Partida Rol por web

Probemos con ella. Si no se abre, tenemos otras

Cuando Stanley abre aquella puerta una horda chillona que no para de retorcerse de ratas feroces emerge acercándose, los dientes brillan en sus bocas babeantes. Aquel lugar estaba lleno de comida ya podrida debido a las criaturas y no había ninguna puerta que condujera a ningún lugar.

Esas ratas parecía que llevaban allí demasiado tiempo, y todo lo que había a su alrededor estaba o roído o podrido. El olor era espeluznante.

Stanley dio un paso atrás en cuanto vio a aquellas asquerosas criaturas salir de allí.

Aghhh, mierda.- y se dispuso a usar su espada para acabar con ellas

Instintivamente me protejo de la marabunta que se nos echa encima, lanzando algún que otro espadazo para repeler a las más cercanas esperando conseguir dispersarlas.

Mierda solté mientras me echaba a un lado para evitar molestar a mis compañeros en el combate

Había demasiadas ratas y me parecía poco honroso matarlas con mi espada... Pero parecía que no había más opción, así que golpeé a diestro y siniestro para evitar que se acercaran

Sorprendentemente y ante la visión de aquellas tres plagas vuestros compañeros Mal, Urkk y Kaalim se asustaron tanto que fueron incapaces de reaccionar.

Tendríais que encargaros de ellas vosotros tres solos.

Las ratas en cuanto abristeis la puerta comenzaron a subirse por vuestras piernas a atacar vuestros cuerpos y a morderos por todas partes. La imagen era muy desagradable y las nauseas recorrían vuestro estómago, pero lograsteis sobre poneros y una a una ibais matando roedores, pero por desgracia no terminabais de eliminarlos a todos.

Stanley notaba los pequeños dientes mordiendo su carne. No dejaba de sacudirse ratas mientras usaba su espada para acabar con ellas

Ante la imagen de las ratas subiendo por mis piernas, me paralicé. Me estaban dando tanto asco que no llegué a atacarlas

Demasiadas, simplemente eran demasiadas como para esperar acabar con todas de un par de golpes, o por lo menos espantarlas, así que incapaz de hacer nada para mantenerlas a raya me vi obligada a retroceder como buenamente pude para por lo menos mantener la ultima comida dentro de mi estómago.

El Orco se encontraba aún conmocionado por su desfallecimiento anterior, venía arrastrándose apoyado en el hombro de Carlson un poco retrasados. Los enjambres les pillaron por sorpresa, para cuando el Orco echo mano de sus cadenas aquellas criaturas ya habían enzarzado a los compañeros que iban en vanguardia. 

-Bbrr... Broo ... Brroonnnkkk-

Urkk se sacudió del apoyo de Carlson y trastabilló un par de pasos en dirección a las criaturas. Esperaba estar lo suficientemente cerca para ayudar a sus compañeros y lanzó la cadena como un látigo hacia adelante. 

Seifer no pudo hacerse cargo de las ratas puesto que el asco que le dieron le hizo distraerse y no lo logró, pero rápidamente Urkk ocupó su lugar y acabó con las ratas que recorrían el cuerpo de su compañero. Lo mismo hicieron la Dama Roselina y Stanley, en un abrir y cerrar de ojos se habían deshecho de todos esos roedores apestosos. 

Desgraciadamente la habitación donde se las habían encontrado no tenía nada de interés y tampoco había una puerta por la que continuar, así que solo podrían probar a avanzar por la otra que había en la habitación.

El gran orco se irguió con dificultad, aunque trato de hacer lo posible por que no se le notara. Aún le flaqueaban un poco las fuerzas debido a la conmoción de unos minutos atras, pero en su sangre estaba grabado a fuego el nunca mostrar flaqueza. Se dirigió a la puerta que había delante y por un momento casi trastabilló.

-ora, orrraa... ¿ka? ¡Po ki? ¿na?-

Bien Urkk, si quieres ir por ahí, vayamos.- el guerrero siguió al gran orco

Asentí No tenemos ninguna pista, así que esa puerta me parece tan buena idea como otra cualquiera

- Dadme un segundo.

Solicito ayudándome de la espada como si de un bastón se tratara dado que, a pesar de que haber espantado a las ratas, aún sentía el estómago lo suficientemente estable como para enfrentar otra adversidad. Detalle que se me reflejaba en la pálido semblante que mostraba.

Avanzáis por la única puerta que os queda para dar lugar a un nuevo pasillo. Avanzáis por él y tras recorrerlo durante varios metros alcanzáis a ver unas escaleras ascendentes.

Un nuevo nivel, de eso no cabe duda, y hasta que ésta torre decida cambiar el cielo y el tierro a su antojo, parece que nuestro ascendeso a su cúspide continuará sin más sobresaltos.

Unas nuevas escaleras aparecían delante de ellos. Atrás dejaban peligrosos enemigo derrotados, aliados caídos y multitud de peligros. Delante nuevos desafíos, nuevos enemigos y un paso menos para llegar a a la parte alta de la torre.

Un escalofrío ante las nuevas expectativas recorrió la espalda del guerrero antes de disponerse a subir aquellas escaleras