Partida Rol por web

- Daud, si tu crees que podemos obtener mas información en ese sucio archivo, la envenenadora deberá esperar...y hasta tal vez se salve de mi visita -apretó con mas fuerza su espada bajo la ropa - Aun así un crio, por muy vigilado que esté, no deja de ser un crio y, pese a que somos asesinos, preferimos una victima a la que podamos mirar a los ojos en sus últimos instantes entre nosotros. Por eso, pienso como Homoj, debería preguntarle al chaval. Quien sabe si su tio no contrate otro equipo para liquidarnos despues del "trabajito" -su voz sonó con rintintin- que nos ha encargado, ahora que ya sabe por donde andamos y con toda su fortuna disponible y al alcance de sus manos - observó si Daud gesticulaba de alguna forma - Pero...... - sopesó sus palabras antes de continuar - pese a nuestras dudas, tampoco está de mas conseguir información.....indícame donde está ese viejo archivo y estas manos obtendran lo que necesitamos. Y mi mente disfrutará imaginando que la garganta de cada rata o cada afligido que se cruce en mi camino, son las de Roseburrow...

Elian respiró profundamente tratando de serenarse. Apoyado aún en la pared, dirigió lentamente la mirada hacia la puerta en el fondo de la estancia, esperando una señal, una palabra, una indicación del jefe para partir. Parece que había llegado el momento de ponerse en marcha. De demostrar que realmente si estaban preparados para aquello que él tenía en mente para ellos... fuesen cuales fuesen los desafíos a los que Daud quisiera que se enfrentaran en el futuro.

Matka, tan en silencio hasta ahora, volvió a tomar la palabra por un momento. La misión le había parecido absurda. Matar a un niño... Pero los beneficios podrían ser jugosos, viniendo de la parte que fuesen.

-Mis colegas tienen razón. Quizás el chaval pague más. Pero eso ha de hacerse con cuidado, no es llegar allí y preguntar. Homoj, tío... Confío en tus artes, pero meterte en la boca del lobo de esa forma tú solo me parece de tarados, sobre todo si vas solo. ¿Y si le hacemos llegar un anónimo de que está amenazado, y con nuestras condiciones y punto? Así lo único que tendríamos que perder sería el tiempo, o que estuviese prevenido. Pero si alguno de nosotros va, ya va a protegerse igualmente. Un anónimo, con una dirección a la que enviar su respuesta... A lo mejor es una tontería, ¡pero es que meternos en su casa a decir que le vamos a matar me parece algo suidida, coño!

- ¿entonces el crío al final? Nos separamos para coger la información que se pueda antes? Los brutos y la loca quedan cerca no? Un grupo a los archivos, y otro a los matones y la bruja...

¿Decirle abiertamente que le iban a matar no era buena idea? El miedo soltaba al más valiente... El hombre no sabía ser de otra forma que no fuera directamente.

- ¿alguno tiene dotes de labia? Para los matones y la bruja... Yo le cubriré desde las sombras,...

Música

La reunión en el antiguo bufete de abogados termina. Ese edificio que antes servía para alojar a decenas de abogados, ahora irónicamente os daba cabida a vosotros, los balleneros, para reuniros con vuestros clientes. De alguna forma, pensáis, que en ese sentido nada ha cambiado demasiado aquí. Antes sus habitantes defendían a los ricos ante la ley, sin importar si eran o no culpables de crímenes y delitos. Ahora sois vosotros los que abogáis por ellos, pero a sangre y acero...  

Tras descartar la opción de ir directamente a por el objetivo, decidís tomaros algo de tiempo para estar mejor preparados llegado el momento de atacar. El tiempo apremia así que no disponéis de mucho más que lo estrictamente necesario. Las dosis de elixir cada vez son más caras y sin contratos a la vista no podéis dejar escapar esta oportunidad.

Os dividís en dos grupos. Por un lado Elian y Matka irán al antiguo edificio del Archivo de la ciudad. Un lugar que había quedado inundado desde hacía apenas unos meses pero pronto se había transformado.

Antes había una gran presa, pero cuando las barreras contra la inundación cedieron y las aguas lo cubrieron todo, el saqueo que se produjo a continuación vino acompañado de un épico período de caos y matanza. A quienes les fue posible retirar y trasladar sus activos hicieron lo que pudieron. Otros, con su fortuna invertida en grandes mansiones y obras de arte, lo perdieron todo 

Cuando se retiraron los últimos miembros de la alta sociedad y se apagaron las luces, Rudshore quedó reducido a un lúgubre recuerdo medio derruido de su antigua gloria, habitado por ladrones, perros salvajes y ratas. Los antiguos grandes palacios del comercio quedaron vacíos y tristes, o acabaron dando cobijo a asesinos y mercenarios, así como a cualquier otro que buscara esconderse de la Guardia.

Ahora, llamado el barrio anegado es un lugar perfecto para los balleneros. El antiguo Archivo no queda muy lejos de donde estáis. Concretamente Daud os comenta que se encuentra en Agroosh Way, la parte más mal parada de todo el barrio anegado. Una calle bajo el puente que conecta la estación de tren, hoy en día en desuso con la refinería Greaves, donde antes de hacía todo el proceso de obtención del Trans.

Por otro lado Homoj y Maevis se marchan hacia el Barrio de la Destilería. El barrio se ramifica a través del Clavering Boulevard, una avenida que conecta todo el barrio de la destilería. Está fuertemente controlada por la Guardia, ya que en ella viven personas de renombre.

Bottle Street, una calle adyacente a Clavering Boulevard, es un territorio dominado por la banda criminal conocida como "Los chicos de Bottle Street". La Guardia no tiene influencia en este lugar, por lo que la banda, dirigida por Slackjaw puede campar a sus anchas. En este barrio se encuentra una destilería abandonada de whisky Old Dunwall. El edificio ahora ha sido ocupado por los matones de Slackjaw, quienes han instalado en él un alambique ilegal para producir su propia versión del elixir de Sokolov y venderlo en el mercado negro. 

Este elixir casero se rumorea que está rebajado pues cuesta cerca de la mitad que el original. Pero mucha gente de clase media y baja que no pueden permitirse pagar una dosis completa, lo hacen a través de ellos. 

Ojos cerrados y oídos al tanto, Homoj caminaba tras Maevis, siguiendo el sonido de los pasos de ésta. "Huuuuu" "huuuuu" se escuchaba de vez en cuando "huuuu" las exhalaciones cuyo eco producía la máscara que portaba, gracias a eso la asesina podía saber que aquel hombre que jamás enseñaba sus ojos caminaba detrás, sin intentar esconder o disimular el sonido que su aliento provocaba, pues consciente era de que sus pasos eran como las alas de las aves tocando las nubes, silenciosas; más parecían sus pisadas más acolchadas de lo que cabría esperar.

De vez en cuando el hombre buscaba las sombras casi por instinto, y ya muchos se habían percatado de que desde que estaba tocado por la mano de Daud parecía como si no necesitara abrir sus párpados para ver. Pocos eran los que recordarían las pupilas blancas y perdidas del hombre, manchadas por una suave sombra gris que daba a intuir su ubicación precisa. En esta misión ¿volvía a casa? Ni él mismo lo sabía, acostumbraba a reposar en lugares ligeramente elevados en los que el sonido de las ratas alrededor le ofrecieran algo de seguridad contra los bribones que le golpeaban de vez en cuando, pero desconocía la ubicación concreta de ese lugar.

- procuraré ser lo menos visible posible - decía - si quieres que actúe alza ambas manos o pica tres veces el suelo con el tacón - dos posibles acciones sencillas, de rendición o de enfado, pues no querría estropear un momento de negociación o charla tensa, solo por no saber diferenciar si estaba en sus cálculos o no. Aunque si surgiera una pelea fugaz, no dudaría en teletransportarse al lado de su agresor, "huuuuu" de esao trataba cubrir las espaldas a tu compañero después de todo.

Elian se sabía bien acompañado por Matka. Ya habían tenido ocasión de compartir alguna misión juntos y sabían que sus habilidades podían encajar. La rudeza de Matka sería perfecta en el momento en que la sutileza de Elian no fuera suficiente para conseguir aquello que deseaban, mientras que la sutileza de Elian les podría evitar algún quebradero de cabeza que la rudeza de Matka siempre pasaba por alto.

Mientras caminaban por aquellos infectos callejones no podía dejar de pensar en como hubiera sido la vida de los dos si todo hubiera sido diferente. No le cabía la manor duda que, bajo aquella apariencia descarada, atrevida y salvaje de Matka se ocultaba un ser que, en otras circunstancias en que la vida la hubiera maltratado menos, hubiera conseguido aquello que se hubiera propuesto sin casi esfuerzo.

En cuanto a él, sabía que el futuro que desde pequeño había imaginado para si mismo, nada tenía que ver con lo que realmente le guardó el destino.

Eran dos almas rotas, dos seres desgarrados, dos casi desconocidos, caminando sobre los propios escombros de sus vidas.

Pese a todo sabían muy bien lo que buscaban y como encontrarlo.

Y pobre de aquel que se interpusiera en su camino.

Apartó la vista de su compañera y volvió a mirar al frente. A cada paso se internaban más y más en lo desconocido. Conocían bastante bien la ciudad, pero no todos y cada uno de sus rincones oscuros, sucios, olvidados y apartados. Y en todos, en absolutamente todos, y especialmente en aquel lugar, el peligro y la muerte podían aparecer tras cada esquina.

Al salir del antiguo edificio, donde antes de la inundación se encontraba un prestigioso bufete de abogados, os dirigís al norte en dirección al río. El aguacero no se detiene y vuestras capas pese a ser impermeables apenas logran manteneros secos. Intentando tomar calles relativamente seguras no tardáis más de media hora en llegar a la orilla. Bordeáis el Wrenhaven hasta llegar a un astillero abandonado. Allí aguardáis hasta que comienza a oscurecer. Atravesar el rió durante el día es demasiado peligroso, demasiadas patrullas de guardias.

A medida que la noche se traga los últimos rayos preparáis vuestras cosas en una pequeña barca y salís al rió. La tormenta a amainado y el agua refleja las pocas luces del otro lado que llegan desde Daunwall Tower. Allí reside la emperatriz y da cabida a la corte. Un lugar inexpugnable cuanto menos. Viráis para ir contracorriente y remontar el río hacia el oeste.  

Tardáis varias horas en cruzar todo el río de este a oeste. Tenéis especial cuidado al cruzar bajo el puente Kaldwin que une las dos mitades de la ciudad. Una vez más es un lugar lleno de patrullas y vigilancia. en este caso tienen focos que constantemente barren las negras aguas. Por suerte sois una embarcación demasiado pequeña para llamar la atención bordeando la zona sur del río y no llamáis la atención.

Al pasar bajo el puente podéis oír como, de forma cadencial, van cayendo fardos, uno tras otro. Son lo bastante ruidosos como para enmascarar el poco que vosotros podéis hacer. Los sacos salpican fuertemente desde esa altura. Chocan contra el agua creando ondas. Cuando casi estáis a punto de cruzar por debajo, chocáis levemente contra algo. No sabéis lo que es hasta que os asomáis a la proa...    

Se trata de un cuerpo infectado por la plaga que flota cerca de vuestra barca. Maevis lo aparta con el pequeño remo y te mira sin decir nada. Todo esto parece que en cierto modo le está afectando más de lo que puede llegar a soportar. Ella es una mujer delicada pese a ser más que solvente en su trabajo. Enfrentarse a un enemigo al que no podía derrotar la superaba... o quizá fuese el miedo a acabar como aquellos pobres desgraciados. Fuese como fuera, la barca continuó su camino hasta llegar a la zona oeste de la ciudad.

La pareja llega a Barrio de la Destilería sin problemas gracias al amparo de la nublada noche. Antes de cruzar Clavering Boulevard, donde bien sabéis que estará lleno de guardias, tomáis una ruta más segura pegados al río. Dejáis la barca amarrada en un poste y descendéis. 

El camino hacia la destilería a través de los callejones os puede llevar directos a Bottle Street y de esta forma libraros de los ojos indiscretos de la guardia. El problema es que esas oscuras callejuelas están plagadas de miembros de la banda. Este es su territorio y no parece ser que estéis invitados.

- Deja que yo vaya delante. - dice quitándose la máscara para fingir ser una persona más. - tu cúbreme por si algo saliera mal.

Al salir del antiguo edificio, donde antes de la inundación se encontraba un prestigioso bufete de abogados, os dirigís al este adentrándoos más en el barrio anegado. El aguacero no se detiene y vuestras capas pese a ser impermeables apenas logran manteneros secos. Intentando tomar calles relativamente seguras no tardáis más de una hora en llegar a la zona del Archivo. Habéis pasado de largo hace un buen rato vuestro cuartel general ubicado en el edificio que antaño fue la Cámara de Comercio. Un lugar que ahora bien conocéis y al que procuráis que nadie se acerque, sean patrullas de la guardia, afligidos o ratas. Ahora mismo es el único lugar al que podéis considerar hogar...

Pasáis de largo y veis a algunos de vuestros compañeros haciendo guardia desde lo alto de algún que otro tejado de forma estratégica. Las alturas son uno de los puntos fuertes de los balleneros. Controlar la zona desde arriba te permite tener una mayor perspectiva y control del terreno. Por desgracia la zona a la que ibais a adentraros en apenas unos minutos era de todo menos elevada y segura...  

La tormenta no cesa ni un instante de golpear vuestras capas cubiertas de grasa de ballena. El cuero brillante refleja la poca luz que entra desde alguna calle que da hacia el oeste. Pero sabéis que más pronto que tarde la poca luz natural que dejan filtrar las nubes os abandonará y en el barrio anegado no hay electricidad. Por suerte Daud tiene repartidos varios pisos francos donde resguardaros, allí suele haber comida y agua para poder pasar un par de días y al igual que el bufete, descentralizar la atención en un sólo foco de actividad en el barrio.

Antes de que anochezca agradecéis que el aguacero comience a aflojar. Calados hasta los huesos llegáis hasta el piso franco. Se encuentra estratégicamente situado en un edificio marcado falsamente por la peste, en el piso superior, una cuarta planta. Al llegar podéis ver en la puerta una pintada que indica que ese edificio ha sido tapiado a causa de la infección...

Al igual que muchos otros edificios de la zona colindante está sellado y tiene prohibida la entrada. Pero en este caso no es cosa de la guardia que es la que se encarga de poner esos carteles, no. Es cosa de los balleneros que lo han imitado a la perfección para hacerlo pasar por otro más, cuando en realidad todo el interior está despejado.

En concreto este se trataba de un bloque de viviendas de clase alta. Cada planta era un piso entero y los propietarios al estar reformándolo mientras se iban de vacaciones, no se lo arrendaron a nadie durante varios meses. Es cierto que estaba algo vacío y viejo pero para ser un piso franco tenía de todo. Especialmente por que se había hecho acopio de lo mejor de cada planta y se había instalado en la cuarta. Las otras tres habían quedado cerradas y prácticamente vacías salvo por un par de trampas, para evitar visitas no deseadas.

Vais a acceder al interior cuando algo os llama la atención. Ya vais por la segunda planta cuando oís ruido que viene de la tercera o posiblemente la cuarta planta...

Matka no era charlatana en balde. Caminar por las calles requería una concentración extra, siempre que quisiese uno seguir vivo. Y ella tenía ese empeño. Entre matar y morir, siempre eligió matar.

De nuevo estaban enfrascados en una misión que prometía riesgos, y en eso Martka prefería estar alerta. Si algo sucedía, que no fuese por distracciones estúpidas.

Elian la acompañaba, y por suerte parecía igual de razonable en ese aspecto. De pocas palabras, no tenían mucho que decirse mientras caminaban. Encendió un cigarrillo de nuevo, como siempre que necesitaba despejarse, y  le ofreció a su compañero. El humo inundó sus pulmones de un tranquilizador modo. De algo había que morir. Al menos esto lo había elegido ella.

La máscara sustituyó al cigarrillo al llegar al barrio anegado.

Entrando en el edificio el silencio era aún más necesario, por lo cual al escuchar ese sonido extraño Matka le hizo un gesto a Elian para que se detuviese y escuchase, señalando hacia arriba de las escaleras. Lo que quiera que fuese, provenía de ahí.

Moviéndose como un gato, Matka subió otro escalón.

Era la señal. Inequívoca. Y Matka la acababa de hacer. Había gestos, señales, indicaciones que sólo conocían los balleneros, los asesinos como ellos para poder comunicarse sin emitir sonido alguno.

Tras caminar bajo la copiosa lluvia, por fin un lugar en el que resguardarse. Un lugar conocido y seguro. Bueno, todo lo seguro que cabía esperar en aquel lugar. Pero parece que no estaban solos. Matka había detenido bruscamente la marcha, cuando estaban llegando a la segunda planta. Elian la observó, frunció el entrecejo bajo la máscara que había estado a punto ya de quitarse y, como a cámara lenta, se pegó a la pared. Su mirada se dirigió entonces hacia arriba y aguzó todos sus sentidos. Todo el entrenamiento recibido, las misiones ya finiquitadas, todo se ponía, una vez más, a su servicio. Trató de escuchar, de afinar el oido, de concentrar toda su atención en aquel extraño sonido que provenía indudablemente de mas arriba de su posición. "De mas arriba" - pensó....y eso ya les hacía partir con desventaja aunque, una vez más, intentarían usar a su favor el factor sorpresa.....  Sus ojos escudriñaron desde su posición todo lo que la vista alcanzaba a ver. Permaneció inmovil, en el mas absoluto silencio, atento a cualquier nueva señal de su compañera. Los músculos tensos y los oidos, como siempre, bien abiertos...

La noche era agradable, apartó su máscara un istante para respirar el húmedo aire dejado por la lluvia, tenían su barca preparada y partieron casi de inmediato. "Plof" "plof" sacos en el agua, Homoj vio el rostro de la muchacha, aunque no fue ninguna sorpresa para él, el sonido era como el que había escuchado cientos de veces, a nadie le diría que alguna vez había necesitado comer de esos muertos, la muerte de unos, la salvación de otros, aunque carne infesta podría no ser muy segura de comer a veces no había alternativa.

Sin esperar ni un segundo, y antes de que su compañera se pudiera percatar siquiera, al llegar a destino nel ballenero desapareció de su lado saltando a la cima de ese lugar, e incluso allí buscaba la protección de las sombras.

Estaba dispuesto a dejar la máscara en su cintura de ser necesario, pero en principio tocaba vigilar las espaldas de Maevis, y puestos a ello, mientras le seguía agazapado por los tejados, tomó la primera maceta que pudo, nunca se sabía cuando sería útil crear una distracción.

Maevis bajó de la barca y arrugó la nariz. Odiaba tener que moverse por esos barrios. Se quitó la máscara para aparentar ser una persona normal y se movió con un paso algo vacilante por las aceras. Aguzando con los ojos en busca de lo que podría parecer el negocio de una bruja.

Su actitud vacilante, pese a lo que pudiera parecer, no era en absoluto por el asco que le producía el entorno y la ominosa presencia de la plaga. Si no porque quería ante todo aparentar ser una posible cliente. Una jovencita de una familia decente que se dirigía desesperada en busca de los servicios de la bruja, probablemente buscando un aborto o algo por el estilo. Era algo común y le facilitaría encontrar a los desgraciados que buscaban.

- Te haré saber si te necesito - susurró a su compañero. Su voz, como de costumbre era diáfana y fría como un témpano. No sabía que pensaba Homoj de ella, pero a Maevis le parecía interesante. Alguien que sin duda hacía su trabajo como correspondía.

Poco a poco subís hasta llegar a la tercera planta. Ahí podéis ver como hay una ventana rota y cristales tirados por el suelo. Entra el frió de la calle en una corriente que os hace sentir de nuevo la ropa mojada en vuestros cuerpos. Las voces siguen sonando cada vez más fuerte a media que os acercáis. Son la voz de un hombre y una mujer que discuten sobre algo.

Miráis a vuestro alrededor y en la tercera planta no sólo se ha roto una ventana , sino que además no ha saltado una trampa que había colocada en la escalera que da a la cuarta y última planta. Vosotros que conocéis perfectamente donde está ubicada y el sistema de como está montada, no tenéis problemas en sortearla. Subís los últimos escalones a la espera de poder oír algo más. 

De pronto las voces se callan ¿es posible que os hayan oído subir este último tramo? Os miráis el uno al otro pero parece ser que no. Pronto la conversación continúa. A medida que estáis más cerca las voces se hacen más claras. Os pegáis a la puerta para escuchar y ver por el cerrojo lo que está sucediendo...

En el interior hay dos personas, como sospechabais. Parece que no os han oído por que estaban enfrascados en su conversación y vosotros habéis subido con cautela sabiendo que allí había alguien. Por el cerrojo puede verse a un hombre sentado en una de las camas que hay en el piso franco para que podáis descansar.

- No voy a dejarte aquí solo. - dice una voz de mujer que no lográis ver desde esa posición. - Si te quedas yo también.

- ¡No seas estúpida Irina! ya no puedes hacer nada más por mi. ¡Márchate joder! - grita el hombre de aspecto demacrado antes de ponerse a toser profusamente...

En ese momento la mujer empieza a llorar en un llanto contenido.

Estáis ante la puerta que da al piso franco y no sabéis muy bien que hacer en esta situación inesperada. Parece haber una visita inesperada en un lugar que en principio debería ser seguro. No sabéis si en el piso puede haber alguna pista que delate que allí suelen pasar tiempo los balleneros, pues hace un par de meses que no pasáis por aquí y no sabéis si algún compañero lo ha usado antes que vosotros.

En ese momento una rata corretea por el piso de abajo sacándoos de vuestro ensimismamiento. ¿Qué vais a hacer? 

Homoj hace lo que mejor se le da, tomar una posición estratégica y esconderse, para llegado el momento acabar con cualquier amenaza que atente contra su compañera. Maevis por su parte hace lo propio. comienza a caminar por las calles y pregunta a algunos de sus contactos habituales que tiene por el barrio.

Más pronto que tarde y sin tener que adentrarse en el peligroso territorio de la banda de Slackjaw, se topa con un infromante que le debía un favor del pasado.

- Por lo que me cuentas, debe tratarse de esa bruja de Doña Andrajos. - Sí, ahora que caéis en la cuenta, ese nombre os suena. - Es una anciana que vive en la calle, está ciega y a menudo es acosada por algunos tipos malencarados del barrio, especialmente por los miembros de la banda de Bottle Street. - responde el contacto de Maevis. - Pero mucho cuidado, mientras por fuera parece vulnerable, indigente y senil, su verdadera y oscura naturaleza se encuentra dentro. Está loca, no trates con gente así o te sacará los ojos. - dice finalmente como advertencia mientras hace unos gestos algo tontos intentando imitar lo que el cree que es brujería, mal de ojo o cualquier otra superchería.

El tipo de marcha habiendo devuelto el favor que le debía a Maevis. Ahora ya sabéis a quien tenéis que buscar así que es sólo cuestión de dar con ella. Seguís buscando hasta que os dan una última pista. Esta tarde la han visto colarse en un sótano abandonado donde a veces se mete después de que le peguen un buen susto y se lleve algún que otro golpe.

Homoj a todo esto sigue con cuidado los pasos de su compañera para advertirla mediante algún silbido o señal, previamente acordada por si se acercan los gángsters. Por ahora no hay moros en la costa pero cuanto más rato paséis en este barrio más posibilidades de toparos con ellos tenéis...

Finalmente llegáis al sótano donde os han dicho que está Dona Andrajos. Es un lugar que parece abandonado. No hay signos de que haya nadie en el interior. La puerta parece cerrada pero no con llave. Maevis mira hacia arriba y ve a su compañero que ha de tomar una decisión. Si baja pueden entrar los dos juntos, pero nadie les cubriría la salida en caso de problemas o dejar que Maevis entre sola y Homoj custodie la entrada desde arriba.

Una mujer ciega, Homoj que siempre había sido ciego sabía lo que era, aguantar los golpes y no resistirse demasiado hacía que los puñetazos y patadas fueran menos. Gracias al poder cedido por Daud había vuelto a ver, aunque su jefe ya le había dicho que recibir ese don no era habitual, por algún motivo el azar le había concedido la habilidad de ver a través de sus párpados, como si estos filtraran la luz.

Personalmente no querría dejar sola a su compañera y entraría con ella, pero miró a la chica para que ella que era la infiltrada decidiera.

Cansado por la larga caminata y, sobre todo, agotado por toda la lluvia que había caido sobre él, Elian sinitió como el enfado subía por sus venas hasta estallar en la cabeza. Su lugar seguro, su refugio para descansar, su "hogar".... asaltado, ultrajado, invadido....era algo que no podía consentir. Él no tenía la culpa de las desgracias ajenas. Hasta ahora había intentado mantenerse al margen en lo posible y no involucarse en la vida de nadie, para bien o para mal. Había llegado a la conclusión que un buen asesino debía ser "invisible" en las sombras pero también fuera de ellas. Pero en ocasiones concretas, la vida no le dejaba elección. Aquel pobre diablo, que ya tenía su nefasto destino escrito en el rostro, no iba a interrumpir sus planes. Aquel no era su lugar y muy a su pesar, él se lo iba a hacer saber.

Elian se irguió tras echar un último vistazo por el cerrojo y, casi como un acto reflejo, llevó su mano izquierda al pomo mientras la derecha buscaba su espada. En un movimiento rápido y preciso hizo ambas cosas. Abrió abruptamente aquella puerta que los separaba de los extraños mientras la espada salía de su vaina con un sonido metálico que resonó en toda la habitación.

- Lo siento, amigo -dijo con voz ruda bajo la máscara- has elegido un mal día para refugiarte aquí......

Elian no se andaba con tonterías, y Matka tampoco. Se preparó para el asalto a su propio piso, colocándose en posición de ataque, aunque por lo que habían oído no había mucho a quien atacar.

Su amigo irrumpe en la casa y ella también. Tras la sorpresa inicial y la lapidaria frase de su compañero, Matka busca indicios de más compañía. No quería más sorpresas.

No las necesitaba.

¡Se suponía que ésto iba a ser un paseo, joder! - pensó. Y se entró en los dos habitantes del lugar supuestamente deshabitado.

-¿¡Qué coño estáis haciendo aquí!? -le preguntó a los ocupantes del piso.

La puerta se abre de repente dejando pasar a Elian que blande su afilada hoja de forma amenazante. Matka le sigue apenas unos pasos por detrás buscando indicios de más gente ocupando su piso franco.

El hombre está sentado en el camastro y se asusta al ver que han sido descubiertos. La mujer grita y da un par de pasos hacia atrás aterrorizada. El tipo tiene pinta de estar infectado por la peste sin lugar a dudas. Presenta los primeros síntomas y es sólo cuestión de tiempo que acabe trastornándose. 

Por desgracia para los balleneros, la altura a la que se encontraba la cerradura no les había permitido ver que en la cama, cerca de ese hombre hay un arma. Ahora que estáis de pie y a una distancia relativamente corta* podéis apreciarla perfectamente.

Veis como el hombre con mano temblorosa toma el arma que yace a su lado. Os mira con esos ojos enrojecidos por la sangre que emana de los lagrimales sin saber y apunta a Elian que es quien ha entrado primero.

- ¡No des un paso más o te abro agujero en las tripas! - grita como reacción a la amenaza inminente. - Dejad que ella se marche y no habrá problemas... - sugiere en un tono de voz quedo. 

- Pero Josh... ¿y tú? - pregunta ella atemorizada.

- ¡Que te calles! ¡Márchate te digo joder! - le responde el a voces.

Ella parece dudar, no quiere dejar a su compañero a solas y tampoco sabe si la vais a dejar marchar por las buenas. Él sigue apuntando a Elian pero de vez en cuando echa un vistazo rápido a Matka que parece que sale por detrás de su compañero y toma una posición ventajosa para ser un blanco al que no puede hacer frente. Y pese a verse superado en número insiste en seguir apuntando al ballenero con su pistola.

Maevis echa un vistazo a la entrada y parece que la puerta no está cerrada con llave. Mira hacia arriba sabiendo que Homoj debe estar por ahí vigilándola entre las sombras que le resguardan por entre los tejados. Hace una señal de que el ballenero se quede allí vigilando la retaguardia mientras ella se interna para hablar con la bruja.

Su compañero parece estar de acuerdo* así que a regañadientes se queda esperando. Pasan los minutos y no sucede nada. Homoj comienza a impacientarse cuando algo lo saca de su estado de incertidumbre. Todos sus sentidos se ponen alerta al oir como unas voces vienen de una de las calles. A medida que las voces se intensifican Homoj puede ver como dos sombras alargadas por la luz de las farolas se mueven tambaleantes hacia su posición. 

Se trata de dos tipos borrachos. Uno de ellos va con un machete en la mano y lo blande haciendo sorna. Gritan estupideces por la calle así que el ballenero no tarda en oír lo que dicen.

- ¡Vamos a darle una lección a esa maldita bruja, hermano!  - grita el que empuña el machete mientras hace cortes en el aire. - ¡Le voy a cortar el pescuezo y se la daré de comer a las ratas! Jajaja

El otro tipo que lo acompaña también va armado con un cuchillo de grandes dimensiones pero lo lleva en el cinturón. Este parece estar borracho pero no tanto como su amigo el bocazas. 

- No tío, vámonos ya a dormir... dicen que si te mira con sus ojos vacíos mueres en menos de una semana. - dice con voz temblorosa.

- ¡No digas gilipolleces joder! ¡Te cagarías encima si no fuera por que llevas pañales! - le grita el más borracho a su asustadizo compañero.

Ves como cada vez se acercan más hacia la casa donde ha entrado Maevis hace unos minutos atrás. Él que blande el machete va delante y el otro le sigue pero mirando con desconfianza hacia un lado y a otro. Confías en que se lo piensen y en el último momento no sea más que palabras, pero todas las alarmas en tu cabeza se plantan delante de la puerta y uno de ellos comienza a gritar.

- ¡Bruja, sal de ahí!  Tengo un regalito para ti... 

En ese momento ves como se guarda el machete y se quita una bolsa que lleva colgada en la espalda y empieza a rebuscar algo en el interior...