Partida Rol por web

- Vaya, creo que la he cagado - igual la pronunciación "Elisa" significa algo que para nada se identifica con un nombre porque la mirada que me han echado ha sido bastante sospechosa, mira que como signifique "esclava"... porque claro, comerciantes en aquella época atravesando un desierto, ahora que lo pienso, podrían ser esclavistas.

- ¡Shara! ¡Barcelona! ¿España? Peste, peste... Muerte - igual si pronunciaba el nombre de la amiga de la profesora se producía un cambio, no lo sé - ¿no se llamaba Sara la amiga de Elisa? la que iba a venir, la del mensaje del buzón telefónico...

Sea como fuere, aquellos "simpáticos" nos rodearon y nos ataron las manos. Sí, tenía mala pinta la cosa, pero peor hubiera sido que nos hubieran pasado otras cosas, aunque vete a saber, esas miradas no me dan buenas vibraciones. 

Con unas cuerdas os atan a los caballos. Un soldado se queda vigilando y el resto empiezan a revisar vuestras cosas. Lo poco que podéis ver os dais cuenta de que están profundamente desconcertados sobretodo cuando encuentran vuestros móviles. 

El nombre de Sara no parece decirles nada y el resto de la intervención de tampoco parece que la captéis. Después de unos minutos cogen algunas de vuestras cosas, las mochilas y las cuelgan de los caballos pero el resto de cosas las dejan allí tiradas. 

Se suben a los caballos y el líder os desata los pies y espera a que os incorporéis. Su sonrisa sigue en su rostro. 

- ..................... - dice aunque no lo identificáis. Se sube al caballo y comienza una marcha a paso ligero por el desierto, no sabéis a dónde.  Podéis seguir el ritmo de momento, estáis descansados y no hace todavía mucho calor.

El líder se mantiene paralelo a vosotros, muy cerca.

- ¿Dónde está Elisa? - es la pregunta que te hace el líder- Si me lo decís no os pasará nada.

Me quedo sorprendida porque efectivamente "Elisa" ha pasado por allí, ahora que, ni idea de lo que ha podido suceder para que el cacique esté tan interesado en saber su paradero. Igual les quitó algo o pactaron algo que no cumplió o algo así seguramente y ahora estamos aquí nosotros y claro, depende de lo que diga puede haber represalias.

Consideré que lo más oportuno era dar largas al jefe para ver si nos llevaban a su campamento o alguna ciudad y allí ya pensar un plan, aunque también podíamos organizarlo por el camino, aprovechando que no hablaban nuestro idioma, así que, opté por comentarle cosas vagas mezcladas con el español para que se diera cuenta que de igual manera yo tenía dificultades para entender su idioma ellos también el nuestro - Sí, Elisa goes to home. Nosotros saber muchas cosas I don´t know where is she (acabaré escribiendo a cup of cofee in Madrid de los Austrias in plaza Mayor) - por supuesto que, fui escogiendo y mezclan palabros para que la conversación resultara interesante a la vez que enigmática. Había que ganar tiempo.

Le mostré al cacique que sería mejor para colaborar que nos dejara las manos libres, al fin y al cabo, ellos eran más y estaban armados.

- Joe socio, ¿qué estará diciendo el tío este? ¿A dónde nos llevan? ¿Nos llevarán con Elisa? ¿Por qué tiene esa sonrisa de capullo? - Hablaba más para sí mismo que para sus amigos. De momento sólo podían andar a donde leches los llevaran. Andar y mirar a su alrededor. ¿Irían al menos hacia el norte? Miró a su alrededor para orientarse, y por si veía algo que le llamara la atención.

Serguei niega con la cabeza mientras se incorpora al caballo para sentarse mejor. Sigue mirando y analizando su situación, buscando una forma de salir de aquel extraño lío en el que estaban metidos, pero no se le ocurría nada. A decir verdad, aquellos hombres estaban familiarizados con el desierto, con lo que quizás les llevasen a algún tipo de refugio. A lo mejor allí podría tener mas suerte para poder escapar. Pero hasta entonces lo mejor era permanecer callado, analizar y esperar. 

Juanga parece no enterarse mucho pero Marta y Serguei son conscientes de que están llevandoos en dirección al Norte, seguramente donde Elisa había marcado en el mapa, quien sabe.

Hacen caso omiso a las peticiones de soltaros las manos y en un determinado momento arrean un poco más a los caballos por lo que casi tenéis que ir corriendo. Serguei no tiene problemas pero el resto vais a empezar a tener complicaciones pronto. Parece que lo único que le interesa al líder es que le digáis dónde encontrar a Elisa. 

Tras un rato que se os hace eterno, podrían haber pasado horas, empezáis a notar el cansancio y el sol comienza a abrasaros. Los soldados se pasan cantimploras de cuero, o algo así debe ser, porque tienen agua y beben. Pero vosotros no. Llegado un momento paran y se bajan otra vez de los caballos. El líder sin venir a cuento le suelta un puñetazo a Marta que la tira al suelo. Saca su espada y os mira. 

- Elisa, Elisa.... - pregunta y suena igual que en ocasiones anteriores... ¿Dónde está Elisa? 

Parece que la ronda de bofetadas va a continuar y cuando alza la mano para darle un puñetazo a Juanga una flecha atraviesa su ojo y se clava en su cerebro. Cae fulminado al momento. 

Lo que sucede os aturulla, nunca habéis vivido algo así. El que más similar lo tiene es Serguei por su profesión, pero ni eso. Podéis ver como varios jinetes se acercan a caballo por las dunas. Empiezan a llover flechas que se clavan en los soldados. 

Tiraos al suelo, ¡rápido!- grita a sus compañeros- y alejaos de los caballos- no fuera a que con la situación, alguno recibiera un pisotón del animal. Serguei había esperado su oportunidad y este era el momento. Corriendo como si no hubiera un mañana intento placar  para tirar al suelo a uno de los tipos que le habían secuestrado. 

Juanga se estaba cansando. Sus captores habían acelerado el paso y le costaba mantener el ritmo. Cabrones... Miraba a su alrededor, pero todo era igual. ¿Iban al norte o a dónde? No tenía ni idea.

Cuando pararon, por una parte sus piernas lo agradecieron. Pero el líder volvió a encararse con ellos. ¿Qué querían? Volvía a hablar de Elisa. ¿La estaban buscando? Juanga estaba hecho un lío.

Estaba pensando en eso cuando de repente le soltó un puñetazo a Elisa. Al momento tuvo el impulso de liarse a patadas y mordiscos, pero se contuvo con mucho esfuerzo. Le hervía la sangre, pero si hacía eso lo mataría al momento con la espada. 

El siguiente era él. Juanga se encogió esperando el golpe cuando vio el flechazo en el ojo. - ¡AAAAH! - un flechazo. En el ojo. Hasta el cerebro. Muerto. Del tirón. MUÉVETE, dijo algo en su interior cuando empezaron a llover las flechas.

Haciendo caso a su amigo se tiró al suelo cerca de Marta, y aprovechando la confusión, trató de liberarse de las ataduras. Juanga era muy flexible y canijo, tal vez pudiera zafarse rápidamente y ayudar a sus amigos con las manos libres.

Había visto cantidad de películas en las que decir o hacer lo que pide el terrorista siempre era la peor de las opciones, así que, cuando preguntaba por el paradero de Elisa y ante la incertidumbre que eso generaba, se me ocurrió citar las provincias de España, una tras otra - Barcelona está en Barcelona y sino a lo mejor en Madrid o Valencia - El calor apretaba así que cada vez con menos fuerzas para seguir andando, aún así, si algo tenía España eran territorios - Sevilla, igual con este calor está en Sevilla o en Toledo que también calca, o igual viajó al norte a Oviedo, se come muy bien en Asturias igual está allí ¿Asturias? - nada, no tiene ni idea, además hablándole en un idioma que no conoce, es imposible que sepa de lo que hablo.

Lo cierto es que el fulano se cansó antes que nosotros y eso que ya íbamos empujando los pies por la arena Juanga y yo, total que me calca una... bofetada y bueno parece que, ésto se complica. Ha bajado del caballo - ¡¡Espera, espera!! Pam-plo-na - No me ha entendido y eso que lo he dicho con la boca vacía.

En esas estaba, ya en el suelo sobre la arena cuando escuché como un silbido, no me dio tiempo a mirar lo que ocurría pero al poco cayó el líder al lado mío con una flecha incrustada en la cabeza - la ostia - miré hacia el resto y vi una nube de flechas - uyuyuyuy - rodé hacia el lado opuesto de nuestros captores tratando de escapar tanto de ellos como de aquella lluvia de muerte; que estuviéramos sobre dunas igual favorecía para rodar cuesta abajo - ¡rodar hacia abajo! hay que alejarse.

Serguei, en un impulso de valentía y coraje se lanza contra uno de los soldados que os han capturado. Se abalanza contra él y le tira al suelo para después apresarlo, todo esto maniatado. Menudo policía está hecho Serguei.

Marta huye del escenario haciendo la croqueta y rueda y rueda alejándose de la lluvia de flechas. A pesar de su intención una de las flechas se clava a un centímetro de su cara.

Juanga por su parte consigue liberarse de las ataduras con la facilidad propia de un escapista.

Las flechas os pasan silbando pero por suerte no os dan. A los pocos minutos los asaltantes han matado a todos los soldados menos al que ha apresado Serguei. Los atacantes se bajan de los caballos y se acercan hacia vosotros. Levantan las manos con sus armas en un gesto reconocido y universal de no agresión.

Serguei, con el tipo aún debajo suyo alza la cabeza al ver al nuevo grupo acercándose. Su actitud indicaba que no tenían intención de iniciar hostilidades con ellos, algo de agradecer. Mira a sus compañeros, y comprueba que no tienen herida alguna. Al menos habían tenido suerte en eso. 

Serguei alza sus manos aún atadas y se levanta, aunque echa una mirada de hostilidad al tipo que había tumbado.

No te muevas- le dice, serio. Sabía que no entendería sus palabras, pero con el tono que estaba intentando dar a su voz, creía que podría pillar el mensaje. Tras esto, hace un gesto a los jinetes y luego al "prisionero", para indicarles que era todo suyo. Lo que hicieran con él, es algo que le traía sin cuidado.

Cuando Juanga se dio cuenta, Marta ya iba rodando duna abajo. Le habría resultado cómico si no fuera por los muertos alrededor. Una vez tuvo las manos libres, fue muy dispuesto a ayudar a su amigo Serguei, pero en realidad no hizo nada. Serguei ya lo tenía inmovilizado, lo había logrado incluso con las manos atadas. Su colega estaba hecho un Chuck Norris. Igualmente, Juanga se sentó sobre las piernas del soldado atrapado mientras desataba las manos de Serguei, y luego las de Marta cuando volviera de su experiencia rodante.

Cuando vio llegar a los otros jinetes, no estaba seguro de que estuvieran a salvo del todo. Parecían amistosos, pero no se podía estar seguro. Juanga levantó las manos en actitud pacífica, y, por esta vez, mantuvo la boca cerrada.

El mundo daba vueltas, esa fue mi experiencia al tragar un poco de arena y comprobar que rodar como una croqueta había sido quizás una idea estupenda, aunque esperaba que por la arena fuera más fácil deslizarse a como en realidad ocurrió. Mi fantasía duró lo que un globo al estallar cuando vi aquella flecha clavada casi por centímetros en mi cara. Habría cesado en mi rodamiento al instante si pudiera, pero di otra vuelta antes de aterrizar con las piernas abiertas y con las manos atadas.

Me giré para ver si había cesado todo y... - en efecto - me levanté como buenamente pude, a pesar de las ataduras y volví de nuevo ladera arriba a donde estaban mis compañeros, por ver qué había sucedido y también para cerciorarme de que estaban bien.

- Joder, qué maquinas estáis hechos - Juanga se había soltado solito de las cuerdas y Serguei había conseguido capturar a uno. Pero no estábamos solos, allí habían aparecido unos hombres a los que debíamos la vida - A ver ahora qué quieren éstos...

Me acerqué a ver qué idioma usaban y si los entendía y podíamos comunicarnos con ellos.

Los asaltantes se acercan a vosotros. Sus ropas son parecidas a las de los soldados que os han apresado pero os da la sensación de que son de menor calidad.

Dos avanzan con rapidez y cuando se percatan de que Serguei tiene a uno apresado se acercan a él. Sacan unos cuchillos y cuando ven que estáis ya desatados por Juanga los guardan. Os hacen gestos para que os acerquéis a ellos.

Cuando os acercáis podéis ver que uno de ellos se adelanta, se agacha al lado del capturado y  mata sin miramientos, de un corte certero, al prisionero que había hecho Serguei. El otro se dedica a recoger las flechas que habían utilizado previamente.

Hay uno poco de incertidumbre hasta que podéis ver cómo el resto de los atacantes se acerca con los caballos de los soldados capturados, también llevan las mochilas que os habían requisado los soldados. Los dos atacantes que se habían bajado para acercarse a vosotros os hacen gestos para que os acerquéis.

Cuando lo hacéis veis que uno de ellos parece el líder por sus ropajes os sonríe. Pero no es una sonrisa como el del anterior, es una sonrisa sincera. De su zurrón saca una bolsa que os parece moderna y poco apropiada para la época. Os la lanza. Serguei la coge al vuelo. La abre y puede ver que dentro hay tres pinganillos y tres gargantillas.

El hombre señala la bolsa y os señala a vosotros. Luego se señala la garganta y el oído y aguarda con paciencia.

Creo que nos indica que nos pongamos esto- dice a sus compañeros- y que tocará hacer lo que dice- por los acontecimientos ocurridos, tenia toda la pinta que estos tipos no estaban ni de lejos con el otro grupo, más bien al contrario. Aún desconocía qué querrían ese grupo y si conocían a su compañera perdida, pero al menos tenían que aprovechar esa situación.

Serguei comienza a colocarse tanto el pinganillo como la gargantilla. 

Observo como ocurre todo, desde que aquellos rescatadores oportunos aparecen y no nos matan, a pesar que por sus ropajes no habría mucha diferencia - igual es una tribu opositora - en la Antigüedad seguro que entre vecinos que se llevaran mal habría mucho conflicto, y claro seguro que resolvían todo a flechazo que te va o espadazo que te viene - igual son de "los buenos" - o al menos no nos ven como enemigos, ya que, nos tenían apresados - ¿cómo era eso del enemigo de tu enemigo es tu amigo?

Aún así, no las tengo todas conmigo, que antes con lo de "Elisa... Elisa" también parecía que todo iba bien y fíjate luego al final... como para fiarse.

Algo extraño pasa, no sé qué pasan, me fijo en el zurrón que nos traen - eh, esa mochila es... - moderna, no es de esta época. ¿Habrá sido Elisa que pasó por aquí antes? ¿También éstos estarán buscando a Elisa? Aquí todo el mundo la está buscando, qué haría.

Me fijo que nos dan una especie de equipo de audio - flipante - a ver, en medio del desierto y nos sacan tecnología de nuestra época, no me digas que no es para quedarse en shock; aparte que nos han devuelto nuestras cosas. Me pongo el pinganillo y la gargantilla, igual hay algún mensaje o algo que explique ésto.

*Glup* ​​​​​​. El sonido al tragar de Juanga cuando degollaron al soldado derribado por Serguei fue audible en el silencio del desierto. Se lo habían cargado sin miramientos. Buf, esto era muy fuerte. Pero desde luego, con la trayectoria que llevaba la situación momentos antes, podrían haber acabado así ellos mismos. Así que Juanga intentó no pensar más en eso y se encogió de hombros. Como dicen, el muerto al hoyo, y el vivo...

Los nuevos chinos se acercaron. Juanga no tenía ni idea de moda, pero le pareció que las ropas que llevaban estos eran peores. Qué sabía él, serían soldados de marca blanca. Al menos estos sí parecían amistosos. Le lanzaron una bolsa a Serguei que no pegaba nada con el zurrón que llevaban, y dentro habían unos pinganillos y gargantillas. Qué cosa más rara, pero no parecía peligroso. Cogió uno de cada y se los puso. Tampoco quería enfadar a estos, que parecían buena gente pero hasta que dejaran de serlo.

Cuando os los ponéis sentis un pequeño pinchazo en el oído y en la garganta. Luego escucháis un sonido propio de una sintonización de radio. A los pocos segundos ya no oís nada raro.

Vuestro rescatador espera unos minutos mientras os mira.

- ¿Ya? - pregunta - ¿Me escucháis? - dice. Le escucháis con claridad y nitidez. - La bruja Elisa nos dijo que vendrían unos amigos suyos por esta zona, llevamos días patrullando, días esperándoos... tenéis que ayudarnos. - dice y en el tono notáis una evolución, primero calma pero cuando pide ayuda notáis gravedad en sus palabras. - Por favor - añade y hace un aligera inclinación de cabeza.

¿Un traductor automático de idioma?- Serguei no pudo mas que sorprenderse. Sabía que se estaba trabajando en aparatos de estas características, pero le sorprendió que existieran ya y que pudieran funcionar tan bien como aquellos. Gracias a ellos averiguaron que aquel grupo había entrado en contacto con su amiga, y no solo eso, sino que tenían buena relación.

Somos amigos de... la bruja Elisa si- desde luego, si aceptaba la loca teoría de Marta que estaban en el pasado, tendría cierta lógica que Elisa para aquella gente fuera como una bruja. Como aparatos que llevaba encima era lo lógico- ¿donde se encuentra? ¿está bien? y ya que estamos, ¿donde estámos? y... ¿en que año estamos?