Partida Rol por web

[DM05/21] – Viy

Capitulo uno: Un día de clase

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20/04/2021, 13:04
Seminario de Kiev

Cuando por las mañanas tocaba la sonora campana del seminario de Kiev, todos los seminaristas acudían en tropel desde los distintos barrios de la ciudad. Seminaristas y algún que otro pillo que pretendía pasar una mañana bajo techo en alguna de las abarrotadas clases del seminario. En aquella hora tan temprana comenzaban a abrirse las puertas del mercado, y las vendedoras de buñuelos, de panecillos y toda clase de golosinas, gritaban a los estudiantes; como es de suponer, importunaban más a los que iban mejor vestidos.

¡Señoritos, señoritos, vengan aquí! ¡Vean qué ricos buñuelos, qué tortas, qué pasteles! ¡Son de miel! ¡Una delicia! ¡Yo misma los he hecho! Pregonaba una de aquellas vendedoras.

¡Aquí están los buenos caramelos! Exclamaba otra, ofreciendo algo parecido a lo que pregonaba.

No le haga caso, señorito. Intervenía una tercera. No le compre nada a esa mujerzuela. Fíjese usted en sus manos sucias y en su nariz manchada. ¡Venga aquí, señorito!

Claro que estas bravatas sólo las dirigían a los más pequeños. No se atrevían con los filósofos ni con los teólogos, que sólo se acercaban “a probar" la mercancía, lo que por cierto lo hacían a manos llenas, sin el menor escrúpulo.

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20/04/2021, 13:05
Seminario de Kiev

Ese día tenia además algo de especial. El era el ultimo día del curso, tras el cuan se iniciarían las vacaciones, es decir, el tiempo que transcurre desde el mes de junio hasta el final del verano. Al llegar estas fechas los seminaristas regresaban a sus casas y los caminos se llenaban de teólogos, filósofos, retóricos y gramáticos. Los que no tenían familia se las arreglaban para pasar el verano en la casa de alguno de sus compañeros. También se había dado el caso de picaros sin oficio ni veneficio que se hacían pasar por seminaristas en algún pueblo a fin de ganar un plato de comida caliente.

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20/04/2021, 17:10
Fiódor Kravchenko

Al parecer los tártaros habían vuelto y tocaban marchas militares en mi cabeza. La mejor de las despedidas implica la peor de las resacas, era un precio justo que abonarle a la noche. Apreté el tabaco en la cazoleta de mi pipa mientras apretaba a su vez el paso, pues ya iba rezagado. Alexei el vividor había compartido muchas jarras y un raído sofá conmigo, pero también con otros cinco camaradas, y probablemente eso explicaba mi hedor a taberna.

 

 

Mi incierto futuro resultaba también un incordio palpable. No podría volver a la casa familiar ya que era "el díscolo traidor", no les echaría de menos, pero eso me dejaba en la calle. Tal vez me acogiese el viejo Vlad. Podría aenseñarme las mañas de la carpintería y así le pagaría la estancia. Habría que verlo al llegar.

 

 

Suspiré más que exhalar la primera calada del día recordando los estofados con hierbas de mi casa. No era yo amigo de desayunar más que humo de pipa, pues el hambre solía atormentarme como es lógico cuanto más avanzado se hallaba el día. No obstante estaba siendo una mañana dura, y la despedida bien podría merecerse un gasto extra. Había escamoteado en varias ocasiones tortas a aquella mujer, así que por una vez decidí compensarla. Seguramente fuese culpa de la nostalgia prematura que se apoderaba de mí cuando tenía que marcharme de cualquier lugar que no fuese la casa familiar.

 

 

-Sus manos han amasado la que será hoy mi fortuna, buena mujer, y por ello le doy las gracias.   -Le dije sonriendo mientras hacía saltar 4 kopeks en la mano derecha-   Deme uno de esos buñuelos que tanto se parecen a los que me hacía mi pobre madre antes de sus padecimientos y que Dios la bendiga.

 

 

Era este un requirimiento indispensable de mi ritual de compra, pues le había dicho a aquella artesana que era huérfano y mi supuesto dolor ejercía las veces de simple moneda de cambio. Puede que la triquiñuela hiciese falta de nuevo al acabar el verano.

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20/04/2021, 17:30
Yure Kovalenko

Una hoja más arrancada en el calendario auguraba el final del curso y el inicio de las vacaciones.

Me daba igual. No tenía especial interés ni en ir a casa ni en quedarme en el seminario, pero si tenía que elegir, hubiera preferido lo segundo. Al menos en la residencia tenía mi propia habitación, mi refugio, y nadie me obligaba a "relacionarme" con los demás.

En casa, no tenía más remedio que convivir con mi familia, y convivir suponía que se empeñaran en hacer cosas "de familias": ir a misa juntos, leer junto al fuego, compartir conversaciones intrascendentes en la mesa... Parecía que quisieran compensarme el  haberse desecho de mí, del lisiado. Porque en el fondo sabía que lo sentían así, y esta era su forma de intentar calmar sus conciencias.

Camino a clase, las tenderas del mercado nos ofrecían su mercancía, que si bien podría servir para satisfacer un estómago vacío, no harían lo propio con un paladar exigente. No, no es que yo fuera un paladar exigente, mi origen era demasiado humilde para eso, pero esa mañana había tomado el desayuno en la residencia y mi estómago estaba lo suficientemente satisfecho como para arriesgarse a dar un bocado a aquellas viandas de aire añejo.

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20/04/2021, 17:57
Inha Holub

La única mujer que allí caminó a paso tranquilo con la intención de ir al seminario, aún no podía creer como su padrastro había logrado que la acepten considerando su género y más aún su prontuario. No obstante ella ya había comenzado a familiarizarse con todo esto, era un mundo completamente diferente al que estaba acostumbrada y no tenía que lidiar con la supervivencia, el hambre y los reos de turno. No, pero sí tenía que lidiar con ella misma y todo lo que en su interior cual huracán fervoroso pulsaba por salir. 

Por esa razón con su vestido de color gris y un sombrero negro se entremezcló entre los seminaristas para avanzar en total silencio. Aún le costaba entablar vínculos, si bien era todo un desafío encajar, más lo era convivir en aquellas cuatro paredes con tantos dogmas pululando en su mente. Tenía que acostumbrarse, aquel hombre que se hizo cargo de ella le prometió un camino mejor pese a lo doloroso que podía ser todo. 

Y por ello como alma que se la lleva el viento, continúo caminando. Vendrían las vacaciones, le tocaría un poco de vida normal entre lujos, entre costumbres que aún tampoco le son propias. No compró nada, pero sí que le dio unas monedas a la mujer para que tenga más en su bolsillo. No era un día samaritano de Inha, era por una cuestión de empatía ya que sabía lo que era estar en la calle deseando que te compre, que esa moneda te ayude a salvar el día y gracias a esto, prefirió echar una mano. 

¿Se estaba domesticando? Posiblemente. 

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20/04/2021, 21:30
Ilya Borotkin

Ilya caminaba por las calles de Kiev con elegante desenvoltura. Al ver a una callada joven que vendía flores, se detuvo a observarlas: las flores y también a la muchacha de rosadas mejillas. Mientras paseaba sus dedos por encima de algunos de los pétalos en señal de indecisión, dirigía miradas furtivas y sonrisas confiadas a la muchacha, cuyas mejillas se sonrojaron todavía un poco más. Ilya eligió una alcea de color rosado y una iridácea morada. Las agarró suavemente mientras sacaba un par de kopeks del bolsillo y se los daba a la muchacha.

Una iridácea para mi ojal y una alcea para la bella muchacha, a juego con sus mejillas labradas en alabastro —dijo Ilya mientras le daba la alcea a la joven y después se colocaba la iridácea en el ojal de su elegante chaqueta. Antes de seguir su camino, hizo una tenue reverencia a la muchacha y le guiñó un ojo, provocando que a ella se le escapara una sonrisa pudorosa.

Al acercarse al seminario, la muchedumbre de vendedoras de tortas y otras vulgaridades se le echaron encima. Él mantuvo su mirada al frente mientras sacaba su pitillera de plata, de la cual extrajo un cigarrillo, luego buscó su caja de cerillas y se detuvo sólo un segundo para encender el cigarrillo. Su estómago estaba lo suficientemente lleno tras el desayuno en la pensión, pero pensó que, puesto que aquel era el último día del curso lectivo, otro gallo cantaría al salir de clases, cuando debería buscarse las habichuelas como mejor pudiera. A final de año, su mesada era ya escasa, tras haber disipado una buena cantidad de rublos en algunas fiestas de despedida durante la última semana. Al terminar ese día de clases, debería poner rumbo a Dios sabe dónde, en busca de su padre, vendedor ambulante por los pueblos de aquella su patria: en la última carta que había recibido le decía que estaba en Horodishche, una villa no lejos de la ciudad de Cherkasy; ese verano debería ayudarlo con sus ventas, tendrían que engañar a múltiples palurdos para que compraran su estúpido crecepelo milagroso, que tanto hacía reír a Ilya. «Apuesto las rosadas mejillas de la vendedora de flores a que el idiota de mi padre se ha llevado alguna otra paliza este año en sus intentos por estafar a esos brutos desalmados», pensó al tiempo que se le escapaba una risa juguetona.

Mientras sus pensamientos deambulaban entre estas consideraciones y otras de índole similar, Ilya llegó frente a la puerta del adusto y hosco seminario. Nada lamentaría más el día de su ordenación sacerdotal que tener que renunciar a sus delicadas y coloridas prendas para vestir ese ceniciento y sobrio hábito de pope. Hizo una mueca, pero se reconfortó al recordar el verdadero propósito por el que hacía esto: pescar almas de feligresas sedientas; y, al decirse esto internamente, no pudo dejar de sonreír de nuevo mientras daba otra calada a su cigarrillo.

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20/04/2021, 22:32
Mykola Ivanovich

El tañido de las campanas del seminario hizo que Mykola se levantara como un resorte de su escondite-ahora es el momento- se dijo a sí mismo.
Había dormido malamente, tapado con su abrigo negro de lana, lo poco que había ganado tocando el violín le sirvió para poder cenar un poco de pan y dos vasos de vodka, ya era el tercer día que cenaba aquello y un dolor de cabeza se le acumulaba en la cabeza.
Pero, al menos con ello, dormía caliente y con una sonrisa.
Vestido de manera sombría, se movió con sigilo, acercándose a las puertas y fue cuando se abrieron cuando, aprovechando el ir y venir de la gente, se unió a uno de los grupos de seminaristas.

El benjamín de los Ivanovich, hacía tiempo que había abandonado el seminario, pero recordaba bien las fechas, aquel día era fin de curso y todos iban a volver a casa, aprovecharía para volver a las tierras de su padre, haciéndose pasar por un seminarista, ya que estos recibían por su relación con la Iglesia, un trato generoso en los distintos puntos dónde se detenían a descansar.

Mykola, que a su edad y por su sucia apariencia, concordaba con los que se hacían llamar filósofos, sonriendo estuvo hablando con un grupo, preguntando y ``probando´´ algunos pastelitos de las mujeres que gritaban en sus puestos, visitó la gran mayoría, comprando un par de pasteles de limón con los pocos kopeks que le quedaban.

Babushka, madrecita, póngame esos dos, esos.....justo esos, no me pongáis los más pequeños- dijo a la anciana, la cual le lanzó una mirada complaciente, poniéndole los pasteles que le pidió.

Ha sido buena idea el venir aquí, al menos comeré algo- pensó sonriendo, había comido diez pasteles al precio de dos.

Mykola andaba en solitario con su violín en el estuche, eligiendo a sus futuros compañeros de viaje, buscaba gente agradable, no demasiado seria, que fuera aceptada de buen grado en los pueblos que visitaran de camino a casa.
Esperaba disfrutar de aquel viaje porque al llegar a las tierras de su padre, no sabría cómo reaccionaría al verle, seguro que mal, estaría mucho tiempo sin moverse de allí bajo las severas directrices de su padre.

Lo que está claro, es que si me quedo en Kiev, moriré de hambre o frío. No puedo seguir así.- dijo lamentándose, hablando en voz baja, sintiéndose cómo en la parábola del hijo pródigo, tomando el papel del hijo que vuelve a casa después de haber andado errado mucho tiempo.

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21/04/2021, 14:15
Seminario de Kiev

Fiódor compro uno buñuelo tratando que acallar el hambre y también su conciencia. Al contrario que Mykola, que ese día se aprovechó de la picaresca para desayunar abundantemente. Yure caminaba cabizbajo a otra tediosa clase, al igual que Inha, que se preguntaba si la monotonía estaba constituyendo una nueva prisión. Ilya aprovechaba el camino para encandilar a las jóvenes, planteándose que ese podría ser su ultimo año persiguiendo las faldas de las muchachas.

Ese día las clases fueron más caóticas de lo normal, tanto maestros como estudiantes estaban deseando marchar. Los maestros apenas leían un par de frases del misal, daban un par de gritos, y repartían un par de buena ración de guisantes, que así llamaban a los látigos que en la punta tenían bolitas de cuero; y mandaban a los estudiantes a sus casas.

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21/04/2021, 14:17
Jomá Brut

Todos salían juntos del seminario en tumultuoso tropel. Los seminaristas se congregaban en grupos según su destino, si marchaban hacia el norte siguiendo el curso del gran rio Dnieper o al sur hacia la ciudad de Bila Tserkva y Uman.

Uno de los seminaristas, un teólogo de aspecto más orondo y ropas más lucida que el resto caminaba de un grupo a otro. Espera, escúchame. Gritaba. Mi padre es un gran cosaco. Suplicaba a otro. Tiene sitio para todos. Le lloraba a otro, pero nadie le hacia caso y lo apartaban de malo modos.

El filósofo era Jomá Brut una resabiada rata de biblioteca más centrada en los estudios que en divertirse, algo muy raro en el seminario, por ello todo el mudo le hacia el vacío. Tampoco ayudaba el hecho de que Jomá era el hijo de un gran terrateniente cosaco que colmaba a su hijo de caros regalos, mientras que la mayoría de seminaristas eran pobres y humildes.

Jomá se sentó resignado en una pared. Otro año que tendré que ir solo a casa. Lloriqueo. Otro año siguiendo solo las aguas de Dnieper hasta Cherkasy.

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21/04/2021, 16:34
Fiódor Kravchenko

Salí de aquella mañana de lecciones especialmente insufrible y ya solo. Tras las palmadas y chascarrillos de rigor me había despedido de mis compañeros de borrachera, que se iban en otra dirección o se quedaban en los alrededores del Seminario. Trotaba atento al ambiente a la espera de algo, alguna cara conocida con la que compartir itinerario. Debería organizar mis asuntos con más antelación: "espera el diablo vino sin parras", pensé. Desde luego el sacerdocio no sería mi profesión, pero podía dedicarme a ampliar el refranero popular. Aunque no creía que se obtuviese buena remuneración por ello.

 

 

Localicé al pobre Jomá en su ostracismo habitual, tirado en el suelo. No sé si la naturaleza aborrece el vacío, pero desde luego los humanos aborrecen la bondad. Era remilgado y tal vez serio en demasía, pero nunca tenía malas palabras para nadie. Y desde luego se podía debatir largo rato con él sin que cayese en distracciones. No me molestaba tampoco su origen, si hubiese que juzgarme por la semilla de mi padre deberían apedrearme todos al pasar.

 

 

-¡Tú también, Brutus!   -Saludé con una teatral reverencia arrodillándome luego ante él-   ¿Tú también viajas? Límpiate la desdicha de la cara, hombre. Yo iré contigo de buen grado, si aceptas compartir camino y discusiones con este perro.

 

 

Alexei y los otros se hubieran carcajeado al verme, y habrían apostillado con malicia que mi oferta de viaje venía dada por la riqueza de Brut y las comodidades que esta podía traerme. Pero pese a ser canalla también soy sincero conmigo mismo, y era el compañerismo lo que me guiaba ahora.

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21/04/2021, 16:49
Yure Kovalenko

Terminaron las clases y me dirigí a la residencia a coger las pocas pertenencias que me llevaría. Al haber terminado las clases, los servicios de la residencia ya tampoco se ofrecían, por lo que el comedor quedaba cerrado para los internos y tendría que buscarme la vida para comer algo por el camino.

Jomá, como siempre, estaba intentando hacer amigos, al menos para no viajar solo. Era un bicho raro, como yo, lo cual no significaba que necesariamente me despertara simpatía. Y como siempre, todo el mundo le ignoraba. Bueno... esta vez no. Fiódor, un filósofo con el que jamás he llegado a intercambiar más que un "buenos días" al entrar a clase, se estaba ofreciendo a acompañarle en el camino. Estaba claro que pretendía sacar tajada de aquel pobre diablo. Un pobre diablo con la bolsa llena de rublos.

- Cuidado- dije a Jomá- yo no iría pregonando quien es tu padre. Hay mucho avispado que puede seguirte hasta los caminos para robarte. También podría haceros compañía, aunque os aviso que no soy buen conversador. Preferiría caminar en silencio si me permitís, sin que nadie interrumpa mis pensamientos.

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21/04/2021, 19:59
Inha Holub

Aquellos hombres hicieron que detenga sus pasos que firmen parecía estar orientados en una dirección, sólo que al hablar el pobre Jomá, no pudo evitar el hecho de escuchar lo que se dijo y hacer una mueca de preocupación. No sabía si era conveniente estar diciendo esas cosas a toda voz, pero bueno con tanta gente alrededor podía pasar tranquilamente desapercibido. 

Puedo unirme también, si no les molesta una compañía femenina. 

Es lo único que se atrevió a decir Inha cuando al mirar a los presentes, prácticamente se había invitado sola por mero impulso. Ella provenía de bastos lugares donde era fácil entremezclarse con las personas, allí no había género que diferencie nada si de alguna manera eras capaz de dar un buen puñetazo. La rubia los daba, pero bien se conocía que las artes de la mujer no eran precisamente aquellas. 

Es un lindo paisaje, Jomá. 

Las aguas del río tenían su no se qué, además no sería un encierro y un disfrute prestado de libertad. 

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21/04/2021, 20:25
Ilya Borotkin

Al salir de las clases, Ilya caminaba apesadumbrado por los pasillos, algo extraño en él. No tenía gana alguna de pasar el verano junto a su padre, pero sus excesos durante el año le habían dejado sin blanca y no tenía otro remedio. Suponía que algunos otros seminaristas compartirían el mismo rumbo que él y que tendría que hacer el viaje en compañía de algún que otro ganapán o miserable de poca monta. Entonces, entre las sombras espectrales en forma de seminaristas que caminaban por el pasillo, algo lo sacó de su ensimismamiento. Vio brillar una luz, un destello de deleite y encanto, un rayo de esperanza entre tanta miseria, ambrosía de dioses para el hambriento: vio a una joven y bella muchacha rodeada de un grupo de infelices, la cual hablaba al sabihondo de Brut. Ilya se acercó disimuladamente a aquel grupo, pero con la mirada y la intención únicamente puestas en el fino y triste gesto de la muchacha, enmarcado por unos delicados, aunque algo descuidados, cabellos dorados.

Mientras observaba, Ilya había escuchado que el gordo Brut, hijo de un rico cosaco, se dirigía hacia la misma dirección que él y que, mejor todavía, aquel ángel que conversaba con el gordo lo acompañaría. «A esto se llama cazar dos perdices con una sola red», pensó Ilya, «al mismo tiempo que puedo hacer mi viaje en la compañía de esta dulce náyade, podré tratar de sacar unos buenos rublos al gordo con unas acertadas apuestas». Se sonrió, pues el destino le estaba ofreciendo un buen comienzo del verano, contra todo pronóstico.

La compañía de tan hermosa ninfa nunca podría resultar molesta para cualquier hombre que se precie de tal nombre —terció Ilya haciendo una ligera reverencia a la joven—; y bien digo ninfa, pues caminando junto a las orillas del Dnieper con su compañía será difícil saber si estamos en nuestra querida Ucrania o si nos encontramos en la Arcadia soñada por los viejos poetas y el río cuyo curso seguimos no es más bien el peloponesio Alfeo.

Después miró de reojo al resto del grupo y, en especial, al gordo Brut, a quien dirigió unas palabras:

No parece que vayas a viajar solo esta vez, alma de cántaro… Da la casualidad de que yo también he de tomar rumbo al sur siguiendo al Dnieper, así que me sumaré a tu comitiva. Aunque, de donde salieron los panes que dieron la redondez a ese cuerpo serrano, me temo que deberás compartir entre tus camaradas —zanjó Ilya con una sonrisa encantadora y un guiño con los cuales trató de hacer amigables y risueñas aquellas palabras insultantes.

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21/04/2021, 20:48
Mykola Ivanovich

Mykola observaba como se iban formando los grupos de seminaristas, que contentos por haber acabado el curso, volverían a casa.
Era una oportunidad de oro para volver a casa y que el viaje le saliera gratis, ir solo por los caminos no era recomendable y encima caro, si tenías que pagar el hospedaje.
Yendo con los alumnos del seminario, al menos se aseguraba, que pernoctar no le costaría ni un kopek.

Ni que decir si encima podía comer por el camino o tomar algo prestado...¿quién se lo iba a impedir?

Vestía humildemente, su barba descuidada y su palidez le servía para pasar cómo un seminarista-de los que llamaban filósofos- tan solo tenía que encontrar un buen grupo dónde pudiera encajar.

Los seminaristas provenientes de familias pudientes (como él hasta hace unos años) se congregaron rápidamente, rechazando la compañía de aquellos que no compartían su posición.
El benjamín de los Ivanovich vió varios rostros conocidos entre aquellos alumnos, vergonzoso por temor a que pudieran reconocerle y verle en aquel estado, se acercó a los seminaristas más humildes.

Varios grupos se estaban formando, uno tenía incluso a una mujer en sus filas, Mykola se acercó a escuchar un poco hacía dónde se dirigían.
Cuando estuvo seguro que irían en la misma dirección que él, se presentó, dirigiéndose a todos sin mirar a nadie en particular.

Saludos compañeros. Soy Mykola Ivanovich, músico y seminarista. Estoy un poco harto del seminario y voy a volver a casa, junto a mi padre enfermo. He faltado bastante a clase este año y la verdad, no tengo muchos amigos por aquí...que digamos.- dijo con honestidad.

¿Os importa qué os acompañe? Podría tocar el violín para levantar el espíritu y...para los que son más atrevidos- esto lo dijo con una sonrisa pícara, señalando una petaca que colgaba en su cinto- algo de vodka para pasar la noche.

¿ Qué camino tomaremos? ¿A cuántas verstás se encuentra la primera parada? - dijo con una sonrisa dando por sentado que le habían aceptado.

Notas de juego

Me tocó presentarme el último jajaja

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22/04/2021, 11:24
Jomá Brut

No me llames así, no tengo nada que ver con eso traidor de Marco Junio Bruto. Esas cosas dan mal fario. Nunca traicionaría a mi padre. Contesto con cierta indignación a las palabras de Fiódor, pero tras esta fachada se encontraba la alegría de tener un compañero de viaje.

En esta orilla del Dnieper todo el mundo sabe quien es mi padre, de nada serviría que lo ocultara, y por ello la gente me odia. Contesto lacónicamente a las palabras Yure.

En cuanto a Ina, Jomá solo pudo asentir con la cabeza. Tenía la cara roja como la grana y los ojos desorbitados como si hubiera visto a Baba Yaga pasear en su casa de patas de gallina. Seguramente Ina era una de las pocas chicas de su edad, si no la única, que se dirigía a él sin burlarse.

A las palabras de Ilya y Mykola, Jomá contesto con una retahíla de palabras inteligibles, el muchacho aun estaba demasiado atolondrando por las palabras de Ina. Si, si. No, esta vez no estaré solo. Gracias. Muchas gracias. Este será un rápido viaje, dijo, esplendido viaje. Las cosas divertidas no tienen porque ser rápidas. ¿Verdad? Partamos ya, digo, cuando estéis listo. Entre antes salgamos más andaremos antes de que se haga de noche. No se donde pernoctar, lo mejor será ponerse en camino ya, digo, cuando estemos preparados. Apresurarse demasiado da mal fario. Seguramente en alguna aldea nos dejen dormir en la iglesia o en la casa del patriarca.

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22/04/2021, 14:45
Inha Holub

Un pelirrojo se acercó a Inha con ese aire tan aristocrático que le sorprendió a la mujer, lo cual giró sobre sí misma para encontrarse cara a cara con él y sus palabras. Si bien al pertenecer a los barrios bajos, había cierta jerga de los nobles que ella no manejaba ni por asomo, así que no tenía idea de que era una ninfa ni nada parecido. Pero veloz en cuestión de astucia, logró captar las intenciones buenas de su compañero. 

Muchas gracias Señor...—dijo interrumpiendo al no conocer su nombre—. Soy Inha. Encantada

Y acompañó con un saludo formal flexionando sus rodillas mientras extendió ligeramente su falda, aquello se lo había enseñado su padrastro y podía ejecutarlo sin quedar burdamente horrible. No obstante ante las palabras que le dedicó aquel caballero a Jomá, ella alzó una ceja sorprendida. Y sin dudar, puso su grano de arena en la conversación. 

Tendremos un viaje largo y muchas charlas para conocernos—comentó a Ilya y desvío la mirada hacia Jomá—. ¿Ya has realizado este camino antes?

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22/04/2021, 21:51
Yure Kovalenko

Otros seminaristas y una joven se unieron al grupo. Parecía que íbamos a tener un viaje animado.

Me limité a saludar a los recién llegados con un gesto de la mano. Tomé la delantera, a unos metros del grupo, ante el temor de quedarnos más tiempo de la cuenta con las presentaciones y la cháchara. Si no nos dábamos prisa, la noche nos sorprendería antes de arribar a la primera aldea.

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22/04/2021, 22:39
Jomá Brut

Si, si. Contesto apresuradamente Jomá. Un par de días, cuatro a lo sumo si llueve y los caminos se embarran.  Contesto mirando al suelo y con la cara roja.

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22/04/2021, 22:39
Narrador

Comenzaba a oscurecer cuando los seis viajeros continuaban por el camino. Hacia rato que habíais pasado la última aldea, poco más de cuatro chozas, convencidos de que en ese villorrio de mala muerte no encontraríais alojamiento decidisteis avanzar un poco más. A ciencia cierta, el siguiente pueblo no debería de estar muy lejos.  El sendero serpenteaba entre los nogales y los robles que cubrían la llanura y su monotonía solo era rota por alguna colina redonda como las cúpulas de las iglesias. Algunos terrenos sembrados de trigo indicaban que en las cercanías había alguna aldea o por lo menos una hacienda.

Pero ya llevaban más de media hora caminando sin ver señales de algún pueblo. Entretanto, la noche había avanzado con tal rapidez que únicamente se veía en la lejanía una estrecha franja de cielo iluminada por una débil luz crepuscular.

Cuando quisisteis daros cuenta la noche había cerrado ya por completo; debe decirse que era una de las más oscuras, y las nubes, apiñadas en el cielo, no daban la menor esperanza de que brillara la luna o las estrellas. Sólo en ese momento los seis compañeros reconocieron haber perdido el camino y estar totalmente perdidos.

Notas de juego

Reto de Cognición y aplicarle algún rasgo relacionado con la orientación. En el post describir cómo usar este rasgo para la orientaros. La dif. es 5, si superáis la tirada encontráis algo que os permite orientaros en una dirección para volver al camino.

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22/04/2021, 22:45
Mykola Ivanovich

Notas de juego

Máster, mi pj tiene el rasgo- atento los detalles, ¿en este caso puede servir para reducir la dificultad?.
P.ejemplo- cognición 3 puntos (lanzo 3 dados de 6 caras, cojo el resultado mayor y sumo un +1 por el rasgo atento a los detalles.

Gracias