Partida Rol por web

Parece que hay más de esos malditos sin cara infiltrados. Por si no bastara con las tropas normales que envían a matar a inocentes, encima tenemos que lidiar con esas cosas.

Tengan mucho cuidado.

Puede que otro se arrugara por haber estado a punto de jiñarla pero Ted no era como los otros. Sí, joder, era cierto: Aún estaba herido, y el tiro era dificil pero supo sacar fuerzas de flaqueza para apuntar al sincara. No podía fallar. Zad estaba en peligro, y si Zad caía la misión se iba al garete.

A pesar de sus heridas, Ted sabía que Zadkiel le necesitaba. Le necesitaba para matar a uno de esos bichos. Y por supuesto eso hizo.
Aquellas cosas eran duras, pero fáciles de acertar a distancia. Y el rifle que llevaba era más que capaz de tumbarlo de un solo disparo. Como enseñó a los demás.

Hanne siguió avanzando hacia el noroeste, pero al escuchar el grito de Wa envió a su drone para echarle un vistazo. Nuevamente el granadero había despertado a una de esas criaturas informes y había sido herido por ella. Aprovechó que Muninn estaba allí para dispensarle la última dosis de su medikit antes de volver a atraer al drone a su lado. A partir de ahora tendrán que ir con más cuidado, porque se había terminado su material médico.

«Para lo que le sirvió a Jane», pensó mientras se acercaba, lo más sigilosamente de lo que era capaz, a la posición donde había caído su amiga. Miró el cuerpo de la ranger, lamentando no haber podido hacer más por salvarla, pero consciente de que aún había civiles en la zona a los que podrían rescatar.

— Avancemos ordenadamente hacia el oeste — dijo a sus compañeros por el comunicador, esperando que a partir de ahora puedan actuar de forma un poco más coordinada.

La curación del Gremin se había agotado, y tanto Zadkiel como Ted estaban heridos. La cosa se había puesto mucho más seria de lo que ya estaba, que no era poco.
No obstante, ellos eran XCom. Tenían una misión, y la cumplirían.

—¡Aaaaaaargh...!

Cuando las garras aceradas de la criatura descomunal se hundieron en su carne, Zadkiel sintió que estaba un poco más cerca de su Dios. Un dios severo, inclemente y vengativo. Un hijo de puta con pintas, según algunos. Pero a Zadkiel le gustaba, era el único dios mediante el que interpretar este mundo de mierda.

Sintió que el dolor le cegaba, invadía su cuerpo con oleadas de dolor cálido, ardiente, que se propagaban radialmente hasta poseerle por completo. Oh sí, a eso había venido.

Cuando el bicho se desplomó, Zadkiel seguía en una especie de éxtasis autodestructivo, en el que apenas era consciente del mundo que le rodeaba. Estaba a punto de tocar a Yavhé, y suplicarle clemencia. Pero entonces, un frío calmante apagó sus fuegos y calmó aquel ansiado dolor. Sabía lo que era, no era la primera vez que ocurría.

—¡Eh, Hanne! ¡¿Cuántas veces tengo que decirte que no me drogues sin preguntar primero?!

Pero ya estaba hecho, y nada iba a cambiar eso, así que bien podía mover el culo en busca del tercero de los bichos esos, porque donde había dos, siempre cabían tres. Y tenía ganas de hacer con el siguiente lo mismo que a los otros dos. Se derretían a su paso.

Sólo quedaban tres miembros de XCom para completar la misión, pero tendrían que ser suficientes. El asentamiento y los civiles dependían de ellos.

En esta ocasión los disparos de los aliens sonaron muy cerca. Sólo fue uno, pero al parecer pudo esquivarlos y escapar. Y por supuesto, si los disparos sonaban cerca quería decir que las tropas de Advent también.

Ted movió el culo hacia el lugar de donde venían los sonidos de disparos asegurándose de ir mas o menos a cubierto. Había que estar precavido. Con la caída de Jane, la cosa se había puesto jodida, muy jodida. Echaría de menos a esa zorra sigilosa. 

— Cubridme — dijo Hanne a sus compañeros mientras se acercaba al civil que tenía cerca de ella.

Intentó moverse en silencio, lo más discretamente que pudo, con el drone volando a su lado. Mantuvo apuntado al hombre, dado que los dos últimos casos con los que se habían encontrado se habían transformado de repente en los enormes Sin Cara y no quería asumir más riesgos.

Cuando llegó a su lado, aún encañonándole, intentó desplegar el campo de protección de Muninn que tenía preprogramado, pero el drone tenía problemas para reaccionar en movimiento. Al ver que la protección fallaba, frunció el ceño y habló al humano en tono más severo de lo que había planeado, sin dejar de apuntarle. — Si quieres escapar de los aliens, ve por dónde yo he llegado y luego corre hacia el sur. El camino está despejado.

En cuanto Hanne pasó por delante de la puerta del barracón pudo ver como al otro lado había una pareja de troopers y un nuevo mutón. Aún así no se dejó dominar por el pánico y alcanzó al civil, el cual resultó ser un civil. Este se alejó a toda prisa para ponerse a salvo tal y como le habían indicado.

Los troopers se movieron rápidamente, tal y como estaban entrenados. Uno de ellos atravesó por el barracón, pero en cuanto se asomó para disparar a la pobre Hanne Ted, siempre atento y certero, acabó con él. Lamentablemente no pudo hacer lo mismo con el otro, y este se movió para encañonar a la especialista y pegarle un doloroso tiro. No era una herida muy fea, pero podía ser un problema si no la curaba bien.

Muy bien. Un civil menos que cae en las garras de Advent. Sigan así.

El humano salió corriendo, pero varios Troopers de Advent aparecieron desde el otro lado del edificio. Un nuevo disparo alcanzó a Hanne, que se tambaleó ante el impacto.

— Me repliego — dijo a sus compañeros mientras escoltaba al civil hacia atrás, abriendo fuego contra el mercenario de Advent que le había disparado. Al llegar al contenedor, el tipo salió corriendo hacia el sur, como ella le había indicado, mientras que Hanne se colocó junto a Zadkiel.

Hanne logró aguantar el dolor que le produjo el impacto. La armadura pareció absorber la mayoría y la soldado feu capaz de devolver el fuego y luego ir a por cobertura.

El disparo de la especialista dejó al soldado atontado, pero nada más. Y todavía quedaba un mutón por ahí cerca.

El de Tenesse vio como Hanne y ese zumbado de Zad iban por el flanco derecho. Los ruidos del movimiento del enemigo venían del nordeste. Ted creyó ver la sombra de un soldado de Advent que se ocultaba tras aquel contenedor. En otra ocasión no hubiera dudado en avanzar pero la Barret se hacía más pesada aún con la herida. ¡Mierda! masculló tragándose su orgullo. No le gustaba esperar a los acontecimientos. Él era más de acción que de reacción pero dadas las circunstancias, no quedaba otra. 

Ted sabía lo que se hacia. Había más enemigos cerca, y si uno se había asomado por aquella puerta alguno más lo haría. Lo único es que este era muy grande.

El mutón salió como si fuera el dueño de aquello. Y se encontró con un regalo de bienvenida en forma de disparo a la cabeza del te Tenesse. El disparo le decapitó sin que pudiera hacer nada por evitarlo, y el ruido que hizo al caer al suelo fue batante reconcible.

-Bien hecho menas-uno-cinco. Si nuestros informes son correctos ya no deberían de quedar muchas tropas de Advent en la zona. Aún así tengan cuidado con los metamorfos.

Zadkiel subió al contenedor al tiempo que respiraba un poco de aire fresco. Ahhh, aquello era vida. Desde allí podía ver el campo de batalla como Yavhé debía de ver el mundo. O casi.

Observó con cierta contrariedad cómo Ted mataba uno de los bichos más grandes, pero se consoló pensando que había para todos y que, además, si había sido derribado por Ted tampoco merecía la pena especialmente. No como el trooper ese de allí...

— ¡BANG!

...que sí que era un rival digno. Por un momento, Zadkiel pensó que no le había dado, porque el alienígena no se había movido ni un ápice. Miró su arma con cierta incredulidad, e incluso se planteó cambiar el porro de sitio. Estaba a punto de tirarlo cuando el trooper cayó al suelo.

—Eso me parecía...

El trooper que quedaba fue abatido sin problemas por Zadkiel. Al haberse subido tenía un buen angulo de tiro y no hubo problemas en eliminarlo.
Además, al estar allí arriba pudo ver a otro civil más a lo lejos. Parecía nervioso, pero era también comprensible dadas las circunstancias.

Volvió a escucharse otro disparo, pero ningún grito. Lo que quería decir que de momento se estaban salvando. Pero también significaba que quedaban más soldados de Advent.

Se escuchaban disparos a lo lejos. Ted no supo definir de donde exactamente pero Zad, desde lo alto del contenedor, le indicó que habia visto un civil a las nueve. Ted se movió en su dirección. También estaba Hanne por allí. Cuando llegó a su altura les hizo un gesto con el pulgar hacia arriba. 

Hanne hizo un gesto con la mano indicando a sus compañeros que avanzaba y bordeó el contenedor dirigiéndose hacia el civil. Tomó posición junto al pequeño almacén tras el que habían aparecido los troopers y habló al resto por su comunicador.

— Os cubro desde aquí. Id rápido a rescatarle por si hay algún hijoputa de Advent cerca — les dijo.

Estaba claro que si querías que las cosas se hiciesen tenías que hacerlas tú mismo. Esos pensamientos rondaban la cabeza ligeramente embotada de Zadkiel mientras atravesaba aquella especie de pequeña edificación y se dirigía hacia los contenedores. No sabía si era la droga, la falta de ella, o lo que quiera que le hubiese pinchado Hanne, pero tenía una ligera sensación de deja vu, como si ya hubiera pasado por esos contenedores, o por unos idénticos. Seguro que en breve se encontraba un Sin Cara.

Si Zadkiel no fuera un tío tan relajado, se diría que estaba impaciente.

Zadkiel se adelantó a los demás esperando llegar rapidamente al civil. En su carrera pudo ver que había más cerca de ese, aunque no fue lo único que detecto.
Le pareció escuchar algo en el idioma de los aliens, lo que podría significar que estaban cerca. Claro que cuando escuchó un disparo y vio como una de las personas que venían a rescatar caía al suelo muerta le dejó bien claro que efectivamente eran tropas de Advent. Y estaban muy cerca suyo.

-Menas-uno-cinco. Ha caido otro civil. No podemos permitirnos perder a más de ellos. Estamos llegando al límite de nuestra capacidad. Hagan algo.