En ese caso espero a la resolución del tema de la desobediencia antes de decir nada sobre las cartas y la piedra.
Qué rabia lo de la publicación, lo siento :(
Me parece correcto que esperes a que la guardia real haga lo correcto antes de castigarla, muy propio.
Atónita por la incredulidad de las palabras que emanaban por ambas entidades, pero mas asombrada por su protegida que por la otra, procedio a dar la espalda a ambas, para tomar su tridente y clavarlo profundamente en el corazon de su victima.
La muerte de la elfa no le producia malestar en lo absoluto, pero si el hecho de no poder obtener información sobre sus enemigos y un proximo encuentro. ¿Acaso el odio es tan fuerte que nubla las emociones, racionalismo y sobre todo a la prudencia? ¿A caso este es el camino que su reina quiere que lleve?
Mientras se hacia estas preguntas, sacaba las puntas de su arma del cuerpo sin vida de la desdichada y con esta, presenta reverencia a la princesa -Lamento mi impertinencia- no se daria a explicar ya que ciertamente el orden de las cosas es que esta debia obedecer... pero estaba bien que debiera hacerlo aun si podia evitar el peligro de su protegida.
Gracias al Antiguo, parecía que el sentido del deber había regresado a los dos naga por fin. Kalandri se volvió y, cumpliendo su orden, asesinó a la elfa de una vez por todas. Sildara suspiró y su ira se apagó un tanto. La verdad es que por un terrible momento había temido que se rebelara de nuevo, y en realidad no quería matarle, pues eso le traería problemas con su tía, demasiados problemas. Pero habría tenido que hacerlo.
Había costado más de lo que debería pero por fin los elfos habían sido aniquilados y no se daría ninguna alarma. Miró a Kalandri y habló de nuevo, esta vez sin la ira de antes.
-Deberías lamentarla, sí. No voy a tolerar la desobediencia, ni a dejarla sin castigo. No voy a ordenarte que te vayas ni apartarte de mi servicio, porque la Reina en persona te ha enviado a mí y es su voluntad, y al contrario que otros yo cumplo las voluntades de mis superiores.
Sin embargo, voy a prohibirte que vuelvas a dirigirme la palabra, que vuelvas a acercarte a mí y que vuelvas a mirarme siquiera, más allá de lo estrictamente necesario para tu deber de protección.
A partir de ahora hablarás solo con Thespia y acatarás sus órdenes, repitiéndolas antes de llevarlas a cabo para que sepamos que las has escuchado con atención.
¿He sido clara?
Ahora que habíais salido a la cubierta del barco y declarado vuestros castigos sobre los nagas insolentes Thespia pudo notar que la piedra ardiente había comenzando a volverse peligrosamente caliente, irradiando con fuerza y liberando humo. Extrañamente Sildara parecía tener sus ojos fijos en la piedra en aquel instante, sus ojos delatando su curiosidad.
Al cabo de pocos segundos la piedra comenzó a perder energía pero aquel estallido de temperatura había permitido que unas inscripciones antes secretas por fin fuesen visibles, aquella escritura curva y sinuosa no podía ser otra que la lengua de los Elfos de la Noche.
Kalandri sonrió levemente ante las palabras de su princesa, medito lo absurdo de la estrategia, pero si la voluntad de estas es morir... Kalandri no lo permitiria, aun si esto es desobedecer a su princesa, pero cumpliria el mandato de su reina que era su meta.
-Gracias pos su compasion, ha sido muy clara- dijo con serenidad y realizando una reverencia nuevamente -Pero mi deber esta mas allá de sus deseos querida mía- pensó con cierta amargura al no entender como el poder simplemente ciegue la necesidad de informacion.
Tras ello, se puso en guardia justo al lado de su protegida y con aspecto solemne, pero sus ojos miraban al mirmidon y ocultaban un cierto pesar ya que este solo seguía las palabras de la maga.
Espero a que calmaran las aguas y pasara un tiempo para poder accionar conforme su reina le había dicho, con una de sus manos libres toma el dije que pendía de su cuello y se lo entrega a la princesa -Princesa, perdone el momento, pero esto es suyo... la reina me pidió que en caso de morir en el cumplimiento de mi deber, debe colocar esto sobre el lugar donde este mi cuerpo sin vida.
Luego de esperar que lo recibiera, comento lo siguiente -De usted morir, tengo otra misión que realizar- al decir esto, toco su patete en señal de que allí había algo que tenia que ver con lo dicho.
Tras ambos acontecimientos, la Naga somplemente dejo que su vista se perdiera en el horizonte y tras esto, se perdio en sus pensamientos y plegarias.
Invocaba a su diosa, pedía consejo e iluminación, a caso debia obedecer a la la princesa, cuando claramente esta actuaba por el fervor de las emociones y no por los mandatos de la logica, la estrategia y sobre todo, el recelo de su majestad (reina)...
-Madre, respondame por favor- deseó
Esta la hago solo a usted ya que es una conversación con la reina la que trato de tener.
Thespia se movía por la cubierta con tranquilidad, el mar se estaba empezando a agitar, pero eso no era problema para el cuerpo de las nagas que se movían instintavamente para compensar el movimiento. Llego hasta la barandilla y posó allí sus manos. No quería seguir dándole vueltas al asunto, el presente tiene una insistencia infinita para que estés pendiente de él, cuando es el futuro a donde se ha de mirar.
-Las órdenes han sido dadas, ahora vayamos a la guerra- le quita una cuerda a su instrumento con la maestría de los siglos, dejando el hueco suficiente para meter dos dedos en los que sujetaba la gema que encontró, tras en segundo parece haberla fijado a algun sitio y hace que un brillo rojo oscuro ilumine el interior y de un poder extra a los conjuros que emanan de sus notas- Protegeos los unos a los otros y volved con vida y con honor. La muerte no nos espera aquí, pero es muy caprichosa y puede hacer lo posible por llevarme la contraria.
Coloca de nuevo la cuerda y se gira hacia su hueste, su cara está tan seria como siempre pero los ojos le brillan con un color dorado. Aprieta la mandíbula luchando porque la emoción no se note en su voz, componiendo su máscara inexcrutable.
- La gloria nos está esperando, está ahí, al alcance de nuestra mano, tomadla- hago el gesto de cerrar el puño- arrancádsela de sus calientes cuerpos. Sacadles toda el agua de sus venas.-el odio se vislumbraba en su voz, imparable- que con la última chispa de vida comprendan la futilidad de su existencia y la inevitabilidad del regreso del Imperio arrebatado.
Al oír hablar a Kalandri sin su permiso frunció los labios en una mueca de desesperación, jamás se había imaginado que se encontraría con un Guardia Real tan insubordinado. Sin embargo lo que decía hizo que asintiera y cogiera el colgante.
-De acuerdo, permitiré por esta vez que hayas hablado sin permiso por ser órdenes de la Reina, que siempre son de mayor prioridad que las mías. Colocaré el colgante si mueres. Dime, ¿qué otra misión has de cumplir?
Sildara asistió al discurso de Thespia con orgullo, con pasión. Por lo menos, pese a todo, estaba en compañía de una Hidromántica fiel, leal, entregada a la causa. Teniendo eso, nada debía temer.
Cuando terminó, se acercó ondeando a ella. Había cosas importantes que debía decirle.
-Mi señora Hidromática. He encontrado papeles interesantes bajo cubierta. Sé leer y hablar la despreciable lengua de los elfos, y hay varias cosas de importancia.
La primera es que el único puerto cercano es Nendis, está cerca de aquí y podría guiaros. Dispone de más barcos, lo que podría ser un problema si no los destruimos con rapidez.
La segunda es más preocupante. Este barco no estaba aquí por casualidad. La capitana llevaba mucho tiempo escribiéndose cartas con alguien, alguien que conocía el lugar y la hora exactos de la incursión Naga. Tiene un buen dominio del idioma darnassiano, y usó tela en lugar de pergamino, lo que podría indicar que es de las profundidades y no de la superficie. Él le dijo a la capitana que viniera aquí, aunque sin mencionar a los naga en ningún momento, solo diciéndole que quedaría aquí con ella.
Y la tercera es sobre esa piedra que tienes en tu bolsillo. Se calentó como respuesta a mis palabras en la lengua de los elementales de fuego, y habla en esa misma lengua. La inscripción que hay en ella dice: "La piedra tu prisión por siempre, Barón Geddon". Creo que tenéis a un elemental de fuego atrapado en esa piedra, mi Hidromántica.
Miro la piedra torciendo la cabeza, el humo había desaparecido, igual que la brisa fresca que lamía mi piel unos instantes antes, se había vuelto una corriente de aire de una temperatura agradable.
- ¿Un arma para luchar contra nuestros enemigos o una pérfida reliquia sagrada que hay que destruir?- le pregunta a la princesa, dejándola la piedra para que leyera su significado y decidiera.
Motivo: Arcano
Tirada: 1d20
Resultado: 6(+7)=13
Tiro arcano a ver si sé algo.
Escuchaba las ultimas palabras de la princesa y el sabor amargo de la realidad, daba como resultado una fruncida de ceño -imaginense si hubiesemos tenido un rehén al cual preguntar por esta información... No me imagino todo lo que hubiesemos podido sacarle- pensó de manera sarcástica.
-Madre, respóndame por favor- deseó
De tener a tu diosa a un par de muros de distancia a encontrarte tan lejos cambiaba mucho la práctica de la fe. Era más fácil adivinar los designios divinos cuando te los dicen a la cara aunque pongan tu vida en peligro, mientras que sin que estuviera cerca tan sólo existían las órdenes de aquellas nagas cuyo criterio podía fallar.
una fruncida de ceño -imaginense si hubiesemos tenido un rehén al cual preguntar por esta información... No me imagino todo lo que hubiesemos podido sacarle- pensó de manera sarcástica.
Te comienza a aquejar la duda, uno de los grandes conflictos interiores de una Guardia Real, manifestándose en tus gestos y pensamientos. De allí una podía tener descuidos lenguaraces y hasta acabar actuando de manera paralela a las órdenes recibidas, quizás hasta obrando traición, lo cual traía a tu mente instantes de aquella conversación el la capilla con Su Majestad y las gotas sobre su caparazón y armadura.
Motivo: Comprensión religiosa y profesión de fe
Tirada: 1d20
Resultado: 6(+2)=8
Sildara examinó con detenimiento la piedra, entendía el significado de las palabras pero no comprendía la función del objeto ¿Se trataba de una llave? Nadie podía caber en un espacio tan reducido. Pese a que las llamas y el calor no parecían dejar muesca alguna sobre aquella piedra las uñas de la princesa pronto se ensuciaron de cenizas y gravilla. Hablaba para sí en un lenguaje extraño que parecía emular el crepitar de la llama. A los pocos minutos un chasquido con eco vacío que incómodó a todos lo que tenían dientes alrededor hizo sonreír a Sildara, quien le entregó la piedra a Thespia. - El Barón Geddon solicita audiencia con vos- le hizo saber. |
||
Con gesto de sospecha la Hidromántica tomó la piedra, la miró desde varios ángulos y pareció encontrar el agujerito que el pulgar de Sildara había perforado en una juntura frágil. Acercó el oído para escuchar, su rostro inmutable pese a que sus ojos cambiaron de luminosidad durante un minuto. - Estáis en el mar, Barón, os rogaría reconsideraseis vuestra posición antes de que asuma que vuestras palabras son más que una expresión de rabia que no podéis contener en este momento. |
||
Sildara procuró mantener las formas pero sus manos al apretarse en puños delataron su comprensión de lo que aquel exabrupto flamígero significaba, tomó aire para traducir pero algo la interrumpió. | ||
El negar de la cabeza de la Hidromántica selló los labios de la princesa. - He tratado con suficientes varones en mi vida para reconocer ese tono en cualquier idioma, Sildara, pero gracias -su sonrisa cortés se tornó fría-; en cuanto a vos, Barón Geddon, os he mostrado las maneras que merecéis por nacimiento pero diez mil años de espera me han vuelto impaciente así que si no váis a prender las casas de los elfos que os encerraron iluminaréis los salones en los que cante su muerte. |
||
- Eso está mucho mejor, será un placer combatir a vuestro lado, Barón Geddon- dijo mientras le pasaba la piedra a la abominación Shae pero dirigía la mirada a Sildara-; asegúrate que nuestro aliado comprende que una sola quemadura sobre vosotros significará un oleaje sobre sus llamas. |
Motivo: Ventaja por colaburación (Sildara y Thespia tienen Arcana)
Tirada: 1d20
Resultado: 14(+7)=21
Sildara asistió a la conversación con la mirada fija en la piedra, con cierta desconfianza. Estaba claro que no podían fiarse completamente de aquel ser, pero pareció acceder a ayudarles. Toda ayuda era poca, y a la hora de quemar un pueblo, un elemental de fuego parecía algo muy conveniente.
Asintió a la Hidromántica y habló en la lengua del fuego con el ser contenido en la piedra.
-Aceptamos tu ayuda, combatiremos juntos. Pero estamos en el mar: una sola llamarada sobre nosotros, la más leve quemadura, y el fondo del mar será tu tumba para toda la eternidad.
Se hizo el silencio desde la piedra, las exigencias y gritos parecían cesar; aquel prisionero comenzaba a comprender que la libertad se aproximaba y que sólo su propia indisposición a colaborar la ponía en peligro.
- --- el mar no es lugar para mí --- por favor, no me dejes caer --- llevo siglos esperando que alguien me ayude --- miradme, por Sulfuras, miradme; soy apenas un titilar de lo que era ---
El humo y luces que escapaban de la piedra reflejaban el proceso de asimilación de todo lo ocurrido y cuando habló lo hizo con una expresividad propia de un fuego de campaña abandonado cuya madera estuviese ya quemada y siguiese alumbrando con lo poco que le quedaba.
- --- Cuando me liberéis en la costa me encontraré débil, necesitaré alimentarme antes de poder presentar batalla, romped mi prisión contra una casa bien seca, os lo ruego ---