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[DM 04/20] La posada de La Barquera

La Barquera - Escena de juego

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01/04/2020, 00:10
Director

Invierno de 1354. 

Andábase el barón de Castrovallejo, de nombre Lorién, lejos del suyo hogar en Muel. Que había obtenido el suyo título a base de una terrible acción, y no había sido, ni más ni menos que acabar con su esposa, la bella y jvoen Julia, hija del previo barón de Castrovallejo. Tal que así que obtuvo con más ímpetu y premura las suyas tierras de la baronía. Y ocurrió que andábase el obispo de Huesca, don Pedro Glascario, intrigado por este secreto suyo (más bien por la muerte repentina de la joven). Y que estando en deuda con el antiguo barón, que promulgó una serie de investigaciones por parte del obispado, y anduvo de ser el primero don Lorién, pese a ser ahora el dueño de todo, el que estuviera en su punto de mira. Que una investigación así no era baladí para ninguno. Quiso la fortuna que estuviera don Lorién ya lejos de su hogar, en Muel, escapando a tales interrogatorios y pesquisas, pues no tenía demasiadas gentes en las que confiar dada su corta edad: no estaba bien pedir ayuda a la Orden a quien pertenecía, pues podría ponerse al lado del señor Obispo; y tal que así pidió ayuda a un amigo suyo, un judío que hasta hacía muy poco se había dado y dedicado a la marinería, de nombre David. Y éste le prometió que, una vez que salieran del reino de Aragón, dejaran la Corona castellana y se internaran en el reino portugués, podían desaparecer un tiempo hasta componer una trama y coartada por la que estar fuera, y así librarse de las pesquisas del Su Ilustrísima Glascario. Y poniendo ya hace semanas pies en polvorosa, que por los caminos se encontraron una mujer de nombre Mariana, bandida de profesión, que no tenía más a bien que el amenizar su bolsillo asaltando a quien pudiera en los caminos. Pero estando ella sola un día entre dos poblaciones, ya muy cerca de Ávila, que no se atrevió a dar caza al judío y al caballero militar, por eso de estar en desventaja. Asique mejor lo pensó y, tras presentarse, supo sacarles sus intenciones (al menos que iban de viaje, un viaje tal vez no de retorno). Y a la bandida sólo le placía el oro, los maravedíes que, por qué no, podría gastarse por cuidar de tales dos (o al menos guiarlos) en esos caminos alejados de la mano de Dios (para el de Muel y el marino judío). Y tras una semana en la que se hizo esta pequeña compañía, que marchásteis ya muy cerca de Ávila, ciudad amurallada, por un camino solitario.

Caminábais sobre un terreno nevado y escabroso, y para vuestra sorpresa y regocijo divisásteis una posada de dos plantas junto al camino, justo cuando empezaba a anochecer. Tan sólo el barón de Castrovallejo llevaba montura, y estaba claro que no sería buena idea pasar la noche al raso, pues la nieve no dejaba de caer y la ventisca azotaba provocando desazón. Justo al lado del camino principal, no muy lejos de la aldea de Cardenal (ubicada a unas quinientas varas de distancia de la posada), se levantaba un edificio de dos plantas, con tejado a dos aguas de teja negra y muros de sillería de grandes bloques. Contaba con un cercado del mismo material en cuyo interior se alzaba el propio edificio, y en un lateral un establo donde poder guarecer bestias y acémilas. Había también una cabaña de madera y piedra, pequeña pero robusta, junto al establo y la posada, delante de un pequeño cobertizo con gallinas y un discreto terreno de donde hay plantadas algunas hortalizas. Sin pensarlo demasiado, entrásteis adentro, y sentísteis la primera bocanada de regocijo por el calor del interior.

La planta inferior era un comedor que hacía las veces de taberna. Contaba con cinco mesas con forma cuadrada, así como dos planchas de madera alargadas para festines especiales, todas ellas con sus respectivos bancos y sillas; en un lateral una amplia chimenea concentraba la atención de todos los clientes, y no muy lejos de ésta se disponía una barra donde los dueños de la posada atienden a los clientes cuando no lo hacían en sus mesas. La cocina del fondo, detrás de la barra, hacía también las veces de despensa, pues está llena barriles, sacos de productos, estantes con alimentos, sacos y bebidas diversas. Dos grandes cacerolas y vasijas de todo tipo y múltiples herramientas para ello descansan junto a un pequeño hogar donde los dueños cocinan y asaban todo tipo de productos. Una escalera al fondo de la planta señalaba que había habitaciones superiores en la planta de arriba. Allí, en las mesas o sentados junto a la chimenea, había todo tipo de personas.

Notas de juego

Comenzamos el Desafío. Recuerdo:

Negrita conversación, cursiva pensamiento, normal la narración.

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01/04/2020, 08:09
David ben Ishaq

Andaba con el cuerpo arqueado, cansino y cansado, lo segundo por los años que soportaban sus huesos, lo primero porque no cesaba de incomodar con sus quejas a todo aquel que se encontrara cerca. La mar había dejado su huella dolorosa en el marino, y su padre médico el conocimiento de las afecciones, suficiente ambas cosas como para dar a sus quejas credibilidad.

-Este frío se mete en el meollo, y lo deja seco y tieso, a fe mía. ¿No vais a dar a nuestros pasos un poco más de brío? Pardiez, que me hallo descompuesto...

Pero apareció entre la ventisca y la nieve la forma robusta de la posada, y el pobre hombre suspiró, aliviado.

-¡Allí, allí hallaremos refugio!

Entró el primero en el establecimiento, frotándose los brazos y sacudiendo la nieve de su gorro.

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01/04/2020, 09:08
Mariana

Mariana caminaba erguida, orgullasa y en absoluto quejicosa. Acostumbrada a la intemperie no es que le gustara o que no le molestara, más estaba acostumbrada a aquellas ventiscas y más de una las había pasado al abrigo de una roca u oculta en entre las pajas de un granero frío y húmedo. La visión de la posada produjo sonidos en su estómago y un escalofrío que erizo los vellos de brazos y espalda.

- Nos sonríe la fortuna, no recordaba que tal posada existiera por estos caminos. Casi puedo oler desde aquí el guiso y el vino - 

Una sonrisa apareció en su rostro, por primera vez en el corto tiempo que llevaban juntos, sincera. Siguió al judío, y tomo asiento sin esperar al "ilustre" Lorién...

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01/04/2020, 10:14
Lorién de Castrovallejo

Desde que viera el edificio, que posada parecía, el Barón no deseó más cosa que ir todo tieso hacia ella, pues de la chimenea emanaba un humillo que calor prometía a quienes a su fuego causante se arrimasen. Aragonés como era, el frío no le hacía mella, pues de recia factura su cuerpo era, y de tiritera no sufría.

Haciendo buen caso de sus compañeros de viaje, apretó el paso en pos de la promesa de lugar de descanso, y tras dejar la montura en el establo, preocupándose de dejarla en buen estado, accedió el último al interior del edificio principal.

Lo quie vió, le gustó; nada más entrar, el calor percibió, y los olores propios de tal tipo de lugar asaltaron sus fosas nasales, haciéndole asentir, satisfecho; no mal lugar era para hacer la fría noche que por venir estaba... Viendo que cada cual por su lado iba, Mariana a plantar posaderas en asiento, y David a intentar quitarse el frío de encima, con paso lento, sereno y altivo, haciendo notar que en la sala se hallaba, acercose a la mesa en la que mujer se sentaba, y mirando en derredor toda la sala antes de hacerlo, a su vez, sentose.

Miró hacia donde debiera estar el mozo a cargo, para hacerle la seña habitual para que acercase sus carnes a atender a los nuevos clientes, pues no era menester que él, Barón como era, se rebajase a acercarse a la barra para pedir cual cliente habitual de baja alcurnia.

-Face un frío que yelaría las pelotas del mismísimo Demonio.... Bendito sea Nuestro Señor por guiarnos a tal lugar, y por disponer que el fuego estuviese encendido... Este calor revive, vive Dios.

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01/04/2020, 10:46
Director

19:30 horas. Anochece.

Pese a que fue el último en entrar, el barón de Castrovallejo fue el primero en sentarse. Su amigo el judío entrado en años se frotaba las manos dando gracias por haber encontrado el lugar, y la joven Mariana pensaba en la fortuna de haber encontrado el sitio, ella que siempre andaba "echada" en los caminos en busca de presa. Tras unos segundos, los tres os sentásteis en una de las mesas que allí había.

El posadero os vio desde la barra, un tipo de unos treinta años y cariz alegre; pero fue otra mujer, quien parecía su esposa, quien vino a atenderos, una joven de cabellos rojizos y piel muy blanca. Sin embargo, antes de que acudiera a vuestro encuentro en la mesa os dio tiempo a echar un vistazo a la gente que allí había:

– Un tipo entrado en años, muchos años, con el pelo blanco y rostro surcado por arrugas, que estaba contando un relato a un par de clientes, los tres sentados delante de la chimenea.

– Un par de muchachos jóvenes que trabajaban en la posada. Sus nombres parecían ser Beatriz y Sancho, ya que los posaderos y algunos clientes a veces los llamaban, y éstos iban de acá para allá como camareros. La joven debía tener unos quince años, y el joven alguno más (y era un tipo fornido y alto).

- No muy lejos de vuestra mesa, una pareja que a juzgar por su vestimenta de lana, polainas y chaquetilla gruesa del mismo material, parecían pastores. Eran jóvenes, y ambos se encontraban mirando a una de las mesas alargadas a un tipo, un sujeto de aspecto simple que estaba apoyando su cabeza contra su mano, y ésta sobre su codo, y éste sobre la mesa; y parecía algo agotado o tal vez con algún mal físico o cansancio.

- Por último, un tipo que no era sino el que más brillaba en la taberna, literalmente, no era sino alguien con una buena armadura (de ahí su brillo), sentado en solitario en una mesa de la esquina. Parecía ensimismado, discreto, tal vez preocupado. En su pecho, sobre su jubón blanco y sucio, se dibujaba una pequeña cruz roja.

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01/04/2020, 10:47
Clara

Buenas noches, bienvenidos a La Barquera -entonces la silueta de la chica de pelo rojizo, de pura casualidad, se recortó delante de un cuadro que había en el comedor en el que estábais-. Tal cuadro no era sino un vivo retrato de ella, o eso parecía. La joven se dio cuenta de que mirábais el cuadro.

Es mi madre, Finta "la Barquera" -aclaró sonriendo y la bandeja en la mano-. Era la anterior dueña de este sitio. Ahora mi esposo Tadeo -se giró para ver al posadero-, allá en la barra y yo, Clara, llevamos este negocio. Bueno, ¿qué van a necesitar? ¿Menú de cena y alojamiento? ¿Han traído algún caballo? -Cuando la joven preguntó, el viento azotó en la puerta de la posada un momento -Sancho maneja el establo y podrá atender a sus bestias. Diganme -os propuso-.

Notas de juego

Podéis, si queréis, interactuar con cualquier pnj.

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01/04/2020, 11:03
Lorién de Castrovallejo

Larga había sido la jornada, así que la necesidad, estaba clara...

-Si... Comida y alojamiento para los tres; a poder ser, una habitación para nos -señaló a David y a sí mismo-, y otra para ella -Señaló a Mariana-. He dejado la montura en el establo, así que queda a su cuidado. Tienen un buen fuego en la chimenea... Es muy acogedor

Tenía la intención de prestar más atención a las gentes de la sala, mas la tal Clara se llevaba toda la suya; ese pelo pelirojo, era poco común en tierras tan al interior, y eran algo que llamaba claramente la atención, como el asombroso parecido con el retrato de su madre...

-Sí, es asombroso el parecido -Señaló el cuadro- Si no fuese porque se nota que fué pintado hace tiempo, juraría ante el Santísimo que era un cuadro de vos. ¡Pardiez! ¡si es que no atino a ver diferencia!

Consiguió desenganchar la mirada de la hermosa mujer, y se fijó en la estampa del Caballero que mostraba el emblema de la Orden de Santiago. Al cruzar brevemente la mirada con la suya, con un simple gesto, procuró que fuese visible la cruz que a su vez lucía sobre el pecho, identificándose así como, igualmente, Caballero, y dedicóle una leve inclinación de cabeza como reconocimiento de estar ante un igual en armas.

El resto de la asistencia a la taberna, parecía gente normal; uno cansado, otros de charla... nada que le llamase la atención de primeras; otra cosa es que las gentes hablasen más fuerte de lo normal y se pudiesen captar fragmentos sueltos de conversaciones... Vamos, lo normal en una taberna.

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01/04/2020, 11:21
Clara

Perdonen vuesas mercedes, se me olvidó decirles todo lo que podemos ofrecer -aclaro Clara, haciendo honor a su nombre-:

– Habitación individual .......................12 maravedíes
– Habitación común …........................ 10 maravedíes
– Jarra de vino …............................... 12 dineros
– Jarra de leche …............................... 4 dineros
– Guiso de cerdo con verduras …........... 3 maravedíes
– Carne hojaldrada ….......................... 2 maravedíes

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01/04/2020, 11:28
Mariana

Mariana no prestó demasiada atención a Clara, la saludó y esperó que fuera el barón quien ordenara el pedido. Al fin y al cabo, suyo iba a ser el placer de pagar aquella cuenta. En cuanto la comida estuvo pedida y la bebida servida, Mariana se apresuró en llenarse su panza con ambos manjares.

Si algo le había llamado la atención desde pequeña eran las historias que se contaban en lugares como aquel. Inventadas, fantásticas muchas de ellas, con moraleja casi todas; y sin embargo en todas había una pizca de verdad oculta entre toda la fanfarria y el color, la música del juglar que las cantaba o el cuentacuentos que con aterciopelada voz recitaba.

Si me disculpan caballeros, siempre he sido una gran aficionada a las historias de posada al calor del fuego - 

Se levantó no sin antes agradecer al barón Lorién por la habitación separada y por el más que evidente pago de todos aquellos servicios y se acercó con cuidado de no interrumpir al anciano, se sentó con su jarra con vino en la mano con la espalda apoyada cerca en la pared cercana a la chimenea...

Notas de juego

Si el barón no quiere invertir en la bandida con vino ya buscaremos otra cosa con que calentar el gaznate.

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01/04/2020, 12:58
David ben Ishaq

-Barón, tuya es la baza de disponer la comanda, puesto que tuya es la bolsa también. Yo me contento con una jarra y algo de pitanza, que mis entrañas gruñen y mis huesos protestan. Aposento, el que tú gustes, compartir cuarto no me importa, incluso si ha de ser con nuestra dama.

Se rió por lo bajo, viendo al noble enfrascado en la melena pelirroja. Dejó pues en sus manos la decisión y se levantó mientras, acercándose también al anciano cuentacuentos y por ende a la chimenea, buscando el calor del fuego. Y quizá de la bandolera.

Hizo un gesto amable a los tres clientes, y se dejó caer en una silla tal que un fardo.

-Disculpad, gentes de bien, que me una a escuchar el relato. Mis carnes necesitan reposo, mi panza que la llene, y mi mente, calma.

Disimuladamente se fijó en lo que llevaban los parroquianos encima, quizá sus largos dedos ansiaban aligerar la carga de alguno. Aunque por el momento sólo se dedicó a observar mientras comía y escuchaba.

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01/04/2020, 13:15
Lorién de Castrovallejo

-Hummm...

Parecía meditar... pero lo que estaba haciendo era, realmente, intentar dejar de concentrarse en la peliroja... llevaba demasido tiempo sin yacer con hembra, y ya iba tocando... pero en fín, probablemente tendría que esperar ocasión más propicia para darse a la debilidad de la carne...

-¡Ah, si, por supuesto! ... Mi amigo y yo domiremos en la misma habitación, y la dama en otra separada; jarras de vino para los tres, y... guisado; con el frío que hace, un guisado sentará mejor al cuerpo que la carne a secas...  Y dígame... ¿hay mucha gente hospedada hoy aquí?

... preguntaba por mera curiosidad, y por gozar unos instantes más de la compañía de la mujer; no se me interprete mal, que también disfrutaba con la de Mariana, mas parece que aquella siempre estaba presta a sacar una afilada hoja para sajar la bolsa... de los dineros, u otra si era menester.

Vió como Mariana y David se acercaban a oir lal anciano contar alguna historia... no eran tontos... ¡era el lugar más cercano al fuego! Sonrió... por una parte, se calentaban, por otra, se entretenían... Siguió mirando a la gente... el Caballero con gesto serio... y alguien en otra mesa... que tenía un aspecto...

Antes de recibir respuesta de la posadera, le añadió otra pregunta...

-Y el hombre ese -señalo con la cabeza al que parecía... ¿dormido?- ¿Está borracho, o simplemente se ha quedado dormido en tal postura? parace que en cualquier momento, el brazo pueda ceder y darse un mesazo en las napias...

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01/04/2020, 15:19
Clara

El judío David y la bandida Mariana se acercaron, a la chimenea, alrededor de los dos hombres que escuchaban pacientemente al viejo canoso y de arrugas en la frente. Mariana lo hizo después de cenar de forma apresurada, y David poco después. Lorién quedó hablando un poco con Clara.

Sí, le iré diciendo a mi hija, Beatriz, que vaya preparando arriba las habitaciones -declaró la posadera-. Hoy se hospedan algunos sí, en la habitación común. Arriba hay también un par de habitaciones individuales ya ocupadas. Pero hay seis de éstas, asique no se preocupe: su acompañante -se refería a Mariana- no le faltará habitación, ni tampoco para ambos dos.

La mujer iba y venía, atendía a otros clientes, y cuando volvió a pasar al lado de Lorién, éste le preguntó lo del tipo que estaba apoyado en una de las mesas.

Ah, es Gregorio, un vecino de Cardenal -le echó una mirada, pero sin tan siquiera disimular-. Viene aquí normalmente, pero últimamente está muy raro. Dicen que oculta a un par de bandidos en su casa. En fin, chascarrillos sin sentido. Entonces el caballero de la armadura le hizo una inclinación a don Lorién, respondiéndole a la suya previa.

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01/04/2020, 15:19
Vallejo, el Tuerto

Estando ya David y Mariana junto al hogar, caliente chimenea delante de sí con buenos maderos ardiendo y calentando el comedor.

Claro, claro, ¡siéntense! -les dije el hombre mayor que, seguramente, no fuera el más viejo de toda la posada, sino el más viejo de toda la comarca-. Su cara desaliñada le hacía un narrador perfecto, al menos a primera vista-. Pues le andaba contando a éstos señores, lo que me contaba mi abuelo y tal vez el suyo a él; y no era sino a los hombres fuertes del norte de Castilla. Pero no hombres de a pie, ni formidables guerreros o buenos nobles. Sino tipos con más pelo que vergüenza en sus pechos, y que no osaban de rehuir a vivir en los bosques ellos solos. Algunos, decía mi abuelo, se alimentaban de cualquier desprovisto viajero que caminara por sus dominios, y su nombre era el de los lobo-hombres. Allí, claro está, le daban más bien el suyo nombre, en la suya lengua, claro, no muy lejos del camino de Santiago, que le dicen... Y no sé si han oído hablar de ese gran ser, el Gaueko, un patrón que esos hombres y mujeres velludas le tenían a bien.

-¡Madre Santa! -dijo uno de los espectadores-, y pensar que la gente de Cardenal, por lo que he oído, está intranquila. Si seguís contando éstas cosas a cualesquiera el miedo les calaría en todos sus huesos, como pasa con los míos.

El anciano sonrió.

En fin, aquí no hay tantas historias buenas que contar más que soldadas, lanzas y otras historias de belicismo y concurrencia -concluyó-. Por cierto, mi nombre es Vallejo. ¿Ustedes saben de alguna otra? -le preguntó al judío y a la bandida-.

Notas de juego

Mariana, David, haced una tirada de Leyendas con el d100. Tenéis que sacar ese porcentaje o menos. Si no tenéis la competencia Leyendas, tirad por lo que tengáis en CULTURA x2. Nota: Mariana, tu hazlo con un bonus del 25% (es decir, en la dificultad pon el valor de leyendas o cultura x2 más 25 puntos, lo cual resultará más fácil).

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01/04/2020, 15:22
Román de Burgos

Mientras los compañeros de Lorién estaban a lo suyo junto a la hoguera, el caballero de Montesa, apurando ya la jarra, se sorprendió al ver aparecer como de la nada una figura grande delante de sí. Era el caballero de Santiago, ahora de pie, junto a su mesa.

Bienvenido -dijo girando la cabeza-. Quiere Dios reencontrar su buen rebaño bajo protección de la nieve y el frío. Soy Román de Burgos -le dijo al barón-. ¿Puedo preguntar vuestro nombre? No he visto a ningún caballero desde hace muchos días.

Clara, la hija de la posadera, ya bajaba de preparar las dos habitaciones (una para Lorién y David, otra para Mariana).

Notas de juego

Como véis, unos estáis a una cosa y otros a otra. Pero al ser un espacio tan pequeño, no voy a escribiros por separado (por lo que podéis leer los post de vuestros compañeros aunque no vayan directamente con vuestro PJ). Os escribiré aparte en caso de que os separéis a conciencia.

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01/04/2020, 15:42
David ben Ishaq
- Tiradas (1)
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01/04/2020, 15:44
Mariana

Mariana escuchaba encandilada por la voz de aquel hombre. Tenía un profundo respeto por los ancianos, así había crecido. En la costa, donde fue criada, solo los más duros lograban llegar a esa edad, y cuando lo hacían además eran los más sabios. El caso es que cuando escuchó aquella historia algún vago recuerdo, quizá de otro cuento, puede que de alguna experiencia. No terminaba de recordarlo, pero sentía que le llegaría en cualquier momento.

Aquel hilo de pensamientos se desvaneció ante la pregunta de Vallejo. Mariana sonrío.

Mariana es mi nombre - Dijo haciendo una teatral reverencia. Desde pequeña le habían enseñado que tan importante como tener una mano ágil era tener modales, labia y saber aparentar y actuar para ser una buena ladrona. Tanto para el arte del robo como para el del escapismo en caso de necesidad.

- Temo no estar a la altura de su conocimiento en historias mi señor, pero si gusta la parroquia quizá podría amenizar esta fría noche con una canción de mi tierra. ¿No son las canciones sino historias cantadas? -

Mariana sabía que nadie se podía resistir a tal proposición en una posada al calor del fuego, así que sin dilación y dando un último trago al vino caliente para aclarar la garganta, se puso en pie y comenzó a cantar con una voz dulce y melancólica, las desventuras de un marinero que salía a la mar y de la mujer que en tierra le esperaba. Contaba la canción que aquel marinero nunca podría volver a ver a su amada, pues era atrapado por las misteriosas sirenas. Al final de la canción el propio amor de aquella mujer era lo que salvaba al hombre de las profundidades del océano y finalmente se reencontraban en Finisterrre una última vez en la que se amarían durante una cálida noche de verano antes de que él pudiera subir al cielo a esperar a su amada.

- Tiradas (2)

Notas de juego

No tengo leyendas, así que cultura (10 x 2)+25 = 45%. Que rueden los dados. Uooo, Todavía no he bebido demasiado, ¡¡ Bien !!

No se si tendría que tirar por cantar o no (hay que aprovechar que tengo ese bono también en cantar oye xD). Por si acaso la dejo hecha y si hace falta se usa (para bien o para mal) y si no se obvia.

Cantar + voz prodigiosa (35 + 25) = 60. Estamos de nueves hoy.

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01/04/2020, 16:10
Lorién de Castrovallejo

Se levantó en cuanto se percató de la presencia del Caballero que se aproximaba directo a él.

-Lorién de Castrovallejo. Por favor, sentaos, y brindemos por el encuentro... Bien es cierto que tampoco me he cruzado con muchos Caballeros.

Hizo gesto invitándole a sentarse en una de las sillas libres, mientras con la mano hacía una señal a la hija de la posadera, para que viniese trayendo más vino, pues... era menester regar con él la ocasión.

Sentados a la mesa, y mientras llegaba el buen vino, y se oían las conversaciones de fondo, pues eso de hablar en bajo toeno, se ve que era una costumbre harto desconocida por estos lares, entabló conversación con Don Román.

-Venimos viajando desde Aragón, y nos dirigimos a Portugal; el camino no es especialmente duro, pero es aburrido... con una sucesión interminable de llanuras, solo interrumpidas por algunas montañas, pero cuyos pasos no revierten tampoco especial dificultad, así que, como veréis, pocas nuevas tengo que contaros, pues solo se que la lucha contra el Moro continúa, para librar esta Santa tierra de su impía presencia.... Y contadme, ¿cómo es que estáis vos aquí?

De fondo se oía cantar a Mariana, por encima de las voces mezcladas propias de la taberna; se hizo el silencio mientras ella hacía sus artes, y al acabar ella, volvió a elevarse el sonido de las múltiples voces...

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01/04/2020, 23:24
Vallejo, el Tuerto

El marino quedó prendado de la historia que el viejo Vallejo había contado. En silencio, comenzó a pensar en ella, y a la par que la bandida Mariana, ambos reconocieron una historia muy similar que antaño, en alguno de sus años anteriores, ya habían oído (Mariana porque tales cuentos eran originarios de su tierra natal, y David porque en la mar, y cuando uno atracaba de costa a costa, había escuchado muchas historias de cubierta).

Cuando lo hizo, casi toda la taberna la prestó atención, pero los que estaban en la hoguera aplaudieron cuando finalizó aquella historia que bien podría haber estado en el repertorio de Vallejo si no fuera cantada.

¡Bien! ¡Bien! -aplaudiendo el anciano-. ¡Qué bella canción! ¡Tenéis vos una voz prodigiosa! ¿verdad que sí? -los dos acompañantes asentían al tiempo que aplaudían. También lo hacía la joven Beatriz, hija de los posaderos que se había detenido con un par de jarras para servir a oir a Mariana unos instantes. Cuando se hubo calmado la cosa, Vallejo miró al marino.

¿Y vos, cómo os llamáis, si no es indiscreción? -le dijo mirándole con sonrisa en el rostro-. Seguro que no sabéis cantar tan bien como Mariana, pero igual conocéis algo que podáis relatarnos. Afuera hace nieve y frío y aquí no hay nada que hacer -y le guiñó un ojo-.

 

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01/04/2020, 23:26
Director

Sabíais ambos, sin deciros nada, que Vallejo estaba hablando del mítico "lobisome", una criatura mitad hombre (o mujer), mitad bestia, el cual se contaba que sufría de una rabia incontrolable y que tan sólo la sangre y la carne le saciaban. El caso es que ni el propio anciano sabría de tal nombre como tal, pero gustaba de contar sus cosas a los clientes. Fue entonces que la joven Mariana, una vez escuchada su historia, arrancó a cantar.

Notas de juego

Ésto si que os lo cuento en privado porque Lorién no tiene porqué saberlo.

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01/04/2020, 23:27
Román de Burgos

Viaje largo es el que hacéis -se extrañó el caballero-. Del reino de Aragón, ni más ni menos -lo cierto es que éste quedaba lejos, y eso le sorprendía al caballero de Santiago-. Mientras Mariana cantaba y después volvía a sentarse, Román siguió hablando.

Pues un servidor llegó hace un día a la posada -contó apoyándose en la mesa-. Mi caballo anda afuera, en los establos y pude alquilar la habitación común de arriba. Estoy de paso, alojado aquí hasta mañana, seguramente. Me dirijo pues hasta el castilo de don Ubaldo... -quedó entonces algo callado-. Perdonad, no sois vos de aquí. Don Ubaldo de Agredón, señor de Cardenal y las tierras aledañas. Su fortín está a media legua de aquí, pero como he llegado a sus dominios antes de lo previsto, decidí pernoctar en este buen lugar. A Dios gracias que lo encontré a tiempo esta mañana: la nieve aprieta desde ayer -aclaró, y luego siguió hablando un poco-. Motivos propios de la mía Orden me llevan a su hogar, de cierta atención requeridos por el tal señor.

El caballero echó un nuevo trago, mientras Beatriz volvía con más vino a la mesa. A un lado, los dos pastores cuchicheaban entre sí, discretamente, mirando al tipo que estaba ensimismado, apoyada su cabeza allí.