Partida Rol por web

Tabin lanzó un tajo transversal con la espada de la mano derecha que impactó en la armadura del mercenario sin causar daño alguno. Frustrada, intentó repetir el golpe con la otra mano y su contrincante lo detuvo con su arma. La pícara soltó un gruñido mientras buscaba en los ojos del mercenario cuál sería su siguiente movimiento.

Ulfe disparó una nueva andanada de flechas. Una de ellas se clavó en el escudo de madera del mercenario, pero la segunda voló por encima él y se le clavó al mago en las entrañas. El encapuchado se agarró el astil para intentar arrancárselo, como si en ello le fuera la vida. Parecía muy malherido.

Payne siguió avanzando agazapada, más preocupada por su seguridad personal que por llegar rápidamente.

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INICIATIVAS
1. Mercenario B (silenciado)
2. Serlorn Druir (silenciado)
3. Kayle
4. Ánder (silenciado)
5. Nanthleene
6. Mercenarios A y C (silenciados)
7. Tabin
8. Ulfe
9. Payne (totalmente a la defensiva)
10. Glimgmar

TURNO DE GLIMGMAR

Glimgmar se lanzó sobre el mercenario que había herido a Ánder y, aprovechando que tenía el flanco expuesto, le enterró el hacha en la espada. El pobre desgraciado murió sin emitir un sonido.

El mago retrocedió hasta el borde del agujero, y una vez se hubo cerciorado que sus pasos volvían a producir sonidos, dibujó en el aire un encantamiento.

—¡Akular-alan suh Tagolann Jistrathar! —rugió como una bestia acorralada y cuatro imágenes idénticas a él se formaron en el aire—. ¡Retroceded, idiotas! ¡Busquemos refuerzos!

Serlorn Druir y todas sus copias hicieron gestos imperativos a los mercenarios. Era imposible discernir cuál era el auténtico. El mercenario que le había hecho de escudo humano no dudó un momento en hacerle caso, se reunió con él junto al agujero y accionó el polipasto que, presumiblemente, elevaba la plataforma de madera por la que se accedía al complejo.

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INICIATIVAS
1. Mercenario B (activando la plataforma de elevación)
2. Serlorn Druir (imagen múltiple, 4 copias; la fichita que tiene el numerito no tiene por qué ser la auténtica)
3. Kayle
4. Ánder (silenciado)
5. Nanthleene
6. Mercenario C (silenciado)
7. Tabin
8. Ulfe
9. Payne (totalmente a la defensiva)
10. Glimgmar (silenciado)

TURNO DE KAYLE Y ÁNDER

Kayle aplaudió para sus adentros el acierto de Ulfe pero gruñó al escuchar conjurar al mago, ¡maldito fuera! Para colmo conocía aquél hechizo pero tal y como había preparado ella su repertorio, no podía contrarrestarlo.

Aunque quizá sí podía sabotearlo. A ella aún no la habían visto usar magia.

Detuvo la carrera y apuntó la ballesta buscando un ángulo libre. Si ella fuese Serlorn, se ocultaría tras todas las copias pero no tenía forma de apuntar ahí sin arriesgarse a darle a alguno de sus compañeros... y no, no quería arriesgarse. Así que tocaba librarse de aquello a la antigua usanza.

—¡Es un conjuro defensivo!—gritó a sus compañeros—. ¡Las copias pueden imitarlo pero no pueden hacer daño a nadie!

Para alguien que no conociese el segundo detalle, cinco magos enemigos podían ser una visión bastante inquietante y era comprensible confundir aquello con un ataque y pensar que lo siguiente que tocaba eran cinco bolas de fuego seguidas.

—Además... —apretó el gatillo y un virote salió disparado acertando en la cabeza de uno de los magos el cual explotó en una nube de humo brillante. Kayle esbozó una sonrisita burlona— ...son tremendamente frágiles.

Kayle se mueve a q13

En completo silencio, Ánder dio un paso y se preparó para golpear. Si Tabin tenía algo de experiencia, podrían rodear al mercenario y derribarlo sin dificultad.

Confiaba en su compañera.

Nanthleene encajó una nueva flecha en el arco, lo tensó y caminó un par de pasos apuntando a uno de los muchos magos. No obstante, los nervios que la sacudían de los pies a la cabeza la traicionaron en el último momento y la flecha se fue a clavar ridículamente a unos metros frente a ella.

El mercenario lanzó una estocada tentativa a Ánder, más destinada a cubrirse la retirada que a tratar de buscar un hueco en su armadura. El paladín ni siquiera se molestó en desviarla, y dejó que rebotara inane contra su peto mientras preparaba un golpe demoledor.

En cuanto Tabin avanzó un pasito el mercenario estuvo vendido, no podía defenderse de dos enemigos a la vez, reflexionó Ánder. Era trágico que hombres de armas se prestaran a defender a tan malvado culto. Pero no podía dejar de hacer lo que tenía que hacer. Y la apertura estaba clara.

El espadón que llevaba en las manos giró como una enorme y afilada hoja de molino, y sin causar ningún ruido impactó brutalmente en un lateral de la malla que cubría la cabeza del mercenario, que se derrumbó como un fardo.

Podía parecer que el metal habría podido salvar al hombre, pero si se fijaba uno bien se observaba que la fuerza del golpe había cascado el cráneo como si fuera un melón, sangre y sesos saliendo por los minúsculos huecos de la malla. 

Malla que cubría un amasijo tan horrible que  mirarlo fijamente haría vomitar hasta al más pintado.

Tabin se movió, en efecto a flanquear a su rival. La joven sólo tuvo que amagar un golpe para despistar al mercenario, el poderoso golpe de Ánder hizo lo demás.

Decidió echar la vista a un lado y no mirar demasiado al montón de pulpa sanguinolenta al que había quedado reducido el mercenario.

Ulfe siguió a Nanthleene en su avance y soltó dos nuevas saetas. Con un ruido sordo, fueron a erizar aún más el escudo del mercenario que activaba la palanca.

Payne continuó su avance, sin perder de vista a sus oponentes.

Glimgmar alzó el hacha por encima de su cabeza. Debió decir algo que el conjuro de silencio se tragó antes de catapultarse contra el último guerrero que quedaba en pie.

El enano chocó contra su oponente escudo contra escudo, como un ariete, antes de enterrarle el hacha en el cuello y partírselo en el acto. El mercenario cayó de bruces en el suelo.

—¡Basta! ¡Me rindo! —dijeron los cuatro magos a la vez, alzando las manos en un gesto de indefensión.

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—Bien, ¡pues deshaz el conjuro, métete en la zona insonorizada y tira aquí la faltriquera!—respondió Kayle sin dejar de apuntarle con la ballesta—. Como oiga una sola palabra en dracónico, estás muerto.

Como no sabía cuánto le quedaba al hechizo de silencio de Nanthleene, decidió que remarcar aquél detalle era importante. Y como había forma de conjurar sin componentes... también. Les habló entonces a Ánder y a Tabin que eran quienes tenía más cerca pero sin quitarle ojo al mago.

Les hizo una seña con la mano para que alguno se acercase a oirla.

—¿Tenéis una soga? podríamos atarlo e interrogarlo a ver si sacamos algo útil sobre el templo o sobre las niñas.

Las loviataritas podían haber "cambiado" algo más a parte de reclutar mercenarios desde que habían dejado a Payne fuera... y mejor no arriesgarse a encontrar sorpresas de última hora.

Otra vida desperdiciada, pensó Ánder al ver el poderoso golpe del enano.

Y entonces el mago levantó las manos. Desde su posición el paladín pudo ver como tanto él como Kayle movían los labios, y salió del área del efecto del conjuro para escuchar a la Genasí.

-Sí, yo tengo una cuerda. Me encargo, vigila que no se mueva, Glimgmar.

Se acercó al mago, enfundando el espadón mientras sacaba la cuerda de su mochila. Ahora verían si el mago colaboraba y así reducía su justo castigo por secuestrar a inocentes.

El mago, medio muerto y superado en número, no tenía más opción que obedecer. Agitó la mano en el aire para deshacer su encantamiento, arrojó la bolsita de componentes al suelo y caminó al área de silencio como le habían pedido.

Ander se acercó con su cuerda preparada y ató las manos del mago a la espalda, como no tenía mucha experiencia se dedicó a hacer nudos fuertes y a dar vueltas a la cuerda hasta que el prisionero se asemejó a un carrete de hilo.

Acompañó al mago fuera de la zona de silencio y lo sentó en el suelo entre todos. 

-Buen trabajo a todos, compañeros, ahora tendremos que pensar nuestro próximo paso.-dijo al resto con una sonrisa. Y luego su cara mudó la expresión al dirigirse al mago.- ¡Secuestrador! ¿Eres consciente de lo que has hecho?.

 Con aspavientos y vocalizando todo cuanto podía parecía gruñir, incluso dio un salto que debería haber hecho sonar su armadura completa al separar sus pies del suelo y sus piernas entre ellas. Aferraba con fuerza el hacha y el escudo, manchadas por la sangre de sus enemigos...si es que eran eso y no simples obstáculos que podían haber no fallecido. Sólo después de gritos sin respuesta alguna cayó en la cuenta de que habían realizado brrujerría...las palabras de kayle cobraban sentido entonces, perro Glimgmar no se sintió como un tonto a pesar de su ignorrancia, debía considerar esas cuestiones con detenimiento...aprrender...

 Con más tranquilidad e incluso desfrunciendo el ceño, se giró a los mercenarios que yacían muertos, en particular a los que había abatido personalmente. Hinco una rodilla y apoyó las manos en el escudo después de dejar a buen recaudo su hacha a la altura de su cinturón.

 Las plegarias no se oyeron, y no resultaban muy religiosas, más bien un gesto  efímero y muy fugaz de respeto por sus oponentes. Un respeto escaso, porque era evidente que no eran personas bien entrrenadas...

 Antes de preocuparse por el bienestar del grupo y las curraciones que podrían ejercerse, asomó para comprobar que fuera lo que fuese aquello que subía, fuese inanimado...debía estar en guardia si no deseaban ser sorprendidos...después de todo, el mago había querido refuerzos.

 Que el joven Ánder se ocupe...

 Pensó dandoles la espalda, algo sonrojado por su propia ignorancia pero atento a lo que pudiese ocurrir. Quizás le necesitasen para decapitar al mago.

 Vigilaba por el rabillo del ojo.

 Aún era pronto parra festejar.