Partida Rol por web

Desapariciones en Puerta de Plata (Finalizada)

Capítulo I: La llegada a Puerta de Plata

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14/02/2014, 08:40
Gogri Grimhammer

- Viene gente...con armaduras - dijo Gogri a Hank, en voz baja, cuando el otro ya se hubo marchado -. No los hemos visto, pero se oyen al paso.

El enano escupió al suelo sin dejar de mirar el callejón por donde cree que llegarán.

-¿Y si son esos guardias? Yo regresaría a la calle antes de que nos encontremos con ellos y tengamos que comprobar si es verdad eso de que detienen a cualquiera que les parezca sospechoso. Somos forasteros y a algunos se nos nota.

Notas de juego

Ok a lo del tejado, pero no veo ningún comentario en los posts, por eso me despisté. Para cosas como éstas, seamos descriptivos, que si no uno interpreta mal la situación, hace algo imposible, y desbarata una escena de acción molona.

Mi personaje, como veis, propone regresar por donde vinimos. Si los demás están de acuerdo, tiramos hacia la salida.

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14/02/2014, 12:35
Hank Daggerfell

Dejo al fisgón largarse y miro a lo largo de la calle.- Tienes razón Gogri. Lo último que queremos es que nos retenga la guardia. Vamos a algún callejón donde no llamemos tanto la atención.- Comienzo a moverme junto al enano, esperando que Jagg también nos siga.- Cuando estemos más tranquilos os comentaré lo que le he sonsacado al tipejo aquel, aunque tampoco es mucho la verdad...- Comento algo desalentado.

Notas de juego

Yo sugiero no abandonar la zona. Tampoco hemos averiguado gran cosa, y quizá se nos escape alguna información importante. Aunque es mejor esperar a que la guardia se largue...

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15/02/2014, 19:09
Alexandra

Alex pensó por un momento que la justicia aquella que acababan de mencionar no era graciosa, era más: hilarante. ¿Por qué nadie había inventado aún algún tipo de artefacto que permitiese capturar escenas y plasmarlas en un papel? Aquella habría sido digna.

Miró a su hermano haciendo un teatral puchero cuando le comentó que no hablase mucho delante del Señor de Puerta de Plata. No tenía ni idea de qué le estaba hablando. Si es que... desde luego. Qué exagerado era.

¿Crees que no nos contestan porque no hablamos el mismo idioma?—le preguntó ladeando la cabeza—. Igual es que aquí no se estila lo de decirle a la gente de qué se la acusa pero vaya, es la sensación que me ha dado...

Notas de juego

Como le comentaba al jefe, he estado pensando y creo que no veo a Alex enrrojeciendo hasta la raiz y soltándole cuatro puñaladas verbales al Justicia en esta situación. Es decir, una cosa es que cuando te expresas digas las cosas tal y como te salen del alma y otra cosa es que no puedas evitar saltar como una trampa de cepo para cascarle cuatro palabras a alguien (lo segundo más que ser lenguaraz, es tener poca mecha)

¡Lo cual no quiere decir que a mi como jugadora no me entren ganas de cascárselas! xD

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17/02/2014, 16:34
Aiden Stendahl

Su primer impulso fue el de correr. Echarse a la carrera y buscar la manera de buscarlos. Tenía que encontrar a Gina y perder el tiempo siendo interrogado, y posiblemente encarcelado, no le ayudarían. Probablemente si solo se hubiese tratado de los soldados lo hubiese hecho. No se hubiese parado ni un instante a pensar. Pero aquello cambió las cosas. Era seguro que le alcanzaría, y que tendría que enfrentarse a él. Iba a tener que vencerle, quizá matarle, y después ocuparse del resto de soldados... Aquello era algo que no podía hacer. No se trataba de que tuviese o no la capacidad de hacerlo, la verdad es que no tenía ni la más remota idea de ello, sino de que no podía permitirse la posibilidad de ganar. No podía permitírselo. Por él, por su orden, y especialmente por Gina. Aquello iría contra todo lo que ella había significado para él. 

-No opondré resistencia - anunció levantando las manos para hacer visible que no pensaba coger su arma - ¿Como es que hay una orden para detenerme cuando acabo de llegar a esta ciudad? 

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17/02/2014, 18:51
Director

El soldado trató de esquivar el rayo de luz, y lo hubiera conseguido… pero desde arriba Rislân tenía un blanco muy fácil puesto que el hombre ocupaba casi todo su ángulo de visión. La descarga magulló al soldado, dejándole sin cejas ni pestañas y con un notable temblor que le dificultaba sobremanera seguir maniobrando.

Era obvio que el hombre estaba muy mal y no sería capaz de evitar que el próximo golpe resultase fatal, perdido el aplomo, decidió aprovechar el paso atrás de Rislân para escapar entre sus compañeros, que le franquearon el paso hasta el cuarto principal de la posada. 

Otro de los soldados ocupó su lugar, subiendo la escalera con arrojo y valor, sin importarle la amenaza de la aguzada lanza del clérigo. La fortuna favoreció el valor ésta vez y su lanza golpeó inocua contra la pesada malla metálica que envolvía el pecho del hombre, que quedó al alcance necesario para balancear su alabarda contra las piernas de Rislân... Pero al igual que su compañero antes que él, no tuvo en cuenta la estrechez del lugar y su arma se trabó entre las paredes impidiéndole golpear siquiera.

- Tiradas (2)

Motivo: Moral

Tirada: 1d20

Dificultad: 15+

Resultado: 8(+1)=9 (Fracaso)

Motivo: Ataque

Tirada: 1d20

Dificultad: 16+

Resultado: 1(+5)=6 (Fracaso)

Notas de juego

Tendrías una oportunidad de derribo si falla el intento de derribo, pero lo que ha fallado es el ataque de toque para iniciar el derribo. Si no hay contacto no se intenta el derribo y si no se falla el intento de derribo no se devuelve el derribo.

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17/02/2014, 19:11
Director

Jagg esperó a que sus compañeros se pusieran de acuerdo, siguiéndoles silencioso cuando empezaron a caminar. Aparentemente sin un rumbo claramente decidido, pero coincidiendo en la prisa por desaparecer. Hacia la entrada había callejones, de modo que ir en esa dirección parecía una razonable solución de compromiso hasta que llegase el momento de decidir definitivamente si salir por dónde venían o perderse entre los callejones del laberinto maloliente que eran los barrios bajos.

Apenas habían avanzado una docena de metros al paso, lento pero seguro, del enano, cuando por el fondo de la calle que transitaban surgieron las figuras que venían montando el escándalo metálico:

Contra el fondo de la calle por la que volvían, a apenas medio centenar de pasos, se mostraron cortándoles el paso en la dirección sugerida por Gogri, media docena de soldados vestidos con cotas de malla con sobrevesta blasonada con la campana de plata que era símbolo del Conde de la ciudad, llevaban alabardas empuñadas y ballestas en la espalda. Tras ellos había dos jinetes, uno de ellos vestido con una armadura completa adornada y labrada, con yelmo cerrado que no dejaba verle la cara; cabalgaba lanza en ristre y su gallardete, su sobrevesta y su escudo mostraba un símbolo heráldico que no reconocieron, aunque el jefe del escudo y los blasones mostraban la campana de plata: aquello le identificaba como un caballero vasallo del Conde.

Pero era el otro jinete quien más llamaba la atención. También lucía una armadura completa, pero mucho más ornamentada y lujosa que la del caballero, el resto de sus ropajes no eran menos elegantes y caros, con joyas valiosas. No enarbolaba lanza, pero llevaba una espada enjoyada desenvainada, un arma de guerra con perfecto filo y de buen metal. Su sobrevesta, de la más fina tela y con bordados de oro, mostraba la campana de plata de la ciudad como símbolo heráldico, que también lucía en su escudo de armas. Completaba la soberbia visión una capa de pieles blanca que le definía, inconfundiblemente, como un Lord, Jagg supo que era demasiado joven para ser el Conde de Puerta de Plata - que ya sería mayor que aquel hombre cuando él se marchó de la ciudad - de modo que debía ser su hijo o su hermano muy pequeño.
 

Notas de juego

Procuraré ser más claro en el futuro, di por suficiente que:

Jagg y Gogri volvieron atrás por el callejón

daba por hecho que desandabais el camino por dónde habíais venido.

Por otro lado, dado que Amorak está semiout y no parecía tener intención de separarse de vosotros vamos a pnjtizarle para suponer que os sigue en vuestra decisión para éste asalto.

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17/02/2014, 19:21
Justicia Puerta de Plata

Por un momento pudieron pensar que aquello no iba con ellos, pero al fijarse en ellos, el Lord entrecerró los ojos y con una voz profunda y seguro de sí mismo declaró a voz en grito:

-“¡Alto! ¡Alto todo el mundo! ¡El Justicia Puerta de Plata lo ordena en el nombre del Conde! Daos presos los tres, habréis de explicaros en los calabozos. Soltad las armas, extranjeros y acompañadnos a la fortaleza en paz.” – tras lo cual los ocho empezaron a trotar hacia ellos.

Pudieron oír como en las casas de los alrededores se cerraban puertas y ventanas y se hacía un silencio absoluto, como si nadie quisiera llamar la atención.
 

Notas de juego

Bueno, la situación pasa a ser un poco apurada, podríais intentar correr y perderles por los callejones de la ciudad, con la desventaja de que si no dejáis atrás al enano movéis tan lento como los soldados y sin conocer la ciudad como ellos, además en cualquier caso los caballeros son muchísimo más rápidos que vosotros (aunque menos móviles), en ese caso haced una tirada de supervivencia o saber local (bien sólo el guía si todos seguís a uno o cada uno si os separáis y cada uno corre por su cuenta). Por otro lado tenéis ventaja suficiente para esconderos en un callejón, aunque no es fácil (bono a su buscar) podéis esconderos por separado (cada uno su tirada) o juntos (tirada del peor en esconderse con un bono de +2 que os da Hank al ayudaros). Por supuesto también podéis rendiros o intentar negociar, aunque en estos dos casos los jinetes os alcanzarán éste turno y los soldados se quedarán a unos 10’ de vosotros.

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17/02/2014, 19:26
Director

Mientras los soldados se encargaban de quitarle las armas y registrarle para asegurarse de que no llevaba más escondidas, el caballero se acercó hasta quedar amenazándole con la lanza para asegurarse de que no se movería ni haría nada raro. Era imposible saber qué pensaba porque dentro de su yelmo completo no dejaba a la vista ni siquiera los ojos.

Cuando Aiden preguntó el caballero no hizo impresión de haberle oído, aunque era imposible que así fuera salvo que fuera sordo. Los soldados tampoco parecía que fueran a responder aunque varios le dirigieron miradas, uno de ellos desdeñosa, otros dos extrañadas.

Finalmente el caballero tuvo a bien contestarle, Aiden creía haber escuchado un bufido despectivo, pero era difícil de asegurar con aquel yelmo metálico que le cubría la boca por completo.

-"Creo que alguien por aquí ha estado escuchando demasiado las tonterías y estupideces de la duquesita. En primer lugar no sé porqué piensas que un plebeyo como tú puede interrogarme como si fuera su igual. Por si no lo has visto" - el caballero golpeó el blasón heráldico de su escudo - "ésto me identifica como un caballero. Eso ya me daría derecho a actuar como me placiera, con o sin órdenes. Pero resulta, y sirva como segundo punto, que el Justicia ha dado orden de que todos los extranjeros sospechosos sean cuestionados y puestos bajo custodia hasta estar seguros de que no tienen que ver con los secuestros y desapariciones que asolan nuestra bella tierra. Nuestros ojos vigilan la entrada constantemente para detectar a dichos indeseables de baja estofa. Y un tipo con armadura y armas de guerra entrando en la ciudad es justamente el tipo de gente que no queremos ahora mismo. Y si vuelves a hacer una pregunta fuera de lugar, te cortaré la lengua. Seguro que sabes escribir, así que podrás prestar tu declaración por escrito de todas maneras."

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17/02/2014, 19:51
Rislân del Valle
Sólo para el director

El monje, lamentando tanto estropicio realizado por culpa de una detención que reconocía injusta, no tuvo más remedio que continuar ofreciendo batalla. Se había metido en un pozo y ahora la luz del túnel se veía bien lejos. Esperaba haberlos amedrentado, pero no había manera. De todos modos se alegró de haber escogido aquella posición, medida, inteligentemente calculada.

Con decisión y esperando sorprender al nuevo guardia, se apoyó sobre su lanza para lanzar una patada hacia el pecho del hombre que le desequilibrase lo suficiente para caer escaleras abajo. Lo imprevisto a veces se hacía predecible pero otras ocasiones permitía ganar batallas. Rislân saltó en el aire para caer con la pica en ristre de nuevo, pero un escalón más arriba.

- Tiradas (2)

Motivo: Puño Aturdidor (TS For 15)

Tirada: 1d20

Resultado: 3(+4)=7

Motivo: Puño Aturdidor (TS For 15)

Tirada: 1d20

Resultado: 12(+4)=16

Notas de juego

Puño Aturdidor (TS For 15) y Ajuste. Avísame cuándo se acabe el pasillo. 

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17/02/2014, 20:01
Rislân del Valle
Sólo para el director

Notas de juego

Vaya, me han salido dos tiradas. Nada, coge la primera. Fallo :(

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17/02/2014, 20:35
Director

El ataque del clérigo resultó demasiado rápido e impreciso, además el tipo no había terminado de reequilibrar su alabarda y estaba totalmente cerrado de guardia. El golpe pasó lejos inofensivamente y lo peor era que Rislân volvía a haber perdido la iniciativa. 

Con decisión y gesto impertérrito el soldado amagó un golpe bajo con el astil y cuando el anciano saltó para evitarlo golpeó con fuerza con la cabeza roma de la alabarda en su hombro, entumeciéndole todo el brazo con el estacazo. Las cosas se complicaban para el clérigo, por suerte no parecían interesados en matarle, ni siquiera después de que él casi estuviera a punto de dar pasaporte a uno de los suyos.

- Tiradas (2)

Motivo: Ataque

Tirada: 1d20

Dificultad: 16+

Resultado: 16(+5)=21 (Exito)

Motivo: Daño

Tirada: 1d10

Resultado: 3(+1)=4

Notas de juego

4 de daño no letal. Definitivamente confirmas que tienen una dote para golpear con daño no letal.

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17/02/2014, 22:54
Rislân del Valle
Sólo para el director

El brazo era delgado pero fibroso, potente... Y aguantó el dolor apretando los dientes y respirando desde el estómago. Notó cierto alivio en el guardia cómo sí se sintiese satisfecho de poder cumplir las órdenes que su jefe le había dado. Ris intentó aprovechar esa confianza con un golpe repetido con sus puños, bloqueando la lanza con el izquierdo y luego de nuevo con el derecho. 

- Tiradas (2)

Motivo: Puñetazo

Tirada: 2d20

Resultado: 18(+2)=20, 9(+2)=11

Motivo: Daño

Tirada: 1d6

Resultado: 5(+2)=7

Notas de juego

Supongo que el puño aturdidor se pierde al no impactar y sólo tengo uno o día. Me quedo sin efectivos. Lluvia de golpes. 

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17/02/2014, 23:23
Xelaver

Xelaver se encogió de hombros.

—Parecen tenerle más aprecio a los animales que a los extranjeros —comentó de pasada el mago a su hermana.

Después dejó que le pusieran los guantes con toda la dignidad que supo reunir, sintiéndose peor que una bestia enjaulada.
 

Notas de juego

Por cierto, jefe. Veo que insistes en lo de los pases mágicos espectaculares. Lo cierto es que, según las reglas, sólo hace falta hacer gestos precisos con una sola mano. Nada de pases complicados con ambas manos, ni bailes raros. Entiendo que con unos guantes de hierro rígido no puedo gesticular adecuadamente. Pero si vas a llevar de forma distinta a lo normal la componente somática de los conjuros, coméntamelo por saberlo, plis.

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19/02/2014, 14:12
Hank Daggerfell

Ser perseguidos por la justicia de la ciudad no parecía la mejor forma de iniciar nuestra investigación. Muestro mis palmas vacias para indicar que no empuño ningún arma, y hablo hacía el Lord.- Por supuesto sire, no pretendemos ni buscamos ningún problema. Pero ya que somos recién llegados a la ciudad ¿Podríamos saber de qué se nos acusa? ¿o es esto la hospitalidad que recibe todo nuevo visitante?

Notas de juego

Me mantengo tenso a la espera de como evoluciona el asunto. Si la cosa se pone fea, intentaré localizar una vía de huida para mi y mis compañeros por el callejón más cercano...

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19/02/2014, 19:07
Director

El grupo de soldados rodeó a los tres compañeros para escoltarles presos por la ciudad mientras el llamado Roland dirigía al lobo, con ciertas artes para el manejo de animales que resultaban inútiles al usarlas con un animal tan especial como era Silent. Los caballeros trotaban tras ellos, orgullosos, con lanzas en ristre, asegurándose de que no pudieran escapar.

Podían ver en las caras de la gente con la que se cruzaban todo un abanico de emociones: algunos les miraban con desprecio u hostilidad, otros con curiosidad, pero la mayoría tenían miradas ceñudas que parecían dirigirse más a los soldados – y en especial a los nobles – que a ellos.

Siguieron subiendo por la carretera ascendente sin que variase el paisaje urbano de coquetas casas, almacenes e industrias de clase media; los edificios tenían un aire más burgués y adinerado según subían acercándose a la muralla de piedra.

Unos requiebros ascendente más del camino les llevaron justo ante las altas murallas de piedra que aislaban el centro de la ciudad – que en la práctica era su esquina más alejada de la entrada, en lugar del centro geográfico – del resto de la urbe. Una puerta defendida por una fortificación de buen tamaño y un rastrillo, en aquel momento cerrado, protegían el paso y evitaban que nadie pudiera colarse entre la media docena de soldados que hacían guardia, vestidos con corazas y provistos de ballestas, espadas y escudos.

Los soldados estaban registrando a conciencia un par de carros y las personas que los conducían cuando llegaron ellos, pero su comitiva no tuvo que esperar: les abrieron una poterna en un lateral de la cara interior de la puerta que les dio acceso al interior del recinto amurallado atravesando el bajo de la fortificación.

Pasar al distrito superior fue como cambiar de ciudad: era un entorno amplio y abierto, con jardines y bosques allí dónde no se alzaban edificios. Ni de lejos se acercaba al medio centenar de inmuebles todos ellos joyas arquitectónicas, pero aún así ocupaba una extensión tan grande como cualquiera de los otros dos distritos. La cima de la montaña daba un fondo idílico al paisaje, limitado por la figura reconfortante de la muralla que era visible todo alrededor, salvo donde la ocultaban los edificios suficientemente altos. Estos eran sólo dos, el gran castillo de altas torres - la mayor más de una docena de veces más alta que las murallas - y la gran catedral, con su campanario esplendoroso en el que destacaba, refulgente como un faro, su gran campana de plata pura y bruñida.

Pudieron comprobar que todas las viviendas eran grandes mansiones, cuando no palacios, la mayoría con sus propias vallas o, incluso, murallas tras las cuales competían en sus jardines entre si y con los públicos. Los edificios de servicios, un teatro, una posada de aspecto más que lujoso y otros pocos más, que apenas tuvieron tiempo de contemplar, también tenían sus propios terrenos vallados y pulcros hasta resultar radiantes.

Había pocas personas por la calle, todas con aspecto de grandes señores y damas, de ropajes excelsos y modales refinados, escoltados por criados y ayudas dotados de libreas caras y recargadas. Entre ésta población no pudieron encontrar mas que miradas de reproche y desprecio. No pudieron dejar de notar en ellos la profusión de perlas que parecían adornar a las damas, la que más, la que menos, llevaba sus collares, pulseras o pendientes con ejemplares de gran tamaño de dicho nácar, que llegaba a adornar – aunque en menor medida y cantidad – a algunas de las criadas.

Pudieron percibir también que éste distrito estaba fuertemente patrullado, había, de hecho, más soldados que ciudadanos. Y los soldados de éste distrito llevaban corazas, espadas, escudos y ballestas, en lugar de cotas de malla y alabardas como los que les detuvieron.

Ellos se dirigieron hacia un lateral de la muralla, donde había adosado el único edificio de aspecto más común que todos los demás, un sobrio y cuadrado edificio de aspecto monolítico y marcial con todo el aspecto de barracón militar que estaba muy cercano al castillo, sin ninguna otra construcción entre medias de ambos. En el otro lado del barracón estaba la otra estructura que distorsionaba la armonía visual del distrito: una especie de puerta-panteón enrejado con candado, hecha de mármol, que parecía proteger la entrada a un subterráneo, era llamativa y misteriosa, pero no pudieron mirarla mejor porque no llegaron a acercarse.

Sus escoltas les acompañaron hasta el barracón, los soldados que guardaban la entrada por el interior les saludaron y abrieron los portones, para ese momento otra media docena de soldados, éstos con corazas, espadas y escudos, habían acudido desde el interior para ayudar a escoltar a los prisioneros. Los caballeros por su parte se marcharon sin siquiera despedirse de sus hombres, no sin antes recordar a Roland sus obligaciones respecto a Silent y las consecuencias de fracasar en el empeño haciendo que el hombre se pusiera blanco antes de tironear del lobo para llevarlo hacia el castillo, aunque el animal no parecía dispuesto a moverse hasta que Hugh se lo ordenase.

El interior del edificio resultaba lúgubre, deprimente y espartano, sólo iluminado por quinqués de aceite cada veinte pasos o más. Varios portones aislaban las diversas partes de la fortaleza desde la sala de entrada, a modo de distribuidor. A ellos sus escoltas les llevaron por el portón del fondo, una estructura de madera reforzada de hierro con miradores que estaba trabada desde fuera y – comprobaron después – también desde dentro con grandes trancas de madera que debían levantar entre dos hombres fuertes.

La siguiente habitación era estrecha y muy alargada, con todo el aspecto de ser parte de la muralla. Eran unos barracones comunales, con literas, mesas, sillas y armeros donde un par de docenas de soldados fuera de servicio les miraron con desgana mientras los que les custodiaban les conducían a una reja cerrada, en esa misma estancia, que daba a un pasadizo descendente y mal iluminado. Tras un descenso complicado, sombrío y resbaladizo, llegaron a una nueva reja con un soldado de guardia que les abrió para dar acceso a una sala con una gran lámpara de velas donde un guardia armado con una bisarma y sin armadura estaba medio dormido hasta que llegaron. Apenas entraron dejaron, los soldados dejaron todas las pertenencias de los tres compañeros en una mesa de esa misma sala mientras intercambiaban saludos con el guardia, de voz gangosa y nasal, antes de que éste encendiera una antorcha y se colara por un muro para abrir la pesada puerta de madera y acero que había detrás.

Sus captores les condujeron por una galería en una absoluta oscuridad rota sólo por la débil luz de la antorcha por un pasillo largo que había detrás de la puerta, fueron pasando frente a varias celdas, la mayoría vacías, otras ocupadas por figuras malcaradas que apenas les prestaron atención. Llevaron a los tres hasta una celda al fondo, a más de cincuenta metros y les metieron a los tres juntos, sin pararse a pensar que Alex era una mujer y los otros no, en la misma prisión a la espera de que el Justicia volviera de su expedición. Los soldados y el guardia se alejaron bromeando entre ellos y sin prestar atención a las protestas ni argumentos de los cautivos, dejándoles progresivamente en la penumbra hasta la oscuridad total cuando se fueron del todo.

Habían podido percibir que la piedra era fría y gris, apenas trabajada, de modo que tenían que estar bajo tierra. El ambiente era ligeramente húmedo y templado, propio de ese entorno y no habían visto ni oído ni una sola rata: no debía haber túneles laterales ni accesos desde el exterior, salvo el que habían seguido.

Notas de juego

Bueno, he asumido que no vais a intentar escapar por el camino. Si me equivoco decidme en el offtopic dónde queréis que corte y rehacemos turnos desde ahí.

He preferido dar detalles del camino para que sepáis a qué ateneros en el futuro y cómo podéis afrontar las acciones que os puedan tocar más tarde.

 

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19/02/2014, 21:20
Gogri Grimhammer

Gogri se puso rojo como un tomate debajo de sus barbas y respiró hondo.

-¿Calabozos? ¿A santo de qué? ¿Cuál es el cargo que pesa sobre nosotros para decir tal cosa? Apenas llevamos media mañana en este lugar. ¿Qué habríamos podido hacer en ese tiempo?

Gogri movió el cuello a ambos lados y no se arredró.

-Soy un enano razonable, que ya es más de lo que podríais esperar en estas circunstancias. Os acompañaré si conozco el motivo.

La posición del Gogri era de alerta, aunque sus armas permanecían en sus guardas. El enano escupió al suelo. Vaya si echaba de menos esa pipa.

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19/02/2014, 22:40
Director

La lluvia de golpes tuvo su efecto y el guardia acabó perdiendo pie y dando un traspié, cuando se recuperó estaba entumecido y más lento, pero parecía ser capaz de aguantar aún una pelea.

Inmediatamente respondió al ataque con un palazo propio que Rislân esquivó prácticamente por inercia dado que el soldado aún estaba lento y renqueante del tremendo puñetazo.

- Tiradas (1)

Motivo: Ataque

Tirada: 1d20

Dificultad: 16+

Resultado: 5(+5)=10 (Fracaso)

Notas de juego

Oye, ahora que me fijo el bonificador de daño con las armas ¿por qué tienes +2? La fuerza viene como 12 (+1)

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20/02/2014, 11:01
Rislân del Valle
Sólo para el director

Rislân se agachó esquivando el palazo demostrando una agilidad sorprendente para su edad. Desde esa posición a media altura golpeó de nuevo con los puños sujetando la lanza y procurando no tropezar en lo alto de la escalera. Eso le impidió imprimir toda la fuerza en el segundo impacto, que pasó lejos del soldado, pero el primero golpeó con toda su fuerza en el bajo vientre del muchacho.

- Tiradas (2)

Motivo: Lluvia de Golpes

Tirada: 2d20

Dificultad: 15+

Resultado: 17(+2)=19, 9(+2)=11

Exitos: 1

Motivo: Daño

Tirada: 1d6

Resultado: 4(+1)=5

Notas de juego

Pues ni idea. He comprobado la ficha y está mal, efectivamente. No hay dote o nada de monje o clérigo que sume +1 al daño (salvo en la lanza que va a dos manos y el bonus es distinto). Lo siento, ni cuenta me di, solo copié mentalmente y añadí. Se le recuperan un par de moretones a estos muchachotes que me están zumbando.

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20/02/2014, 13:24
Aiden Stendahl

Aiden tragó saliva y se mordió la lengua. No era momento de continuar discutiendo, empezar ya había sido una torpeza. Lylia tenía razón, había perdido facultades, llevaba tanto tiempo a un lado de la linea que ya ni siquiera sabía caminar sobre ella. Era el momento de callarse y esperar al devenir de los acontecimientos.

Conteniendo un gesto de rabia no opuso ninguna resistencia cuando lo llevaron hacia el cuartel.

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20/02/2014, 13:41
Jagg Hafferil

- Muy bien, muy bien, deponemos las armas... -se rinde Jagg con una media sonrisa.

Acto seguido, lentamente descuelga su carcaj y su arco largo y lo posa en el suelo calmadamente.

- ¿Alguno va a recoger esto? Sería una lastima que un ciudadano inconsciente se las llevara y luego resultara que, además de inocentes, somos un importante activo para la resolución de las desaparaciones de la ciudad. Pero bueno, ya habrá tiempo para hablar de esto y de aquello. Ya tengo mucha experiencia con el grueso militar: las cosas de palacio van despacio, y usualmente conllevan mucho papeleo. Cómo han cambiado las cosas. Me acuerdo cuando yo era un crío de los barrios bajos de esta ciudad y me fascinaba ver a los guardias paseando a caballo por las calles. Ay, qué recuerdos -comenta haciendose el interesante-. En fin, ¿mi celda tendrá vistas a la calle?