- ¡¡Padre!! - Te abraza débilmente, con los ojos humedecidos por la emoción.- Gracias a Orlanth... que habéis llegado... creí que no lo resistiría....
- Una ventisca nos sorprendió y Arances y yo nos separamos... perdidos en la montaña, ¿dónde está Arances? - dice alarmado - Debemos... - su voz flaquea por el esfuerzo y la congelación sufrida, apenas puede estar en pie.
Tras decapitar a los horrendos Trolls y quemar sus cabezas Roabasart prepara un lecho para Broaldes y un fuego.
Mientras _Broyan y Caroban exploran el ramal inexplorado. El túnel termina en una cueva menor sin salida, que contiene bastantes huesos amontados y junto a ellos algunas pertencias de los Trolls: varios puñados de monedas de cobre, algunas de plata, y un anillo de oro.
¿Qué queréis hacer?
Sorry, no voy a dibujar el mapa jejej, pero el túnel acaba ahí.
Tirad vosotros mismos a ver cuánto asciende el número de monedas encontradas.
1d100 monedas de plata
2d100 monedas de cobre
- Ven Broadles... - Le dijo a su primo una vez preparó un lugar cómodo donde pudiera descansar y sobre todo caliente.- Debes descansar. Voy a ayudar a tu padre. Enseguida regresamos...
Una vez estuvo todo listo y su primo se dispuso a reposar, Robasart se apresuró para adentrarse en el pasadizo donde los otros dos miembros de la expedición se habían internado. Los encontró con facilidad, pues el pasadizo no era profundo. Caroban y Broyan estaban allí, contemplando lo que parecía ser un cementerio. Y entre los huesos, monedas y un anillo.
- Recojamos todo esto... - Propuso. - Con suerte da para que un chamán me devuelva la mano perdida... - Sonrió mostrando en el rostro, cierta ironía.
Motivo: Monedas de plata
Tirada: 1d100
Resultado: 71 [71]
Motivo: Monedas de cobre
Tirada: 2d100
Resultado: 106 [33, 73]
Tras explorar la cueva y recoger el tesoro de los trolls, tocaba descansar. Con lo conseguido, podríamos abonar algo de lo adeudado al comerciante al que habíamos pedido dinero a cambio de mis torques. También había que pagar a Caroban, que se había ganado el pan en la lucha encarnizada contra los trolls.
-"No te preocupes, sobrino, recuperarás tu mano, tenlo por seguro. Tienes mi palabra. Ahora descansemos, ya que mañana partiremos y descenderemos la montaña." Le comenté alegre.
Ver a mi hijo con vida era la mayor de las alegrías. Ya habría tiempo de lamentarse por lo demás. Usé mi poder mágico para curar las heridas de los heridos. Antes de dormitar, dejamos claras las guardias de dos horas: yo primero, después Robasart, a continuación Caroban y por último yo otra vez. Me senté frente a la hoguera y contemplé el anillo de oro que habíamos encontrado.
La noche es fría y la ventisca del exterior se escucha amortiguada desde el interior, pero el calor de la lumbre y poder observar a tu hijo, sano y salvo mientras duerme, hace no sientas nada de frío.
Os relevais en las guardias y al día siguiente salís al exterior. Parece que el tiempo ha empezado a mejorar e incluso está visible el Sol Yelm que empieza a brillar.
Iniciaís el descenso lentamente y tras una larga jornada consegúis llegar a Wintertop. La gente se encuentra contenta y festejando que los Espírtus del Hielo han sido derrotados por la Energía del Bien, y toda tormenta de hielo que azotaba el Paso del Dragón está remitiendo.
Os reunís en la posada nuevamente, para comer algo y conseguir alojamiento para vosotros y Broaldes.
Os hago un resumen de la parte monetaria del escenario.
Broyan recibió 350 monedas por el torque, y 150 de plata por cada brazalate para un total de 650 monedas.
El rescate os ha llevado dos días de aventuras (uno para ascender y combatir con los trolls y otro para volver), por lo que pagas a Caroban 80 monedas (las 40 diarias acordadas).
Por tanto te quedan 570 monedas.
Por otra parte habéis conseguido:
- 71 monedas de plata
- 106 monedas de cobre (equivalen a 10,6 monedas de plata).
- Un anillo de oro.
- ¡Qué agradable sorpresa! - escuchais una voz amiga entre el ruido de la posada.
- Mis jóvenes amigos, me alegra volver a veros sanos y salvos. - Junto a él se encuentra el infatigable QuackJohn, pero la mujer que estaba con ellos hace dos días ahora no está.
- Y vos... debéis ser su noble hijo. Me alegro que te hayan encontrado, sois un joven fuerte, y tenéis una familia que os quiere en verdad. No han escatimado esfuerzos ni peligros para rescataros en mitad de este Infierno Helado.
- Desde hace una noche la congelación empezó a remitir. La larga lucha de los Espíritus del Bien contra los Demonios Helados ha terminado con la Victoria del Bien, e intuyo que quizás... esos Espíritus puedan haber contado de alguna manera con vuestra inesperada ayuda. Este es el Kero- Fin. La Montaña Sagrada de Orlanth. Aquí la Magia es fuerte y poderosa, y las acciones de los mortales no escapan a la mirada de los Dioses o a los actos de los mismos.
Se mesa su barba pensativo.
- Es muy que vuestra búsqueda desesperada y vuestro honrado sacrificio por vuestro pariente haya ayudado a las Energías Cósmicas del Bien en esta lucha igualada, en la que incluso el corazón más pequeño puede realizar la más grande gesta.
- Pero, no perdamos más tiempo y contadnos todo lo ocurrido... ¡Posadero! una mesa e Hidromiel para todos, y comida además para estos hombres.
La posada se sienta en silencio expectante a vuestras palabras.
¿Qué queréis hacer?
- Fue un camino duro. - Dijo Robasart, con la voz teñida cargada de pesadumbre. - Tuvimos que luchar contra el frío, esquivar a los espíritus errantes de la montaña y enfrentarnos a manadas de lobos hambrientos que aullaban como heraldos de la muerte. - Levantó su brazo derecho, mostrando el muñón cubierto de cicatrices. - Me arrancaron la mano de un mordisco... - Añadió y en sus ojos se reflejó un instante de amarga tristeza. - Pero sobrevivimos.
Su expresión se endureció, y prosiguió:
- Ascendimos aún más alto, hasta que dimos con una caverna oculta entre la ventisca. Allí aguardaban dos trolls de hielo, guardianes de aquel abismo helado. Boardles yacía allí, al borde de la muerte, en una caverna secundaria. Yo le encontré, aún aferrándose a su último aliento. Caroban y mi tío, con el valor de los antiguos héroes, se lanzaron a la lucha y dieron muerte a las bestias. - Robasart sonrió entonces, con la calidez de quien ha visto la muerte de cerca y aún se permite la esperanza. - Tuvimos suerte. Y algo más: tuvimos el corazón para no rendirnos.
El camino de vuelta fue tranquilo y tras descender de la montaña llegamos al poblado. Ya en la posada, con el júbilo reflejado en las caras de los allí presentes debido a que el frío y la tormenta había remitido, fuimos recibidos por Gringle. Tras sentarnos junto a él y el pato, mi sobrino les relató los pormenores del rescate. A Broaldes se le pagó religiosamente para que se emborrachara inmediatamente. ¡Al final se lo había ganado! Nosotros, tras satisfacer el hambre y la sed, pagamos la estancia de esa noche. Al día siguiente habría que conseguir caballos y alimentos para partir hacia nuestra aldea, por lo que dejando una remesa de dinero apartada para estos menesteres, el resto iría para recuperar mis posesiones.
-"Eso fue lo que nos aconteció, a grandes rasgos. Pero hablemos de negocios, quiero recuperar mis posesiones. Son el legado de mi hijo, aquí presente, y el símbolo de poder de mi clan." Le dije.
Pues si tenemos dinero para recuperar mis cosas, las recupero. O por lo menos el torque y uno de los brazaletes. ¡Dejando para la estancia, los caballos y alimentos!
Toda la posada escucha vuestro relato en silencio, sólo roto con ciertos murmullos durante el relato del combate de los trolls, o algún ahogado suspiro femenino cuando se explica cómo el lobo seccionó la mano de Robasart. Caroban se mantiene en silencio como si fuera una estatua de cera, tan sólo asintiendo con la cabeza levemente en los puntos en el que relato se hace más heróico o difícil.
El posadero no os va a cobrar nada por la comida, bebida u alojamiento por deferencia.
- ¡Impresionante amigos! Ha sido toda una proeza y acto honroso rescatar a alguien en estas condiciones, y siendo sólo tres hombres.
- Claro, por supuesto - te dice mientras Quack John vuelve a sacar el cofre que misteriosamente hace unos instantes estaba fuera de la vista.
Extrae del cofre tus posesiones y las intercambia de vuelta a cambio de las 650 monedas (si recordáis os las prestó sin intereses).
- ¿Mañana partís de vuelta a vuestra Thula? Nosotros regresamos a Apple Lane, si os parece podemos regresar parte del camino juntos. Dispongo de un carro, y de un caballo extra que podéis montar.
Los caballos son realmente caros, y ahora mismo si quieres uno tendrías que cambiarlo por torque + los brazaletes o por el anillo, así que accedéis, pues os vendrá bien la compañía.
Ambos tirad Oratoria y Hablar Sartarita para ver la calidad de la narración de vuestros PJs :)
A ver, y ahora aquí hay un tema de reparto del tesoro :P
Habéis conseguido:
- 71 monedas de plata
- 106 monedas de cobre (equivalen a 10,6 monedas de plata).
- Un anillo de oro.
Las 81,6 monedas de plata permiten a Broyan devolver el préstamos de Gringle tras pagar a Caroban y recuperar sus posesiones empeñadas. Por otra parte Broyan había indicado en un post que observaba el anillo de oro junto al fuego.
Por tanto... me da la impresión de Broyan como es el Jefe de la Tribu, pues se ha quedado con el Tesoro XD
¿es así Maese? no quiero interferir en las decisiones de los jugadores, pero dado que Robasart ha participado en la aventura como un valiente a pesar de sus limitaciones en las habilidades ¿no crees que a lo mejor Broyan podría recompensar a Robasart de algún modo?
A la mañana siguiente os encontráis con Grigle, Quckjohn en la puerta de la posada.
También llega Caroban, que os habla con su habitual inexpresividad.
- Decir adiós ahora.
- Debo seguir el camino del Alce del Glaciar en Eterna Danza de Caza.
- Ser nobles guerreros. Los Espíritus proteger a los Corazones Nobles.
Os observa mientras os alejais en el carro, y en la distancia veis que sigue de pie y agita su arco contra su pecho en señal de despedida.
Avanzais lentamente por el Paso del Dragón, que presenta ahora un paisaje casi primaveral tras las semanas de ventisca y congelación.
El carro de Gringle es un carro tirado por dos bueyes, conducido por Quack John y que transporta todo tipo de bienes de compra venta, pero puede acomodar a Broaldes y a Robasart.
Gringle monta un poni, y tiene un caballo extra que ha comprado para el Maestro de Equitación de Apple que permite que monte Broyan.
El camino es bastante ameno hablando con Gringle, que parece saber muchas cosas del Paso del Dragón y las tribus Sartaritas.
Tras unas jornadas llegais a Punto Pato, donde sois bien recibidos por Saliste Durulson, el pato gobernante. Veis que tiene buenas relaciones con Quackjohn y por ende con Gringle. Cuando Quackjohn le informa de quienes sois y de qué habéis hecho se sorprende de por qué no os identifcásteis como Broyan Jefe del Clan de los Lobos Grises, pues él conoció a tu padre y os hubiera prestado mayor ayuda. *
Para compensar os proporciona alimentos como regalo para el viaje.
Tras un día Gringle y Quackjohn se desvían hacia Apple Lane, y os invitan a vistarles o comerciar con ellos siempre que queráis.
Aunque a pie, pero feliz de regresar los tres parientes juntos os internáis en las zonas de vuestro Clan.
Cuando los vigías de la aldea os avistan salen corriendo a vuestro encuentro, mientras que suena el cuerno de aviso.
Pronto os veis rodeados de caras amigas y abrazos efusivos de toda la aldea.
¿Qué queréis hacer?
* Efectivamente, en mi escenario tenía preparado que de haberos presentado diciendo vuestro nombre y posición ante el Jefe de Punto Pato os hubiera ayudado y dado un beneficio, pero no ocurrió. :)
Tras contar la historia y ser aclamados, tocó recuperar mis cosas. Entre lo conseguido en la cueva, dio para pagar a Caroban y para recuperar mis posesiones. El posadero no nos cobró y para el camino de vuelta iríamos en compañía del extraño dueto, humano-pato. El viaje fue ameno y tranquilo. En Punto Pato nos dieron alimentos al saber quiénes éramos en realidad, después de que Gringle le contara al jefe pato nuestra hazaña. Ya en camino a las tierras del clan sin la compañía de Gringle y Quack Jhon, solo faltaba hacer una cosa.
El sonido de los cuernos anunciaban nuestro regreso y la gente salía de sus chozas para recibirnos con alegría. Lo primero que hice fue dar un gran abrazo a mi mujer y le señalé a Broaldes. Estos se fundieron en un tierno abrazo. Miré alrededor, buscando al chamán de la tribu. Una vez localizado, me dirigí hacia él. Le cogí y le aparté un tanto de la gente para hablar más tranquilo.
-"Necesito que investigues este anillo y me digas si es mágico y las propiedades que tiene."
Cuando supiera su valor, se lo daría a mi sobrino como regalo por haberme ayudado en el rescate de su primo. Si era valioso, podría venderlo para pagar a un sanador y recuperar su mano. Si no daba suficiente, bien podría empeñar mis brazaletes también. El torque sería para Broaldes, futuro jefe del clan. Además, Robasart pasaría a formar parte de mi círculo de confianza en temas de estado.
Motivo: Oratoria
Tirada: 1d100
Dificultad: 75-
Resultado: 55 (Exito) [55]
Motivo: Hablar sartarita
Tirada: 1d100
Dificultad: 60-
Resultado: 41 (Exito) [41]
Tras el regreso a la civilización todo estaba siendo sencillo. Por fin no veía amenazada su vida a casa instante y hasta podía darse el lujo de gozar de la buena compañía. Habían logrado su objetivo y eso que ni el mismo hubiera apostado una moneda de oro por ellos. Son embargo, allí estaban, de vuelta y de una pieza.
Bueno... Excepto él, que más bien estaba en dos y una semana había perdido en el estómago de un terrible lobo. Fuera como fuera, daba gracias a Eurmal y a Orlanth por haber logrado la gesta y haberles traído de vuelta. A ellos y también a su tío e incluso a Caroban, que aunque fuera un estafador, había luchado bien y había hecho lo necesario para que todos regresaran.
Ya de vuelta en la aldea, Robasart fue a ver a sus padres y les abrazó. Ya no podria ser skald, pero podría encontrar algún trabajo en el que ser un digno aprendiz y con el tiempo, ganarse bien la vida con ello. La recompensa de haber traído a Broadles de vuelta y de haber servido bien a su tío. Al menos todo lo bien que pudo, era suficiente para él.
Motivo: Oratoria
Tirada: 1d100
Dificultad: 36-
Resultado: 20 (Exito) [20]
Motivo: Sartariano
Tirada: 1d100
Dificultad: 42-
Resultado: 96 (Fracaso) [96]
Rápidamente se organizan una serie de festejos en vuestro honor, pero ambos os dirigís a abrazar a vuestros seres queridos.
Broyan se reencuentra con su mujer de manera tierna y sincera, y Robasart es abrazado por sus padres, muy orgullosos de él. Robasart siente que podría seguir de Skald, cantando canciones y narrando sagas oralmente. Como instrumento, quizás podría tocar el arpa, si es que desea seguir interpretando música.
Broaldes es recibido por sus padres, con lágrimas en los ojos.
Unas horas más tarde Broyan se reúne con el Sacerdote de la Tribu y le pregunta por el anillo de oro encontrado.
Lo examina con sus fríos ojos, y con cuidado lo manipula con sus largos y huesudos dedos.
- Es un artefacto antiguo y poderoso, sin duda relacionado con la magia de los Dragones que habitaron el Paso antes que los Hombres y que ahora son representados por los Dragonuts. *
Tras mirarte fijamente te dice:
- Si os dirigís a la Casa de la Caridad, en la cercana ciudad de Jonstown, y lo dais como ofrenda a la Diosa Chalana Arroy ** seguramente una Sacerdotisa pueda curar la mano de tu primo.
- Por otro lado, quizás en el Ojo del Dragón, la Sagrada Ciudad Prohibida de los Dragonuts, puedan estar interesados en recuperar su antigua reliquia, pero es un lugar no humano y peligroso.
- Y claro... - te examina con la mirada como quién sospesa si un tigre de repente pueda atacar con fiereza - un artefacto mágico tan poderoso, en manos de un valiente carismático Jefe devoto a Orlanth... podría hacer vencer a sus enemigos en las profetizadas Guerras de los Héroes y convertirse en Rey del Paso del Dragón.
¿Qué queréis hacer?
* Una de las razas antiguas de Glorantha, una especie de Dragones humanoides que son inmortales y van evolucionando físicamente durante su vida.
** Diosa de la Curación. Todos sus iniciados han jurado no matar nunca.
Tras escuchar al sacerdote, una nueva aventura se presenta ante mi.
-"Gracias anciano por tus sabias palabras. Meditaré qué hacer con el anillo." Le dije y abandoné su estancia.
Tras unas horas de reflexión y en la cena, en un buen banquete preparado para la ocasión, llevé aparte a Broaldes y a Robasart.
-"He hablado con el Anciano y me ha dicho que el anillo que encontramos en la cueva de los trolls es muy poderoso y valioso a la vez. Al parecer, es antiquísimo y perteneció a la raza de los dragones. Me ha comentado varias cosas y quería decíroslas para ver qué opináis al respecto. Este anillo es tan vuestro como mío." Les dije, mirándoles a ambos a los ojos. "Una posibilidad, la más fácil, sería quedármelo para convertirme en un poderoso jefe tribal que aunara al resto de las tribus bajo mi bandera. Podríamos conquistar todo el Paso del Dragón. Esto traería abundancia y riquezas, así como guerra y hambre."
Bebí un largo trago del hidromiel para seguidamente continuar.
-"Otra opción es ir a Jonstown y ofrecerlo a las seguidoras de Chalana para conseguir que Robasart vuelva a tener mano. Esto te lo prometí, sobrino, que conseguiría el dinero para ello."
Hice una pausa y seguí hablando.
-"Y la última opción, y la que más me atrae, es ir al Ojo del Dragón, la sagrada ciudad prohibida de los dragonuts, que estarán interesados en recuperar su antigua reliquia y pagar por ella una buena suma de dinero. Además, abriríamos una vía comercial con ellos y seríamos aliados."
Volví a darle un largo trago y les miré a ambos a los ojos.
-"¿Y bien? ¿Qué opináis?" Les pregunté.
- Padre, primo, contad con mi apoyo cualquiera que sea vuestra decisión, os debo la vida, y... - se rasca la cabeza - además es un asunto complicado, diantres.
- Creo sinceramente tío... - Le dijo Robasart a Broyan. - ...que debéis reclamar el anillo. Ese anillo os puede hacer grande y por ende, a todo el clan.
No lo había pensado demasiado, pero tampoco era difícil llegar a la conclusión que entregando un anillo de tal poder a otras naciones, no sólo perdían una importante posibilidad de ganar poder y prosperidad, sino que le daba esa oportunidad a un posible rival, que con el tiempo, podía hacerles sucumbir en la sombra.
- Nunca se sabe quien es un aliado y quien un enemigo. - Le dijo al líder de su tribu. - Y los que ahora son amigos, puden dejar de serlo...
Escuché a ambos y recapacité largo rato.
-"Sabias palabras, sobrino. Está claro que he hecho bien en pedirte opinión." Le dije, poniéndole la mano en el hombro. "He deliberado y cotejado las tres opciones, y creo que lo mejor es devolver el anillo a los dragonuts."
Me quedé mirando a los dos a los ojos. Una nueva aventura salía a nuestro encuentro.
-"¿Cuento con vosotros para este viaje?" Les pregunté.
- No puedo decirte que no, tío. - Le dijo con una amplia sonrisa, aunque llena de melancolía.
Sin su mano, de poca utilidad iba a servir, no obstante había hecho todo lo que había podido durante la escalada al Kero Fin y al final habían logrado su objetivo y regresado a casa. Si Broyan consideraba, que aún siendo manco, podía serle de utilidad, iría a su lado. De hecho, cuando le dijo de ir con el en busca de Boardles, ya pensó que no iba a servirle de mucho y en cambio, había sido un buen escudero del líder del clan.
- Tiene más confianza en mi, que yo mismo... - Pensó el skald. - Igual tiene razón y no soy tan inútil...
Estaba decidido, emprenderían un nuevo viaje, una nueva aventura que les llevaría a conocer a los dragonuts.
Y así fue como los tres parientes: padre, hijo y tío emprendieron un difícil y heroico viaje para devolver la reliquia draconiana al Pueblo Dragonut.
Pero antes, se celebró un nuevo banquete en honor de Broaldes, y sobre todo Broyan y Robasart, los dos intrépidos parientes que no dudaron en subir el imponente y Sagrado Monte Kero Fin.
Y al día siguiente, justo despúes del amanecer, cuando el campo y los espíritus están en calma, los tres amigos partieron, en busca de más aventuras, con una sonrisa en el rostro.
FIN