Partida Rol por web

Desesperación carmesí

Forja de libertad

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08/06/2009, 22:09
Majud Dahatsy

Por escasos minutos se quedó en silencio, parada allí, mirando a su padre y al mismo tiempo mirando dentro suyo como si fuera a encontrar las respuestas allí pero sabía que no era así. Las respuestas estaban expuesta en esa misma sala, apartó los ojos vidriosos por un instante de su padre para reparar en la vehemencia de Dhan. Majud no entendía aquel júbilo pero no iba a preguntar, ya bastantes problemas le había dado Dhan y tampoco se preguntó cómo había hecho para ir y volver. En realidad no le importaba, no iba a cortar la cabeza de nadie por causa de Dhan, había conseguido librarse de su estraña actitud y eso era lo que importaba.

Dio dos pasos hacia atrás, sosteniéndose del respaldo de la silla más cercana a ella mientras negaba lentamente con la cabeza, su corazón no bombeaba suficiente sangre y mucho menos podía respirar con facilidad pero su mente trabajaba a un ritmo realmente sorprendente. Fue luego que Sadicer callara que ella volvió a levantar la vista, se pasó la mano por la frente y echó una mirada a Sadicer, una mirada mezcla se temor y de angustia. Ya había tenido suficiente por un día pero al parecer no para toda la vida, puso una mano en su frente sin soltarse del respaldo aquel y mirando a Zack, quiso responder a Sadicer pero en realidad, su voz alta y fuerte, resonaba para todo el mundo en el salón.

-El vástago abandonado... Dhan-hizo un alto y se volvió al jovencito, luego prosiguió pero empezó a moverse por la sala, tocó el hombro de Meredith.-EL don de la curación relegado al olvido, sólo podéis ser vos, Meredith, lo siento-dio un paso más y se apostó al costado de la guerrera con ojos de haber sufrido mucho.-Creo que tú eres la furia de un pueblo destruido... Zack...-se acercó hasta él y lo miró fijamente a los ojos, había en ellos paz, miedo pero sobre todo, determinación.-Zack, eres el forjador de un nuevo futuro, supongo...-olvidó con él el protocolo y presto se alejó de él para pararse junto a los dos hombres extraños.-La sangre del extranjero, imagino que son vosotros, caballeros.

Majud esperó unos instantes antes de apartarse de aquellos dos, miró a su padre conforme se iba alejando de los demás y acercándose a él. Se arrodilló ante él, tomó sus dos manos y las besó para luego poner su mentón en el muslo de su padre, dedicándole la misma mirada que le hubiera dedicado aquella noche cuando su madre les había cambiado por alguien más. Una lágrima corrió por su mejilla, una lágrima rebelde que ella hubiera preferido no soltar pero ya no podía, sentía que el aire era cada vez más escaso en la sala, incluso su exhalación podía oírse en todo el recinto.

-La doncella escondida... La doncella escondida, padre... ¿esa soy yo?-una nueva lágrima rodó, ni siquiera estaba segura de necesitar una respuesta.

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08/06/2009, 23:59
Zack Shermann

Zack siguió con detenimiento a Majud mientras esta discurría y trataba de dotar de sentido las palabras de la profecía. Uno a uno iba poniendo nombre a los integrantes de la misma. Cada vez que alguien era señalado, Zack asentía con la cabeza, en parte para mostrar su aprobación y, en parte, para apoyar y animar a Majud. Además, fugazmente, desviaba la mirada hacia Sadicer durante un mínimo instante para ver las reacciones este a los nombramientos, pero el mercader permanecía inmutable.

De repente Majud se acercó a él y le dio uno de esos títulos. El herrero se quedó petrificado y un escalofrío recorrió su nuca. No se podía decir que en algún momento no se le hubiese pasado por la cabeza que podría formar parte de aquel selecto grupo. Además, estaba seguro de que Sadicer le había llevado por algo. Pero de ahí a formar parte de una profecía... era algo que le imponía demasiado. - Además... ¡yo no soy forjador de ningún destino!... Soy forjador, sí, pero de cosas, no de destinos... ¡y demasiado me costó serlo como para dejarlo ahora por un viejo cuento! - Toda la curiosidad de Zack por la profecía se esfumó de un plumazo. Iba a saltar de la silla y protestar por su indeseado nombramiento, pero fue capaz de mantenerse en sí y quedarse sentado pacientemente a que todo aquello se aclarase.

Volvió a mirar a Sadicer cuando Majud calló. Él era su esperanza para arreglar aquel entuerto y librarle de aquel dudoso honor.

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09/06/2009, 07:32
Gerhardine Hallberg

En la medida que esa joven iba hablando y acercándose a las personas, incluída ella, Gerhardine no sólo pudo saber los nombres de las personas que, como ella, estaban presentes en esa sala. Hasta entonces desconocía el oficio de cada uno, exceptuando quizás el de ese al que la joven había llamado Zack, quien por sus ropas y el mandil de cuero* podía hacerla suponer que se dedicaba a la herrería y se dio cuenta que la interpretación que comenzara a dar antes a esas palabras no parecía estar errada.

-No había querido aventurarme, salvo en mi mente -sus palabras iban dirigidas al Senescal-, a darle sentido a sus palabras, a descubrir cuál es el papel que cada uno de nosotros jugamos en esa profecía. No lo hice porque había y hay mucha información que desconozco, sin embargo ahora, gracias a la intervención de su hija, el velo de misterio ha comenzado a descorrerse, sin embargo siguen existiendo cosas que no consigo entender...

Hizo una pausa, su mirada se paseó por la sala, fijándose por vez en los rostros de quienes, hasta hace poco, eran unos completos desconocidos.

-Si se trata de una profecía y de ella ese demonio tiene conocimiento -el demonio al que se refería era Drumlak- ¿Por qué no acabó con nuestras vidas? Si nosotros somos los encargados de derrotarle ¿por qué no acabar entonces con quienes podían convertirse en una amenaza? ¿O es que acaso aquella parte de la profecía se mantuvo oculta para que él no se enterase?

Notas de juego

*¿Lo lleva puesto, cierto? Me he guiado por el avatar para suponer que sí... espero no haber metido la pata xD

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09/06/2009, 09:04
Kane

La distracción que tenía Kane con los tapizes que adornaban la sala se esfumó rápidamente, justo cuando iba a comentar una cosa a Leonard, una de las mujeres que allí habían se levantó de su asiento y comenzaba a decir lo que según ella eran cada uno en la paranoia que se había inventado el hombre que para su entender, era el que mandaba, o al menos el que estaba puesto en el poder. ¿Sería un Rey? ¿Existiría aquí la realeza tal y como la conoció Kane a través de la historia? Era extraño, pero todo se le antojaba que si.

Cuando sintió la mano en su hombre y diciendo algo de que ellos eran la sangre extranjera se sintió fuera de si. No le gustaba que le tocasen y mucho menos en aquel momento. Además, para su parecer, los extrangeros no eran ellos sino los que habían venido con ellos a caballo. Gerhardine creía que se llamaba, no lo recordaba muy bien. Además, ¡que coño le importaba todo aquello! Le daba igual.

Pero las palabras de la que le acompañó hacía aqui resonaron en la sala con más fuerzas que todo lo dicho anteriormente, sobre todo sus últimas palabras, y ahí no pudo acallar Kane. Nunca le gustaba hablar y se mantenía siempre al margen, pero lo ocurrido hace tan sólo unos instantes le había enfurecido hasta derramar lágrimas y eso le impedía permanecer callado.

¿Porque no acabo con todos nosotros? ¡Porque somos simples marionetas! gritó golpeando la mesa con su puño mientras permanecía de pie junto a Leonard. Porque el cabrón ese y el viejo nos maneja a su antojo y si estamos vivos es sólo por una simple cuestión. Quieren que hagamos algo que posteriormente se pondrá en nuestra contra. ¿Conocen todo lo que estais diciendo? Yo juraría que si, al menos Drumlak, que es de aquí, y por eso nos ha dejado vivos. ¡No tiene otra explicación!

Levantó la mano de la mesa y guardó las dos en los bolsillos, encorvando su columna vertebral levemente hacia adelante.

Da igual. Hagamos lo que hagamos, nos tiene cogido por los huevos. Haremos lo que ellos dos quieren hasta que se cansen o hayan conseguido lo que quieren. En ese momento nos matará. Ya lo he visto anteriormente.

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09/06/2009, 10:03
Leonard Roster

Las últimas palabras del que llamaban Sadicer me hizo quitar la vista de los tapices que me tenían completamente abstraído ... y sin duda se refería a nosotros ... pero la chica que otorgó a cada uno de nosotros su papel en la profecía ... y al parecer teníamos un papel principal, algo que no me extrañaba en absoluto porque sino no nos encontraríamos en este mundo tan distinto al nuestro, y eso que no creía en las profecías como buen científico que era, no me gustaba aquello que no pudiera ser demostrado con prueba científicas, pero la historia con Drumlak y Bernard me había hecho abrir otro punto de vista, mas allá de lo que pudiera considerar real.

Me dí la vuelta y me dirigí hacía los presentes en la sala ...

-Sino quisiéramos ayudaros ... no estaríamos aquí ... dije con un tono de voz dando a entender que mi presencia en su mundo no era de mi agrado.

-Y por primera vez ... debo darle la razón a mi compañero ... ¿porque no nos mato? ... pues es muy fácil ... esto es un juego para el ... lo dijo antes ... le gustan los juegos perversos y se divierte con ellos ... tiene su objetivo tan cerca y lo ve tan fácil ... que prefiere deleitarse en su camino.

Quería proponer ideas de como poder acabar con ellos, pero sentía que no me pertenecía a mi decirlas, eran la gente de este mundo quien debía tomar estas decisiones.

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09/06/2009, 22:06
Wolfgan Senescal de Ródennos

El senescal había guardado silencio mientras Sadicer primero, y su hija despues, habían tomado la palabra.
Con cada uno de los nombres que Majud pronunciaba, con cada una de las personas que era señalada por un título procedente de tiempos remotos, Wolfgang se encogía como si hubiese recibido un golpe. No por las designaciones en sí, sino porque con cada una de ellas se acercaba el momento en que la pregunta sería pronunciada...y Majud así lo hizo.

Con ojos ligeramente húmedos, el ahora hombre más poderoso de Ródennos, alzó la vista para fijarla en la muchacha que se encontraba arrodillada frente a él.
Abrió la boca para contestar y entonces distintas voces se elevaron, una tras otra, para preguntar y dar respuestas. Pero ninguna de ellas le serviría para eludir el momento que había llegado.
Sólo Dhan podía decir algo al respecto, pero dejarle hacerlo sería un acto cobarde. Sólo él tenía el derecho, y el deber, de desvelar el secreto.
Lo que no tenía claro era si sería capaz de soportarlo. Sólo podía intentarlo.

No tengo respuesta para el motivo por el que aún seguís vivos. - respondió - Pero estos caballeros, parecen estar bastante convencidos de lo que dicen, por lo que he de suponer que ya conocían a esos dos que han aparecido ante Ródennos y han acabado con las gentes de Rosslyn.
Por mi parte sólo conocía la existencia del llamado Drumlak, pero era un nombre que hubiese querido no volver a escuchar en toda mi vida...por desgracia no he tenido suerte.

Fue entonces cuando volvió a bajar la mirada para dirigirla hacia Majud, inclinándose hacia delante y tomándola de los brazos para ayudarla, suave pero firmemente, a alzarse y que así sus ojos quedaran fijos el uno en el otro.
Has acertado en tu interpretación de la profecía... al menos en casi todo. - su voz era casi un susurro, pero podía escucharse perfectamente en el silencio reinante en la habitación - Únicamente has confundido la designación de dos personas, cuyo título has intercambiado. - dirigió una clara mirada hacia la posición del joven Dhan, el cual, tras su primera intervención había guardado silencio.

Hija mía...¿podía llamarla así todavía?...tú eres el vástago abandonado. -  aquella herida era mucho más horrible que cualquiera que pudiera inflingir una espada. Era como si le hubiesen atravesado el corazón con un hierro al rojo vivo...algo que hubiese preferido mil veces a tener que enfrentar el dolor en los ojos de Majud.
Pero ahora que había comenzado no podía, no debía, parar. No les diría todo de golpe, pues era mejor que ellos, con sus preguntas, extrajeran toda la información que pudieran.
Únicamente completaría aquellos vacíos que no fuesen resueltos por sus dudas.

Sin embargo, aún debía dar un golpe más. Uno que haría tambalear a todos y cada uno de los allí presentes.
Despues callaría para que sus palabras recalaran en la mente de cada uno y pudieran poner sus pensamientos en orden.
Sadicer me ha ayudado durante muchos años a salvaguardar esta profecía y los que en ella aparecen reflejados. - continuó, ahora para todos, pero sin separarse de Majud - Él renunció a una vida cómoda para salir a recorrer los caminos y así poder vigilaros sin levantar sospechas, pese a que alguno de vosotros no conociera su existencia. Vosotros sois los descendientes.

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09/06/2009, 22:47
Gerhardine Hallberg

Gerhardine frunció el ceño, no era indiferente al dolor que debía estar sufriendo esa joven, Majud como la habían llamado, pero la confirmación de Wolfgang respecto al papel de cada uno, exceptuando a aquellos dos que habían sido errados la hizo parpadear.

-Si ella no es la doncella escondida sino el vástago abandonado... entonces -miró a Dhan y en los ojos de Gerhardine estaba claro que había sorpresa-... ¿Entonces él es la doncella? ¿¡Dhan es mujer!?

Los ojos de Gerhardine permanecieron largos, larguísimos minutos sobre la figura de Dhan, observando sus rasgos, sus formas tan bien disimuladas bajo la ancha ropa masculina. Estaba sorprendida y pese a que no podía estar del todo segura de esa sospecha, no cabían más opciones, Majud había errado en dos personas, únicamente dos: ella y Dhan.

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09/06/2009, 22:44
Majud Dahatsy

Sintió la tibieza de las manos de su padre sobre sus brazos, siguió el camino que estas le marcaban hasta quedar justo donde él quería, mirándose en sus ojos. No entendía por qué aquello costaba tanto trabajo a Wolfgan, el momento en que las palabras empezaron a salir, le pareció sencillamente eterno. Pero luego, deseó que eso nunca hubiera sucedido, cuando él terminó de decir lo que tenía que decir, la joven mujer negó efusivamente con la cabeza, todo su mundo se había destruido en un instante, todo su mundo era una mentira.

Las cosas que venían a su mente eran tan desagradables y aparecían la una tras la otra como una especie de golpes internos que le robaban la respiración, intentaba no llorar pero era imposible; sus lágrimas tenían vida propia y habían empezado a caer de manera intempestiva, cayendo en sus labios, sintiendo lo salado y haciendo combinación con la amargura que tenía en la boca. Sintió que su estomágo tenía un vacío que la absorbía, como si fuera pronto a desaparecer. Sus piernas apenas la mantenían en pie y ella seguía negando con la cabeza.

-Me estás mintiendo...

Majud se olvidó de todos los presentes, en aquel momento sólo estaban allí Wolfgan y ella. Su mundo se derrumbaba y la única persona en la que podía resguardarse le abría los ojos y ayudaba a su mundo a venirse abajo, Majud no lo podía creer. Violentamente se quitó de los brazos las manos de su padre, su respiración iba en aumento, su corazón parecía detenido pues sentía dolor justo debajo de las costillas y dio un paso atrás, sin dejar de negar con la cabeza, luego puso las manos sobre sus rodillas, cada vez era más dificultoso conseguir aire pero aún así no podía callar.

-¡Me estás mintiendo! ¡Soy sangre de tu sangre, sólo te tengo a ti! ¡Estás mintiendo para apartarme del peligro!

Majud buscó entonces con la mirada a Sadicer, su rostro estaba enrojecido y los ojos también, además de que las lágrimas no dejaban de caer. Se paró frente a él y como pudo, escupió las palabras. Sí, las escupió porque no podía decirse que salían de su boca de otra manera. Se sostuvo nuevamente del respaldar de la silla que sostenía a Zack mientras increpaba al viejo comerciante.

-¿Me están mintiendo, no es así? ¡Os lo suplico, Mercader Sadicer, di que me está mintiendo!

Entonces recordó a todos los presentes allí pero no quiso mirarlos, cada cual tenía sus propios problemas pero ahora el que le importaba era el suyo. Si toda la vida había vivido en una mentira, no le interesaba que el tal Drumlak acabase con su vida, después de todo ella no pertenecería a ningún lugar, ni a ninguna familia, pero primero quería estar segura.

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10/06/2009, 01:00
Zack Shermann

Cita :

Únicamente has confundido la designación de dos personas, cuyo título has intercambiado.

Un rayo de esperanza se abrió ante Zack con las palabras que llegaron desde la boca del Senscal. - Uff... ya decía yo que no podía ser... -

Cita :

Hija mía...tú eres el vástago abandonado. -

Desde luego no era lo que el herrero estaba esperando. Estas palabras dejaron aún más trastocado a Zack, aunque no estaba seguro si era por se la confirmación de lo que le tocaría asumir o por el descubrimiento que se le había hecho a Majud. El herrero quedó boquiabierto un buen rato, no sabía que hacer ni que pensar. ni siquiera podía seguir los movimiento de su amiga en su agónico deambular por la sala.

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10/06/2009, 01:45
Meredith Gailast

Aquello había sido demasiado para Meredith. La mujer había asistido a todas las palabras y todo aquel despliegue de información o de mentiras quedándose a un lado, en el sitio que le correspondía, donde quería estar. El toque de Majud no había hecho si no hacerle bajar la cabeza una vez más. Sólo faltaba que se pudiera de rodillas, quedando a merced de lo inevitable, pero no lo necesitaba. No hacía falta que doblara su cuerpo para que su mirada y su semblante estuvieran más cerca del suelo: ya estaban allí. No había mayor sumisión posible que haber perdido el instinto de supervivencia, y eso ya había sucedido. ¿Qué más daba?

Entonces, todo se descolocó. Lágrimas y acusaciones cruzadas llovieron en la sala inundándolos, ahogándolos, sin que Meredith supiera cómo ni cuándo había comenzado todo. Que ya estaban muertos, que eran marionetas, que un ser jugaba con ellos de forma perversa, que el linaje era más importante que otra cosa, que la vida era toda una mentira, que todo aquello había sido un sueño... Lo era. Meredith miró a Majud, que se desgarraba la voz exigiendo algo que jamás iba a llegar. Miró a Wolfgan, sólo un momento, recordando a Folson. No, jamás iba a llegar. Pero todo aquello no parecía más que un grito incoherente de un borracho de taberna, que alguien había considerado bonito y le había atribuido propiedades imposibles. No había forma anticipada de mirar al futuro: el futuro no existía. Piezas que encajaran en el juego, ellos podían encontrar tantas otras como quisieran. Ellos no eran únicos. Nada alí tenía sentido.

- Seguimos vivos porque no tenemos nada que ver en esto - susurró Meredith, de forma tal que quienes estaban a su alrededor pudieron escucharla; y el silencio de la sala, sólo roto por la respiración de Majud y sus lágrimas, permitió que su voz suave llegara como un grito a los oídos de todos.

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10/06/2009, 09:09
Kane

Kane miraba con los ojos muy abiertos a todos los presentes. Es como si sus palabras y las palabras de Leonard no hubieran sido escuchada. Y lo que más le sorprendía es que las de Leonard, con la hábil lengua que tenía no fuese sido capaz de atraer hacia sí la atención de todos los allí presentes. Algo no iba bien. Se debatían en cosas que ahora poco importaban y estaban perdiendo un tiempo precioso, el mismo tiempo que estaba perdiendo él y Leonard, ya que estaba visto y coprobado que aquella gente no iba a resultar de gran ayuda para nada, sólo para hablar y discutir sobre cosas inútiles.

Por un momento acaricio la posibilidad de quedarse sentado y dejar que los acontecimientos llegasen cuando tubieran que llegar, como siempre había echo, pero todo aquello le estaba hirviendo la sangre, por primera vez no podía permanecer en la sombra, oculto tras las desiciones de los demás, tenía que tomar la delantera, acallar todas aquellas voces, decir que todo era una suprema gilipoyes, que lo importante es que no tenían a donde ir ni lo que hacer.

Miró a Leonard. Aquella tarea era de aquella vívora, pero al parecer estaba un poco abrumado, perdido o lo que fuera. Lo que estaba claro es que algo no iba bien en su cabeza. Agachó la propia y respiró hondo, si, tenía que hablar.

Todo lo que estais contando es una estupidez, por Dios, ¿no veis que hay algo allí afuera que se hace llamar Drumlak y que está destruyendo todo mientras vosotros estais discutiendo sobre un cuento, sobre los problemas de una herencia y si aquel niño es en verdad una mujer. ¡Venga no me jodais!

Estaba cabreado con toda aquella gente.

¡Joder! Que los que han muerto allí afuera eran vuestras familias, amigos y vecinos, no los míos, y preferís quedarse aquí, hablando de cosas sin importancia mientras el asesino, el que va a destruir todo a su paso está ahí afuera, haciendo lo que le viene en gana.

Se que no tenemos posibilidad contra él, que nos matará en cuanto quiera, pero yo por lo menos voy a intentar no dejarme manejar y si tengo que morir, moriré mirandole a los ojos y escupiéndole a la cara, si vosotros preferís quedaros aquí, vosotros mismos.

Se giró hacia Leonard.

¿Vamos?

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16/06/2009, 10:57
Leonard Roster

-Espera Kane ... dije poniéndole una mano encima del hombro ...

Me giré hacía el resto de los presentes fijando mi vista en el Senescal y le dije ...

-No tengo ni idea de que podemos hacer contra el ... y sinceramente ... no creo mucho en las profecías aunque si estamos todos aquí querrá decir que esto que ha sucedido se veía venir ... no se ... no conozco vuestro mundo y en el nuestro las profecías no están a la orden del día.

Volví mi mirada hacía Kane indicándole que el motivo por el que le había hecho esperar era el que seguidamente iba a exponer ...

-Debemos detenerles ... con o sin profecía ... y lo primero que debemos saber es porque necesitaban la espada que arrebataron anteriormente ... ¿es una llave? ... ¿que necesitan de la espada? ... solo así sabremos cual es su siguiente paso ...

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16/06/2009, 13:52
Dhan

Estoy atento a las caras y las palabras de todos los presentes, me resulta emocionante la situación, tanta gente diferente y todos unidos por una profecía... Y yo formo parte de ella... es incríble.

Me cabreo con Sadicer por su reprimenda, al cual le dedico una mueca con mi boca cuando no mira, pues sí considero un Honor ser parte de la misma, quizá ellos tienen otras posibilidades en la vida, tienen poder, tienen títulos, oficios, incluso dinero y riquezas, yo no tengo nada, y formar parte de algo tan grande es algo a lo que nunca podría aspirar por mí mismo, a pesar de soñar con convertirme en un héroe, eso es tan improbable como ser Rey... lo que no quiere decir que no lo intente.

Aún así, extrañamente, contengo mi lengua, parece que es mejor escuchar esta vez.

No dejan de sorprenderme las palabras de unos y otros, el saber que los dos hombres de aspecto extraño son extranjeros y escucharles hablar me hace sentir extraño, emocionado, feliz... son una gran fuente de curiosidad para mí, pero de nuevo mi lengua permanece en reposo y solo mis ojos trabajan extra de un lado a otro.

Cuando Majud habla, comprendo muchas cosas y aprendo algunos nombres de los presentes, otro mueca sale de mi boca cuando se equivoca al nombrarme, pero está de espaldas y no puede verme; me alegro después, pues al terminar deduzco quién es ella y mi corazón se encoje un poco pensando en lo duro que he sido hacía unas horas. La miro triste, ahora no la veo como una hija malcriada y caprichosa, me da pena y mantengo de nuevo mi silencio por respeto a ella.

Cuando pregunta a su padre, mi tristeza aumenta, yo perdí muy joven a los míos, pero les tuve, me cuidaron y me quisieron toda su vida y ese amor es mi mejor recuerdo de ellos, cuando el Senescal descubre mi secreto me enojo, apenas ha durado una horas...
Pero mi corazón está más pendiente de la pobre chica que de mí misma... Pobre Majud, qué mal momento para descubrirlo, para sufrir esas palabras tan duras...

Sin embargo, enarco una ceja cuando el Senescal termina diciendo: "Vosotros sois los descendientes" ¿vosotros? ¿quienes? ¿Majud y quién más?

Ella rompe a llorar, no puedo evitar empatizar con la joven a la que antes fastidié bastante y traté tan mal, mis ojos llorosos se ponen a su favor, de nuevo mi lengua permanece oculta, esta vez tras sollozos de una Majud rota.

Mi alma exultante hace unas horas y mi espíritu lleno de libertad y esperanza, quedan acallados cuando mi corazón se conmueve con la muchacha, a la que es imposible ahora acercarme a consolar, ni la persona adecuada ni el momento oportuno. Pero sin duda mi mirada cae triste y mi entusiasmo se reduce con cada lágrima que limpia mi fino rostro y muestra un cutis pálido y femenino.

Notas de juego

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22/06/2009, 09:37
Sadicer

El mercader no pudo contener un triste suspiro mientras agitaba levemente su cabeza en sentido de negación. Había bajado, momentáneamente, la mirada para no tener que mirar directamente unos ojos que mostraban una tristeza tal que llegaba a doler.
Pero sabía que no podía mentirle. Ahora ya no. Las cartas se habían comenzado a descubrir y no era momento para continuar con secretismos. Cada cual tendría que soportar su dolor de la mejor forma posible.

No te miente, Majud. - respondió alzando bruscamente la mirada. Sus ojos se fijaron durante un segundo en los de la joven, para despues pasar a la personificación de la derrota. La tez de Wolfgang había adquirido un tono tan pálido que le hizo temer que la herida recibida fuese más grave de lo que en un primer momento habían pensado. Pero no se trataba de la herida...al menos no de la recibida por el filo de una espada, sino de otra mucho más antigua y profunda, que le había desangrado durante años - Intentaré explicarte... - se giró hacia los demás - ...intentaré explicaros a todos lo que he llegado a averiguar durante mis años de vagabundeos por estas tierras.

Silenció sus labios durante casi un minuto. En otra situación podía haber sido para que sus palabras adquirieran cierto aire de teatralidad, pero no era esa la intención del mercader. Simplemente intentaba ordenar sus ideas y elegir el mejor punto por donde comenzar a hablar.
Sabía que sus palabras sonarían como los desvaríos de un loco y que serían rechazadas, al menos al principio, por la mayoría de los presentes.
En realidad necesitaría mucho tiempo para poder explicarse correctamente...por desgracia no disponía de ese tiempo. Cuanto más tardase en responder a las dudas, más posibilidades existían de que alguno de los presentes diera la espalda a la enorme tarea que tenían por delante.
Por lo tanto, tomó aire profundamente y comenzó a hablar.

Los Zeerath, de los cuales habréis oído hablar a través de viejas historias o cuentos, gobernaron estas tierras hace algunos siglos. Son seres con ciertas semejanzas a nosotros, pero las diferencias son tan abismales que, en comparación, podría decirse que son prácticamente dioses, como así fue durante mucho tiempo. - se sentía como en la frías noches que se reunía, alrededor de una hoguera, para contar historias de antaño. Ahora, sin embargo, no se trataba de entretener, sino de educar - Pero esa raza tiene una particularidad...no pueden reproducirse con gran frecuencia, de hecho, el número de mujeres Zeerath es tan reducido que su raza está apocada a la extinción. Sin embargo suplen esa deficiencia con una longevidad muy superior a la nuestra.
Debido a esto, su número fue decreciendo mientras que los humanos se extendían cada vez más.

Para ellos - continuó - no eramos más que unas criaturas a las que debían guiar y utilizar durante nuestra corta existencia...y surgieron los problemas.
La mayoría de los Zeerath no eran crueles y utilizaban sus habilidades para que los humanos siguieran la senda correcta, preparándolos para cuando ellos ya no estuvieran. Como un padre que enseña a su hijo, tomándole de la mano durante sus primeros pasos, para que el día que falte, este pueda continuar sin necesitar apoyo alguno.
Sin embargo, algunos no se tomaron muy bien esa situación. Consideraban que los hombres existían únicamente para servirles...y la guerra interna comenzó.
Fuimos utilizados como piezas de un juego sangriento, lanzados a una muerte segura guiados por las palabras engañosas de aquellos que se negaba a admitir que su tiempo había acabado.

Sus ojos se dirigieron hacia los tapices que decoraban la sala, donde se mostraban escenas de batallas en las cuales siempre había un Zeerath guiando los pasos de los hombres. - Muchos cayeron en aquellos tiempos, tanto de ellos como de nosotros. Finalmente, la lógica imperó y venció el bando más numeroso. Los Zeerath comprendieron que había llegado el momento de apartarse a un lado y dejarnos seguir nuestro camino, desapareciendo de nuestras vidas de una forma tan rápida que prácticamente, en cuestión de unos años, habían pasado a ser meras sombras de lo que fueron. Se convirtieron en sueños.
Sin embargo, su huella había quedado profundamente impregnada en nosotros. Cuando desaparecieron era tal el odio que habían llegado a sembrar en los hombres que se prohibió adorarles, tal y como había ocurrido hasta ese momento.
Por supuesto, tal y como he dicho antes, la mayoría de los Zeerath nos trataron con corrección, por lo que muchos, pese a la prohibición, decidieron seguir emtiendo hacia ellos sus ruegos.
Tened en cuenta que, pese a todo lo ocurrido, eran nuestros primeros pasos. De repente habíamos dejado de tener la guía de alguien que velara por nosotros. Ninguna mano firme nos sostenía y eso generaba dudas.

Sabía que era difícil hacerse comprender. ¿Cómo explicarles que pudiera convivir la necesidad con la adversión? Los hombres habían perdido algo importante en aquellos tiempos. Había recaído sobre ellos la responsabilidad de sus propios actos y, aunque también habían ganado su individualidad, les costaba hacerse a la idea de que el camino lo tendrían que recorrer en la más completa soledad.
Suspiró antes de retomar su monólogo.

De eso hace ya muchos años y aprendimos a vivir sin ellos. Sin embargo no desaparecieron del todo, o al menos no lo hicieron para todos los hombres. - hasta ahora había sido casi una lección de historia, pero se acercaba el momento de explicarles su papel en el futuro cercano...sería complicado, muy complicado - Tal y como os he dicho, los Zeerath tenían habilidades que para nosotros los convertían prácticamente en dioses. Entre dichas habilidades podían ver el futuro y así supieron que, pese a todo lo ocurrido, su lucha interna no había acabado por completo. Eligieron a unos cuantos hombres y les otorgaron el papel de Guardianes de la Profecía, teniendo la responsabilidad de que esta no se diera a conocer hasta el momento adecuado, pero también de evitar que esta se perdiera en la oscuridad de tiempos remotos.
Les explicaron que, aunque podían ver el futuro, dos líneas de tiempo diferentes se habían presentado ante ellos. ¿Cómo podría explicarlo? Era una misma profecía pero con dos finales completamente diferentes. No existían diferencias entre ellas hasta el momento en que se hablaba de los Elegidos, pero en una de ellas hablaba de salvación, mientras que en la otra, ellos serían la herramienta para hacer resurgir una época de sangre y fuego.

Y aquí es donde entráis vosotros. - ahí estaba. Tantos años guardando el secreto y por fin había llegado el momento de revelar quienes eran. Les costaría asimilarlo y despues tendrían que decidir qué hacían.
Sadicer temía este momento, pero sabía que su papel era únicamente el de relatarles los sucesos. No podía guiarles y ellos deberían elegir qué camino tomar. - Otra de las funciones de los Guardianes de la Profecía era cuidar y vigilar a los Descendientes, cuando su tiempo llegase. Los Zeerath habían llegado a ver que los humanos serían la clave en la lucha que estaba por llegar, pero también habían visto que, tal y como somos, no tendrían posibilidad alguna. Era necesario que surgiera personas especiales, y sólo había una forma de hacerlo.
Todos vosotros
- su voz adquirió un tono relativamente frío. Intentaba alejarse de sus palabras para que estas no le afectaran mientras las pronunciaba. Sabía el rechazo que traerían consigo, pero ya era tarde para recular - portáis en vuestras venas sangre Zeerath. Eso es lo que os hace especiales y os da la oportunidad de hacer algo donde los demás fracasaríamos.

Aunque hablaba para todos, sus ojos se volvieron hacia Majud, la cual sería la que peor tomaría aquella revelación, puesto que aquel que había considerado siempre su padre, se encontraba presente - Nos hicimos cargo de los que pudimos, guiando vuestros pasos y protegiéndoos...pero no siempre salió bien.
Existen diversos Guardianes de la Profecía. Yo soy uno de ellos, como también lo es Wolfgang.
- ahora fue dejando que sus ojos se fijaran en aquellos que habían sido nombrados por la profecía - Tu padre, Gerhardine. - de la mujer sus ojos pasaron a Dhan - Jhornnal, tu anciano maestro. - le tocaba el turno al joven herrero - El anciano herrero. - mirada a Meredith - ¿Recuerdas el médico que guió tus primeros pasos?

Pudo comprobar que sus palabras no caían en saco roto. Cada cual mostró, de diversas formas, el impacto que le causaba lo que decía. Pero aún no había terminado de hablar. - Por supuesto no podíamos interferir demasiado, sólo guiaros levemente. Es vuestra la decisión de lo que hagáis a partir de ahora, pues no serviría de nada obligaros.
Ese Drumlak, posiblemente, sepa de vuestra existencia y crea, quizá con razón, que os necesita vivos para cumplir la profecía. No olvidéis lo que os he dicho antes de las dos versiones existentes. Nadie puede saber cual de las dos es la verdadera...puede que ambas lo sean y todo dependa de vuestras decisiones, eso es algo que los Zeerath no consiguieron ver.

En ese momento se volvió hacia Leonard, al cual había escuchado pero había evitado responder hasta aquel momento. Le había llegado el turno - Esa espada, como bien has comprendido, no es simplemente un arma. Ciertamente es una llave que le permitirá acceder al lugar donde el resto de los suyos fueron exiliados. Él consiguió huir no se sabe muy bien como, pero si consigue abrir esa puerta, dejará en libertad a unos cuantos Zeerath cuyo odio hacia nosotros no habrá hecho otra cosa que acrecentarse durante el tiempo que han estado recluídos. Sería el fin de todo cuanto conocemos.

Tan sólo le quedaba una cosa por decir antes de hacer frente a todas las preguntas que surgieran de ellos. Sabía que quedaban cosas sin explicar, pero también sabía que no podría extenderse mucho más antes de que le interrumpieran - Los Zeerath se apartaron de nosotros, pero viven ocultos en un valle recóndito de las Montañas de la Serenidad. En ese valle, llamado Valle del Olvido, se encuentra la entrada a una red de túneles que llevan hasta la puerta que les cierra el paso a los Zeerath renegados. Esa puerta no debe ser abierta.
Y si decidís ir, tendréis que enfrentaros a diversos peligros que recorren esos túneles. No recibiréis ayuda de los Zeerath, pues es vuestra tarea y vuestro destino. Estaréis solos.

Notas de juego

Uffff, vaya tocho, XDDDDDD

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24/06/2009, 22:43
Majud Dahatsy

Todas las cosas dichas por Sadicer parecían un puñal tras otro en el cuerpo blando y casi impávido de la blonda joven. Las lágrimas caían una tras otra sin que pudiera o quisiera ya detenerlas, la mirada que le dirigía a Sadicer era de dolor pero la que le dirigía al que creía su padre era aún más atroz. Y ahora no era nadie, podían decir lo que quisieran pero lo cierto es que no era nadie. No sabía si los demás lo estaban pasando tan mal como ella, no le importaba en realidad porque no se percataba de nada en ese momento más que de su mismo dolor. Tenía montones de preguntas en la cabeza pero lo que no sabía era si aquel era el momento. Se sintió fuera de todo plan, se sintió pérdida y sin embargo, antes de encarar a Wolfgang, hizo una pregunta a Sadicer.

-¿Así que somos hermanos, no?-una sonrisa irónica y un breve paseo por los ojos de Zack, hicieron parecer a Majud mucho más joven de lo que era.

Pero antes que el mercader pudiera responder, levantó una mano en señal de que aguardara y dio dos pasos largos hasta su padre. Lo miró, sentía deseos de abrazarlo, de que le dijera que todo aquello era una broma de mal gusto pero sabía que eso no sucedería, la habían llevado muy lejos para creer que eso podía ser así. Levantó la vista y dio un paso más, estaba pálido y seguramente le dolía la herida, iba a abrazarlo pero se detuvo antes de cernir sus brazos sobre sus hombros.

-¿Por qué? ¿Y esa mujer? ¿Tampoco era mi madre? ¿Por qué nunca me dijiste nada, pa...?-la voz se le quebró, ni siquiera tenía idea si debería seguir llamándolo de aquella manera.-¿Y ahora qué? ¿Debo sólo admitirlo todo y encarar ésta maldita situación?

Su pecho subía y bajaba, con el llanto contenido, tenía ganas de gritar, de golpear a algo, de arrebatar la vida que se le había arrebatado en dos segundos. Apretó los puños y le dio la espalda.

-Haced que os vean esa herida cuanto antes, mi señor...-se secó las lágrimas con furia, aunque estás seguían cayendo.-Bien, señores, señoritas, tenemos dos opciones: Nos hacemos cargo o dejamos que nuestro mundo caiga a manos de ese ser. Ya me dirán quién viene conmigo.

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25/06/2009, 01:12
Gerhardine Hallberg

La joven guerrera escuchaba las palabras del mercader y se daba cuenta que prácticamente todas y cada una de sus sospechas estaban resultando ser ciertas y, sin embargo, no dejaba de sorprenderse por las cosas que oía.

Ahora entendía muchas cosas, ahora entendía por qué su padre nunca se negó a que aprendiera a usar las armas, por qué, pese a educarla como una dama nunca le prohibió, como sí habían hecho otros padres a sus hijas, aprender el arte de la guerra, un arte reservado sólo a los hombres.

-Por mis venas corre la sangre de los Zeerath -se miró las manos y las empuñó- y será con éstas manos que que vengaré la muerte de los míos, será con éstas manos que empuñaré la espada que haga correr la sangre de los Zeerath...

Gerhardine parpadeó y posó su mirada en Arnvald. ¿Acaso eso significaba que debía separarse de él y los demás? ¿Separarse de ellos, los hombres a los que confiaba su vida a ojos cerrados, con los que había estrechado vínculos a lo largo de esos años, de ellos que eran su familia? Aquello le oprimía el pecho, el mercader había dicho que tendrían que ir solos y la idea de tener que hacerlo sin sus compañeros no le agradaba.

Se decidió a preguntar.

-Bien, señores, señoritas -oyó que Majud decía antes que ella-, tenemos dos opciones: Nos hacemos cargo o dejamos que nuestro mundo caiga a manos de ese ser. Ya me dirán quién viene conmigo.

La miró un instante, la mirada de Gerhardine no era hostil, aunque bien pudo serlo, pero comprendía que esa joven tras enterarse de que su vida, de que aquellos a quienes creía su familia en realidad no lo eran, debía sentirse profundamente herida, dolida y engañada; nada más por eso no dijo las primeras palabras que se le vinieron a la mente y actuó como si no la hubiera escuchado, ignorándola.

-Quiero vengar a los míos, vengar la muerte de mi padre -dijo mirando a Wolfgan y Sadicer-, sea por destino o no iré tras los culpables, pero se ha nombrado una profecía y usted dice que estaremos solos, que no habrá poder, divino o no, que nos ayude... ¿Pero podremos contar con la ayuda de nuestros amigos si éstos quieren dárnosla? -en realidad lo que quería decir era que, si ellos así lo decidían, sus dos caballeros amigos podrían unírseles-... Además precisamos -hablaba en plural de modo inconsciente- de un mapa o algo que nos señale el camino, no exacto, que me imagino es casi imposible, pero sí que al menos nos señale la dirección.

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28/06/2009, 10:50
Dhan

Escuchaba Dhan las palabras de Sadicer como si fuera el mismo Rey quien las relataba, su admiración por él y su excitación por sus palabras aumentaban por segundos... No solo era una historia impresionante y abrumadora, sino que él mismo formaba parte de ella, él mismo había sido elegido para formar parte de ella, se sentía honrado, feliz, inmensamente orgulloso, como nunca antes se había sentido.

Sadicer continuaba hablando: Los Zeerath habían llegado a ver que los humanos serían la clave en la lucha que estaba por llegar, pero también habían visto que, tal y como somos, no tendrían posibilidad alguna. Era necesario que surgiera personas especiales, y sólo había una forma de hacerlo. Todos vosotros portáis en vuestras venas sangre Zeerath. Eso es lo que os hace especiales y os da la oportunidad de hacer algo donde los demás fracasaríamos.

Estas palabras hicieron a Dhan reaccionar de forma tajante:

PORTÁIS SANGRE ZEERATH
PORTÁIS SANGRE ZEERATH
PORTÁIS SANGRE ZEERATH

Su cabeza comenzó a dar vueltas, tantas que creyó incluso que caería al suelo sin poder remediarlo, a pesar de estar sentado en una silla fuerte y consistente, a pesar de estar con las manos apoyadas en una gran mesa. Su corazón galopaba tan rápido que pensaba que explotaría sin control, su respiración por el contrario, se cortó de repente, haciendo que su pecho sintiera una fuerte opresión y su mareo aumentara al sentir la falta de aire.

Apenas escuchaba ni veía a nadie, sus palabras retomaban un fulgor y una potencia que no podía sino escucharlas una y otra vez, retumbando en su cabeza... ni siquiera podía escuchar sus propios pensamientos al respecto.

PORTÁIS SANGRE ZEERATH
PORTÁIS SANGRE ZEERATH
PORTÁIS SANGRE ZEERATH

Sadicer, sin embargo, si consiguió hacerse escuchar entre semejante estruendo: Jhornnal, tu anciano maestro.

Dhan sufrió otro duro golpe, ¿su Maestro? ¿su querido Maestro? esta vez también el corazón se paró subitamente, para dejar que solo su mente y sus ojos azules abiertos de par en par quedaran activos y disponibles, atentos a cualquier otra novedad. Miraba a Sadicer incrédulo, con una mezcla de adoración y agradecimiento, sus pensamientos volaron junto con su emoción y euforia. ¿Mi Maestro era un Guardián de la Profecía? ¿Él conocía mis orígenes? ¿Él conocía mi Destino?

Una sonrisa de felicidad infinita y casi podría decirse que de locura, se formó en los finos labios de Dhan, su corazón volvió a la vida y su respiración comenzó a llenar con un torrente de oxígeno cada célula de su cuerpo. Los sentimientos que su sonrisa formaron, fueron llevados de golpe por su sangre ahora bombeada con fuerza a cada recodo de su ser, su alma se llenó de energía, de luz... Dhanna era ahora una radiante estrella llena de vida y de ilusión.

- ¡¡¡¡¡¡¡¡SIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!!!!!!!!!!! gritó eufórica sin poder contenerse más. Yo iré, iré, por supuesto que iré, esta es la aventura más increíble de mi vida, será impresionante, lucharemos juntos y venceremos al temible Drumlak y a cualquier otro que se cruce en nuestro camino. apenas paró para coger aliento y salivar de nuevo. Sadicer amigo mío, GRACIAS, gracias por contar conmigo, por contar la historia, por... ¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAHHHHHH!!!!!!!!! Sin que nadie lo esperara Dhanna saltó por encima de la mesa, gracias a la adrenalina que ahora era lo único que corría por sus venas y se abrazó al comerciante, en un gesto nada masculino y nada maduro, que seguramente traería el reproche de todos los presentes, incluido el propio Sadicer, pero que a Dhanna salió de tan profundo que fue imposible de contener, las lágrimas corrían por sus mejillas, era la primera vez que se enorgullecía de ser una jovencita y de formar parte de algo tan increíble como lo que allí se estaba descubriendo.

Toda su vida había sido una don nadie, al quedar huérfana nadie quiso cuidarla si no sacaban provecho de ello. Pretendieron casarla con un noble, pero su comportamiento en la presentación fue tan poco femenino y tan brusco, que la despreciaron a ella y a su familia. Desde entonces su vida unicamente fue trabajar en el campo y obedecer las órdenes de su tio y su tia, quien nunca le perdonó aquella traición. Aquellos a los que llamaba familia, la retiraron a un lado dada su tendencia a los problemas y las insubordinaciones, pero conoció a Jhornnal, el único que cuidó realmente de ella, no como una jornalera más, y además de recuperar a un padre, dejó de ser una muchacha encerrada y olvidada. Él le enseñó no solo el arte de la lucha y la escritura, sino también que ella merecía ser dueña de su propia vida, de su futuro, de su Destino, ahora comprendía todas aquellas charlas mirando las estrellas, mientras su tío pensaba que dormía en el sucio y húmedo granero.

Ahora Dhanna era alguien, era importante, no era simplemente una doncella humilde y sin familia, era parte de una profecía, y no solo eso, tenía derecho a elegir. Podía elegir continuar o alejarse, ayudar o mirar, estaba claro que su Maestro la había enseñado bien, no huiría de una lucha así, de una aventura así, aunque perdiera la vida en el intento, merecía la pena. Ella iría, sin duda alguna, lucharía contra lo que hiciera falta, aprendería lo que tuviera que aprender... conocía bien sus límites, sabía que era joven e inexperta, pero como su Maestro siempre decía, su ilusión, sus ganas y su fuerza por vivir, compensaban cualquier falta de experiencia en la batalla. Cualquier misión que llevara a cabo, la emprendería con tal fuerza y esperanza, que nada ni nadie podría lograr que cambiara de parecer, podría perderse por el camino, no llegar a buen puerto o incluso morir a manos de un guerrero mejor que ella, pero nunca, jamás, conseguirían disuadirla de no ir a por su Destino.

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29/06/2009, 11:03
Wolfgan Senescal de Ródennos

Wolfgang, al igual que algunos de los presentes, había permanecido en silencio mientras Sadicer intentaba explicarles los hechos que les habían llevado a la situación actual.
No era una explicación sencilla ni fácil de aceptar, pero el tiempo de los secretos había pasado. Las mentiras ya no podrían frenar el desarrollo de los acontecimientos y todos tenían derecho a saber acerca de sus orígenes.

Entonces escuchó la voz de Majud, alzando la mirada para dirigirla hacia su hija. Era tal el dolor y el rencor, que se vertía desde sus labios, que el senescal retrocedió un paso como si hubiese sido objeto de un tremendo impacto.
Sin embargo, había conclusiones que no eran acertadas por parte de Majud - No sois hermanos. - respondió - Todos compartís sangre Zeerath en vuestras venas, pero no proceden del mismo individuo. No has llegado a comprenderlo todo exáctamente...tu madre era Zeerath. Por eso marchó hace años. Había cumplido su labor y debía apartarse para no interferir en los acontecimientos futuros.

Recordó aquella noche, años atrás, cuando suplicó por no quedarse solo. Siempre había sabido que aquello ocurriría tarde o temprano, pero se negaba a aceptarlo.
Sin embargo, cuando la vió partir para reunirse con los suyos, un pedazo de él mismo partió con ella. La vió volver la vista atras durante un segundo, y había lágrimas surcando sus mejillas.
El destino había golpeado nuevamente, tal y como lo estaba haciendo en este momento. Primero la mujer a la que amaba, pese a no ser una humana...y ahora Majud. Aquello le estaba destrozando.
La tarea que le había sido encomendada desde antaño no le había reportado más que despedidas. ¿Cuántas más podría soportar? Se encontraba al límite.
Deseaba cerrar los ojos y que, cuando los abriera, nada de esto hubiese sucedido. Mantenerse en la ignorancia como la mayoría de los mortales y disfrutar de una vida normal.
Por desgracia eso era imposible.

Majud. - el tono de su voz era bajo y cargado de culpa - Se te mintió para no tener que explicarte los verdaderos motivos de la marcha de tu madre. Era necesario. - ¿de verdad había sido necesario? Él era un guardián de la profecía y había tenido en sus manos el poder de hacer lo que quisiera, aunque eso significase que todo cuanto conocía desapareciera.
Pero ya estaba bien de centrarse en sí mismo. Todos los allí presentes se acababan de enfrentar a algo que les impactaba de lleno en sus vidas. No podía centrarse, por más que le pesara, únicamente en Majud.

Miró detenidamente al resto de los presentes. A aquellos que se encontraban junto a los descendientes pero que no se habían visto tocados por el dedo del destino...al menos no de forma tan directa como los elegidos.
Sus ojos se posaron sobre el guerrero que acompañaba a Gerhardine. Él era un claro ejemplo. Su presencia allí se debía únicamente por lealtad hacia ella...¿y algo más?
Pensó que había visto algo más en sus ojos, pero no podía asegurarlo al no conocerle en profundidad. Lo que sí vió fue su determinación. No habría nada que lo separase de ella.

El que quiera podrá acompañaros. - respondió dirigiéndose hacia la superviviente de Rosslyn - Aunque debéis saber que quien lo haga correrá aún más peligro que vosotros mismos, pues su sangre no porta el mismo poder que los demás. Existen grandes posibilidades de que el camino sea únicamente de ida. - esas posibilidades eran, realmente, para todos. Pero aquellos que se adentraran en terreno Zeerath sin tener la más mínima semejanza con ellos, corrían más riesgo - De hecho, Sadicer irá con vosotros para guiaros. En principio sólo hasta el Valle del Olvido, pero será decisión suya la de adentrarse en los túneles con vosotros o no. Su misión acaba allí.

En ese momento un grito de júbilo retumbó en la sala de piedra, levantando ecos a su alrededor y arrancando una sonrisa involuntaria de Wolfgang.
La joven Dhan había reaccionado de una forma completamente diferente a los demás, y ahora le estaba haciendo pasar un mal rato a Sadicer, el cual no sabía si abrazarla o apartarla de sí.
Las miradas del comerciante y el senescal se cruzaron, con una mezcla de diversión y pena, pues sabían que quizá, dentro de poco, esa vitalidad, que ahora se mostraba tan abiertamente, sucumbiría en la oscuridad.
Los brazos de Sadicer, finalmente, devolvieron el abrazo. No tenía sentido que ellos fueran los encargados de destruir esa alegría.

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29/06/2009, 17:28
Kane

Todo aquello que se estaba diciendo le seguía pareciendo una soberana gilipoyes. En serio. Le importaba una mierda todo aquello, pero sin saber muy bien porqué, se mantenía allí, de pie, cerca del veneno de Leonard, que una vez más lo había convencido para que hiciera lo que él quisiera. Aquel Leonard tenía el don de la palabra, el veneno en sus frases. Y a Kane, no le solía hacer falta mucho para convencerlo, su escasa personalidad le hacía mella en esos aspectos.

Por eso seguía esperando y decidió más por costumbre que por otra cosa, mantenerse callado. Pero había algo en lo que estaban hablando que le llamó poderosamente la atención. Si. Aquellos tíos decían que los allí presentes, o varios de ellos, aún no se estaba enterando muy bien, tenían sangre Zeerath por sus venas. Y una duda se planteó instantáneamente en su cabeza. Sangre Zeerath. ¿Eso quería decir que aquellos tío podrían resultar peligrosos? ¿Eso quería decir que lo que él tenía en la sangre podría ser casi lo mismo que ellos? No, sus poderes habían sido impuestos sin opción a decidir, no tenía nada que ver con su sangre, pero... ¿y si fuera lo mismo? no sonaba lógico, pero...

La duda comenzó a rodar por su cabeza mientras vió a la tortillera Dhan dar saltos de alegría y abrazarse a aquel hombre que decía ser un mercader, pero que parecía saber más de la historia que el propio rey. Se agachó un poco hacia Leonard y habló en voz baja.

¿Tú crees que ellos son como nosotros? No veo ningún tatuaje... desvió la mirada hacia Dahn ¿Crees conveniente que le parta las piernas a la saltinpanquis esa? Así sabremos si nos podemos causar daño mútuamente.

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29/06/2009, 18:38
Leonard Roster

Una profecía ... suspiré una vez hube escuchado toda la historia que se nos había planteado y que no parecía nada mas que un cuento de niños pequeños pero hecho realidad ... pero mas que para niños pequeños parecía una historia de miedo.

Me quedé impasible escuchando al tal Sadicer escuchando la historia hasta que sus ojos se postraron en los míos y me respondió a la pregunta formulada anteriormente, y la respuesta que me dio era justamente lo que yo esperaba.

Justo en el momento que otra idea me venía a la cabeza, Kane se acercó hacía mi y me susurró unas palabras, unas palabras que hicieron que me abstrajera levemente.

Tiene razón ... pensé pero sin llegar a decirlo ... aunque me quedé mirando a Kane, y en mi mirada se reflejó que algo de lo que había dicho Kane era cierto ... o mas que cierto ... posible ...

Bernard ... nosotros somo sangre de su sangre ... Kane ... Janika ... Muti ... Nadine ... los que habían quedado en el camino ... y yo mismo ... todos sangre de su sangre ... que curiosa similitud con los aquí presentes ... sangre de los Zeerath ... ¿y si?

Me acerqué al oído de Kane y le susurré levemente ... para que tan solo lo pudiera oír el ...