Partida Rol por web

Seifer seguía temeroso del combate al que se estaban enfrentando, su orgullo de caballero se veía dolido por estar en la retaguardia pero sabía perfectamente que muerto no serviría de nada a sus compañeros.

Afortunadamente esta vez las criaturas solo lograban encajar un golpe a Urkk y tras herirlo y éste intentar canalizar el poder del fuego de la torre sobre sus enemigos, bajó la guardia y se vió asediado por dos nuevos ataques más. El daño fue suficiente como para herirlo gravemente y dejarlo completamente inconsciente. Aunque ciertas quemaduras debidas al aura mágica de Mal hirieron a la criatura que había atacado al orco.

Con Urkk desangrándose y Seifer gravemente herido el resto seguían haciendo lo que podían contra esas criaturas, dos de los perros de Mal lograban morder a la criatura y herirla, mientras que él, Kaalim y la dama fracasaban. Instantes después los perros desaparecieron.

Por último Stanley recurrió a su magia para lograr asestar un duro golpe a la criatura y aunque no logró vencerla si que le hizo bastante daño.

-Oooooooooaaargggghhhhh- un grito en la nada se propago con ecos ensordecedores. La niebla lo cubría todo, pero en aquel momento la mente del Orco seguía cubierta por la ira. Los sonidos se hicieron agudos y repetitivos, como en las cuevas del lago Mata dûnia que solían visitar en epoca de caza.

Las figuras eran por un momento los felinos que había encontrado en aquella habitación y en el otro eran demonios de orejas puntiagudas que se escabullían en la niebla de aquel lugar.

Los bordes de la habitación se difuminaron, pero la ira incontenible de Urkk se incrementaba al tiempo que los escurridizos demonios, bestias y criaturas salían de la nada para asestarle golpes furtivos y esquivos. Sus cadenas bailaban al son de la muerte mientras intentaba asestar algún golpe.

No podía seguir quieto, tenía que volver al combate. Recordé mi cinturón. Llevé mi mano a él y tomé una de las bolas que allí estaban. Aplasté con fuerza, y rápidamente sentí una magia curativa que invadía mi cuerpo.

Me preparé de nuevo para la batalla

Kaalim no estaba teniendo mucha suerte que digamos. Volvió a lanzar otro de sus rayos pero volvió a fallar estrepitosamente.  Lo peor de todo es que se estaba quedando sin energías.

El piso volvía a cubrirse con los cuerpos de loa agonizantes a los que unicamente un milagro podía devolverles a la vida.

Por ellos me veía suplicando por la oportunidad de acabar rapidamente con estas terribles criaturas capaces de evitar el más certero golpe de nuestras armas.

No m permito ni respirar, doy un paso al frente y aviso a mis compañeros antes de lanzar mi aliento de fuego.
-¡Atrás muchachos!- les grito.
Y mientras hincho mis pulmones del aire que convertiré en llama, me concentro en cambiar el aura dracónica.

Mientras Seifer se recuperaba de sus heridas y Urkk se iba lentamente desangrando, Mal usaba sus aptitudes dracónicas para ayudar a sus compañeros, inmediatamente las heridas del orco comenzaron a cerrarse mientras que el resto se iban recuperando poco a poco. Pero no contento con eso, decide descarga su aliento con la esperanza de dañar a sus enemigos, así que dio un paso atrás y lo descargó sobre las criaturas que habían herido a Stanley y Urkk haciéndolas algo de daño, aunque no lo suficiente como para derrotarlas.

Stanley y Roselina continuaban luchando contra aquellos seres pero de poco sirvió y para colmo Mal se había interpuesto entre el enemigo de Kaalim y él con lo que recibió un rayo de fuego por su parte hiriéndolo y quemándolo en un costado.

El combate, aunque había tomado otra trayectoria gracias a la intervención de Carlsson no estaba resultando nada fácil y en cualquier momento podría llegar el fin para los aventureros. Esta vez, por suerte, las criaturas no lograron impactar a ninguno de ellos.

-Cuello de botella!!- grito señalando a la puerta-. Stanley, Seifer coged al orco, Kaalim detrás de mi. Hacia la puerta. Dama tú y yo los bloquearemos.
Y comienzo a andar hacia la puerta.

-Zzzzaaaaazzzz- el zumbido de la cadena movíendose a gran velocidad zonada amortiguado por la niebla que lo cubría todo. El baile macabro que el roco representaba con sus demonios se tornaba desesperante.

Uno de los demonios de orejas puntiagudas apareció justo detras de él y se abalanzo sobre su espalda. Urkk trataba de librarse de aquel demonio lanzando puñetazos contra sus costados, e intentando golpearle con la cadena que colgaba de su mano derecha en un movimiento de flagelación. Pero el maldito demonio escurridizo esquivaba todos lso golpes, de forma que el orco recibía las descargas de su propia cadena.

Risotadas agudas se colaban entre la niebla, que solo dejaba ver el destello de ojos rojos y malignos. El demonio hundió repetidas veces sus colmillos en las espalda del orco, haciendole caer de dolor. Entonces simplemente le dejo caer al suelo arrodillado y saltó de nuevo tras la niebla para acompañar a sus hermanos en los aullidos a modo de burla del orco.

Urkk resoplaba arrodillado, hundido por el dolor en su espalda, debilitado por la perdida de sangre. Lanzaba de forma torpe sus brazos con las cadenas hacia adelante en un futíl intento de lanzar un golpe, lo que hacía que las criaturas reanudaran sus aullidos. El orco estaba solo... y había sido derrotado. Quizo poder sacar de su interior el poder que la gran siepre le había otorgado. Por un momento quizo incluso que el terribel espíritu de la criatura le poseyera, para convertirse en una gran siepre de seis cabezas y poder enfrentarse a aquellos detestables demonios. Pero solo había silencio.

Kaalim, no lo duda: tras oir las palabras de Mal, se coloca detrás de él sin pensarlo si quiera.

Coincidiento con el grito para retroceder comienzo a sentir como la energía del lugar vuelve a concentrarse en mi interior, aullando por ser liberada conforme la sensación de que pronto podría alcanzar a una de esas terribles bestias como si los dioses hubieran decidido anclarla a éste mundo justo para recibir su sentencia.

Es por ello que biéndome como su brazo ejecutor, dejé fluir la terrible por mi mano hasta ella y comprobar como el dolor divino hacía mella en su carne.

En ese estado poco podía hacer por ayudar, lo sabía. Así que hice caso a Mal y fui a por Urkk, a arrastrarlo tras los demás

Todos decidís hacer caso de la estrategia de Mal y regresáis por donde habíais venido. Seifer toma el cuerpo de su compañero caído y os marcháis todos a la habitación contigua. Aquellas criaturas estaba resultando demasiado molestas e incluso peligrosas y por poco se cobraron la vida de uno de vosotros. 
Por suerte lograsteis huir del combate, pero la Dama Roselina decidió invocar la magia de la torre y canalizarla a través de su mano, cuando tocó con ella a una de aquellas bestias está cayó al suelo completamente inerte.

Aquel enemigo que había resultado tan difícil de abatir ahora había sido eliminado con tan solo un poco de suerte y un toque fatal, a pesar de ello Roselina decidió retroceder junto a sus compañeros.

Las dos criaturas que aún se mantenían en pie no les siguieron.

Al final habíamos acabado parapetados y expectantes por si las dos bestias decidían venir a por nosotros, detalle que parecían no querer realizar, aunque seguro que no se trataría por miedo a caer de igual forma que su hermana.

- Parecen estar custodiando el lugar.

Señalo la obviedad que nos permitía recobrar el aliento mientras continuaba pensando en alguna manera de pasar a través de ellas. Quizás tampoco puedan abandonar esa zona, lo que nos daría ventaja en caso de atacarlas a distancia, así que me decidí a preguntar.

- ¿Alguno lleváis un arco? Quizás no puedan dejar esa zona.

Un arco no, pero quizá tenga algo que ayude a atacar a esas bestias.... Me llevé la mano al cuello, al colgante que me había regalado mi hermana. Sabía cómo usarlo, me lo había explicado.

Adelante dije casi en un susurro. Ante nosotros, apareció un insecto, un escarabajo astado gigante, que hizo chascar sus pinzas como grito de guerra

Ve a por ellos ordené mientras el insecto se abalanzaba sobre la criatura más próxima e intentaba morderla

El escarabajo invocado por Seifer acaba de un solo golpe con una de las criaturas que tanto os había costado vencer. La otra criatura se abalanza contra él, pero en el momento justo antes de darle trastabilla y no logra impactarle.

Aquella criatura había conseguido en un solo golpe mucho más de lo que habíais conseguido vosotros en varios asaltos.

Stanley se retiró de la pelea. El animal convocado había matado a una de las criaturas y parecía que el resto de compañeros no tendrían problemas en matar a la que quedaba.

El guerrero se quedó junto a Urkk, se encontraba muy débil debido a las heridas

Podías haber convocado ese escarabajo antes- dice Kaalim- viendo el resultado, esta siendo mas eficiente que todos nosotros juntos.