Partida Rol por web

Resultaba complicado determinar el paso de nadie, a pesar de que sabían a ciencia cierta que un grupo de gente habría pasado sólo unos minutos antes. El lugar, a pesar de ser una alcantarilla por la que un río de desechos bajaba constantemente, tenía sus cerradas paredes impolutas.

Había muchas ratas, pero todas resguardadas en los túneles más pequeños que servían para recoger los desagües de los edificios que tenían tal privilegio y los de las calles secundarias. Ninguna salía a la canalización principal.

Hank miraba y miraba, convencido de que tenía que haber alguna pista, los compañeros ya empezaban a impacientarse, sobre todo Gogri, pero todos eran muy conscientes de que, más bien pronto que tarde, la guardia llegaría la almacén y allí encontrarían los muerto y el acceso a las alcantarillas.

Cuando empezaban a darse cuenta de que no habría otro remedio que tomar una decisión sin evidencias, algo extraño ocurrió:

El riachuelo de inmundicias disminuyó su caudal súbitamente, haciéndose aún más maloliente al quedar los residuos con menos agua. Su ruido se apagó un tanto, corriente arriba, a la vez que se oía un rítmico y grave ruido de succión que se acercaba lentamente.

Se giró hacia el tunel del que provenía el sonido y miró con el ceño fruncido mientras trataba de identificar aquel sonido. Se temía lo peor, pero no estaba seguro.

-Salgamos del corredor principal - aconsejó a los demás sin levantar en exceso la voz - Rápido - señaló en dirección opuesta al sonido.

No estaba seguro, pero si una gran masa de agua se dirigía hacia ellos no quería seguir allí por demasiado tiempo. *

Gogri hizo caso del paladín y se apartó de la corriente principal, arrastrando en su movimiento a cualquiera que viera indeciso. Una vez se apartó, reflexionó:

-Yo iría hacia el distrito rico. Los duques humanos gustan de disfrutar en privado de lo que sea que atesoren y detestan tener que descender donde los humildes ciudadanos para ello.

Absorto en localizar el camino correcto, el ferreo brazo de Gogri me sacó de mi obcecación.- Pero que...- comencé a quejarme, pero enseguida capté el sonido, y la alarma en los ojos del enano me hizo acompañarlo apartandome de la corriente principal.- Gracias. La verdad es que no tengo claro hacia donde continuar. Pero no puedo más que mostrarme de acuerdo con la observación del señor enano.

Desconociendo que demonios pudiera ser lo que ocurría. Hace caso de las palabras de Aiden. ¿Qué ocurre?

Remontar hacia el distrito superior y no salir al túnel principal era imposible, pues era el único camino. Esa indecisión pudo ayudarles a evitar un destino siniestro.

Unos segundos después el sonido se acercó lo suficiente. La predicción de Aiden resultó parcialmente correcta, primero Hugh y Hank, luego el resto pudieron ver una crecida acercarse, pero ésta era bastante moderada, apenas un metro de agua; se acercaba lentamente, muy despacio para ser un torrente y haciendo una forma extraña, como si algo invisible la retuviera, además de hacer muy poco ruido.

Apenas un segundo después algo llamó su atención: las inmundicias que arrastraba el agua desaparecían al llegar a la cresta de la extraña ola, como también lo hacía la escasa que había en la superficie de agua y las paredes unos metros por delante de ella.

Los exploradores notaron una ligera neblina en esa zona, aguzando la vista distinguieron sombras extrañas en las paredes y un contorno borroso: ¡Había una masa translúcida avanzando por la alcantarilla! Una masa informe y casi transparente que devoraba cuanta materia orgánica tocaba: era demasiado grande para entrar en los pequeños desagües en que se ocultaban las ratas, pero no en el pasadizo que ellos ocupaban, si se escurría y encogía, además de ocupar por completo el túnel principal río arriba.

Ninguno sabía qué era aquella cosa, pero no hacía falta mucha imaginación para averiguar qué podía pasarles si les daba alcance o qué comía. Por suerte no parecía demasiado rápido, por desgracia Gogri y Aiden tampoco lo eran. 

Rislân decidió que era el momento de aportar valentía. Hasta ahora se había sentido poco valioso para el devenir del grupo y sin embargo era la fé la que le ponía medios para remediarlo. Una prueba de compromiso y dedicación. Sin mediar palabra y con el rostro severo, se abrió paso entre sus compañeros e hizo frente a aquello que se acercaba limpiando todo a su alrededor. Procuró evitarla en la medida de lo posible, pero lo más importante era no mostrar miedo y tratar de convencer al resto que aquello era un mal menor fácil de salvar.

Aiden miró sorprendido a Rislan. Estuvo demasiado lento para agarrarlo y evitar que saliera, pero no se quedó atrás esperando. Salió tras él y se colocó entre él y la criatura.

-¿Que pretendes, anciano? ¿No quieres salir vivo de aquí? - le recriminó

Colocó su enorme escudo a modo de barricada entre ellos y aquella cosa y empujó a Rislan para que se atrincherase detrás.

-Rápido, quizá esto sirva para cubrirte -  le dijo mientras no dejaba de mirar de reojo a la criatura.

Él se pegó contra la pared, entre Rislan y la masa que se acercaba, pero sin cubrirse con el escudo. Creía ser lo suficientemente fuerte para soportarlo, su armadura le ayudaría, y quizá pudiese servir de muro para el anciano.

-Ah - Gogri aspiró el aire, ufano -. La valentía huele como deben oleros a vosotros las flores de superficie, viejo mago. ¡Buena suerte!

El enano se acercó a sus compañeros y puso su más esforzada pose de aguante, pero eso sí, con una sonrisa de satisfacción enana bien visible.

En un arranque poco menos que digno de un anciano senil de Rislan, éste se adelanta a hacer frente a la enorme e informe masa que se les acerca. Acto seguido, Aiden y Grogri avanzan en pos suyo a fin de cubrirle. Hugh no puede evitar reprender su acto con un sonoro: -¿Qué hacéis? Corred, insensatos.

Quiso sacar a Rislan de allí. Pero una cosa era el viejo, y otra bien distinta el pesado caballero y el robusto enano. No conociendo la magnitud del peligro al que se enfrentaban, ordenó a Silentz que se alejase en dirección a la salida del túnel.

La pareja de guerreros avanzaron más allá del clérigo dispuestos a contener la masa transparente y no dejar que le alcanzase.

Con cierta aprensión llegaron a distinguir, Gogri primero, que el aire rielaba frente a ellos a medida que el reflujo se acercaba, más lento incluso de lo que ellos se movían con sus pesadas armaduras. Pronto pudieron constatar que allí había algo, una masa translúcida de gelatina que ocupaba todo el túnel y a través de la que no se podía pasar y que era lo que retenía el agua dejando pasar apenas un reguero por debajo.

La cosa se abalanzó sobre ellos sin preocuparse de nada, envolviendo a Gogri y Aiden por completo a apenas un metro de Rislân, allí se detuvo, complacida de habier encontrado una deliciosa montaña de comida, dispuesta a digerirles vivos.

Aiden pudo notar la corrosión de su armadura, apenas le llegaba pero, pronto la materia gelatinosa entraría debajo de su blindaje y lo que ahora era un picor molesto se convertiría; Gogri en cambio, con su capacete menos robusto y su boca abierta en una risa enana ante la perspectiva de batalla, tragó un buen trozo de aquel flan pestilente y acre al verse envuelto que inmediatamente tuvo que vomitar con dolorosas úlceras en la boca. El cuerpo de aquella cosa estaba hecho de residuos ácidos, como si fuera un estómago reptante, y les estaba digiriendo.

Pero lo peor para ambos fue notar el efecto narcótico que tenía aquella gelatina sobre sus cuerpos, se notaron entumecidos de inmediato, sus músculos tensandose como si fueran de hueso mientras la parálisis les invadía. Por suerte ambos pudieron reponerse y sus robustas naturalezas les ayudaron a reaccionar a tiempo, antes de que el veneno les paralizase. Habían tenido suerte y era dudoso que pudieran aguantar mucho tiempo más dentro de aquella masa infecta sin verse afectados por aquella toxina.

Mientras Hugh tiraba de Rislân, sorprendido al verse rebasado y tironeado, Silent obedecía, retrocediendo despacio mientras gimoteaba asustado. Aún así se movía más rápido de lo que parecía avanzar el ser.

-¡Por todos los demonios del abismo! - se quejó Aiden mientras aquella criatura los envolvía - ¡Rislan, corre!

Sin esperar a que el anciano reaccionase trató de cortar de un fuerte golpe a aquella criatura con la espada. No tenía claro el daño que eso podría hacerle, pero el dolor quizá la asustase... si es que era un ser al que podía asustarse.

Un sentimiento de soledad le hizo detener su avance. Al darse la vuelta, observa como sus palabras no obtuvieron la aceptación esperada. Momento en el que saca su arco.- ¡Maldita sea, SALID DE AHÍ! -

En ese instante una flecha voló de su mano, en dirección hacia la masa que envolvía a los dos armados guerreros, la cual Hugh acababa de discernir como un ser vivo y no como un aumento del caudal del alcantarillado.

La mueca de Rislân al percatarse que lo que él creía una alimaña o una corriente de agua era un ser vivo, fue un rictus mezcla de ansiedad y dolor. El silbido que se desprendía del contacto de las armaduras del enano y el paladín con la masa gelatinosa no presagiaba nada bueno y el monje se dio cuenta que la única opción era retroceder.

Así se lo hizo saber a sus compañeros.

—¡Es fútil el esfuerzo! Retrocedamos ahora que los hados nos dan la oportunidad.

El anciano dio varios pasos atrás, retirándose y dejando espacio a sus dos amigos para que pudieran escapar.

La certeza de que esa supuesta masa de agua era en realidad un ser vivo, una masa informe de gelatina ácida, me había dejado estupefacto. Recuperé la compostura al ver el apremio de mis compañeros, y rápidamente me situé junto a Hugh mientras sacaba mi ballesta, dispuesto a apoyar la retirada del paladín y el enano.

Gogri escupió aquella gelatina que le robaba pedazos de piel. Con el hacha en la mano, probó a cortarla por la mitad y a buscar al mago con la mirada.

-Buen momento sería para ver esos milagros que os otorgan los trovadores, mago. Vaya si lo sería.

Algunos pedazos de la gelatina cayeron al suelo ante los golpes de hacha y espada, los virotes rompieron la integridad de la estructura, haciéndola tambalearse pero no siquiera lo suficiente para hacer un hueco hasta el otro lado y tampoco parecía que el ser fuera a desistir de su cena.

Aprovechando el espacio liberado por Rislan retrocedió, poniendo todo el espacio que pudo entre aquella cosa y él, pero sin adelantar en ningún momento a sus compañeros. Si aquella criatura les seguía, y estaba seguro de que lo haría, quería seguir sirviendo de escudo para sus compañeros.

-Salgamos de aquí Gogri, no tenemos tiempo para desperdiciarlo matando a esta... cosa -  trato de apremiar a su compañero para que les acompañase.