Partida Rol por web

La rescatadora siguió a Andre entre los árboles. Por alguna razón no le escuchaba, o puede que no le oyera con suficiente claridad a la distancia a la que se encontraba. Por mucha prisa que se diera ella, él siempre mantenía la misma distancia, pese a no parecer que se moviera más rápido.

Lo siguió hasta que lo vio entrar a una especie de cabaña. Pasó tras él, viendo que se situaba mirando a la pared. Quedó ahí en silencio y cuando Viktoria fue a tocar su hombro, por instinto para llamar su atención, este se dio la vuelta poco a poco. Y se dio cuenta que Andre no era Andre. Dentro de la capucha del parca que llevaba no había nada.

La mujer dio un paso atrás, asustada y tropezó cayendo de culo. Cuando levantó la vista la figura que había creído Andre, vestida como Andre, no estaba. Ella se encontraba ahora en una cabaña dentro del bosque, que no había visto nunca.

La madriguera no era una madriguera sino un túnel, al salir vio que simplemente estaba en otro lugar, con un río hecho mierda. 

Qué cosa más rara, pensaba que no había nada así en el bosque. 

Pero no parecía estar sólo en aquel lugar, si muy separado de sus compañeros, que habían hasta soltado la cuerda. 

No sabía si lo estaban haciendo a posta, pero sentía que los tres estaban dando caladas a sus respectivos cigarrillos a la vez, como si de una actuación de sincronización se tratase. Incluso Christina debía de reconocer que a veces esperaba a que alguno llevara el suyo a sus labios antes de hacerlo ella para no romper esa perfección.

Mientras tanto seguía mirando hacia el bosque, comprobando también que sus compañeros se habían percatado de algo en esa dirección. Achinó los ojos para concentrar la mirada en un punto lejano creyendo ver algo entre la oscuridad antes de cerciorarse de qué era, o más bien quien.

Eh.- Llamó la atención al resto mientras chasqueaba los dedos en ese tic nervioso, señalando a esa dirección para que Mihail grabara.- ¿No es esa la chica que encontrasteis? Se está yendo.- Comprobando que apenas le quedaban un par de caladas al cigarro, lo tiró al suelo y lo pisoteó, asegurándose de que lo había apagado. No era plan de causar otro incendio en ese punto.- Mihail, vamos a por ella.- André estaba ocupado, Viktoria distraída e Ylia… a saber, por lo que sólo quedaban la pareja de reporteros.- ¡Oye, la de la furgoneta, se te escapa la rescatada! – Gritó mientras caminaba a paso apresurado a esa zona, esperando que Viktoria la escuchara y confiando en que el cámara la siguiera.

No le dió tiempo a reaccionar. La cuerda le ardía deslizándose entre las manos pero no podía apartar la vista de aquella figura. Un segundo o dos después de que desapareciera miró a los periodistas. Por la cara que tenía Mihail estaba seguro que había visto lo que él. Christina parecía no haberse dado cuenta. No había tiempo para comentarios. La mano ardiéndole y el final de la cuerda serpenteando en la madriguera le hizo reaccionar agachándose hacia aquel agujero.  
 

- ¿Que coño esta pasando aquí joder?!…Yliaa! Yliaaa!!… - había visto muchas mierdas en aquel bosque pero lo de esta noche estaba sobrepasando los limites. Escucha a la periodista hablar de la muchacha rescatada y se levanta - Puta mierda joder! Hay que traer bomberos para sacar cuanto antes de ahí a Ylia. Tenemos que irnos. Esto es demasiado peligroso, no os quedéis atrás - y se encamina con zancadas enérgicas hacia la furgoneta.  

Se preguntaba que demonios estaría pasando con sus compañeros. Primero Ylia, luego André. ¿En qué momento se le ocurría proceder así? Lo esperaría de un novato, pero no de él. La angustia no tardó en aparecer y convivió con la preocupación hasta que se interno en aquella cabaña y descubrió...

André, no era André.

Tras eso, lo que ocupó su mente no fue sino qué le estaba pasando a ella. Porque aquello... claramente no había podido se real.  ¿Sería el frio? ¿Estaba afectando a su mente? 

Mientras discurría aquello, descuidó el entorno y se encontró de súbito en el suelo, con el trasero dolorido y las sienes a punto de estallar por el acelerado ritmo cardíaco. Se levantó tan rápido como pudo y miró al alrededor un poco conmocionada, tratando de ubicarse y ver dónde se encontraba, paseando nerviosa el haz de la linterna por los rincones de aquella cabaña desconocida. 

Finalmente intenta salir, pues debería volver. Se le estaba yendo la cabeza y había perdido a aquella señora... y... Demasiados problemas. 

Entonces tuvo un escalofrío, pero el estremecimiento duró incluso menos que la súbita aparición de la extraña figura de la mujer entre los árboles. La expresión en el rostro de Andre era un tanto irracional, como si hubiera visto al Diablo, Mihail se percató que ambos habían visto la misma cosa, pero el semblante de Christina estaba casi incambiado, una calma inmerecída, tranquilidad que sólo podía explicarse si la reportera había ignorado todo aquello. Aunque hacía frío el cámara comenzó a sentir como un sudor frío comenzaba a recorrerle por la espalda y por una vez no reaccionó a tiempo a las indicaciones de la jefa acerca de dónde dirigir el foco de su cámara.

—Chris, tía, estás de coña, ¿no? —le preguntó con un hilillo de voz, negando con la cabeza— ¿No viste a la puta tía espectral moviéndose como un rayo? 

El otro rescatista gritaba y gesticulaba a su lado, la cuerda un mero recuerdo en sus manos, pero al menos lo que decía tenía más sentido.

—Va, Chris, Andre tiene razón. Vamos pitando a la furgoneta y allí pensamos qué hacer.

Abandonar al rescatista conspiranoico a su suerte le generaba un poco de remordimiento, pero a la hora de la verdad Mihail priorizaba salvar su propio y personal culo antes que jugar al héroe y pasar a convertirse en parte de la noticia.

El rescatador se acercó al agua estancada y le pareció ver cerca de la superficie una prenda de ropa. Era complicado ver nada con lo turbia que estaba aquella masa de agua, menos con la luz de su linterna de noche, pero bajo aquel líquido marronáceo y casi opaco.

Estiró la mano y pescó un parca azul marino tamaño niño del agua. Estaba empapado y no tenía nada que pudiera identificarlo para con su propietario, pero la talla lo delataba. Quizás el niño había caído al agua y había tenido un destino funesto. Ylia miró preocupado el agua, sin saber cómo proceder, cuando esta se movió.

Al principio el movimiento fueron unas leves ondas casi imperceptibles, pero luego esas ondas eran demasiado evidentes como para no darse cuenta que algo se movía bajo el agua.

La mujer como bien había remarcado la reportera, se escapaba entre los bosques. Aunque no era una evasión pues el paso al que se encaminaba hacia la oscuridad era lo suficientemente lento para seguirla con facilidad. Cuando Andre volvió a la furgoneta vio que la rueda estaba cambiada pero no había ni rastro de Viktoria.

Sabiendo lo que sabía el rescatador sobre el lugar, aquello no eran buenas noticias. Si algo había hecho que sus compañeros se alejaran o desaparecieran, no podía ser algo bueno. Quizás estarían muertos o en peligro.

La señora que había sido rescatada, volvía a internarse entre los árboles sin remedio. Andre se encontraba a solas con los periodistas y ambos sus compañeros habían desaparecido. La radio no funcionaba en aquel punto del bosque, deberían moverse a un punto más alto para probar contactar con el otro equipo.

Viktoria tras el susto se dio cuenta que estaba en una cabaña de madera con varios espantapájaros de casi tres metros. Aquellos espantapájaros eran en realidad montones enormes de paja con formas diversas, que no tenían pinta de humana o antropomorfa ninguna.

Había una mesa en el lugar y varios manojos de hierbas colgados, como si aquella casa perteneciera a una bruja o similar. No había oído de brujas en el bosque antes. Sobre una de las paredes había un espejo con el mismo grabado que encontraron en el árbol del bosque: una figura con forma de rana, con las patas quebradas. También había un retrato, con la mujer que habían rescatado y un hombre a su lado. 

Las maderas del sitio crujían, como si tuvieran vida propia.

Ylia se preocupó por el chaval. ¿Estaría moviéndose bajo el agua? ¡Igual salía! Seguramente su sobrino no había tenido esa oportunidad. Y no se apartó del agua, aunque sin duda era algo pernicioso...

Andre vió alejarse a la mujer pero se dirigió directamente a las puertas traseras comprobando que no estaba dentro Viktoria.

- Viktoria!!...me cago en la puta. VIKTORIAAA!! - en ese momento ve como la mujer se va adentrar definitivamente en el bosque y cierra las puertas energicamente - Anda y que te follen.

- Subíos a la furgoneta! nos vamos cagando leches. - se sienta en el asiento del conductor mira su reloj y enciende la sirena - A ver si de una puta vez esto sirve para algo...3 minutos te doy Viktoria.

La rescatada come dedos se alejaba a toda velocidad en dirección al bosque, y Mihail por fin entendió que había sido aquella mujer y no la otra la que había visto Christina. El cámara continuaba filmando todo lo que sucedía, más que nada por inercia, con movimientos demasiado bruscos e irregulares, su atención se encontraba dispersa en intentar comprender qué cojones estaba pasando. Ahora no sólo habían perdido a Ylia, sino también a la misteriosa mujer y a Viktoria, y ésta última en particular no daba con el tipo de las que se arriesgan innecesariamente, como por ejemplo si podría hacerlo Christina si se oliera un escándalo u otra primicia, pero al menos la rueda de la camioneta estaba en su sitio, al menos aún podían escapar de aquel endemoniado lugar. No fue necesario que Andre se repitiera.

—Venga Chris, apura —dijo tendiéndole la mano a la periodista desde el interior de la furgoneta— Ya tenemos suficiente para un especial de fin de semana.

Estaban cayendo uno a uno como moscas y no parecía que aquello fuera parar. ¿Dónde estaba Viktoria? ¿Qué había sido de Ylia? La periodista miraba de un lado a otro intentando entender algo de la situación aunque claramente estaba confundida.

La sirena, úsala. A mi me ayudó a volver.- Aconsejó aunque André se adelantó, recordando cuando ella decidió "volar" por su propio lado en busca de la noticia mientras se metía en la furgoneta, teniendo demasiadas ganas de irse de allí aunque con ello abandonara a algunos.- Dejad a la puta loca esa. Si quiere ir al bosque que se divierta con sus espantapájaros.

El retrato con la cara familiar la evadió de su idea de salir cuanto antes de aquella casa. Abrió los ojos con sorpresa y no puedo evitar acercarse tanto al retrato como en el grabado del espejo. Se preguntaba en ese momento si la cabaña sería de aquella mujer. No era descabellado. Una ermitaña en mitad del bosque... normal que acabara por írsele la cabeza. Aquellas ideas tomaban sentido en su cabeza, ya que constaría también la desaparición de la mujer. 

No le sorprendió tanto que la madera crujiera, pues en las construcciones de ese tipo era un fenómeno habitual. Más si era una cabaña antigua.

Volvió a mirar la foto, sopesando la posibilidad de que aquí pudiera haber alguien más...

- ¿Hola? ¿Hay alguien ahí? - preguntó al aire. 

Puede que si el niño se había hundido estuviera tratando de llegar a la superficie. Puede que tuviera la fuerza para hacerlo solo y por eso Ylia esperó o observó. Puede que aquello fuera en realidad solo un pez grande estancado reptando bajo el fango estancado y moviendo la masa de agua encima de él.

Ningún niño o pez salió del agua, pero un ser gris con piel agrietada asomó y se llevó a Ylia al interior de esta. Lo agarró con unos brazos fibrosos, delgados y fuertes y trató de ahogarlo.

Andre subió a la furgoneta, pues la rueda había sido cambiada. Pero comprobó de la peor forma que el árbol seguía ahí en medio. Ylia no lo había cortado cuando había tenido ese ataque de nervios. Había entrado en pánico y se había cargado la rueda, pero la madera la había dejado casi intacta. Eso hizo que cuando el rescatador arrancó el coche, este se empotró contra el árbol que tenía delante y sufrió una avería bastante más grave que una rueda rota.

Mihail y Christina que acababan de subir al furgón, tratando de buscar solución a los desaparecidos se dieron un golpe contra los objetos varios que había en la parte de atrás de la furgoneta, acabando magullados. Andre fue impulsado contra el volante, del cual saltó el airbag e hizo que el verdadero golpe se lo llevara contra el cabezal de su asiento, en la nuca.

Los tres quedaron magullados, mareados y confusos por lo que había pasado. Tardaron un rato en comprender qué había pasado en realidad.

Nadie contestó a las palabras de Viktoria, aparte de un murmullo a su espalda. Cuando se dio la vuelta se sintió observada. Era como si uno de aquellos montones de paja se hubiera desplazado hacia un lado. Eso era imposible, pues la paja se hubiera desperdigado por el suelo con ese entramado que tenía para mantenerse agrupada a esa altura.

Aparte de eso vio unos periódicos viejos donde contaban la historia que la rescatada os había relatado en la furgoneta. Su historia encajaba exactamente con lo que decían en ese diario. Aquellos papeles son antiguos y no tienen fotos de las personas implicadas, ni la viuda, ni el marido. 

Lo que era seguro es que la mujer no tenía que ver con la búsqueda que estaban realizando, no estaba perdida en aquel lugar, el bosque era su hogar.

-Espíritus malignos acechando en los pantanos en la noche más oscura del año. Los que traen la muerte a las cosechas y nos dejan temblando de frío. Amanecer rojo y día aún más brillante. Ven y aleja al mal de aquí- la voz la oyó a su espalda e hizo que se sobresaltara. -La viuda te quiere a ti...

La mujer estaba ahí con ella en la cabaña, acababa de entrar por la puerta asustando a la rescatadora.

Lo siento Vik…

- Bien, pues nos vamos… 

Sus siguientes palabras fueron ya un bajo lamento ininteligible en el silencio posterior al incidente. Ni siquiera hizo el amago de  moverse. Estaba ya muy cansado física y mentalmente. Entonces aún postrado en el asiento lo entendió. 

- El árbol - masculló entre dientes.