Partida Rol por web

Otra vez ese lugar se atrevía a cortar su conexión con el Vigilante, sin embargo esta vez lo que sintió fue rabia. Una rabia que no iba servir de nada en ese momento, así que se aparto hacia su izquierda para salir fuera del campo de visión del demiliche y esperar que su magia volviera para lanzarle un conjuro.

El clérigo trató de apartarse de la vista de la calavera, pero esta que tenía una fijación por él, se movió por el aire para seguir teniéndolo a la vista.

De nuevo los tres rayos verdes aparecieron para tratar de recobrar su energía a costa de la vuestra. El demiliche parecía herido pero había recuperado bastante del rayo que impactó en Garmeiana.

Si iba a jugar a perseguir a Allen tendría que jugar a evitar que le pitasen los oídos. Abe se lanzó contra Jeremías mientras su espada corta resplandecía con un tono azulado al encatarla. Descargó un fuerte golpe acompañadó de un sonido de campana, pero su segundo tajo falló por muy poco.

Acererak siguió con su mueca terrorifica mirando a Allen.

— Ajajajaja! La tonta marioneta de Helm ha caído, ahora lo seguiréis el resto y me alimentaré de vuestras almas para resurgir de nuevo. Y cuando Ascienda, me encargaré del mismísimo Helm yo mismo! Ajajajajaja

Gritaba con chillidos aquella espantosa calavera flotante.

Sigo recibiendo cachetazos.

A duras penas, el bárbaro se mantenía en su estado de rabia y lidiando con los poderes acranos de la calavera de Jeremías, a la que le costaba dañar con su enorme hacha. Se concentró y apretó los dientes y sus manos contra la empuñadura de su arma, antes de proceder a dar nuevos golpes a su enemigo.

- ¡Muérete de una maldita vez, cabezón! ¡Vete con Jeremías al infierno! - Le espetó a la calavera.

Al momento, realizó un tajo horizontal, no con tanta fuerza, parecía más bien para despistar. Lo gordo vino a continuación. Kha Freh descargó toda su rabia guerrera en el último de sus ataques, queriendo cortar en dos a la calavera animada 

El ambiente estaba crispado, las energías nigrománticas tiraban de vuestras almas amenazándoos de dejar vuestro cuerpo vacío, se podía sentir en el aire. Por un momento lo disteis por perdido, aquel ser era demasiado poderoso, sus maldiciones y magias os iban desgastando poco a poco y parecía además que se curaba con vuestro dolor.

Pero finalmente el ciclo se cerró.

El que descubrió la entrada con su lanza, clavándola en las montañas de arena, partió en dos aquella calavera flotante gracias a lo que sería el golpe mas fuerte que había dado en todos sus años de aventurero, concluyendo al fin la agonía que había supuesto la exploración de la Tumba de los Horrores.

Aquella calavera quedó inanimada en el suelo y os fijasteis que poco a poco su hueso iba convirtiéndose en arena de desierto, aunque las gemas seguían brillando con la misma intensidad, ahora simplemente amontonadas sobre el montoncito que estaban dejando los restos.

Pequeñas cascadas de arena empezaban a caer de entre las juntas de todas las piedras de la mazmorra, como si de alguna manera la energía maligna de aquel ser hubiera estado manteniendo en pie este lugar que debería haberse derrumbado hacia cientos de años.

Habíais ganado, ¿pero a qué precio?

Garmeiana mira sorprendida al semiorco.

—Nunca dudé de tí—dijo mientras recogía unos dientes de Acererak y un par de pergaminos al azar.

—Pero creo que debemos salir de aquí rápido. Creo que está vez es de verdad y no una ilusión como la vez pasada.

Y dicho esto se acercó a la salida preguntándole a Abe si podía levantar a Allan otra vez, que no tenía muchas ganas de volver a pasar por un portal.

Aún así, usó la vara del pacto para recuperar un poco de energía mágica por si necesitara usarla.

El sirviente iba trayendo cosas a la mochila de Abe a toda prisa, comenzando por las gemas de la calavera y continuando por las armas que Abe hubiese reconocido como mágicas cuando echaron un vistazo a la sala, y oro en general. Abe mientras corría a los pies de Allen tocándole para sanarlo.

- No es momento de siestas, viejo, ya te lo dije antes. - miró a Garmeiana - Pues yo diría de llenar las mochilas todo cuanto podamos mientras que Allen se cura y luego salir de aquí con una puerta dimensional y las mochilas bien cargadas de oro. Quizás al morir Acererak ya no haya problemas con la teleportación. - comentó con la avaricia brillando en sus ojos al ver el tesoro que se guardaba allí.

Empezasteis a recoger el tesoro a puñados. Primero las gemas que había dejado Acererak al ser derrotado: dos rubíes enormes y séis diamantes de corte marquis que confirmaban sus dientes. Luego otras gemas que destacaban en la pila de tesoros: un peridoto enorme, una esmeralda y un ópalo oscuro. Seguido por cuatro armas mágicas que parecían de gran calidad: una espada corta, una hacha enorme, una lanza y una espada larga. Vinieron las bolsas llenas de gemas mas pequeñas pero en gran cantidad. Doce pociones y seis estuches de pergaminos, junto a un anillo, un báculo, un bastón de mago y tres extraños artefactos.

Finalmente varios puñados de monedas de oro, cobre, plata, platino y electrum.

Escuchabais como en algunas partes de la tumba se empezaba a desmoronar, avisándoos que no teníais ya mas tiempo. Esta vez no era un truco ilusorio pues algunos casquillos de piedra os hicieron alguna herida leve al caer.

- ¡A correr! - anunció Abe - Todos juntos o al menos por parejas, uno con Garmeiana y otro conmigo, por si tenemos que salir con teletransporte... como opción de último recurso, claro. - anunció mientras se ponía en marcha con el resto contento por el saqueo.

El clérigo despertó del suelo por segunda vez, algo atontado consiguió ponerse de pie mientras escuchaba lo que decían todos y casi negó con la cabeza incrédulo. El demiliche había caído y la gente estaba más preocupada por el tesoro que por celebrar la victoria o salir de lo que claramente era una tumba derrumbándose.

Rápidamente convoca poderes de su señor para reparar sus heridas, mientras el resto se dejaba llevar por su avaricia. Fuera cual fuera el lugar, tocaba salir del lugar con prisa así que asintió a las últimas palabras de Abe.

- Salgamos de este condenado lugar ahora que hemos acabado con ese ser impío.

La rabia que le poseía llegó a su fin cuando aquel cráneo animado dejó de estarlo gracias a sus camaradas y al gran golpe con su hacha que casi parte en dos a su adversario. El semiorco viviría un día más para contarlo, a pesar de todas las adversidades que habían enfrentado.

Con la mochila cargada de todo lo que le había dado tiempo a coger, al igual que sus compañeros, el bárbaro se  echó la mano a la cabeza en cuanto un cascote le cayó encima.

- ¡Me cago en una alberca llena de semiliches y Jeremías de tapón! ¡Salgamos de aquí a la de ya! ¡Vamos! - Dijo, mientras salía en estampida junto al resto de sus camaradas.

Primero caían algunas piedras pequeñas, luego visteis al fondo del pasillo como un bloque de piedra enorme se desprendía y casi como un efecto de dominó: columnas, paredes y arcos de piedra empezaron a derrumbarse. Y no solo eso, algunas de las magias de aquel lugar empezaron a provocar explosiones y extraños efectos.

Ultimasteis de recoger lo que parecía de mas valor y empezasteis a salir. El pequeño túnel secreto por el que habíais accedido estaba completamente destruido y no teníais tiempo ni queríais arriesgaros a tomar un camino nuevo  así que Abe y Garmeiana abrieron portales y escapasteis de aquella Tumba que se iba a cerrar para siempre.

No muy lejos de ahí estaba el aprendiz del Mago Thelos que había teletransportado a Abe para venir a buscaros. Fuera en el desierto se podía notar un temblor de cierta magnitud bajo vuestros pies y el mago se apresuró para salir del lugar usando el teletransporte. El viaje mágico fue extraño, como siempre, pero en cuestión de segundos os encontrabais de nuevo en aquella gran sala que habíais alquilado en la Posada del Portal Bostezante, como lugar de operaciones.

Durante la semana siguiente os dedicasteis descansar, curaros las heridas y sobretodo a organizar, examinar, contar y apreciar vuestro nuevo tesoro.

- 7800 monedas de oro de valor (entre monedas de plata, electrum y oro, encontrada el la Falsa Capilla)

- Corona del falso Acererak engarzada con todo tipo de joyas, valor de 25000 monedas de oro.
- Joyas y gemas varias recogidas de la Falsa Cripta por el valor de 5000 monedas

- Corona de la Sala del Trono también de un valor que rondaba 25000 monedas de oro y el cetro 12500.

- Los dos rubíes que hacían de ojos del demilich tienen un valor conjunto de 100000 monedas de oro.
- Los seis diamantes de marques con un valor de 30000 en total
- 10000 el peridoto, 50000 la esmeralda y 100000 el ópalo negro.
- Espada corta Defensora, Espada de los Reyes Antiguos (Espada larga +3), Gran hacha de Berserker y Trepanadora (Lanza +3)
- 12 pociones de Curación Suprema.
- 5 pergaminos de nivel 7 de mago.
- 1 pergamino divino para eliminar cualquier maldición, con el mismo poder que el hechizo Deseo de nivel 9. Al parecer escrito y creado por el mismísimo dios Oghma del Conocimiento.
- Anillo de Invocación de Djinni, Báculo de Resurrección, Bastón de los Magos.
- Libro de la Oscuridad Vil
- Artefactos y otras chucherías por el valor de 10000 monedas de oro mas.
- Un pergamino detallando la localización de otra Tumba parecida también en el desierto, pero a cientos de kilómetros de distancia.
- La receta secreta de especias de una preparación culinaria extraña de otro mundo del multiverso.

Durante la primera noche  después de volver a la ciudad Garmeiana se encontró en sueños con su patrón. Le dijo que sólo habían hallado varias armas mágicas, cuantiosas riquezas y unos pocos pergaminos que aún no había llegado a leer. Él se fue decepcionado diciendo que si a la próxima no conseguía algún objeto digno de él cancelaría el pacto. Ambos sabían que era mentira.

Cuando con sus compañeros se pusieron a cuantificar el tesoro, ella distraídamente cogió el bastón de los magos y se quedó abrazada a él usándolo como apoyo.

—Leí algo sobre ese libro.— Señaló al libro de la oscuridad vil.—Podría echarle un vistazo y contarles si dice algo interesante.

- Garmeiana, muchas gracias. Pero eso libro no lo vas a tocar en tu vida.- contesto el clérigo con mucha calma pero una certeza de que no iba a ceder.- Te llevarás tu parte del botín pero de ese libro se encargará mi gente. Luego ya las armas mágicas y demás artefactos haced lo que queráis con ellos. Supongo que me quedaré con el pergamino y el cetro.

Por lo demás Allen, se separaría del grupo. Kha Freh probablemente ya tendría dinero de sobra para su restaurante. Sofía ahora estaba muerta y Abe volvería con su maestro. Hasta ahora había aguantado la presencia de la tiefling pero durante esta mazmorra ya había llegado a la conclusión de que no se podía confiar en ella.

Así que una vez terminado la división del tesoro volvería con los suyos para informar y entregar el volumen de mal para ser destruido.