Partida Rol por web

Oliver continuaba dando paseos por el barco. Soy el capitán…. aguanto una arcada. No puedo dejar el barco. Era otra de las cosas que había aprendido en el curso, o puede que hubiera sido viendo películas en el cine. Yo también me quedo. Dijo mirando a las dos chicas. Necesitareis unos buenos músculos que os protejan. Iba a realizar una pose de culturismo, pero otra arcada le impidió volver a presumir de sus músculos.

Viendo el panorama parecía que sólo iban a ir John y ella, así que, cogió la mochila y metió en ella suficiente comida y bebida para cubrir el viaje, así como parte del botiquín (vendas, esparadrapo, pinzas, algodón y alcohol) que le había dejado a Stacey, así como los prismáticos. - John, creo que podemos empezar a caminar hacia la colina, el resto no está en condiciones - Aún así, animó a Hugo a que los acompañase - Hugo, no te queda otra: 3 se quedan, 3 vienen, te ha tocado. Toma esta bolsa por si la necesitas - Tanto Lucie como Stacey se quedaban, y Oliver se les había incorporado después de que Stacey le recordara lo que pasaba en las pelis de miedo con el negro.

Bueno, vamos chicos... de frente hasta la loma, no tiene pérdida - Ah, llevo otra bolsa de plástico donde meto los peces que me voy encontrando, y si por el camino me encontrara con un palo largo, pues me lo cojo también, para ayudar a caminar - Eh, vosotros (Stacey, Lucie y Oliver) cualquier cosa que veáis, nos avisáis, podéis usar un espejo - En el estuche de maquillaje, hay un pequeño espejito, me lo llevo para hacer señales si ocurriera algo.

Habían decidido quién se quedaba y quién se marchaba. Aunque algunos de ellos había recomendado no separarse, la negativa de Stacey a moverse del yate había provocada una escisión en el grupo. Por un lado Luice y Oliver se quedarían en el yate, mientras que John y Lian se marcharían hacia el montículo. Hugo no había acabado de decidir del todo, pero ya habían decidido por él y le tocaría andar.

Habiendo llenado una mochila cada uno con provisiones y herramientas varias que creían poder necesitar durante la marcha, se despidieron de sus compañeros y comenzaron a caminar. El sol pegaba con fuerza cuando finalmente partieron. Iban a necesita bastante agua, por suerte habían cargado con varias botellas.

A medida que se alejaban de la embarcación, Lian fue buscando algún pez para meter en su mochila. Su idea sin duda era utilizarlos como provisiones por si escaseaban los aperitivos y las galletas saladas que llevaban en sus mochilas. Pronto desistió en esa idea. Todos los peces herían a putrefacción y su consumo no iba a ser para nada recomendable.

Avanzaron durante algunas horas. El suelo era bastante blando, pero estable. Lian trató también de encontrar algún palo que le sirviera de bastón, pero en aquella isla (o lo que fuera), no había vegetación tallosa. Las únicas plantas que allí se contaban eran algas marinas.

Se detuvieron a almorzar algo cuando el sol se encontraba en su máxima elevación. Sudaban a mares y sus piernas estaban ya cansadas, pero debían seguir avanzando. Habían cubierto casi la mitad de la distancia desde el yate al montículo. Podía ser que al anochecer de encontraran a los pies de la elevación del terreno.

Finalmente prosiguieron la marcha. No sucedió nada relevante durabre toda la jornada. No atisbaron actividad alguna en muchas millas a la redonda, ni tan solo una sola ave o un solo animalejo correteabdo por el lodazal.

Al atardecer llegaron al pie de dicha elevación, que resultó ser mucho más alta de lo que les había parecido de lejos; tenía un valle delante que hacía más pronunciado el relieve respecto del resto de la superficie. Para comenzaron a ascender, ya estaba muy oscuro, demasiado para seguir avanzando. La colina tenía una pendiente pronunciada y muchos riscos salientes y afilados con los que podían cortarse fácilmente, además estaban cansados. Quizás era un buen momento para descansar.

Habían decidido quién se quedaba y quién se marchaba. Aunque algunos de ellos había recomendado no separarse, la negativa de Stacey a moverse del yate había provocada una escisión en el grupo. Por un lado Luice y Oliver se quedarían en el yate, mientras que John y Lian se marcharían hacia el montículo. Hugo no había acabado de decidir del todo, pero ya habían decidido por él y le tocaría andar.

Y allí estaban los tres, en lo alto del yate. Olivier no se encontraba bien todavía. El hedor que desprendía aquel lugar había sido determinante para que se mantuviera abordo. Stacey estaba aterrada y sospechaba que en cualquier momento podía aparecer un ser monstruoso que acabara con todos, como.eb las películas. Y Lucie, Lucie simplemente decidió quedarse allí para apoyar moralmente a la pelirroja y porque simplemente era más fácil.

Fueron pasando las horas. La radio y los teléfonos seguían sin hacer mención alguna. El sol pegaba con fuerza, no como en la jornada anterior y hacía bastante calor, lo que les provocaba bastante sed. Suerte que tenían agua suficiente y lo que no era agua.

Las horas iban pasando tediosas. Nada sucedía, ni un solo sonido disturbaba la relativa paz de aquella región salida de las peores pescadillas. Y a medida que avanzaba el día iban poniéndose más nerviosos, pues no tenían noticia alguna de sus compañeros. Lo cual era hasta cierto punto normal, pues la elevación de terreno estaba calculando a ojo, a una jornadas a pie.

Bueno, creo que sería insensato seguir subiendo con esta oscuridad - ¿Qué os parece si acampamos aquí? tenemos la espalda cubierta por la ladera (pendiente pronunciada) - extiendo como si se tratara de una playa mi toalla, realmente no la extiendo, me tapo con ella, y pongo un plástico debajo para que haga de aislante, e invito a que ellos lo hagan también - No me parece una buena idea hacer fuego, por eso de no llamar la atención - aunque quizás sean manías mías, porque no hemos visto peligro alguno, salvo que haga frío - Me entra la duda de hacer fuego, con eso nos verían... quien quiera que nos esté viendo - desde el yate seguramente nos vean, la cosa es no llamar la atención de noche de quién no queremos que nos vea - sí, suena un tanto paranoico, pero a ver, si en el mar nos encontramos con un enorme tiburón y este lodazal era consecuencia de un movimiento volcánico de las profundidades del océano, pues igual era por cautela, mantener el sigilo.

Si Hugo sigue vomitando, que se ponga a un lado, es decir, en el medio él no. ¿Qué proponéis los demás en cuanto a pasar la noche aquí?

Oliver permaneció la mayor parte del tiempo tumbado sobre los bancos de cubierta. Aún seguía teniendo náuseas y cada vez que se levantaba una arcada le subía por la garganta. Finalmente reunió las suficientes fuerzas para ponerse de píe y dirigirse a la bodega del barco, quería volver a contar los suministros. Venga chicas, hay que hacer algo para mantener la mente ocupada.

Agradezco el apoyo de Lucie y de Oliver. Me abrazo a mi amiga, le devuelvo el beso y me apoyo en su hombro- Gracias. Todo irá bien, estoy segura. Sigo convencida de que los espíritus de la Naturaleza nos ayudarán.

En realidad estoy muy inquieta. No estamos preparados para esto, ¿quién lo está?  Es una situación de lo más anormal, surrealista, esto no sucede en la vida real. ¡Pero está pasando! El capitán Oliver tiene razón, hay que mantenerse ocupada.

-Lucie, si vas a comprobar de nuevo el motor, te ayudo en lo que sea.

Aparte de eso me paso el rato observando con los prismáticos, mirando a veces el móvil, la radio. El tiempo pasa tedioso. Preparo infusión para Oliver , café para Lucie y para mí. Unos bocadillos. No me reconozco, ha emergido a la superficie mi personalidad de voluntaria. Me río, yo sola. Bueno, y con la ayuda de un peta en la boca.

-A comer, chicos –dejo la bandeja sobre la mesa. Al ver a Oliver en la tumbona, me siento detrás de él- Te voy a dar un masaje, te pondrás como nuevo, tío. Toma, dale primero una calada –Unto mis manos con un poco de aceite de esencias, luego las pongo en las sienes de Oliver, voy dando un masaje en esa zona, en la frente, en el cuello, la cabeza…A ver si mejora.

-Lucie, después te doy otro a ti, ¿vale?

Buena caminata, sí señor... me ha hecho que se me terminen de pasar los efectos del alcohol de las largas horas previas... cachis... mira que jode desperdiciar un pedal de tal tipo, pero en fín, hemos ido de cháchara, cantando cancioncillas de marcha, incluyendo la de la tía esa, la Blancanieves... y de paso, he estado atento al terreno.

A ver, que no soy ningún lumbreras, que como suelo decir, "inteligente no, pero atento...", y me he fijado en que nada de vegetación. Es como si este terreno, o hubiese surgido del fondo así, por las buenas, en muy poco tiempo, y de ahí lo del pescado en su superficie, o si se tratase del resultado de un movimiento telúrico de esos.. .que uno ve Discovery Channel cuando está fumao, y se quedan ese tipo de movidas.

Lo que sí tuve es la precaución de traer un bichero de a bordo, y se lo he pasado a Lian en los lugares complicados; está en forma, pero esta caminata ha sido muy larga. El que me ha sorprendido es Hugo... no se como puede tener tantas arcadas... para evitar líos, procuro vigilar que esté hidratado, y esperemos que no se le junte con una cagalera... ya sería espantoso.

A la hora de hacer parada, cuando ya no se ve una mierda, y tenemos que tirar de linternas, toca pensar como pasar la noche...

-No, si lo de una hoguera estaría bien... la noche va a ser fría porque el ambiente es húmedo, y el fresco de la noche va ha hacer que haya rocío frío, pero... no hay con qué alimentar una fogata... no he visto ni un palo; como mucho, algo de algas, pero... empapadas, y más atrás de donde estamos.

... momento de ser prácticos... ya son muchas las noches que, borracho, he dormido con colegas a la intemperie, para dormir la mona, así que... algo se del tema.

-Lian, ponte tu en medio, así pasarás menos frío

... dicho lo cual, me envuelvo en mi manta... no he tenido la precaución de pillar un plástico para abajo, pero hecho una bola, si no me muevo mucho, el calor del propio cuerpo, si no se escapa, te mantiene caliente. Procuro ponerme de espaldas a Lian, para no incomodarla, pero lo suficientemente cerca para que pueda sentir algo del calor de mi cuerpo (ejem... no , no voy a intentar meterla mano aprovechando que sea de noche, demonios, no me déis malas ideas!)

... creo que tardaré un rato en quedarme sopa, así que... intento estar al loro de lo que pueda sonar por ahí; en especial... pienso en cangrejos... Si esto hubiese estado hasta hace poco bajo el mar... las criatiuras que podrían moverse fuera del agua, serían del tipo cangrejo, pero no vendrían al aroma del pescado , porque apestamos a pescado... ya que el olor lo captan bajo el agua, no del aire -Hala, más sabiduría del Discovery Channel... a ver si consigo recordar capítulos del Último Superviviente, o de... Aventura en Pelotas-

El camino, por momentos, había sido una auténtica tortura para Hugo. Empezaba a pensar que le debía haber sentado algo mal de lo que comió o que estaba enfermando. Es cierto que siempre había sido un chico demasiado sensible a los olores o a las cosas desagradables, pero a estas alturas ya debería haberse acostumbrado. 

No podía verse la cara, pero hubiera apostado todo su dinero a que estaba mas blanco que la mismísima luna que les alumbraba. Por si acaso, procuró comer algunos alimentos con azúcar y alguna fruta, pero tampoco surtió efecto.

- Pues a dormir se ha dicho... - dijo una vez tumbado.

No duró mucho en posición horizontal, ya que las nauseas le hicieron recuperar la verticalidad.

- Voy a dar una vuelta... no me alejaré. Necesito más aire aun...

No se alejó mucho, cargado con la linterna mas potente que encontró. Se quedó por la zona, investigando el terreno, intentando no pensar en su malestar general.

Estaba junto a John, una vez que Hugo se había levantado a dar una vuelta, supuse - creo que lo está llevando bastante mal, me da que si lo sacas de la ciudad se descompone - siempre había creído que los chicos eran fuertes y robustos, vamos que, no se descomponían así como así, pero ya había visto a Oliver realmente flojo, pese a su tableta, y ahora Hugo no estaba mucho mejor - John, ¿te das cuenta que eres el más fuerte de todos? - me había sorprendido el chico, de primeras creí que era el más flojo de todos, aunque ayer lo había visto bastante bajo, por culpa de la resaca, pero hoy estaba totalmente resuelto. 

¿Te cuento un secreto? siempre creí que al final te enrollarías con Lucie, sin embargo, no sé, te veo como con muchas dudas y estoy segura que te has traído al menos una caja de condones, ¿a qué sí, eh? - Eran mis amigos, pero quieras que no, a veces me extrañaban determinados comportamientos, a ver, yo estaba ahora con Stacey empezando "algo", pero siempre me había extrañado mucho que entre nosotros no hubiera surgido alguna relación, sobretodo entre Lucie y John. Habría dicho entre Hugo y Lucie, pero contemplando al chico como estaba, eliminé la posibilidad.

Trae para acá esos peces, vamos a rodearnos con ellos, no por Hugo sino por el olor (confundir nuestro olor con el olor a podrido del pescado).

Hugo: Nos oyes hablar, si acercas el oído sabrás que va sobre Lucie y el sexo jjjj, también hay peces alrededor nuestro, de esos que están muertos y que he recogido por el camino por el tema de "confundir nuestro olor con el pútrido"

Sonrío; esta chica es algo fuera de lo normal; observadora y sagaz... y siempre con temas divertidos en la punta de la lengua...
-Que va no creo que sea el más fuerte; simplemente, el alcohol protege; los demás estaban más serenos que yo, así que, lo que sea que les está jodiendo vivos, no puede con la barrera antienfermedades que supone la cantidad de bebercio que llevo en la sangre...
...
-En cuanto a lo otro... te seré sincero; lo de traer condones ha sido de cara a la galería; tengo menos probabilidades de mojar con alguna de vosotras, que de sacar la carrera en el mismo tiempo que la sacarás tu, te lo aseguro... Es una vieja norma de la dinámica de grupos... cuando se empieza a enrollar la gente, el grupo se acabó, kaputt... ya me ha pasado varias veces, y es una jodienda, porque la gente termina separándose, y terminas perdiendo el contacto... y te lo aseguro, no mola.
-... Y mira que he tenido ocasiones; como has dicho, tal vez con Lucie... pero tampoco quiero empezar algo que ... eh", que viene

-Pues sí, como iba diciendo... ¿seguro que es buena idea lo de rodearnos de pescado? Si hubiese alguna criatura que pudiese detectar presas, o sea, a nosotros, por el olfato, también olería el pescado que, supuestamente, sería nuestra "coartada olfativa".... y si hay aquí alguna criatura depredadora... su presa natural sería el pescado, y en esta zona tan alta, no he vbisto muchos de ellos, o sea... que lo mismo en vez de disimular nuestro olor... estamos poniéndonos una señal luminosa de "buffet libre de pescado, ¡venga y sírvase!

Guiño un ojo y vuelvo a taparme bien....

-Tendríamos que dormir por turnos... Hugo, tu estás jodido, intenta dormir el primer rato; en un par de horas despiértame y hago la siguiente guardia... no creo que pase nada, pero por si desde el barco nos hacen señales luminosas, o algo.

... me vendrá bien de todos modos pensar un rato en la soledad de la noche... diantre... tantas cosas dándome ahora vueltas a la cabeza... esto me pasa por estar sobrio

De nuevo la frustración hizo acto de presencia en el ánimo de Lucie. Una vez Hugo, Lian y John se hubieron alejado del yate, la joven volvió, con la ayuda de Stacey, a intentar mirar qué coño le pasaba al motor, pero todos sus intentos fueron en vano ya que, por más que miraba una y otra vez, no veía nada estropeado ni roto ni en malas condiciones.

Volvió a la cubierta del barco para hacer lo mismo que hacía Oliver, nada. Así que, tumbada a la poca sombra que había en cubierta, ya que el sol cascaba de lo lindo ese día, se dedicó a beber un par de cervezas, fumar como un carretero aún sabiendo que podía quedarse en cualquier momento sin tabaco, y a charlar de cosas triviales con sus dos amigos, una forma para no pensar en lo que estaba sucediendo, aunque eso era bastante difícil.

Pero a medida que el tiempo pasaba y no tenían ninguna noticia de los tres que se habían ido, Lucie comenzó a revolverse en la silla y, sin poder estar quieta, empezó a dar pequeños paseos por cubierta mientras Stacey traía algo de comer.

—Gracias guapa —sonrió agradecida a Stacey por los bocatas a pesar de no tener demasiada hambre—. Igual tendríamos que haber ido con ellos —Lucie empezaba a sentirse fatal por haber dejado a los otros tres a su suerte. 

Volvió a sentarse mientras veía a la pelirroja comenzar a hacerle un masaje a Oliver.

—Será un placer ponerme en tus manos —aceptó la propuesta del masaje—. ¿No hace demasiado calor hoy o es cosa mía?

No podía estarse quieta, la intranquilidad, el no saber estar sin hacer algo la estaban volviendo loca y, mientras Stacey seguía con su masaje a Oliver, ella se acercó a la borda para otear el horizonte en dirección hacia donde habían ido los otros tres, esforzándose por conseguir ver algo.

Las horas fueron pasando lentas y tediosas. Stacey preparó algo para comer mientras Oliver y Lucie casi se comían las uñas. Estar atrapados en aquella embarcación sin saber que les iba a deparar el futuro y sin saber si volverían a ver a sus tres amigos exploradores y cuando sería eso, les estaba martilleando la cabeza. Además, lo por de la espera, además de la incertidumbre, era el aburrimiento extremo que estaban experimentando. No pasaba nada, únicamente el rumor de las olas rompía de tanto en cuanto la monotonía. Seguían sin escuchar un solo sonido que no fuera el mar o sus propias voces y eso era bastante duro.

Lucie trató de entretenerse mirando de nuevo el motor. Lo cierto era que por mucho que lo mirara, tocara o golpeara, no parecía que hubiera fallo alguno. Según lo que entendía sobre mecánica, que no era poco, aquel motor estaba en perfectas condiciones y tenía por fuerza, que funcionar. Pero, lo cierto era que seguía sin hacer mención alguna. Era como había dicho John, como si un campo electromagnético o cualquier otra cosa, impidiera su correcta marcha.

Mientras tanto, Oliver seguía pegado a la radio y cada tanto miraba de encender los motores del yate. Ni la radio le respondía, ni los motores hacían mención de encenderse. Por suerte, había logrado al fin sobreponerse a aquellas molestas nauseas que le hacían sacar todo lo que portaba en su estómago. De aquella manera había expulsado grandes cantidades de alcohol y quizás por ello se encontraba ahora un poco mejor.

Por su parte Stacey, seguía con sus miedos. Miedos que combatía con esoterismo, yoga y naturalismo. Se había concentrado en sus creencias para tratar de evadirse de la situación en la que estaban embarcados y casi lo había conseguido, el poder de la mente podía hacer desaparecer cualquier miedo y podía liberar el alma, eso lo tenía muy claro aquella pelirroja. Además, ayudada por el principio activo de la marihuana, el delta-9-tetrahidrocannabinol, lograba evadirse a ratos de todo aquello, aunque por desgracia a menudo caía en la cuenta de la cruda realidad que estaba viviendo y el mundo se le venía encima.

Ya era de noche cuando, reunidos los tres compañeros en cubierta, observaron algo en la lejanía. Se trataba de un reflejo. Al menos eso creían Olicer y Stacey, porque en lo que refería a Lucie, ella no había visto nada. Fue tan solo un instante. Un instante en el que creyeron ver un destello de luz. Una pequeña luminaria que se encontraba precisamente en la dirección en la que se habían marchado sus compañeros y aunque no podían jurarlo, se encontraba cerca de la formación montañosa a la que se dirigían.

Lo cierto era que todo el día caminando les había quitado la resaca de golpe. Habían sudado a mares y el sudor había eliminado gran cantidad de toxinas y alcohol. La resaca se les había ido pasando de forma progresiva a lo largo del día, pero lo cierto fue que lo que normalmente duraría todo el día hasta la noche, al medio día era ya casi historia. Esa era la parte positiva, porque por contra, estaban realmente agotados. Sus pies y sus piernas no estaban acostumbrados a ese tipo de caminatas y caminar con el calzado inadecuado les había provocado unas dolorosas ampollas entre los dedos.

Fuera como fuera, decidieron dormir acurrucados. John se había ofrecido a realizar la primera guardia y los tres pronto se acomodaron los unos contra los otros. Por suerte, Hugo llevaba tiempo sin vomitar y ya se encontraba bastante mejor que de buenas a primeras cuando desembarcaron y su olfato detectó aquel nauseabundo olor a pescado en descomposición. Lo cierto era que necesitaban aquel descanso y seguir avanzando de noche no era tampoco para nada una buena idea. Habían acertado deteniéndose y montando el campamento allí mismo.

Finalmente tanto Lian como Hugo, se durmieron. Se durmieron rápidamente. Hugo concilió el sueño en pocos minutos tras cerrar los ojos y aunque a Lian le costó algo más, también acabó por dormirse. John estaba cansado, pero no tenía demasiado sueño. La sensación de cansancio era tal, que aunque lo hubiera intentado, le hubiera costado bastante quedarse dormido en esos momentos. El lugar era bastante incómodo y la situación en la que se encontraban le rondaba la cabeza como un pensamiento recurrente.

No había pasado ni una hora cuando John observó algo claramente. Se trataba de un reflejo en lo alto de la montaña. Algo que se acababa de mover rápidamente. Fue tan solo un instante. Un instante en el que vio claramente un destello de luz. Una pequeña luminaria que se encontraba precisamente en lo alto de aquella estructura montañosa. John tuvo la clara intuición de que aquel destello se trataba inequívocamente de algo moviéndose, pero por mucho que trató de enfocar la mirada, no logró volver a verlo. Por suerte, la cima de aquella elevación del terreno estaba bastante lejos de su posición por el momento.

Cuando termino con Oliver me pongo manos a la obra con Lucie. Le paso el peta, le doy conversación- Olvídate del calor. Cierra los ojos, así, eso es, piensa que estamos en una playita, tomando birras y contando chistes y tonterías. Visualízalo -Al suave masaje con las yemas de los dedos en las sienes lo acompaño con un beso en su frente- Esto tiene que pasar. Nos encontrarán. Lian y los demás regresarán de una pieza. Seguro.

Si lo repites mucho acaba sucediendo, ¿no? Eso quiero creer.

-¿De verdad consideráis que hemos llegado a la conclusión más acertada? Ha emergido un trozo de tierra de lsa profundidades marinas. Es una puta pasada. Y somos testigos de primera mano. ¡Imaginad!

Una birra, un peta, otra cerveza. Un paseo, los prismáticos. Charlamos. Reviso la mochila, miro las cosas de Lian, riéndome con algunas de sus pertenencias. Intento leer un poco pero no me concentro. Acabo por dormir un ratito. Después preparo una ensalada, unos bocatas, más café, me bebo otra birra y fumo un nuevo porro. No reparo en que hay que racionar bebida y comida.

-Vendrán con hambre.

Agarro los prismáticos y enfoco en esa dirección -¿habéis visto? Un reflejo, un punto de luz. Ha sido un segundo.