Partida Rol por web

Yo también estoy debilitado en la pierna por el corte provocado por una de esas criaturas.

Arther maldice para si mismo por haberse dejado golpear.

Que es exactamente lo que nos pasa?. Es algún tipo de veneno?.

- Sí, lo es -dice el elfo apretando los dientes-. Es un poderoso veneno pero creo que puedo contenerlo aunque curar los destrozos que os haya podido causar... eso tardará días. Uno si me permitís atenderos durante toda la noche, varios si nos ponemos en movimiento.

Con paciencia Kramoris repite el proceso con Drainee y Arther. Con tristeza prepara el antídoto para la elfa a quien atendió en medio del combate y se culpa por no haber visto los síntomas del veneno entonces, quizás podría haber evitado que se extendiese tanto. Baja los ojos para no perder su dignidad ante ella y aplica una cataplasma, haciendo que un picor molesto comience afectarle a medida que va surtiendo efecto.

- Soys demasiado amable, Drainee...

Luego repite el proceso con el hombre embozado a quien mira con curiosidad.

- ¿Qué es lo que hay más allá de la puerta, Arther?

Al pasar la puerta me encontré en un pasillo que discurría a ambos lados. No vi ningún mecanismo que pudiera ser el causante del ataque ni nada que pudiese controlar las criaturas o las nubes de las que salen. Sin embargo,nada mas entrar, sentí una magia que invadió mi mente y me dio el conocimiento de conjurar una guarda mágica delante de mi. Y esa es la razón por la que requería la comprensión arcana de un mago o practicante de magia.

No puedo evitar poner atención a las palabras de Falcon. Hablando del control del ki y de la energia de esta misma. La verdad es que había abandonado el monasterio antes de poder aprender y controlar aquella energia y me resultaba peculiar que un tipo como aquel guerrero pudiera ser apto en manipularla.

Me mantengo de pie esperando a que el grupo continue su avance en silencio observando la situación y como kramoris se encarga de la curación de aquel extraño veneno.

El Orco se siente medio decepcionado porque la batalla no fue tan buena pero quizas dentro de LA TORRE sea todo mucho mejor. Escucha un poco los comentarios, hablan sobre energias Ki y cosas raras que hasta ahora nunca escucho aunque eso de usar un poco de poderes no le vendria mal nunca.

Sea como sea, se siente muy conforme con su cuerpo, con su cadena y solo quiere entrar "Poder Ki? nunca saberlo antes! Yo, Urkk, Muy feliz con mis cadenas y fuerza mucha! Vamos a La Torre, aca aburrido! para ustedes quizas peligro..." dice avanzando hacia delante y golpea el porton para entrar aquella Torre, estando ya con gran parte de su cuerpo adentrado en aquella inmensa edificación.

Te lo agradezco enormemente, Kramoris, estoy en deuda contigo dije inclinando levemente la cabeza.

No tenemos toda la noche para que nos trates, así que estas heridas tendrán que curarse con el tiempo. Cuando todos esteis listos, entraremos

- Yo estoy siempre listo -dice Falcon con el epsadon apoyado en el hombro- Veamos como huele esta torre por dentro.

Observo con curiosidad como mis compañeros se vendan las heridas, y el singular chaman intenta controlar el veneno que al parecer afecta a alguno de sus valientes camaradas. De pronto se pone a contar en silencio a todos los alli reunidos.

-¡¡Fiuuuu!! - silba - Somos 12, parecemos un pequeño ejercito - me dirijo hacia la puerta con una sonrisa en el rostro.

-Cuando acabemos con esta torre los bardos cantaran nuestras proezas, nos llamaran la compañia numerosa, ummm.... no creo que no queda muy heroico, quiza mejor el ejercito aventurero, aunque no me termina de gustar, nunca he sido bueno con los nombres, una vez tuve un conejo de mascota y lo llame Lagartija, me parecio un buen nombre, pero quiza no era el mejor para un conejo. Creo que al final acabo en el estofado de mama, debi llamarlo Sabroso, pues la verdad es que tenia muy buen sabor.

Me paro en el umbral de la puerta y me giro hacia los que estan fuera.

-Vaya, no soy nada educado, tio Gamble me habria dado un buen coscorron - doy un paso atras y hago una gentil y sobreactuada reverencia dirigiendome a Drainee - Las damas primero - digo sin borrar mi sonrisa traviesa de mi rostro,

El elfo mide con ojos entrecerrados a Seifer y agradece que su cara pintada no revele sus inquietudes con respecto al veneno. Puede que haya logrado detener el que se extendiese por sus cuerpos, pero sus efectos permanecerán hasta que se recuperen de manera natural, y eso llevará tiempo.

- Sea como desees, Seifer, pero acepta un último gesto por mi parte antes de adentrarte en la torre.

Cogiendo aquella rama retorcida y bulsosa, con primitivas tallas y mango de cuero sin curtir que él llama varita, Kramoris conjura su poder sanador sobre el joven. Tras esto mira al resto de sus compañeros y esboza una sonrisa. Dimple tiene razón, son muchos y bien pertrechados, los habrá más fuertes y más débiles, más listos y más tontos, más valientes y más cobardes... pero parecen empezar a llevarse bien. Seguro que quienquiera que pusiese la torre allí no contaba con ese imprevisto.

- Ya habéis oído a Arther, hay un gran poder más allá de esas puertas. Si alguien entiende de magia necesitaré de su ayuda para mantenernos todos a salvo.

Un hombre parece desde detrás de unas rocas, mientras se gira no puede evitar escuchar las ultimas frases.

Entonces quizás yo os pueda ayudar, quizás mis poderes puedan ayudar a proteger alguna vida.
Aparte eso haría el numero 13, que no esta nada mal.

Deja unos segundos

Perdonar mis modales, soy Kaalim Shguith, atraído por esta torre posiblemente como vosotros.

Aramil observa al extraño y luego sonrie.

-Pues bueno, uno mas siempre es bienvenido-dijo sin despegar los ojos de su nuevo compañero.

Muchas gracias, Kramoris, me siento mejor dije cuando el elfo me curó.

Se que los efectos del veneno pueden ser grandes y numerosos, y posiblemente este no se haya ido... Pero no puedo esperar para destruir el mal que habita en la torre. Hay mucho en juego, mi vida no tan importante 

Mirando cómo todos estaban preparados, y como iban apareciendo nuevos luchadores, dije:

Aunque mi intención era entrar por la otra puerta, ya que estamos aquí, entraré por esta. Entremos, pues, no hagamos más demora a la batalla

Y me encaminé hacia esa gran puerta que no presagiaba nada nuevo.

Allí se encontraba, tan majestuosa, aparentando no estar provocando nada, pareciendo que llevaba allí años, tal vez década o incluso siglos. Pero vosotros sabíais que aquello no era real.

Esa torre negra, de piedras de tonalidades oscuras casi parecía estar constuida sobre bloques de ónice puro. Un bloque tras otro, uno tras otro, mirabais hacia arriba de la torre y las nubes que giraban en torno a ellas impedían ver el final de esta.

No sabíais si aquello tenía tres plantas o treinta, lo único que podíais ver era que la torre atraía la maldad a la zona, las nubes giraban en torno a ella, en remolinos concéntricos y de vez en cuando soltaban relámpagos, bolas de fuego o bloques de hielo que salían disparados hacia los alrededores.

Las criaturas de la zona habían huido, no quedaba por allí ningún ser vivo, salvo las plantas que no podían caminar o algún que otro druida que se estaba sacrificando por ayudar a los seres vivos que quedaban por allí.

Habíais recorrido cientos de millas para poder llegar hasta donde estáis y ahora lo habéis conseguido. La única esperanza que os abordaba era la de compartir con alguien más la aventura que ibais a emprender.

Destruir la torre del destino final.

Miro hacia un lado y veo a la mujer que ha llegado junto a mí hasta las mismas purtas de la torre.
-Es hora d afrontar el destino- dije- ¿preparada?
Espero su respuesta y apoyo una mano en el enorme portón de la torre para abrirla.

Tanto tiempo en los caminos y sin envargo nada podía preparme para la visión de semejante titán. Las rocas negras, las tormentas en la cúspide, la ausencia de toda criatura en sus cercanías... parecía salido de las más oscuras leyendas, a las que sería mejor no hacerles caso o bien solamente podríamos escapar temerosos de las maldades que albergaba la edificación. Pero debíamos entrar. Entrar y purgar este lugar antes de poder siquiera pensar en regresar, dado que mis votos no me permitían otra opción.

El único consuelo era mi acompañante, gracias al cual no me enfrentaría sola a los peligros de la torre, a pesar de que el peso de mi roja armadura me recordara una y mil veces que sería mejor no ir acompañada por nadie para evitar que el dios de la muerte viniera en su búsqueda.

- Si.

Le respondo desenfundando mi espada y asiendo mi escudo, los símbolos de mi deber y destino.

Os vais acercando a la torre cuando una extraña sensación os recorre el cuerpo, parece que aquella zona está llena de poder mágico, ya sea arcano o divino sentís en vuestro interior como si la magia os rodease.

Desde dónde estáis podéis observar un foso entorno a la torre, tan solo dos de las cuatro entradas tienen un puente levadizo que además está bajado.

Las puertas están situadas en los propios puntos cardinales, las únicas que tienen un puente levadizo son la del norte y el sur. Pero nada os impide ir nadando para alcanzar las puertas este u oeste. Nada os lo impide, o eso pensáis.

Esta es vuestra primera misión, lograr entrar en la torre. Una tarea que no parece nada complicada, pero algo en vuestro interior os dice que no va a ser tan fácil.

-No pienso cruzar esas aguas- digo conforme nos acercamos a la torre-. Va en serio, no pienso cruzarlas. Elige norte o sur, porque no pienso cruzarlas.
Me acomodo el escudo a la espalda y ajusto mi cinto y la vaina. Es mi gesto para cuando estoy nervioso.
-No me gustan esas aguas...

Siempre que se tenía de tu parte, la magia podía resultar una ayuda inestimable, pero en los momentos en que debías enfrentarte a ella todo resultaba mucho más complicado. Quizás esta extraña sensación fuera lo que acababa atrayendo a tantos problemas a éste lugar, o bien podría ser todo un gigantesco espejismo para ahogar a los posibles asaltantes en el foso, el cual podría esconder algo muy peligroso entre sus aguas.

- El foso es lo de menos, no creo que a nadie le guste éste lugar.

Le respondo mientras avanzo hacia la puerta sur, midiendo cada paso a la hora de cruzar el puente no vaya a ser que en verdad no exista y acabe precipantándome al foso.

Sigo a la Dama hacia la puerta sur. En realidad no me gusta est lugar.
-No sé si son las aguas o esta sensación de agobio mágico que emana la torre- digo-, pero desde luego no creo que atraiga nada bueno...

Lo que parecen dos estatuas negras de ónice con forma de gárgolas yacen en el suelo de la entrada del lugar. Parece que quien haya pasado por ahí se las ha tenido que ver con esos dos monstruos. Por suerte para vosotros dos ya os libraron de esas criaturas. Ahora el camino está despejado y entráis tranquilamente en la torre.