el hecho de que la maga estuviera acertada en su predicción confirmaba que ese agujero infernal en el que estaban tenía algo parecido a una conciencia. Y esa conciencia estaba dispuesta a torturarlos hasta volverlos locos sin que ellos pudieran hacer gran cosa para resistirse.

Y para empeorar las cosas, algo venía. El ladrón no sabría decir a ciencia cierta qué era, pero sonaba a algo malo. A terremoto o tormenta de arena. O a bestia enorme y hambrienta.

 -Tenemos que buscar refugio. Si realmente es una tempête o un temblor de tierra, no puede pillarnos a la intemperie. Y si es un monstre

El ladrón miró a Lyris.

 -A lo mejor vous pouvez ocuparte de él. Si es venenoso seguro que os entenderéis a la perfection.

Notas de juego

Bon sang se traduce literalmente como buena sangre, pero significa maldición XD.

Cargando editor
14/11/2017, 09:19

-Bueno, yo no veo ningún hombre por aquí -había contestado a la corrección de Serge.

Lyris jamás reconocería que se había equivocado. Frunció el ceño profundamente y se cruzó de brazos cuando la comparó con un monstruo venenoso.

-A lo mejor podías arrojarte sobre tu espada. Repetidamente -le contestó-. Total, para lo que has aportado hasta ahora...

Cargando editor
15/11/2017, 11:14
Gwindra D'Pasthel

Hago un gesto de impaciencia con la mano, levantando la cabeza del suelo un momento.

-¿Queréis callaros y dejar de pelear como niños? Estoy intentando descubrir que ha producido este ruido. Cuando estemos a salvo en nuestro plano, os matáis si queréis. Mientras estemos aquí, nos necesitamos. Aunque sea para que el que se pinche en el pie sea el y no yo. Así que chitón.

Vuelvo a pegar la cabeza al suelo e intentar escuchar algo.

Cargando editor
15/11/2017, 20:06
Director

Fue entonces y tras la reprimenda de Gwindra cuando en la lejanía comenzaron a vislumbrar una extensa nube de polvo que parecía ir creciendo en tamaño y que poco a poco iba cubriendo todo el horizonte y ensombreciendo la escasa luz rojiza con que el sol del amanecer les obsequiaba.

Uno de ellos lo había pensado pero no se había aventurado a decirlo. Sin embargo aún a muchas millas de distancia, pero acercándose de forma rápida y pavorosa, una nube de arena parecía decidida a engullir todo a su paso. Aquel fenómeno de la naturaleza era quizás lo más impresionante que jamás hubiera visto ninguno de ellos.

La nube de partículas rojizas había tapado el sol por completo y los tres vagabundos planares estaban ya convencidos de que ese iba a ser su final si no encontraban pronto un refugio que pudiera contrarrestar los nocivos efectos de aquella furia y su irrespirable ambiente. Correr parecía la única opción pues en aquel patatal no habían localizado hasta entonces un solo refugio donde poder sobrevivir a aquella tormenta de arena.

 

Notas de juego

Alguna ayuda magica Lyris?

Cargando editor
15/11/2017, 20:17

Lyris agrió aún más el gesto. Pero, de nuevo, el tiempo le dio el motivo perfecto para la contestación perfecta.

-¡Vaya! Esas orejas puntiagudas tuyas han sido de gran utilidad. Ya has descubierto la fuente del sonido -observó con un tono aburrido que contrastaba fuertemente con lo precario de la situación de los tres viajeros planares-. ¿Puedo hablar ya, para lanzar el conjuro que nos proporcione un refugio mientras pasa la tormenta o prefieres que siga callada?

No esperó que le respondiera, y se puso manos a la obra. Tejió un encantamiento que creó un espacio extradimensional al que sólo podía accederse trepando por una cuerda. Hizo lo propio y, cuando estuvo a punto de desaparecer en el refugio mágico se volvió hacia sus compañeros y dijo:

-Por cierto. Sólo cabe una persona más.

Cosa que era mentira. Allí dentro cabían hasta ocho personas. Pero lo más probable era que ellos no lo supieran. 

Notas de juego

Ayuda mágica al rescate. Lanzo truco de la cuerda. 

Cargando editor
15/11/2017, 23:19
Serge Leblanc

¡Cuántas cosas se le ocurrieron para contestar a la insolente maga! Sin embargo, por respeto a Gwindra, que para bien o para mal era la persona más decente del grupo, se calló como un perro. Además, poco tiempo más para discutir habría podido emplear, ya que lo que estaba produciendo el terrorífico ruido que habían alcanzado a oír la elfa y él mismo empezaba a asomar por el horizonte.

Se mordió la lengua para no contestar una grosería a Lyris cuando continuó con su insolencia a la hora de construir un refugio con magia. ¿No podía simplemente construirlo y ya? Nah, eso sería demasiado bueno como para ser verdad. Una Lyris muda se añadió a su lista personal de deseos, justo debajo de “volver a su mundo” y “superar el récord de prost… damas de compañía atendidas establecido por el legendario bardo Evergreen cazador de doncellas”.

Observó cómo la maga subía por la cuerda mientras decía burlonamente que sólo cabía una persona más en el refugio. Eso provocó que Serge resoplara totalmente frustrado. ¿En serio iba a condenar a uno de sus compañeros tan fácilmente a la muerte? Miró a Gwindra y le hizo señas para que se acercara.

 -No te preocupes, cherie. Con lo que hemos adelgazado si nos apretujamos un poco cabremos en el refuge. Y si resulta que no cabemos, nos jugamos au sort quién se queda fuera.

Juego que en la mente del ladrón Lyris lo tenía perdido desde el principio. Y mientras pensaba eso, empezó a trepar hacia arriba.