Partida Rol por web

Me encojo de hombros.

En cualquier caso, ya dije lo que tenía que decirle.

-Dijiste lo que estabas convencido de que tenías que decirle, no lo que querías decirle.

Le dije que podría estar con ella, no ser suyo.

Me siento y le miro.

-¿Y estás seguro de que eso es lo que ella entendió?

Estoy seguro de que es lo que le dije.

Sonrío ténuemente.

No sé si puedo ser suyo. Sé que ella quiere que esté con ella... Pero...

Miro mis manos.

No deja de ser mi hermana. Puedo estar con ella, quién sabe si enamorarme... Pero no puedo prometer nada.

-Una cosa quiero dejarte clara, si no la quieres, no estés con ella, pero planteate si la quieres. ¿Querrías que estuviese contigo el resto de tu vida? ¿Querrías verla sonreír todas las mañanas? ¿Cuando estás con ella simplemente estás bien?

El problema radica en el tiempo.

Me encojo de hombros.

Ya le dije que la quería. Y claro que quiero verla feliz. Pero entre querer y amar hay una diferencia. Y eso es lo que le dije.

-No creo que haya tanta diferencia, la verdad. Y... mira - Digo decidiéndome - no sabemos lo que puede pasar mañana o pasado, si quieres estar con ella, está, pero si no quieres, ten el valor de asegurarte de ello.

Yo puse mis cartas sobre la mesa.

Le miro y me pongo en pie, estirándome.

-¿Quieres saber realmente si la quieres?

Pongo mis ojos en blanco. Me dá que hasta que no termine todo esto no va a detenerse, de modo que asiento con la cabeza, aunque realmente me sienta bien conforme estoy ahora.

-Si eres capaz de dejar la mente en blanco, túmbate boca arriba en la cama, deja la mente en blanco y hazte la pregunta de si la quieres, respóndete a ti mismo sí o no. Cuando te respondas, pondrás pegas, un "sí... pero", un "no... aunque"... los pero, los aunque y similares no valen, solo el primer sí o el primer no.

Me levanto de la cama.

-No voy a volver a insistirte más, solo espero que hagas lo correcto - digo andando hacia la puerta.

¿Y un no lo sé?

-Solo puedes responder sí o no.

Pues entonces no puedo responder más que eso. Sé que la quiero. Pero sé que no la amo. No necesito meditar para eso.

-Entonces espero que actues bien, hasta luego - Digo saliendo finalmente de la habitación.

Me tumbo bocarriba furioso.

Oh, dioses nórdicos... Maltditos Aesir*... ¿Por qué no bajáis a por mí de una maldita vez?

Murmuro malhumorado.