Partida Rol por web

Harald asintió a las palabras de Wrugger y se recostó a un lado del fuego donde se durmió rápidamente debido a la agradable temperatura, al estar al aire libre y respirar el aire puro de la naturaleza. Se despertó con la escarcha matinal y se estiró deseando los buenos días al grupo, desayunando junto a los demás y empaquetando sus cosas para continuar el viaje.

En la trayectoria vio un árbol cortado y alguien que les hablaba, Harald levantó las manos para que viera que no tenía armas y pronunció la palabra en élfico de amigo: - ¡MELLON!, gritó.

El silencio reinaba después de las palabras que provenían del bosque, y no fue hasta que Harald dijo la suya que se comenzó a escuchar una risa que no tardo en detenerse. Aquella risa fue suficiente para que todos pudierais identificar que provenía de detrás de unos arbustos, justo delante de donde la copa del árbol yacía en el suelo.

Wrugger y Harald además se percataron de que había como mínimo dos o tres más escondidos en diferentes ubicaciones, y tratando de pasar desapercibidos...

- Decir lo que tengáis que decir, y dejar la ofrenda hacia los elfos. El precio por permitiros volver tal y como habéis venido es de dos monedas de oro... cada uno - No parecía que fueran a salir, o que quisieran atender a las razones que Wrugger había dado.

- Claro, claro, para que podáis gastar la hoy mismo en la taberna. ¡A las armas! Estos son tan elfos como yo, talando árboles para atracar a los incautos.

Dicho eso sacó su hacha mientras corría hacia los que estaban escondidos.

Wrugger se lanzó contra aquel hombre. No se había creído aquellas palabras y aunque en caso de ser ciertas podrían costarles muy caro todo parecía apuntar a que no eran quienes decían ser. 

Fuere como fuere aquellos hombres parecían estar preparados y no dudaron en salir de sus escondites respondiendo a un ataque para el que ya estaban preparados. Tres portaban hachas, dos de ellos fueron hacia Wrugger y un tercero hacia Harold. Dos más aparecieron un poco más alejados con sus arcos tensos.

Los dos que atacaron a Wrugger se encontraron con un soldado, un guerrero preparado y bregado en combate que no tuvo problemas en esquivar y detener los ataques.

Harold por su parte tampoco encontró problemas. Logrando esquivar el ataque del enemigo que se abanlanzó sobre él.

- Vais a pagar caro no habernos contratado - Dijo uno de ellos sonriendo. Wrugger entonces cayó en la cuenta de quien eres eran. Frente a él tenía a uno de los mercenarios que hace un par de noches habían ofrecido sus servicios.

Grimwald, sorprendido por el repentino ataque sacó su arco con presteza y decidió centrarse en los que se encontraban a larga distancia. Los nervios y la poca experiencia en combate le jugaron una mala pasada, haciendo que su flecha pasara de largo, aunque... alertando al arquero del posible riesgo que allí tenía.

El arquero al que Grimwald había disparado no lo pensó y centrándose en su objetivo tensó la cuerda de su arco un poco más y soltó la flecha. La potencia, la precisión y porque no decirlo, la buena puntería de aquel arquero hicieron que la flecha se le clavara en el estómago; haciendo que Grimwald cayera al suelo con una fuerte punzada de dolor y manchando el verde suelo con un pequeño reguero de sangre.

Mientras tanto el otro arquero trató de acertar a Ometar, aunque con mucha menos fortuna que su compañero...

Harald atacó al bandido que tenía enfrente con su espada corta... pero las prisas y la inexperiencia en el combate le pasaron factura al explorador fallando su ataque.

Wrugger flexionó brevemente las piernas y aprovechó el ímpetu de los ladrones para dar un paso adelante y colocarse al otro lado. Estudió bien a sus oponentes y blandió su poderosa hacha en horizontal para alcanzarlos a ambos a media altura.

- Espero que aceptéis pagos en acero, no llevo monedas de oro en este momento.

Uno de los ladrones cayó fulminado al suelo, la pierna separada del resto del cuerpo y sangrando abundantemente. No se levantaría más y su mirada reflejó que lo sabía. El otro tuvo algo más de suerte y recibió un duro golpe en un costado. Eso y ver el charco de sangre de su compañero hizo que abriera los ojos como platos y casi soltara el arma de las manos.

- Ometar, si quieres encargarte de él adelante. Si no, ve a por el arquero que ha herido a Grimwald y yo me daré placer a golpe de hacha contra su pecho.

El movimiento de Ometar fue casi automático, tomar la ballesta de la espalda y quitar el seguro no fue más que un suspiro.

Con mortal precisión apuntó al arquero que tenía menor cobertura haciendo que el virote le golpeara de refilón en la cabeza. La herida no era importante, pero incapacitó al arquero lo suficiente.

No hizo ningún movimiento para cubrirse, simplemente tensó la ballesta de nuevo e introdujo un segundo virote mientras miraba de reojo al segundo arquero y le dedicaba una sonrisa.

Harald no había logrado golpear a su objetivo, pero con su rápido movimiento había conseguido obtener una posición ventajosa para poder lanzar un nuevo ataque antes de que el bandido pudiera reaccionar. Por su parte Wrugger había conseguido desmembrar a uno de los enemigos, que había dejado de moverse pasados unos segundos, mientras que el otro había logrado detener el hacha a duras penas, quedando a merced de un nuevo ataque si no era capaz de recuperarse pronto.

La flecha de Ometar hizo que el arquero tuviera que agacharse, tropezando con una de las ramas del árbol caído. 

Harald siguió combatiendo con el bandido al que estaba enfrentado... Esta vez su espada corta marcó una linea diagonal que fue muy difícil de esquivar, y el tajo hizo su efecto en uno de los hombres pérfidos que se habían hecho pasar por elfos.

El bandido cayó al suelo tras recibir el espadazo de Harald. Este había tenido una segunda oportunidad y no la había desaprovechado. La herida de su pecho sangraba en abundancia, y todo parecía indicar que este sería su último combate.

El bandido al que Wrugger había golpeado en su barrido no había tardado en recuperar la compostura y contra atacó con toda su fuerza y rabia, no solo de haber sido golpeado, sino de ver como su compañero moría con cada latido del su corazón desangrado. Al guerrero no le costó detener el golpe, el bandido había perdido su oportunidad...

Ometar ya tenía preparado el virote en la ballesta. Viendo que su anterior contendiente no podía atacar se giró sobre si mismo sin moverse de su posición y disparó al otro* arquero, pero esta vez el disparo salió muy desviado.

Maldiciendo buscó cobertura mientras colocaba otro virote en su arma.

Aunque el arquero había caído al tropezarse con la rama, decidió darse la vuelta y cargar y disparar su flecha todo lo rápido que le permitieron sus brazos. El destino quiso que la cuerda quedara enganchada entre las ramas del árbol, y que finalmente saltara; golpeando la cara del desdichado arquero y provocando una nueva caída al suelo.

El segundo arquero, al que Ometar había disparado no tardó en cargar su arco y tratar de devolver el disparo, pero tal y como el primero había fallado, este también erró su disparo. Fuere como fuere ambos seguramente usarían ese tiro para calibrar su siguiente disparo, que sería sin duda más certero que el anterior...

Grimwald se repuso del daño sufrido. Había pensado en buscar cobertura, pero contra antes acabaran el combate menos probabilidades de volver a salir herido. Puso una rodilla en el suelo, dejando que se formara un pequeño charco de sangre que goteaba de la herida de la flecha y apuntó al arquero que permanecía en el suelo. Dado su estado sería mejor buscar un blanco más sencillo...

Por desgracia el dolor punzante regresó en el peor momento, y la flecha se perdió entre las ramas sin pena ni gloria. Grimwald apoyó la otra rodilla y agachó la cabeza. El dolor era intenso, pero no podía rendirse ahora...

Wrugger se encaró enfadado con el soldado.

- ¿No sabéis cuándo rendiros? Mejor, no pensaba dejaros salir de este bosque.

Sin embargo, el ansia por terminar el combate parece que lo distrae lo suficiente como para que su golpe apenas se acerque a su destino.

El arquero trató de recuperarse, pero la rotura del arco y el golpe eran demasiado. Permaneció en el suelo, todavía confundido por la situación en la que se encontraba.

Mientras tanto, el otro bandido con arco cargó una nueva flecha y apuntó a Ometar; estaba claro que aquella ballesta le daba suficiente miedo como para centrarse en él, pero la cobertura que había encontrado fue suficiente para que el tiro fallará, y la flecha pasara de largo...

Wrugger aprovechó la inercia del golpe errado para dar una vuelta sobre sí mismo y golpear con su hacha en el bandido que quedaba en pie.

- A ver si esta vez terminamos el trabajo, Ometar. - el golpe no hace herida, pero sí hace que el bandido hinque la rodilla en tierra - Menos enemigos vivos son menos ataques y atacar a un enemigo en tierra no te hace menos hombre, sólo uno con más posibilidades de morir.

- Quizás - respondió Ometar - pero un enemigo incapacitado ya no ataca.

Apunto de nuevo con su ballesta al arquero que seguía en plenitud de facultades, esta vez sin errar, atravesando la cabeza del mismo con el virote.

- Creo que con esto hemos terminado - dijo en voz alta, con la pretensión de no tener que matar a ninguno más.