Partida Rol por web

Como sombras se deslizaron por los pasillos buscando su presa. A la mente de Vladko acudieron los relatos de espíritus de los muertos que acuden a llevarse las almas de los impíos, e imaginarse como fantasmas justicieros le hizo sonreír tras la máscara. Nada más lejos de la realidad: ni eran fantasmas ni impartían justicia. Sólo eran aceros a sueldo que arrancaban la vida de otro a cambio de unas monedas. Ni siquiera se habían preguntado si Kalmer era en realidad el instigador o la víctima, y la mujer se había marchado a sabiendas de que había engañado a unos asesinos profesionales. No eran ellos quién para hacer preguntas, sólo debían cumplir el trabajo.

El pasillo tenía un obstáculo, pero nada que no pudieran solventar entre los tres. Afortunadamente, los dos eslabones que consideraba Vladko más débiles se habían alejado, pero eso aumentaba dramáticamente las posibilidades de que cometieran un error sin ser supervisadas. Sobre todo la puñetera muñequita rota de Sara. Si pudiera detenerse a apostar, lo haría a que la volverían a encontrar cubierta de sangre y con esa sonrisa estúpida en el rostro.

Asintió a su compatriota y preparó la ballesta, pero alzó un dedo y tocó el pecho de Elian con él. Luego alzó dos dedos y tocó la ballesta. Primero probemos la opción del Decano falso, quería decir. La opción de coser a virotazos al vigilante sería su segunda opción. Se pegó a un lado para ofrecer menos cuerpo en el pasillo y esperó a ver cómo se las apañaba su compañero.

Elian observó las indicaciones de Matka y seguidamente las de Vladko. No les hacía falta hablar para entenderse. Intentarían primero el engaño y si aquello fallaba pasarían luego a la acción.

Elian asintió y volvió a abrir la puerta lentamente. Con el máximo cuidado y sigilo del que fue capaz siguió caminando en linea recta. Apretó los puños. Allí estaba aquel bastardo. Lo mataría a él. ¡Los mataría a todos si pudiera!. La sangre hervía en su interior, pero sabía que tenían una misión y tenía que serenarse. Tragó saliva. Al dar el siguiente paso apretó mas la bota contra el suelo para provocar un pequeño chirrido entre la suela y el piso. Respiró profundamente mientras seguía avanzando despacio a la espera de que su pequeño sonido surtiera efecto y llamara la atención del Decano....

Como una sombra apareces tras la espalda de este académico y sin emitir un sólo sonido, le golpeas en la nuca. Un golpe seco y lo agarras antes de que su cabeza aterrice sobre la mesa. Es como es el hada de los sueños le hubiera hecho una visita. Eso sí, cuando despierte dentro de un par de horas, tendrá una jaqueca que le durará semanas. 

El libro sobre el que estaba trabajando es ahora una almohada de papel encuadernado. El golpe ha sido tan limpio que seguramente no le haga ni sangrar. Sara se da cuenta de que con un golpe tan sencillo podría haberle cortado la cabeza si hubiese querido, saciando su sed de sangre a placer, pero este no era un objetivo peligroso. Y a Vladko, su mentor parecía no hacerle gracia tener más víctimas de las necesarias si no tenían una recompensa económica detrás. El soltaría una de sus frases como "quítate esa estúpida sonrisa de la cara, no nos pagan por matar a todo lo que se te ponga por delante"...

La biblioteca ahora esta en total y absoluto silencio. Sabes que allí ya no hay nadie más, acabas de despejar la zona. Y si ese era tu objetivo, lo habías cumplido sobradamente. A menos que quisieras hacer algo más en esa sala, podías regresar con tus compañeros y darles apoyo.  

Sin hacer ni un sólo sonido volvéis a entornar la puerta y con simples señas os comunicáis. Tenéis la suficiente compenetración para poder daros instrucciones o advertencias sencillas sin necesidad de palabras y en apenas unos segundos trazáis un plan. Primero irá Elian con su treta del decano falso y si sus compañeros sospechan que el guardia sospecha, dispararían al más mínimo gesto de duda en su expresión corporal.

Elian se ajusta el traje, asiente con la cabeza tras la máscara dorada de Quidam y vuelve a abrir la puerta, dejando tras de sí un pequeño hueco para que los demás podáis presenciar los acontecimientos. En tensión, preparáis vuestras ballestas de mano para disparar en apenas una fracción de segundo si fuese necesario, sabiendo eso sí, que existiría un leve margen de error donde Elian podía verse expuesto a un proyectil.

El ballenero que odiaba a los decanos hasta la el tuétano, se dirige ante su "compañero" haciendo un ligero y premeditado sonido con la bota sobre el suelo encerado. Este gira la cabeza sin más y se le queda mirando mientras se acerca. Como Elian no inicia el intercambio de palabras, es el decano el que toma la palabra.

- ¿Habéis encontrado algo abajo? Aquí todavía no han terminado con el despacho. - le pregunta con un tono que os recuerda mucho a vuestra forma de hablar. Son profesionales y disciplinados. Nada que ver con los gangsters y los rateros de los bajos fondos, incluso más disciplinados que la propia guardia de Dunwall. Sí, serían un puñado de fanáticos, pero un puñado de fanáticos bien adiestrados.

Allí no parecía quedar nada por hacer, podría buscar información, pero no era alguien que gozara jugando a conseguir información, eso ya lo hacía muy bien la mano derecha de Daud, y aun así miró por encima a ver si algún documento o libro llamaba tanto la atención como para que incluso ella se parara a robarlo o examinarlo.

Si lograba algo bueno quizás Billie saltara de alegría por obtenerlo, o sus compañeros obtendrían una información útil que no esperaban, aunque abrió bien los ojos, más que todo ello para ver si podía hacer que Vladko admitiera que no revisar todo hubiera sido un error. A la muchacha aquel hombre no le caía mal, pero parecía creer sabérselas todas, y darle una lección le resultaría grandioso.

- De momento nada - dijo Elian engolando la voz y en tono regio - Siguen buscando. Y deberían darse prisa. Perdemos demasiado tiempo en estas cosas. Tenemos también otros asuntos muy urgentes que atender - Elian observó la reacción de su interlocutor con los puños apretados. Respiró profundamente - Deberíamos asegurarnos de que nadie pueda sorprendernos. Comprobemos todos los despachos desde el fondo. Los jefes no quieren imprevistos - dijo mientras pasaba a su lado lentamente, caminando con parsimonia y totalmente erguido hacia el final del pasillo, esperando que tragara el anzuelo y le siguiera para dejar la entrada libre a sus compañeros.
 

Y ahí va. No podía negar que Elian había nacido para el subterfugio. El antiguo Decano era capaz de mantener la compostura pese a estar frente a uno de sus antiguos compañeros, lo que aumentó el respeto que el tyviano tenía por él. ¿Qué habría hecho él en su lugar? ¿Habría saltado como un resorte, incrustando sus dedos en el cuello del tipejo? Quizás incluso ni eso. Si era sincero consigo mismo, seguramente no habría tenido las agallas de escapar de las redes de La Abadía.

Inspiró lentamente y soltó el aire con la misma lentitud mientras sujetaba el brazo que portaba la ballesta con el otro. Los segundos se hacían eternos mientras apuntaba al corazón del Decano por si Elian no era capaz de deshacerse de él.

Te aseguras de que el hombre sin consciencia ya, todavía respira. Le apartas a un lado para poder leer aquello que estaba investigando. Al parecer es un pequeño libro que habla sobre el forastero, mitos y rumores. Pero encuentras que tiene un punto de libro justo en la siguiente página:

Para la mayoría, el Forastero no es más que un cuento de niños pensado para meter miedo a todo lo ajeno a la familia, a la comunidad.

De joven, mi madre y yo fuimos fugitivos, huíamos de un pueblo pesquero o aldea a otro. Acampábamos en los bosques durante semanas, con los malditos decanos siempre pisándonos los talones.

De noche, me contaba sus sueños. Me hablaba del vacío lugar desde donde el Forastero le susurraba. Con cada visita, sus conocimientos aumentaban, hasta que llegó a poder ver a través de los ojos de polillas, y a abrir puertas y ventanas desde el exterior de las casas.

Encontraré ese vacío lugar. Encontraré un modo de hacerme con la llave que permite acceder al Vacío. Con el tiempo, aprenderé el secreto y él acudirá a mí, como acudió a ella.

Llamadme hereje por mis estudios. Arrastradme a vuestra fría celda de piedra, azotad mi piel y juzgadme por apóstata. Reducid mi cuerpo a cenizas.

Pero no dejaré de buscar el lugar al que se refería mi madre. Es lo que da sentido a mi vida.

[Este es un pasaje del diario de un conocido hereje, confiscado antes de su ejecución] Pone finalmente a pie de página.

Por desgracia el tipo está inconsciente y no puedes preguntarle nada acerca de ese libro y de porqué lo estaba investigando.

Era curioso lo que aquel tipo leía, debía ser alguien buscando al forastero y su poder, o alguien buscando como hallar a los usuarios de aquellos dones, fuere una u otra, Saga guardo el libro, ellos lo llaman "confiscar", ella lo veía como robo de posesiones, y quien roba a un ladrón [...], aquel diario podía agradar a Billie y Daud - lo siento si era por interés - pensó, en realidad más valía prevenir que curar. Si aquello quedaba en malas manos podía ser peligroso.

Guardándolo comenzó a seguir a sus compañeros, además, si faltaban cosas la posibilidad de un ladrón aumentaba, y bien podía ser que ese libro hubiera servido como prueba incriminatoria hacia su clienta, por lo que tenía dos motivos para "re-confiscarlo".

A prisa pero en silencio comenzó su paso a su nuevo destino.

El decano te mira algo extrañado a través de esa máscara dorada. La tensión puede palparse en el ambiente y tras las palabras de Elian se crean unos segundos de silencio. Ninguno de vosotros tenéis claro si sospecha de la trampa. El sudor perla la frente de elian bajo esa fachada esperando no haber sido descubierto. Vladko y Matka aseguran el tiro tensando todo su cuerpo esperando ese instante en el que haga un movimiento brusco para saetearle...

Pero nada de eso sucede. - Muy bien, te acompañaré a asegurar la zona si así te quedas más tranquilo. Pero en este ala sólo hay un despacho abierto a parte del que están investigando y es el de nuestro confidente que ahora se encuentra en la biblioteca. - dice crugiéndose el cuello para desentumecer su postura. - Hagamos la ronda y le preguntas si ya ha terminado con esos libros que estaba consultando. 

En ese momento deja de custodiar el despacho que quedaba a su espalda y empieza a dirigirse hacia la puerta donde están Vladko y Matka apostados y listos para disparar sus ballestas. Da la espalda a Elian esperando que le acompañe.

Como profesional que intentaba ser, Elian había aprendido que una cualidad imprescindible para cualquier asesino era.... el autocontrol. Retener el movimiento. Aguantar el impulso. Sopesar la situación. Esperar el momento justo.  Eran las directrices que les habían inculcado siempre. Pero todo en esta vida tenía un límite. Y el suyo con aquel Decano orgulloso y estirado había llegado. Observando la espalda de aquel indeseable, y en un rápido movimiento, estiró su brazo y casi al instante una saeta atravesó el aire apenas con un siseo imperceptible buscando impactar en su craneo.

El fascinante arrebato asesino de Elian los libró de ser descubiertos. El decano no pudo decir nada más tras girarse. Ese es el tipo de soluciones que le gustaban a Matka.

-¡De puta madre! -murmuró-. Ahora, a lo que hemos venido.

El no tener al decano al acecho les permitía algo más de libertad, pero todavía quedaban guardas. No podían descuidarse.

Se inclinó a recoger el virote, arrancándolo de la cabeza del cadáver, y se lo devolvió a Elian.

El Decano no tuvo oportunidad frente al disparo de Elian. Con un asentimiento, reconoció el trabajo de su compañero — aunque Vladko siempre abogaba por no ejecutar a aquellos por quienes no había una recompensa, pero la situación había salido así — y le hizo un gesto a Matka para que escondiera el cadáver en el despacho más cercano. No podían dejar nada a la vista que delatara su presencia.

Ahora tocaba deshacerse de quien estuviera investigando el despacho de la parte contratante, porque si su objetivo había terminado en la Biblioteca, eso significaba que estaba en manos de Sara. Que la Dama Muerte fuera preparando su sudario, porque si de algo podía presumir la muchacha, era de lo bien que asesinaba.

Con un cabeceo, el tyviano indicó a Elian que encabezara la marcha mientras él ayudaba a Matka a guardar el cadáver. Luego tocaría seguir repartiendo acero.

Elian no duda ni un instante y en cuanto el decano le da la espalda, confiando en que no deja a la espalda nada más que un compañero, saca la ballesta oculta bajo la manga y le dispara directamente a la cabeza. Ya fuese por las ganas reprimidas hasta ahora o por evitar poner a sus compañeros tivyanos en serios apuros, el abanico de opciones se cerró de golpe a tan sólo una, matarle. Y cuando se trataba de matar, los balleneros no tenían parangón. Rápido, sin florituras, sin que le temblara el pulso lo más mínimo...

El virote atraviesa el cráneo del decano que se desploma. Se hace el silencio durante un momento. Vladko y Matka aguardan por si algún decano más aparece por la puerta. Pasan los segundos y la tensión va en aumento, hasta que todos vuelven a tomar aliento. Nadie parece haberse percatado de lo sucedido.

Rápidamente los tres se agrupan entorno al cadáver como aves de rapiña. Matka recupera el proyectil que sale tan limpiamente como había entrado y se lo tiende al ex-decano. Vladko toma el cuerpo que está tendido boca abajo de las axilas  con un gesto señala a su compañera que haga lo propio por los pies. Entre los levantáis el cuerpo y lo metéis en el único despacho que gracias a vuestro "amigo", ahora fiambre, sabéis que no está cerrado con llave, el 417... el despacho de Kalmer.

Abrís la puerta mientras Elian os cubre, tomando la posición del guardia caído. Cualquiera que lo viese desde fuera no notaría la diferencia. Parece un simple cambio de guardia, un decano se marcha y entra otro a sustituirle y aquí no ha pasado nada...       

Introducís el cuerpo del decano en el despacho 417 perteneciente al profesor Gustav Kalmer, esperando que todo sea cierto y que nadie se halle en su interior, desbaratado así vuestros planes que pese a un puñado de bajas que podían haberse evitado, no habían ido del todo mal.

Por suerte para vosotros el despacho no sólo no está cerrado con llave, sino que está vacío. No hay nadie en su interior. Lo que os preguntáis ahora es cuanto tardará su propietario en regresar de la visita a la biblioteca. A Vladko lo primero que le ronda por la cabeza es que Kalmer jamás volverá a pisar ese despacho. Cree que si Sara es la que se ha quedado a solas con el está más que muerto en estos momentos, rodeado más que de libros, de un charco de su propia sangre...

Soltáis el cadáver allí para evitar que lo descubran, sabiendo a todo esto que pared con pared hay un puñado de decanos, apenas a un tabique de separación de vosotros rebuscando, investigando en el despacho de Miranda Feinmann.

El despacho de Kalmer está totalmente ordenado y limpio, salvo por el charquito de sangre que poco a poco va brotando de las cuencas oculares de esa máscara dorada del decano que yace a vuestros pies. Parece ser un hombre de grandes, pues posee una biblioteca personal bastante extensa. Por otro lado, algo normal en un académico del más alto nivel que imparte cátedra en la Academia de Filosofía Natural.

En el despacho podéis encontrar un globo del mundo, un telescopio que apunta hacia la ventana, multitud de libros y manuscritos, estanterías llenas de artilugios que ni sabríais para que sirven, un escritorio con un sillón que parece realmente cómodo y al otro lado un par de sillas mucho más modestas para atender a los que vienen a consultarle.

Tras dejar al tipo inconsciente que poco a poco va dejando un charquito de babas sobre la mesa, tomas prestado el libro que estaba consultando. Cuando lo cierras puedes leer en el lomo, el título del mismo que reza someramente "El forastero". Creyendo que ese libro puede suponer una posible prueba incriminatoria, se lo guarda a buen recaudo para reunirse de nuevo con sus compañeros.

Sara regresa por el pasillo con sumo cuidado, aunque supone que Maevis es la que le cubre las espaldas, nunca hay que bajar la guardia, no como le sucedió seguramente a Homoj, pues el peligro puede acechar tras cualquier esquina.

Finalmente llega hasta el rellano donde ve como Maevis, colocada en una posición estratégica le hace una señal. Sara se acerca a ella para que la ponga al día. - Nadie ha bajado o subido las escaleras, parece estar todo muy tranquilo, demasiado tranquilo diría yo.  

- Elian, Matka y Vladko han ido hacia el ala oeste pero todavía no han regresado. No he oído sinos de pelea, así que supongo que no se han metido en problemas ni ha  hecho saltar las alarmas. ¿Has despejado el ala este? Pasa, yo os cubro las espaldas.

Tras poner a tu compañera al día sobre lo que has hecho y encontrado en la biblioteca, continúas por el camino que han seguido tus compañeros. El ala oeste también está comunicada con el rellano por un largo pasillo que se te hace eterno, hasta que llegas a una puerta entreabierta. Con mucha calma y sigilo miras por la pequeña abertura que deja y ves como hay una sala llena de puertas a derecha e izquierda y un decano custodiando una de las puertas. 

Algo en todo esto no te encaja... ¿Tus compañeros han pasado por aquí? ¿Dónde demonios se encuentran? Pero entonces te das cuenta de un pequeño detalle que a priori se te había pasado por alto. En el suelo hay una macha de sangre, no demasiado grande entre donde te encuentras y ese decano que monta guardia.

No ver a nadie era preocupante, más aun tras ver aquella mancha, pensó por un momemto en que el decano que veía podía ser Elian disfrazado, pero casi preferiría noquearlo a ser víctima de su propia confianza.

Si sospechaba que pudiera ser Elian, procuraría asegurarse de ello, y de no poder alcanzar a corroborarlo la duda salvaría la vida a aquel posible decano, por el que normalmente no mostraría piedad alguna.