Partida Rol por web

-Atención Menas-uno-cinco. Hemos recibido un mensaje de alerta de la Resistencia de Sudáfrica. Afortunadamente el Avenger estaba sobrevolando la zona, por lo que estamos cerca para responder de inmediato.-

-Por lo visto Advent ha descubierto uno de los refugios en Ciudad del Cabo y está siendo atacado. Los nuestros están tratando de contenerles, pero no van a poder aguantar mucho tiempo.-

-El Skyranger les llevará hasta la zona. Una vez allí despliéguense y eliminen cualquier contacto  hostil que encuentren.

-Firebrand en posición. Equipo desplegado.  Buena suerte.

-Menas uno cinco. Hay civiles en la zona. Asegúrense de sacarlos de la línea de fuego.

-No podemos permitirnos demasiadas bajas, o perderemos el apoyo de la zona. Estos ataques de represalía están hecho para eso. Saben que si nos dejan sin recursos no podremos enfrentarnos al enemigo en condiciones. Advent tiene recursos casi ilimitados, nosotros estamos casi al límite.

-Así que ya lo saben. Mucha suerte, y no tengan piedad con ellos.
 

Desde que había rescatado al Comandante en la operación Gatecrasher, la vida de Jane Kelly había mejorado mucho. 

No porque ahora viviera en un enorme transporte volador. No porque formara parte de un gran grupo de profesionales que utilizaran nuevas estrategias para la batalla. No porque tuviera buenos compañeros. 

Era porque mataban más Aliens. 

Sí. Las operaciones de X-Com estaban destinadas al exterminio de aquellos seres asesinos del espacio que tanto habían costado a la humanidad, y a acabar con la dictadura de sus aliados terrestres. Para ello Jane Kelly había dedicado toda su vida. Ahora por ejemplo podían ir a ayudar a los chicos de la Resistencia de la zona.

Y con ayudar quería decir ir a matar Aliens. El comandante sabía. Nada de kumbayás y negociación. La única medicina que los Aliens entendían era la de plomo en cómodas inyecciones balísticas. 

Como de costumbre, la voz de la piloto le recordó a un bulldozer, y se maravilló de que no embistiera a los aliens, acabando con ellos con la pura fuerza de su ímpetu. Ella, nada más poner los pies en el suelo, avanzó la primera, delante del equipo, en siglo, como la puñetera sombra que era, con la escopeta preparada. 

Y cubrió un lado parar mirar toda la zona ¿Habría Aliens por allí? No quería que les flanquearan. Estaba preparada para hacer una señal al grupo que avanzaran hacia el humano

Obervó como el Skyranger se elevaba en vertical y se alejaba de la zona. Levantó humo y polvo. Sus motores dejaron un rastro de olor a gasolina y aceite quemado. Ted repasó las instrucciones: repeler el ataque, salvar a los civiles. Vale, estaban en marcha. Vio a Kelly moverse y tomar la posición en el flanco derecho. La tía era rápida y sigilosa. Ahora era su turno. Ted avanzó y se colocó al lado de Kelly cubriendo el lado izquierdo. Allí vio al civil que habían detectado desde el aire. Hizo una señal estudiada a los demás con la mano señalándolo

— Confirmado: civil a las nueve. 10 metros.— dijo por el comunicador

Se cercioró de que todo estaba despejado. Luego analizó el panorama: contenedores de carga diseminados y formando callejones estrechos. Perfecto para una emboscada. Mal para él y sus habilidades. Ted intentó estudiar la posibilidad de encaramarse encima de uno de los contenedores. Si subía arriba, tendría una buena panorámica del terreno y una buena zona de tiro.

Como una sombra en la noche, a pesar de la luz del atardecer, Jane se deslizó por la zona atenta a cualquier enemigo que pudiese aparecer.
Sus sentidos, forjados en más de media docena de combates del estilo, la advirtieron de que había ruidos cerca suyo. Aparte de otro civil en el interior de la casa.

Jane entró en la casa, abandonando por un momento su movimiento silencioso. Ted la había seguido,haciendo ruido, así que no tenía mucho sentido. 

—Pst... si quieres vivir, tira hacia allí —señaló hacia al Sur— escóndete y no salgas hasta que hayamos acabado con todos los aliens. ¿Qué clases has visto?

Toda la información era poca. 

El tipo se sobresaltó en cuanto Jane apareció a su lado. Pero cuando se fijó que no era un maldito alien que quería matarle casi se le echa encima para abrazarla. Seguramente el arma que llevaba encima y la mirada dura le quitarían las ganas.

Gracias. Muchas gracias. No sé cómo son, me escondí aquí en cuanto escuché ruidos de disparos.

Dicho esto salió por patas hasta la zona de extracción.

Momentos antes de bajar del Firebrand, Hanne había montado el medikit en su unidad Gremlin para configurar el protocolo de curación. Los alien eran una maldita plaga que había que exterminar, pero al menos habían traído tecnología útil que podían utilizar. Y esa era su especialidad.

Casi no había descendido aún de la nave cuando Jane salió corriendo hacia una casa. «Cada uno con su especialidad», pensó mientras tecleaba algo en la terminal que llevaba en el brazo izquierdo.

— Vuela Muninn— dijo en voz baja utilizando el nombre que le había puesto al drone, en memoria de uno de los cuervos de Odin. El origen escandinavo de Hanne a veces era evidente en ese tipo de detalles. — Oído, Chaney, voy por él — le digo al tirador mientras salgo corriendo con el drone volando junto a mí.

Llego hasta el civil y le hago un gesto rápido para que se mantenga en silencio.

— Retroceda entre esos contenedores, allí estará seguro — le digo en voz baja. — ¿Puede decirnos algo de qué está ocurriendo aquí? — Doy un par de pasos de vuelta con él y me coloco junto al contenedor, vigilando el camino por el que hemos llegado por si el ruido que hemos hecho llama la atención de algún sectoide.

Hanne y su cacharro llegaron hasta otro de los civiles para ponerlo a salvo. Como el anterior estaba muy asustado para poder decir nada coherente. Tan solo que aquello estaba plagado de aliens y que les querían matar.

Sollozando se alejó hasta lo zona que le había indicado la mujer.

El Skyranger levantó el vuelo como un arcángel de Jehová, perdiéndose toda la diversión. Zadkiel se relamió anticipándose a lo que se avecinaba, sintiendo el olor metálico del polvo levantado por la aeronave. Cuando todo aquello acabase, sabría a sudor y cordita, probablemente el segundo de sus sabores predilectos.

—Vaya tio muermo —murmuró, como para sí mismo—. Tiene un trabajo de mierda, le hacen venir hasta aquí, y luego se pierde lo mejor —se encogió de hombros. El interior del casco aún olía a marihuana, y eso le tranquilizaba. Contuvo el impulso de ponerse a silbar, a Jane nunca le hacía demasiada gracia.

Zadkiel echó un vistazo alrededor e, incapaz de ver nada entre la humareda del casco, activó el sistema de aspiración interna. Mientras el humo se disipaba, se echó el arma al hombro y comenzó a andar con calma hasta encontrar una posición con ángulo, apoyó el arma en el suelo y pidió a Yavhé, señor de los artefactos explosivos, cuya voz era un trueno y su voluntad, una deflagración, que hubiera menos civiles y más aliens. Odiaba las misiones de rescate, porque tenía que pararse a pensar antes de disparar. Pero, se consoló, apagando los sistemas de aspiración para poder aprovechar con una última inhalación los retazos de humo, al menos no era una misión de escolta. Por algún motivo, los tios que tenían que proteger siempre eran como un imán para las granadas.

Todos los miembros de XCom se posicionaron como los buenos soldados profesionales que eran. Habían salvado a dos civiles, era un buen comienzo.

No obstante pudieron escuchar el sonido característico de las armas laser de los aliens, y algunos gritos. No podían salvar a todos. Nunca podían.

Uno fue al norte de su posición y dos al oeste de la misma. Tres disparos, dos gritos.

Mientras el equipo escuchaba sin poder hacer nada como morían civiles, por el este apareció un alien bajito y rosado. Las reacciones no se hicieron esperar, para eso habían sido entrenados.

Cargar con un arma como la suya era complicado. Estaba hecha para esperar en una posición protegida y disparar a distancia. Moverse y apuntar seguido era complicado, por ese motivo el disparo de Ted falló el blanco.

Por su parte Zadkiel estaba también atento y de un tiro limpio acabó con el enemigo.

-Bien hecho menas uno cinco. Aunque parece poca cosa ese sectoide es muy peligroso debido a sus poderes mentales. No le den opción.
Al parecer han crecido un poco desde la última vez, pero seguro que eso no les ha hecho menos peligrosos.-

Mierda exclamó por el comunicador. Luego se escuchó como Ted refunfuñaba por su fallo. Todos sabían como se las gastaba el de Tennessee. Era exigente, arrogante. Odiaba fallar y cuando lo hacía siempre ponía malas excusas. ¿A que lo achacaría ahora? ¿Al viento? ¿Quizás su arma no estaba del todo ajustada? 

Y como un agujero en la realidad, Jane Kelly se movió hacia donde había sonido. Era casi imposible que nadie la viera, estaba en estado zen, en su elemento, en el pináculo del sigilo humano. Si los ninjas del Japón hubieran existido de verdad, establecerían una estatua a semejante diosa. 

Jane "Fantasma" KElly se movió sin hacer el más mínimo ruido hasta el lugar donde había escuchado sonidos extraños antes. Sus propios compañeros casi no la ven pasar a su lado, y eso que sabían que estaba ahí mismo.

Cuando se asomó pudo ver a otro tipo tratando de escabar un agujero con sus propias manos para meterse debajo de los contenedores.
Pero el civil no fue lo único que vio. A lo lejos, al norte, había un soldado de Advent. Por supuesto este no se había fijado en ella. Estaba mirando el cadaver de uno de los civiles que habían venido a rescatar. Debía ser el disparo y el grito que habían escuchado antes.

Los aliens se movian. Podia oirlos. Podia sentirlos. Espoleado por resarcirse del ultimo fallo, Ted subió a uno de los contenedores usando las escaleras. Se giró hacia la posición que le había marcado Kelly. ¡Allí estaba ese jodido alien! Lo tenía a tiro. Otro no hubiera disparado. Era demasiado arriesgado, si fallaba podría alertar a otros enemigos pero él no era como los demás. Apuntó con la seguridad de que esta vez no fallaría. ¿Fallar dos veces seguidas?  Estadísticamente, eso era imposible.

¡BAM! el bicho se desintegró en la oscuridad.

Era historia.

Uno a su marcador personal.

Ted lo tenía claro. Veía un blanco, disparaba. Así de fácil. Y desde luego hacía como si de verdad fuera fácil.

Subió a uno de los contenedores para tener mejor visión. Casi no podía ver al soldado de Advent, pero casi era suficiente para él. Disparó y el tipo cayó al suelo con un agujero enorme en el pecho.

Lo malo es que eso atrajo a más aliens de los alrededores. Todos podían escuchar como se movían, algunos muy cerca.

Atención menas-uno-cinco, tenemos multiples contactos cerca de su posición. Acaben rápido con ellos o alertarán a los demás.

Ted se subió a un contenedor y luego disparó. El brutal sonido del disparo del Barret alertó a todos los aliens de los alrededores, pero el sonido del cadáver del enemigo fue música para los oídos de Jane, que siguió avanzando para rescatar al civil más cercano y quedarse apuntando al ruido, para disparar en cuanto pudiera, pero a cubierto con lo que podía. 

—Eh colega, ve hacia el Sur, hacia allá, nosotros te cubrimos. X-Com está aquí —le dijo, para luego hablar por el comunicador— Chicos, ruido delante, cubro con la escopeta. Tiene que haber más. Los que ha detectado Central.  

Jane sabía que sus compañeros la cubrían, pero ella era la mujer en punta. Y habían ordenado acabar rápido con los contactos. 

El ruido del disparo sobresaltó al tipo que estaba tratando de esconderse, y luego una sombra invisble le dijo unas palabras. Al hombre casi le da un infarto, pero se logró controlar y hacer lo que la voz de dios le decía. Que era refuegiarse en un lugar más prótegido.