Partida Rol por web

- Increíble, qué modernuras... - dijo Juanga cuando escuchó por el pinganillo -¿La bruja Elisa? - Serguei ya había preguntado lo que él mismo preguntaría. ¿Sería verdad que habían viajado en el tiempo? Si así era, le debía una caña a Marta. - ¿Ayudaros a qué? - les preguntó Juanga. Habían estado a punto de morir hace un momento, ¿con qué podrían ayudar ellos a sus rescatadores? Si no fuera por ellos, a saber cómo hubieran acabado.

Elisa lo había previsto todo, sabía que iríamos tras ella y de ahí que, tanto el viaje del laboratorio como ahora las mochilas estuvieran listas, esperándonos. Escucho las indicaciones/traducciones del fulano, supongo que al igual que nosotros entendemos lo que nos está diciendo, si hablamos entonces ellos nos entenderán a nosotros. Probemos - sí, somos nosotros, los enviados de la Bruja Elisa, ¿qué necesitáis? ¿en qué os podemos ayudar? ¿sabéis dónde está la bruja Elisa?

Por si fueran demasiadas preguntas o en el caso de que la traducción no fuera bilateral, se me ocurrió realizar el gesto universal facebukiando del pulgar arriba - okey.

- Vamos, no perdamos tiempo, nos puedes explicar todo lo que ocurre de la que nos dirigimos a vuestro campamento - porque tendrán un campamento, o Elisa se encontrará en algún sitio que no sería en la mitad del desierto.

Os montáis en los caballos que os dejan con cierta torpeza, excepto Serguei que se monta como si lo hiciera cada semana. Juanga se tropieza y se cae a la arena. Los soldados le tienen que ayudar para ello y finalmente Marta duda y titubea pero se sube con facilidad. Comenzáis a cabalgar por el desierto junto a vuestros rescatadores.

- La bruja Elisa nos dijo que un gran mal se ceñiría sobre nosotros si no actuábamos con prontitud - os dice con un aire algo misterioso - Que brujos malignos iban a envenenar nuestras aguas y el gran mal asolaría el mundo si no lo impedíamos. Que el viajero italiano se había tornado en mal brujo y sólo quería la destrucción - habla como si estuviera repitiendo palabras de alguien. 

Cuando preguntáis donde está Elisa se encogen de hombros. 

- Fue a investigar nos dijo pero no volvió.

¿Donde fue a investigar?- pregunta Serguei, que parecía que había cabalgado un caballo toda su vida. Ni él mismo se creía que pudiera hacer eso- y ¿quienes son esos brujos malignos?- cuanta más información tuvieran, mas podrían hacer para ayudar a su amiga. 

Elisa había viajada a ese tiempo seguramente para impedir la propagación de la peste y había desaparecido - Están hablando en lenguaje figurado, Serguei - donde decían "brujería" querían decir "conocimiento", así que, Elisa que tenía mucha información para ellos en esta época era una bruja. 

Claro que, Elisa había viajado en el tiempo, lo que había que descubrir es si los otros a los que aluden como "brujos" también lo habían hecho con otras intenciones, menos bondadosas - ¿Viajero Italiano? Podría tratarse de Marco Polo - ese personaje había sido un mercader veneciano que había realizado multitud de viajes.

- ¿Dónde tiene el campamento Elisa la bruja? - quizás allí hubiera dejado notas o datos para seguirle la pista.

Brujos, gente lista... lo que sea- contestó a su compañera- lo que me gustaría es donde diablos a ido a Elisa y así saber cómo podemos ayudarla- suspira con resignación- nos ha metido en este lío y no sabemos absolutamente nada. Podríamos haber muerto antes, y vamos con este grupo a no sabemos donde. Ando con un poco de mosqueo con todo esto. 

Cuando Juanga vio a sus amigos subirse a los caballos pensó que estaba chupado. Serguei por supuesto no contaba, Don Siempre-bien-peinado parecía tener un talento innato para eso. Esperó a ver a Marta, que aunque dudando, se subió sola y se empezó a mover por ahí con el caballo de forma aceptable. No parecía tan difícil. En teoría.

Si para encaramarse a la silla de montar ya se vio negro, mover al bicho con las riendas fue una pesadilla. Estaba convencido que le dieron el caballo con más mala leche de todos, porque después de darle un par de tirones en las riendas para "acelerar", el bicho empezó a encabritarse y correr de un lado para otro hasta que Juanga cayó al suelo en un lamentable espectáculo. - La yegua que lo parió... - Dijo entre dientes mientras se incorporaba en la arena.

Afortunadamente, sus rescatadores lo ayudaron pacientemente. Y aunque no le cambiaron de caballo como él quería, parece que con la mano de los soldados el animal parecía más manso. - Ahora sí te portas bien, ¿eh, cabroncete?- le dijo como si le entendiera.

- Estoy de acuerdo contigo, Serguei. Elisa nos ha metido en un lío y no tenemos ni idea de nada. ¿Y dónde está Marco Polo? Si es por culpa de ese mendrugo que estamos en este lío, me gustaría ir a decirle tres cosas.

El soldado salvador os mira extrañado. 

- ¿Conocéis a Polo? - pregunta y podéis ver que su gesto se tuerce - Él ha traído las desgracias a nuestra tierra con sus brujos. El gran mal se extiende por todo el desierto, pronto superará nuestras fronteras y asolará tierras lejanas, tenemos que parar el gran mal, bueno, nosotros no, Elisa y vosotros - os dice - Eso nos dijo Elisa. 

- Seguidnos, os llevaremos al campamento y os lo explicaremos, pero Elisa hace días que desapareció, fue a la ciudad a investigar y no volvió. Seguro... seguro que los brujos la tienen. Nosotros no podemos ir, nos dijo que sólo vosotros podíais salvarla que nosotros moriríamos... y nos encargó vigilar vuestra llegada - os explica. 

Comenzáis a cabalgar hacia el noreste.

Solo de oídas- responde Serguei, que no podía negar lo surrealista de toda aquella situación... y que parecía ser que la dichosa Marta tenía razón- rubia, lo del viaje en el tiempo, por mas que suene descabellado decirlo, se acerca a ser una posibilidad real- tras dar la razón a su amiga aprovecha para continuar la conversación con el árabe- ¿a que ciudad vamos exactamente? y , ¿sabrías cuantos brujos enemigos puede haber? y ya de paso, alguna que otra arma como la que lleváis no nos vendrían mal del todo- ir a un enfrentamiento contra no se cuantos enemigos y sin armas sería un suicidio casi asegurado. Claro que Serguei no las tenía todas consigo con las dotes de lucha de Juanga y Marta. No sabría si tenía que sentirse más preocupado de salvar a Elisa o evitar que se metieran en un combate fatal sus dos compañeros de viaje. 

El hombre ríe. No tenéis muy claro si son chinos o árabes, el idioma por lo que os ha dicho marta es  una de las modalidades del chino antiguo. 

-  A la única ciudad que hay cerca - te dice - En muchos días de viaje - sigue riendo un poco. - Ay amigos de la bruja Elisa, que poco parece que sabéis de vuestra misión - comenta.- Ellos son dos brujos, igual tres. Pero no más  - le contesta a Serguei.

- Amigo, sabes, la verdad es que Bruja Elisa ha sido un poco ambigua al avisarnos para que vengamos a salvarla... Pero esté donde esté, la salvaremos. Y también solucionaremos lo del gran mal ese, ¿verdad, muchachos? - pero aunque hablaba con seguridad, lo cierto es que no tenía ni idea de nada, pero sus amigos eran muy buenos solucionando problemas. Serguei daba buenas hostias, y Marta y su coco eran excepcionales. Seguro que se le ocurriría algo.

- Parece que tenías razón, Marta. Antes pensé que se te había frito el cerebro, pero visto lo visto parece que realmente hemos viajado más lejos de lo que pensábamos... en fin, oye, amigo oriental, ¿cómo fue que conocisteis a Bruja Elisa? ¿Vino un día de repente, montada en una nube de rayos y tal, prediciendo un futuro apocalítpico?

- Igual las pruebas son más de ver que de escuchar - quizás Elisa tenía alguna libreta con notas donde podríamos repasar lo que había estado haciendo aquí y cuál era la clave de tanto misterio. Tenía ganas de ver el campamento, por ver cómo se organizaban en aquella época, así como, las pistas que podrían hallar.

Tres brujos, igual se trataba de gente con un gran conocimiento, aunque de igual modo que Elisa había viajado en el tiempo y a posteriori ellos también lo habían hecho, con su ayuda, de igual modo podrían haber viajado otras personas y de ahí quizás el conflicto de Elisa; ni idea, puede ser una idea como una locura - habrá que averiguar la identidad de esos brujos, ¿se les conoce ya por estas tierras? ¿son gente como nosotros o son gente de aquí? - igual eran "antiguos" con sus familias de esta época, o quizás fuera lo otro y también se tratara de viajeros en el tiempo sólo que con otros intereses.

El hombre a veces se queda descolocado con lo que planteáis. No parece entender del todo a qué os referís, como si no tuviera esos conocimientos. Ante las preguntas de Juanga se encoge de hombros. 

- Pues.. creo que apareció. Andando por el desierto - dice sin hacer aspavientos épicos ni nada por el estilo.- Nos dijo cosas.. que luego sucedieron. Algunos pensaron que era una Diosa, pero yo sabía la verdad, era una bruja. Hacía magia, cosa de magos. 

Después se gira hacia Marta y sonríe, parece que le parece una buena pregunta la que ha hecho la historiadora. 

- Se hicieron con la ciudad. Tienen atemorizada a la gente, nosotros vivimos fuera, en campamentos, vivimos de nuestro ganado, no entendemos de sus leyes. Un día llegó el viajero, dijo que venía en nombre del emperador a ayudar... y un día todo cambió. Él cambió. Ya no era un hombre amable, curioso. Y luego llegaron sus amigos. Nadie los conocía antes de que aparecieran - dice a modo de respuesta. 

Avanzáis por el desierto lo que os parece una eternidad de tiempo. Pasan bastantes horas hasta que vuestro salvador señala una especie de montículo, no lo identificáis al principio pero luego podéis ver que son bastantes tiendas de campaña juntas. A medida que os acercáis veis cabras que moran en los alrededores y ya cuando estáis un poco más cerca veis una especie de lago y alguna que otra palmera. Lo que es un oasis en condiciones. La noche se os ha echado encima.

Cuando llegáis os conducen a la tienda que os dicen que era la de Elisa. Allí veis un montón de papeles, muchos de ellos con fórmulas químicas que se os escapan a la comprensión. También veis un mapa de lo que parece ser una ciudad. Los nómadas os acogen con cariño y os traen ropas, comida y algún que otro arma que miráis como las vacas al tren... espadas y escudos. 

- Aquí vivía Elisa hasta que se fue a la ciudad a detener el mal... y no volvió - dice con pesar. 

- Vaya, ¡gracias! - dijo Juanga a los nómadas por el recibimiento y los pertrechos que recibieron. Se vistió con las ropas, aunque con la cara de occidentales que tenían no darían mucho el pego si se fijaban con un mínimo de atención, pero bueno al menos no iban dando el cante a la legua.

- Pues parece que tendremos que ir a la ciudad esa a buscar a Elisa. Espero que esté bien... - Dijo a sus compis - Amigo nómada, ¿sabes a qué parte de aquella gran ciudad fue Bruja Elisa a detener, oh, ese maligno mal que os acecha? - preguntó Juanga al rescatador muy grandilocuente. Si los consideraban brujos o amigos suyos, suponía que tendría que aparentarlo.

- Yo nunca he visto una foto, bueno, un retrato o lo que sea del tal Marco Polo, pero si vemos a un pánfilo con cara de europeo, supongo que será ese, ¿no? - comentó a sus amigos.

Por lo que nos cuenta el hombre, parece que el famoso Marco Polo se trajo a un grupo de gente con la que se hizo con toda la ciudad - habrá que investigar lo que sucedió - ese cambio de formas de bueno a malo era típico de los embaucadores. - Me pregunto qué andarían buscando - dudo que quisieran extender una enfermedad que matase a tanta gente, aunque vete a saber, igual era una táctica de guerra.

Un campamento nómada, como los tuareg del desierto. Tiendas de lona y mucha ganadería, aquella gente recogían el campamento y lo trasladaban de lugar según viajaban. Entramos en la tienda de Elisa, busco algún plano o mapa que nos sirviera de guía, así como algún dibujo o algo que nos identifique a Polo o sus amigos.

- Habrá que ir a la ciudad a conocer de primera mano, qué está sucediendo aquí y dónde está Elisa.

Miro las armas - son bastante rústicas - supongo que habrá que disfrazarse/vestirse con la ropa de la época para tratar de pasar desapercibidos.

Juanga se puso muy diligente a buscar con Marta entre los papeles incomprensibles de Elisa, tratando de poner cara de concentración cuando los nómadas estaban delante, como si realmente entendiera algo de los garabatos que veía escritos. Tal vez hubiera dejado un diario, o notas, o planos, o algo. Pero algo que él entendiera...

- Oye, Marta, ¿Tenemos aún el plano que cogimos ayer, el que señalaba al norte? ¿O nos lo perdieron los petardos aquellos? Podríamos enseñárselo, tal vez sepan lo que era. Supongo que sería la ciudad, claro... - comentaba mientras buscaba.

Serguei aún estaba analizando cómo iba a utilizar el escudo y la espada que le habían dado como arma. Había visto muchas películas viendo a guerreros utilizar este tipo de cosas, pero desde luego verlo no era lo mismo que saber usarlo. Claro que entre ir sin nada e ir con algo, preferiría lo segundo. Tendría que improvisar cuando llegase la ocasión.

Vestido con las ropas que les habían dado, Serguei se puso a investigar todo aquel gajo de papeles que había por la tienda de Elisa, en un intento de encontrar algo de utilidad.

Nuestra última entiendo que es la ciudad, si. Pero veamos si encontramos algo útil por aquí antes de seguir. 

- Fue al templo, allí es donde nos dijo que el gran mal nacería. Os dejaremos caballos si vuestra intención es encontrar a la bruja. También dos de nuestros jóvenes, os servirán de guías en el desierto hasta que alcancéis las montañas. Sin guías.. puede ser muy complicado que lleguéis vivos a la ciudad - os explica. También os dice que él nunca ha visto a Marco Polo, que solo sabe lo que la bruja Elisa le ha contado y lo poco que cuentan algunos de los hombres que han acogido porque huyeron de la ciudad hace unas semanas.

Os deja unos momentos de intimidad que aprovecháis para rebuscar entre los papeles de Elisa y encontráis lo que parece ser un mapa de un templo visto desde arriba, sin mucha más información que el círculo rojo marcado con bolígrafo rojo. Ta,bién encontráis lo que parece un dibujo artístico de la construcción de una ciudad con una gran torre en el centro. Marta no tarda en identificar la torre como el elemento central de un templo budista que es el elemento central del plano que habéis encontrado. En el plano sólo aparece una altura, como si solo se hubiese dibujado a ras del suelo.

Marta puede interpretar el plano y aprenderlo. Con sus conocimientos en historia, en criptografía y en mitos y leyendas puede sacar información del plano, averiguar entradas, salidas, y cualquier cosa que os fuera útil, pero necesita varias horas para ello.

Al rato os traen algo de cena que coméis porque tenéis mucha hambre... no por lo apetecible que pueda parecer.

Juanga miró poco convencido los planos y dibujos - Aham, interesante... Pero mejor te dejamos que estudies a ver si sacas algo en claro, ¿vale, Marta? - Se giró hacia Serguei, mirando las armas que les habían dado - Espero no tener que usar esto... imagino que lo que pincha va por delante...

Mientras Marta estudiaba, Juanga vio interesante hacerse con su mochila y llevar en ella cosas que pudieran resultar útiles. Preguntó a los nómadas por cuerdas, garfios, comida, bebida... o cualquier otra cosa que pudiera resultar útil en aquella ciudad desconocida.

Marta estudiaba aquellos planos, por lo que era mejor dejarla sola. De mientras Juanga fue a pedir todo el equipo que pudiera venirnos bien para esta ¿misión? ¿rescate?... lo que fuera aquello.

Visto que ambos flancos estaban cubiertos, Serguei decidió entrenarse con esas armas. No iba a aprender mucho en tan poco tiempo que tendrían, pero al menos esperaba poder aguantar algún que otro golpe si la cosa se ponía complicada. Se acercó a uno de los tipos para preguntarle si podía darle un entrenamiento rápido del uso de la espada y escudo.