Partida Rol por web

Había mucho ruido, entre el chocar de las placas de tu armadura, los golpes de tus armas, el griterío, los rugidos y hechizos. Aún así, eres consciente de que algo grave acaba de pasar. Palzigun ha obrado mal, de eso no te cabe duda.

Desafortunadamente el pensar en esto también te trae a la mente el hecho de la orden de la Hidromántica Thespia porque no hubiera supervivientes... Habiendo visto también el que una elfa se había tirado por la borda y centrarte en el oso... Crees que sería motivo de castigo contra ti también.

Por un momento crees que Palzigún se movía hacia la borda para acatar la orden de la Princesa, como es natural y propio, pero en su lugar atacó al oso. Te habría sorprendido más pero estabas en plena carga al ataque.

Cuando tu cuerpo cayó por la borda abrazando al elfo que perdía la vida bajo tus sucesivas puñaladas pudiste ver a Túh y a las anguilas de Kalandri moviéndose en círculos. Túh no parecía comprender el revuelo pero Flotsam y Jetsam no paraban de repetir que la presa había desaparecido nada más sacudirla.

Thespia no pudo disfrutar de aquella momentánea victoria pues tanto Palzigun como Kalandri permanecían sobre el barco después de ver a la elfa huír, después de recibir órdenes de ignorar al druida y asegurar que no hubiera quien pudiera alertar del ataque. Su rostro estaba lívido y apretaba los dientes del dolor, no de sus heridas, sino de la traición que le suponía la inquebrantable lealtad de su mirmidón.

- Ve por ella -dijo con tono gélido mientras su índice señalaba a estribor- y no vuelvas si no es con sus restos.

La mirada clavándose sobre el más fiel de los nagas como un millar de puñales, ni en un millar de años comprendería la gravedad de lo que acababa de hacer al ignorar a la sangre de la Reina Azshara, de la condena que caería sobre todo Simazul si no obraba con dureza ejemplar contra el que jamás la traicionaría.

Kalandri reacciono rapido, miro de mala gana al mirmidon y se lanzó por la borda en busqueda de aquella elfa que se daba a la fuga.

Pero antes de saltar dijo para el mirmidon -Hablaremos luego-

Al lanzarse solo pensaba que debia acabar con la vida de aquella alimaña y regresar a curar a la Hidromantica. A pesar de ello, tambien sentia un malestar ya que a pesar de haberse dado cuenta de que el mirmidon no obedecion, entendia que su deber seria ir tras ella... pero como dejar sin proteccion a su princesa, por la cual existia y frente a un enemigo de probada fuerza y resistencia.

Al caer al agua y sentir la vitalidead y libertad de la misma, procedió a centrarse en la tarea que tenia de por medio y nado a las profundidades para subir como si de un tiburon dando caza a una foca se tratase, el fin era embestir a la elfa que huia.

Sildara no podía creerse lo que veía. Habia visto a un elfo convertirse en una bestia extraña llena de pelo y garras delante de ella, y aún así eso no había logrado sorprenderla tanto como lo que pasó a continuación. Su voz llegó clara y directa hasta el mirmidón, pero él, como si se hubiera vuelto sordo de repente, la desoyó por completo y se lanzó a rematar al elfo. Finalmente el enemigo cayó bajo la fuerza implacable de Shae, que podía ser una bestia, pero sin duda era la naga más fuerte y honorable de cuantas había allí. 

Sildara miró a su alrededor primero con incredulidad, y luego con un enfado que crecía como un maremoto que se prepara para arrasar un puerto hasta los cimientos. Los dos. El mirmidón había desobedecido no una si no dos órdenes claras: la de Thespia de no dejar prisioneros y la suya, en la misma línea. Habría entendido que tuviese dudas si sus órdenes hubieran sido contradictorias, pero es que eran la misma orden. Dos veces. Por el amor de la Reina. 

Y Kalandri, que como ya había comprobado tenía tendencia a pasarse en todo lo que hacía, a exceder sus límites y los de los demás. Sildara miró a ambos con furia en sus ojos, y el viento se arremolinó a su alrededor, agitando las ropas de cuantos allí estaban. Se miró la ropa, rasgada y destrozada, y alzó una mano, trazando una runa en el aire. 

-Ojalá vuestro honor fuese tan fácil de reparar como este vestido-dijo mientras lo tocaba-¡Izca dislafan! 

La tela se unió, los refuerzos voilvieron a coserse solos y la ropa se reparó al instante como si nunca hubiera estado rota. Sildara se irguió en toda su estatura, ahora con su aspecto regio recuperado, y miró con ira a las dos nagas. Thespia había ordenado que fuesen a por la elfa, y Sildara sabía que nunca más que ahora debían presentar un frente unido, debía quedar claro que eran aliadas, compañeras, que sus intenciones y órdenes eran una sola. Miró a Thespia y se entendieron sin palabras, solo asintiéndose.

-Mirmidón Palizgun, será mejor que te apresures. Salta al mar y tráenos la cabeza de la elfa. Más te vale darte prisa, porque el Guardia Real también ha ido a por ella y en el corazón de Simazul solo hay hueco para un perdón. Y te juro por el mar y el viento que los dos vais a necesitar ese perdón. 

Centraos, sois depredadores, cuantas presas se saben esconder? Esta presa se ha escondido de nosotros con un truco

Sin dar tiempo a que las aguas se calmaran Shae comenzó a seguir el rastro, había otro enemigo por aquí, y la situación había cambiado, ya no era un enemigo era una presa.

Comienza la caza

Aquí hay una presa, pero se ha escondido, ha desaparecido, la estamos buscando, no esta. Rápido, ayudadme antes de que se pierda el rastro

no me arrepentia, no había escuchados las palabras de la princesa hasta que fue demasiado tarde, yo ya estaba en modo ira, no iba a dejar que ningun ser hiciera daño a mi señora, había jurado que la iba a proteger y eso haría, por lo que no me arrepentiría, pero no iba a morir por esa tontería, si podría conseguir mi perdón, lo haría, "como ordene la princesssa" digo cuando empiezo la persecución de la elfa.

Centraos, sois depredadores, cuantas presas se saben esconder? Esta presa se ha escondido de nosotros con un truco

Sin dar tiempo a que las aguas se calmaran Shae comenzó a seguir el rastro, había otro enemigo por aquí, y la situación había cambiado, ya no era un enemigo era una presa.

Comienza la caza

Aquí hay una presa, pero se ha escondido, ha desaparecido, la estamos buscando, no esta. Rápido, ayudadme antes de que se pierda el rastro

Thespia ve a ambos nagas partir tras el elfo, habían tenido el honor de derramar la primer sangre Elfa, se sentía tentada a dejar que corriera a contar los que aquí había pasado, pero ese tonto Mirmidón había hecho oídos sordos a la princesa, y su asentimiento hacia ella, sentenció a su capitán.

Aun así, una pequeña parte de su cabeza ya estaba pensando que culpa de eso era suya, apartados de la sociedad durante decadas, o siglos, en Simazul, han hecho que sus instintos cambien y actuó de forma atomática. Sin embargo ella y Sildara tendrán que hacer un frente común ante este hecho y no creo que la princesa sea tan benévola como ella.

La hidromántica tenía que pensar en todo esto, tampoco iba a tomar una decisión en caliente. Me niego a hacer todo deprisa y nadando.

Recojo el instrumento del suelo, mientras hago una mueca de dolor. El zarpazo del druida me ha roto la correa de tendón de ballena que usaba para tenerlo colgado y levanto hasta la altura de mis ojos el punto donde está roto y frunco el ceño. Luego lo reparo. Me siento en el suelo y empiezo a tocar una tonada baja, despacio.

-Estoy bien- digo con tranquilidad con los ojos cerrados- registrad el resto del barco- ordeno a los que se han quedado en el barco a Sildara y Shae.

¡La descubres! Al parecer puede desaparecer de la vista cada poco, haciendo aquella persecución muy complicada pues sólo se la ve cuando se mueve o te ataca. Palzigun también la ha visto y se lanza en persecución, pues ha de redimirse ante su señora al igual que tú.

Se encontraba bajo el agua, buscando a la que escapaba y su particular hechizo que lograba hacerla dificil de ver, pero esto solo le trajo una sonrisa y arrancó a nadar en su dirección con una pericia innata. 

No te escaparas- penso antes de arrancar y miro a su compañero, extendio la mano y realizo un conjuro que se manifestó con una calida corriente de agua que circulaba alrededor del mirmidon.

Vamos mis queridas- dijo con la sonrisa cuando iniciaba su persecucion.

¡La descubres! Al parecer puede desaparecer de la vista cada poco, haciendo aquella persecución muy complicada pues sólo se la ve cuando se mueve o te ataca. Kalandri también la ha visto y se lanza en persecución, pues ha de redimirse ante su señora al igual que tú.

Eso sí, antes de lanzarse te obsequió con una bendición que llenó tu mente de una claridad extraordinaria. Aquella Guardia Real tenía una forma de actuar extraña para ser un naga que se lo jugaba todo en aquel momento.

Entráis en la bodega del barco y veis muchas cajas, barriles y envoltorios. Examinarlo todo os llevaría buena parte de la noche y no disponéis de ese tiempo, pues Lady Vashj cuenta con vosotros para destruir el poblado costero más cercano. Rebuscando caéis en la cuenta que hay un aprecio similar por el empaquetado entre los refinados Kaldorei y los viles Elfos de la Noche, lo cual imposibilita saber qué podríais encontrar a menos que los abráis.

Entráis en la bodega del barco y veis muchas cajas, barriles y envoltorios. Examinarlo todo os llevaría buena parte de la noche y no disponéis de ese tiempo, pues Lady Vashj cuenta con vosotros para destruir el poblado costero más cercano. Rebuscando caéis en la cuenta que hay un aprecio similar por el empaquetado entre los refinados Kaldorei y los viles Elfos de la Noche, lo cual imposibilita saber qué podríais encontrar a menos que los abráis.

Entráis en la bodega del barco y veis muchas cajas, barriles y envoltorios. Examinarlo todo os llevaría buena parte de la noche y no disponéis de ese tiempo, pues Lady Vashj cuenta con vosotros para destruir el poblado costero más cercano. Rebuscando caéis en la cuenta que hay un aprecio similar por el empaquetado entre los refinados Kaldorei y los viles Elfos de la Noche, lo cual imposibilita saber qué podríais encontrar a menos que los abráis.

Te dejo publicar que rechazas la bencidión.