Partida Rol por web

Tras despachar rapidamente al norse que se hallaba frente a ellos, tanto Mordrak como Buri se fijaron en la amenaza mas grande ante ellos. El nigromante que solo con la mirada podia petrificar cuerpos y derribar el espiritu de sus enemigos. Si Kargun caia por culpa de su hechiceria nada se interpondria entre el hechicero oscuro y la supervivencia de los mercenarios. Habia que llevar la ofensiva a donde el estaba. Por gracia de Ranald, el dios humano de la suerte y los dados, habian tomado la delantera en aquella tarea.

El enano no miro por segunda vez a Mordrak y tampoco le respondio, solo se dio la vuelta hasta donde pudiera ver al nigromante a sus huestes restantes para arrojarse al combate con el hacha levantada y el escudo en el frente. No permitia que el miedo hiciera mella en el, lo daba todo por acabar la batalla antes de que pasase a peores.

Luis de pronto se quedó solo en la batalla. Kargun había resultado herido por la mano del nigromante y Marius se negaba a reaccionar. Perdió pie y sus estocadas no acabaron surtiendo efecto.

Mordrak se expuso demasiado a los vientos de la magia. Los viejos siempre andaban previniendo sobre este suceso en el que, inevitablemente, también se veían arrastrados, aunque mucho menos que los jóvenes aprenduces. El Aethyr inundó sus pensamientos y quemó su mente con horribles visiones de Kargun desvaneciéndose en el aire y arrastrado por la corriente.

Entonces Buri cargó. Cogió ímpetu y clavó su hacha en la túnica del nigromante donde debía de estar el cuello. El sonido de metal contra metal resonó en la cubierta. El nigromante llevaba armadura.

-¡Enano necio!- Dijo enfadado el nigromante. -¡No puedes matarme. Soy el cosechador de almas. Campeón de Tzentch y uno solo de mis dedos es más poderoso que toda vuestra raza!-

A pesar de las amenazas, el filo del hacha de Buri estaba teñida de un líquido azul, como el que manaba de su herida reciente. Inmediatamente después el nigromante intentó tocar a Buri como había ehco con Kargun, pero al evitar el ataque se tropezó con el hacha del norse. Todos los no muertos ahora iban a por el rompescudos.

El hacha de Buri se clavó firmemente en la clavícula del nigromante. Un golpe que fácilmente podría haber segado la vida de una persona parecía solo haber servido para provocar la ira del hechicero del caos, quien parecía haberse inclinado por utilizar todos sus esfuerzos para destruir al rompescudos incluso dejando la ansiada muerte del matador para otro momento. Los zombis se abalanzaban contra el enano dispuestos a trocearlo y entregar los restos a su maestro. Solo los dioses sabían que suerte le depararía el destino a aquellos mercenarios en caso de perecer en aquella embarcación maldita.

El enano intentó hacerse a un lado y levantó el escudo para detener el golpe de un hacha cubierta de herrumbre. El golpe causó una sacudida en el escudo y el enano mostró los dientes ante el impacto. A pesar de estar muertos; los norses arrojaban tajos con la misma potencia que habían tenido en vida, una fuerza y tamaños sobrehumanos combinados con la determinación inquebrantable que ofrecía la no muerte eran una combinación letal.

El enano retrocedió dando traspiés y se dio cuenta de que pronto estaría rodeado de aquellos malsanos guerreros. Si no actuaba con celeridad no la contaría. Arrojó un tajo del hacha al kurgan renacido que tenía frente a él y se preparó para lo peor.

El miedo seguía atenazado el corazón del gladiador. Se sentía aterrado. Aterrado e inútil. Iba morir allí. Eso lo tenía por seguro. No podía moverse por el pavor que anulaba su voluntad y paralizaba su organismo. Pronto sucumbiría a la muerte y después a la no muerte...

Buri ha impactado un duro golpe al nigromante cuando el resonar del metal nos desvela que su protección es mayor de la que esperaba para un nigromante.

- ¡Cuidado Buri! - grito al enano al ver como la pequeña horda de no muertos se acercaba hacia el.

Me acerco con mi espada cargando hacia el nigromante, mi espada impacta pero por desgracia rebota en su armadura sin exito causar ni el más mínimo dolor, a su vez intento lanzar el conjuro pero parece que sigue enquistado y no hay forma de que salga.

Viendo que el nigromante no se concentra en el, por suerte, el elfo decide realizar un ataque bien desanimado... sentía que debía dar lo mejor de si, pero el hecho de mantenerse en combate por cada minuto... este sentía era una proeza. 

El hecho de que proeza o no, nada de lo que hacia estaba siendo útil y de hecho solo estaba entorpeciendo. Al fallar el ataque se puso en postura defensiva esperando un ataque de su enemigo para evitarlo... las energías eran pocas.

Buri estaba rodeado completamente. Los ataques se descargaban contra el rompeescudos sin cesar. La acorazada figura del enano levantó el escudo y detuvo varios ataques aunque uno que iba demasiado bajo, dirigido a su pierna derecha parecía que encontraría un punto débil en las defensas del enano.

Mordrak clavó su espada en el nigromante, pero esta chocó contra la armadura que había debajo de la túnica sin surtir ningún efecto. Luis seguía su combate contra el no muerto. Acometió dos tajos, uno horizontal y otro vertical antes de rematar con una estocada en la nuca que atravesó la columna vertebral, convirtiendo a uno de los últimos no muertos en un saco ponzoñoso sin movimiento.

Eldillor había entrado espectacularmente, como un verdadero elfo de leyenda, pero su ataque debilitado le hizo retroceder un poco ante el combate en busca de una oportunidad mejor.

-Ah no, no será mejor que yo un elfo simplón come hierba.- Kargun saltó sobre el nigromante con su hacha en alto. El primer golpe se lo llevó en la cabeza, deshaciendo la máscara de muerte y con ella el hechizo de miedo que tenía. El segundo golpeó el pecho tan fuerte, que el metal de la armadura sonó a quebrado cuando Kargun golpeó el pecho del nigromante con su hacha.

-¡No puede ser!. ¡YO NO PUEDO SER VENCIDO, SOY EL COSECHADOR DE ALMAS!.- Dijo el nigromante mientras sangraba ese líquido viscso azul por el pecho. El ataque del enano le hizo trastabilar y retroceder reconociendo su debilidad.

Marius pudo reponerse al fin al miedo irracional (hasta cierto punto) y cargó contra el nigromante al fin. Kargun había logrado acabar con el conjuro del nigromante.

Sin embargo, por una vez su mangual no encontró a su objetivo. Estaba teniendo una de sus peores actuaciones en combate. De haber sido un duelo en la arena, no lo hubiera contado.

- ¡Sigmar ayuda a este imperiano! - Imploró impotente hacia el cielo.

había conseguido matar al norse no muerto, ahora tocaba ir a por el maldito nigromante, el cual ya estaba rodeado por el gladiador imperial y el matador enano, "esperad, compañeros, vamos a darle a este bastardo una muerte digna de un ser como el, vuelve al maldito abismo del que saliste" le grito mientras intento pillarle por un hueco que han dejamo mis compañeros

Buri bloqueó rápidamente el golpe de un hacha que sacudió su brazo e hizo saltar brillantes esquirlas de acero por el aire... aunque no había movido ni un centímetro al rompescudos. El enano parecía totalmente dispuesto a aprovechar la ofensiva que habían iniciado sus compañeros para darle fin al nigromante. Empujó al norse resucitado con un gruñido y levantó el hacha cual verdugo para arrojarse al nigromante. El ataque conjunto le podría conferir la ventaja que necesitaban para finalizar el combate y ganar la batalla. Si el titiritero caía sus marionetas se desplomarían junco con él.

Sin un instante de dilación, el enano dio un salto y dejó caer el hacha con toda la fuerza de sus brazos. Cerró los ojos, sabedor de que si aquello no funcionaba su espalda daría la bienvenida a los ataques de los no muertos.

Todos estamos coordinados en matar al nigromante, golpeo con mi espada de forma desesperada pero por desgracia todos mis ataques rebotan en la armadura del nigromante.