Cuando Alice me ha vuelto a ofrecer el bate ya es tarde, he empezado a subir las escaleras a grandes zancadas, llego al piso donde suena el teléfono y cuando entro al pasillo... silencio. Dejo de escuchar el timbre del teléfono, pero es una de las cuatro habitaciones cercanas, intento entrar en la primera que hay justo a mi derecha para darle a rellamada y saber quien llamaba por teléfono.