Traigo nuevas estadísticas calentitas ^^
JUGADORAZOS!!! ^^ | Posts | Chupitos |
---|---|---|
Nightwing (Briand) | 186 | 6 |
Glinaur (Glinthalas) | 144 | 4 |
Glinaur (Thorwyn) | 260 | 9 |
Glinaur (Drey) | 40 | 1 |
Glinaur (Ulfgar) | 177 | 4 |
Glinaur (Balgros) | 41 | 1 |
Glinaur (Wylas) | 67 | 2 |
Glinaur (Aelfryd) | 102 | 4 |
Glinaur (Flynnean) | 168 | 5 |
Vytros (Kylian) | 119 | 4 |
Ank Durs (Kylian) | 1045 | 24 |
Dredz (Lluvia Estelar) | 40 | 1 |
Dainthalar (Lluvia Estelar) | 468 | 13 |
Dainthalar (Ailaserenth) | 731 | 15 |
Corkrayn (Lowenherz) | 73 | 2 |
Midrangor (Lowenherz) | 269 | 8 |
Midrangor (Klunurig Tzé) | 280 | 8 |
Midrangor (Terciopelo) | 34 | 1 |
Midrangor (Freya) | 173 | 4 |
Midrangor (Biornthalas) | 195 | 5 |
Midrangor (Adele) | 53 | 1 |
Barracuda (Enrielle) | 1016 | 22 |
Barracuda (Tharvelis) | 22 | 1 |
Posts | Chupitos | Post/chupito | |
---|---|---|---|
Glinaur | 999 | 28 | 35,68 |
Ank Durs | 1045 | 24 | 43,54 |
Dainthalar | 1199 | 27 | 44,41 |
Midrangor | 1004 | 26 | 38,62 |
Barracuda | 1038 | 22 | 47,18 |
Glinaur, aprieta que te pillo en PJs liquidados xD.
Glinaur, aprieta que te pillo en PJs liquidados xD.
Vooooy xDDD
¿Subimos de nivel? ¿Subimos de nivel?
¿Subimos de nivel? ¿Subimos de nivel?
A lo largo del próximo chupito, seguramente :)
Kyliana nos ha dado la turra con la Senda durante 18 chupitos seguidos. Es evidente que es un elemento narrativo de su personaje, no es algo sacado de la manga en el último segundo. ¿Porqué no puede existir una fuerza ulterior que predestina a los personajes a encontrarse y cumplir con su destino3? Vale que esto no es algo propio del universo de Dragonlance, pero no veo porqué no puede haber un elemento sobrenatural de esa naturaleza en la historia (y no, no es para usarlo como excusa narrativa en cada ocasión, pero coñe, hemos introducido aproximadamente 20 personajes nuevos en la historia hasta el momento, cada uno con su excusa, y no pocos con "ah, pues me llevo al mugroso este que me he encontrado en una celda" xD). Al fin y al cabo, la puta Senda estaba ahí, era la que encontraba la mitad de los objetivos de la aventura vía conjuro de nivel alto. ¿Que Kyliana estaba como una regadera? Qué duda cabe. Pero igual fue por haber vislumbrado la Senda.
Me he emocionado. Te quiero Midragor.
Y si, la Senda existe y no se perderá como lágrimas en la lluvia.
Mi Pj va a ser una mística seguidora de la Senda. Quizás no la misma que la de Kyliana, pero seguidora de la Senda al fin y al cabo.
Os mantendré informados.
Primeros años
Kalaman, antes de su decadencia, era una ciudad que parecía inmortal. Sus murallas antiguas resistían los siglos con la testarudez de la piedra y la Casa Valdray había tejido generaciones de influencia en la política y el comercio de la ciudad. Era un linaje de comerciantes elevados a la nobleza, estrategas financieros y arquitectos del poder marítimo. Ser un Valdray era lo que muchos ciudadanos aspiraban a ser… y casi ninguno lograba.
En este escenario nació Althena Valdray, la mayor de cuatro hermanos. Su padre, Rudegar Valdray, la miró con desdén al saber que no era varón. Con el tiempo, y gracias a la intervención de su madre, Rudegar aprendió a tolerarla, pero nunca llegó a aceptarla plenamente. Con el nacimiento de su primer hermano, al que llamó como a sí mismo y luego de Maeron, el tercero, Althenea pasó a un rincón de la familia. Sólo con su hermana menor, Serel, compartió una cercanía verdadera, aunque breve: antes de que Serel cumpliera diez años, Althenea ya había desaparecido de su vida.
Desde niña, Althenea era distinta. Su hambre de comprensión no tenía fin. Las lecciones de protocolo, filosofía y teología impartidas por el viejo tutor Malcyr, nunca le bastaban. Ella deseaba comprender por qué los símbolos religiosos variaban entre regiones, por qué ciertas pesadillas se repetían en su linaje, por qué las palabras podían tener peso o no dependiendo de quién las dijera y cuándo. Cuando no encontraba respuestas, las inventaba.
Trazaba signos con carbón en las piedras de su alcoba. Nadie le había enseñado esos símbolos. Los llamaba "las marcas que hacen pensar". Su padre llegó a considerarla una vergüenza. Lo que antes era frialdad, se volvió indiferencia abierta al entrar en la adolescencia.
El Descubrimiento de la Senda.
Althenea no era rebelde por capricho. Simplemente no sabía fingir que creía en aquello que todos daban por cierto. El honor, la nobleza, el deber: palabras huecas, vacías, cuando veía a su padre firmar tratados con mercenarios o a sus hermanos discutir la herencia como cuervos sobre un cadáver.
A los trece años, explorando las zonas olvidadas de la biblioteca familiar, descubrió un volumen sin título, encuadernado en cuero ajado y escondido tras tomos de genealogías. Era una recopilación sin autor, llena de fragmentos, versos y advertencias que hablaban de un dios remoto, impersonal, que había trazado la existencia entera siguiendo un diseño al que llamaba “la Senda”.
La Senda no era destino. Era la urdimbre oculta que tejía todo cuanto ha sido y será. Los pocos que llegaban a entenderla, podían, según el texto, modificar su curso.
“El que reconoce la urdimbre, puede tensar los hilos.”
Esa frase se le incrustó en la mente como un clavo de oro.
Desde entonces, Althenea dejó de ver el mundo de forma normal. Empezó a copiar símbolos, rastrear patrones, cruzar nacimientos con eclipses, canciones populares con fechas de muerte. Creía que estaba descubriendo el lenguaje oculto del universo. Llenó diarios con sistemas propios de signos. Aislada en su mundo, parecía invisible. Nadie decía nada… hasta que habló.
Fue durante un banquete de otoño, con dignatarios de Solamnia y nobles del norte reunidos para discutir una alianza mercantil. Althenea, con diecisiete años, vestida con una capa que ella misma había bordado con símbolos de la Senda, interrumpió la conversación de los mayores. Su voz fue tranquila, casi alegre, cuando señaló a uno de los presentes, un varón corpulento.
— Tiene una sombra en el pecho. El nudo ya está hecho. Pronto no estará aquí.
Ella rió. Nadie más lo hizo. El salón quedó en silencio. El hombre se ofendió. Su padre se sonrojó de vergüenza y furia. La noche terminó en tensión. Nadie volvió a hablar de ello.
Tres semanas después, aquel hombre murió repentinamente. Pero eso no importó. Lo que quedó fue el escándalo y la afrenta. El temor a que la locura hubiera echado raíces en la hija menor de la Casa Le Besco.
El exilio
Althenea fue enviada al este, a una finca familiar olvidada, sin biblioteca, sin compañía, con apenas los libros que logró llevarse.
Allí, la Senda comenzó a hablarle, o eso creía ella. En patrones de la niebla de las mañanas, encontraba símbolos, así como en las ramas de los árboles, en los gusanos que brotaban de las manzans o en las ondas del lago cuando una hoja mecida por el viento, se posaba en su superficie. Veía coincidencias imposibles en los registros del almacén de la finca. Y de tanto observar, vio algo más, el punto donde el patrón se rompía. A Kalaman, su ciudad y la de su familia, no le quedaba mucho.
Convencida de que algo terrible iba a ocurrir, intentó escribirle a su padre. No obtuvo respuesta. Intentó advertir a sus hermanos y sólo obtuvo silencio. Tan solo Serel respondió con una carta que fingía preocupación, pero fría como el hielo de la mañana.
Fue entonces cuando Althenea huyó y adoptó un nuevo nombre, Vherima. Se marchó llevándose libros robados y sus propio, apuntesuna. Nadie la detuvo. Tal vez nadie la buscó. Tal vez, su propia familia deseaba su marcha.
La Herida del Río
Tras su expulsión, disfrazada de “retiro espiritual” por su familia, Althenea, ya no del todo ella, ya Vherima, fue enviada a una finca menor en las afueras de Kalaman. Los días en aquel lugar estéril, rodeada de criados silenciosos y campos de cultivo vigilados por pájaros estáticos, fueron largos, irreales. La bruma que se posaba sobre los huertos parecía no disiparse nunca del todo. Fue allí donde comenzaron las visiones.
Primero fueron sueños. Fragmentos que no lograba recordar por la mañana, pero que dejaban el sabor amargo de una profecía fallida. Luego, llegaron los síntomas, la sensación de estar siendo observada incluso cuando no había nadie, sombras que se alargaban hacia ella en los atardeceres y un murmullo débil bajo tierra cuando apoyaba el oído al suelo. La Senda había comenzado a manifestarse.
Empezó a escribir cartas, a su madre, hermanos e incluso a su padre, sólo Serel, su hermana menor, respondió a una de ellas. Y no fue con palabras de consuelo. La nota de Serel era fría como la piedra de la casa familiar.
“Lo que ves, no es lo que es. No vuelvas.”
Pero ya era tarde. Vherima no necesitaba más señales: Kalaman estaba al borde del colapso. El aire lo gritaba, la tierra lo suplicaba, los árboles se doblaban bajo un peso invisible. Huyó de la finca una noche sin luna, dejando tras de sí la última máscara de su antigua identidad.
Fuerte Viranesh
Al llegar a las lomas altas del Viranesh, encontró el fuerte en manos de un caballero que había roto todo lazo con el Trono Solámnico. El pendón del Sol doble no ondeaba sobre las murallas, reemplazado por una bandera más sencilla, una bandera negra con una cruz dorada torcida. Decía proteger la región del caos, pero sus hombres patrullaban con ojos vacíos y bolsillos llenos de monedas nerakanas.
Dentro del fuerte, Vherima descubrió la existencia de la Compañía Mercantil de Vinar, supuesta benefactora de la zona. Era un una taparedera. El emblema de la compañía, una garra sutil en tinta oscura, tenía los contornos del emblema de Takhisis si se miraba desde cierto ángulo.
Un humano de modales pulcros, sonrisa tranquila y acento neutro se le acercó con tacto. Le dijo que veía en ella “algo que otros no sabrían comprender”, que “la Senda que portas no te ha sido dada por error”. Se llamaba Malen. Espía de la Orden del Lirio, aunque eso no lo sabría ella hasta más tarde. Le ofreció conocimiento, protección, acceso a antiguas revelaciones.
Ella lo rechazó. No con rabia, sino con la helada firmeza de quien ha visto lo que él aún teme nombrar. Al intentarlo forzar, huyó de nuevo, esta vez dejando sangre en las piedras. Fue perseguida durante una noche y un día y solo escapó gracias a una tormenta repentina. A partir de entonces, caminó sola y sin mapa, siguiendo el curso del río hacia Maelgoth
El río y el barco
En Tearford, se unió a la tripulación de un barco fluvial de velas grises y cubierta ancha. Su capitán era Joseph, un comerciante amable y manos cansadas. Le acompañaba Chester, un mago que leía sin cesar y mantenía cerca a una niña extraña de ojos inmensos y cabello demasiado blanco para su edad. Liza. Nadie sabía de dónde había venido exactamente. Solo que estaba bajo su custodia, por razones no explicadas.
Durante la travesía a Maelgoth, surgieron rumores. Gente en los muelles hablaba en voz baja sobre la tripulación de aquella nave. Decían que habrían incendiado un monasterio en los márgenes del río. Joseph lo negaba. Chester no decía nada. Liza solo observaba, abrazando una muñeca que nadie recordaba haberle dado, hecha de hueso tallado.
Una neblina cerrada cayó sobre el río durante tres días. Los marineros comenzaron a tener los mismos sueños: navegaban sin rumbo hacia una ciudad sumergida de cristal negro. A bordo, el silencio se hacía más pesado. Liza no dormía.
En la ruta hacia Tearford hallaron una jaula flotante, sellada con cadenas viejas. Dentro, un cuerpo aún tibio, cubierto de tatuajes de Chemosh. Al abrir la celda, el hombre, entre estertores, susurró.
- La sacerdotisa me arrancó los nombres. Los está guardando. Me hizo verte. Tú... eres parte de esto...
En Starmont, una patrulla intentó arrestarlos. Las acusaciones eran precisas, ritos de sangre, quema de un templo, profanación de reliquias, entre otras acusaciones. Chester murmuró por primera vez en días.
- Nos están siguiendo por ella. Por la niña.
En un callejón, un encapuchado los enfrentó. Se identificó como un servidor del culto a Morgion.
- La fiebre viene con ella. No lo sabes aún, pero es un faro.
Al negarse a entregarla, se desató el combate. A la mañana siguiente, Starmont ardía. El grupo escapó bajo lluvia negra. Vherima, cada vez más confundida, vio a Liza mirando las llamas con una sonrisa ausente.
El hundimiento.
Camino a Gaarlus, la fiebre estalló a bordo. Joseph cayó inconsciente. Chester dejó de hablar de nuevo. Liza se sentó al lado de Vherima y le susurró.
- El fuego que no ves se está acercando. No es tu culpa. Pero eres parte de ello.
A la mañana siguiente, el río rugió. Un barco blindado avanzaba desde Maelgoth, ondeando banderas negras. Su capitán era Guiler Abrena. Chester la miró por última vez.
- Ya no hay dónde huir. Han encontrado a Liza.
La batalla fue breve y brutal. La nave de Jospeh fue perforada por flechas incendiarias. Vherima cayó al agua, arrastrada por la corriente. Desde la orilla, empapada y temblorosa, vio el barco hundirse lentamente bajo el gris del cielo. Solo caminó, sola otra vez, hacia el bosque de los márgenes, mientras el río arrastraba los restos de un secreto que aún no entendía.
Me interesa más el trasfondo que la ficha. Pero como en este caso el trasfondo es compartido con el resto, no sé si será más fácil o más difícil, pero seguro que será divertido :)
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Entiendo lo de la continuidad y es algo que mola, pero en este caso creo que me inclinaría también a buscar personajes más lejano que no tenga nada que ver con el pasado. Creo que puede ser refrescante empezar una historia con varios personajes que se conozcan de hace años, como si empezáramos la partida de nuevo, pero a nivel alto. En este caso deberían tener vínculos potentes si han compartido años de aventuras.
En mi caso quiero seguir con alguna clase fácil. Me ha gustado este pequeño tanteo con un bárbaro potente, y otra clase parecida tipo guerrero me gustaría. Un nerakano renegado, o un mercenario, algo así. Con todas las guerras que ha habido pueden haber participado en el mundo de forma notable, y puede que después de la peste escarlata decidieran cambiar de bando. O antes. No sé, estoy escribiendo sin pensar xD.
Y lo de que uno simplemente haya escuchado de Ailaserenth y se presenten en su casa buscando su talento puede ser sencillo pero quedar bien y natural. "Natural" xD
Qué guay está ver las estadísticas de la partida! Gracias por llevar la cuenta!
Qué ideas os molan a vosotros? A mí lo del grupo de maps rebeldes me gusta.
En mi caso quiero seguir con alguna clase fácil. Me ha gustado este pequeño tanteo con un bárbaro potente, y otra clase parecida tipo guerrero me gustaría. Un nerakano renegado, o un mercenario, algo así.
A mí me suena a ideaza. En el manual "la Era de los Mortales", pág. 32 tienes la clase de personaje "Caballero renegado" que es justamente eso, un solámnico o un nerakano que han desertado de su orden.
Si tu personaje tenía un nivel alto como caballero del lirio antes de desertar, podría tener acceso a información importante sobre nuestros enemigos que sirviera de disparador de aventuras.
No es precisamente la clase de personaje en la que Ailas confiaría demasiado y menos en compañía de un minotauro, pero como guay, es una idea muy guay. ^^