Partida Rol por web

Nanthleene parecía tener bastantes menos prejuicios que vosotros. La desesperada elfa solar buscó ángulo y le disparó un proyectil a la Arrodillada que aún seguía en pie. No con la intención de dejarla inconsciente como hacía Ánder, sino para asesinarla.

La elfa disparó con rabia y frustración, pero el tiro le salió muy desviado.

Ánder vio como los rasgos faciles de Roazranne cambiaban... tomando la forma de alguien que él conocía muy bien.

Su madre.

El rostro de la madre de Ánder se deformó en la mueca macabra de la sonrisa de Roazranne, que trató de levantarse aprovechando el desconcierto del paladín.

Puck haz una TS Vol contra CD 13 o tendrás un penalizador -2 a todos tus ataques contra Roazranne durante 1d3 asaltos. Dispones de un ataque de oportunidad contra ella cuando trata de levantarse.

Aparte de eso: turno de Glimgmar.

Y entonces aquel monstruo con forma de mujer se transformó en la mayor debilidad de Ánder... prendiendo una llama en su interior.

-¡Tus viles ardides no tienen resultado contra mi! ¡BRUJA! ¡NO ERES MI MADRE!-el joven sacudió su cabeza a ambos lados despejándose y contemplando como se empezaba a incorporar...

-TE LO REPITO ¡NO! ¡ERES! ¡MI! ¡MADRE!-Chilló fuera de sí Ander golpeando el cuello de Roazranne... en el punto más débil de su anatomía. Poniendo todo su empeño en que la clériga de Loviatar no volviera a levantarse jamás.

-¡MUEREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!

Un segundo tenía el cuello de Miz'ri a la altura de sus espadas y al siguiente, sus manos se llenaban de ampollas y úlceras y un horrible dolor se extendía por su piel. Tabin soltó un alarido y sus armas y cayó al suelo, asediada por oleadas de sufrimiento abrasadoras. No podía ver, no podía oír. Sólo podía retorcerse entre espasmos y gemidos, experimentando un dolor extremo. Escuchó a medias los gritos de sus compañeros, pero no pudo entenderlos. Su mente estaba bloqueada por sus propios gritos y la sensación de ser recorrida por llamaradas.

Así que esto era lo que sentían ellas. Aquel dolor tan brillante y tan intenso que lo alejaba todo. En el éxtasis, una mente poderosa podía ver algo más, y una mente débil podía adoptar la sensación como dios en un intento de que, amando lo que la dañaba, pudiese detenerse.

Tabin no era ni una ni otra. Lo único que podía pensar era: Sune, que pare. Llévame contigo si es necesario, pero que pare ya.

- ¡RRríndete!

Le exigióa la drow el enano sin gestos amables, pudo, seguramente, contemplar su rostro a escasos centímetros frente a ella. Grotesco, asimétrico por la cercanía. Su ceño fruncido que recorría una línea bien trazada con sus cejas primero en alto, conjugandose en su ceño arrugado y su mandíbula, bien apretada, muestra de determinación y coraje férreo.

 ¡KA-BONK!

 El sonido sordo de una frente chocando contra otra. Los enanos eran duros como rocas, no era necesario un escudo o un hacha para dejar fuera de juego a una arpía azabache de orejas picudas.

 Sacudió su cuerpo con el escudo, apartandolo, o queriendo hacerlo con el hacha, como si le evocase cierta sensación de repugnancia.

Luego, se giró un instante para mirar con dureza a Tabin, la dureza de un padre que ve sufrir a un hijo pero no piensa sino que aquello le hará más fuerte.

 - ¡Corraje!

 Trató de inspirarle a Tabin, aunque quizás el coraje no solucionase nada. No había indiferencia por parte de glimgmar, aunque sus actos eran algo carentes de emotividad.

 En ese mismo instante, en el que la comtemplaba a ella y por el rabillo del ojo al resto, profirió un nuevo grito de ánimo, destinado, en mayor medida, a calmar la ira de Ánder. No era bueno abandonarse a los instintos más básicos, al frenesí sangriento del guerrero...no en esta ocasión.

 - Aguantad.

 Mantened la mente clara. ¡Es un enemigo al que no debemos subestimar!

 Advirtió, pensando un instante en la llave que portaba al cuello la que había cambiado de forma.

 ¡Brrrujerrría!

 Dijo con falso tono de sorpresa en su mente. Ahora hincaba una rodilla en el suelo y colocaba su diestra sobre el antebrazo de Tabin casi con temor de que el tacto del enano fuese algo doloroso para ella.

 Trató de buscar sus ojos, y susurró.

 - Aguanta...ya casi está.

 Gligmar seguía sin aparentarlo, pero aquello le asestaba un doloroso golpe a su corazón. Verla sufrir así...¡y todo a pesarr de serr un híbrrido!

 Tenían que recuperar la llave que les abriría el camino hacia las muchachas. Eso, si sus actos no provocaban su muerte.

 Se giró, dandole la espalda a Tabin, pero no por completo, quizás esperando que se inspirara con su presencia y tratase de ponerse en pie, en cuyo caso, si conseguía sobreponerse, Glimgmar la ayudaría con sus fuertes brazos y sus vigorosas manos.

 Golpeó el escudo con el hacha y gritó.

 - ¡No trrates de resistirte brrruja! ¡Rindete y quizás seamos clementes contigo!

 Especuló glimgmar aunque era muy consciente de que Ánder no accedería, no si seguía parreciendo un siervo de Cyric.

—¡Estúpida elfa! —espetó Payne—. ¡Esas chicas no son nuestras enemigas!

La loviatarita se escurrió por el flanco entonó una plegaria y trató de tocar a Roazranne, pero la Señora del Látigo esquivó su ataque.

La Arrodillada intentó atacar a Ánder, pero poco podía hacer salvo aporrear su armadura con las manos.

Le toca a Ánder y a Kayle

1. Tabin (24)
2. Arrodilladas (15)
3. Nanth (12), Ánder (10), Ulfe (8), Kayle (6)
4. Roazranne (5)
5. Glimgmar (2), Payne (0)

Una parte de la mente de Kayle estaba algo sorprendida de oír a Payne, la otra parte estaba gratamente de acuerdo con la loviatarita.

Lo sentía por Glimgmar, la disposición a ofrecer redención del enano era encomiable, pero ella no tenía la menor intención de perdonar a la Señora del Látigo cuando era evidente que no se arrepentía de nada.

Dejando por un instante aquellas cábalas a un lado, se concentró en el asunto que les ocupaba. Su conjuro por suerte había resultado en el mejor efecto posible pero continuaban teniendo el mismo problema... ¡aquella arpía regeneraba las heridas! Tenían que descubrir el modo de romper dicho fenómeno o la batalla podía ser eterna si la suerte decidía dejar de favorecerles.

Tal vez hubiera acertado en un principio con lo del Símbolo, pero siempre cabía la enorme posibilidad de no haberlo hecho y debían de tenerla en cuenta. No quería dejar nada al azar.

Cargó la ballesta y corrió como una exhalación cercad e Ulfe a buscar tiro libre. Lo único que de momento podían hacer hasta comprobar la hipótesis, era contrarrestar por la fuerza el efecto regenerativo; si era el símbolo, perfecto. Si no lo era... tocaría pensar. ¡Y rápido!

Kayle se mueve a i12

No caía, la maldita bruja no caía. Regeneraba sus heridas poco a poco... ¡Pues la cortaría en trozos tan pequeños como pudiera! No era algo agradable, no era algo bonito, pero era algo justo. La mujer había cometido un crimen y pagaría por él. 

Con dolor y muerte. Si bruja, sólo se hacer ésto, pero lo hago muy bien y muy a gusto.

Otra vez el espadón se alzó, otra vez golpeó el cuerpo de la castigada sacerdotisa. Ya había tanta sangre como grasa en el cuerpo de la mujer. En el suelo, los dos líquidos se mezclaban en un potingue horrible.

No sé si Dálavor estaría orgulloso de lo que pienso, pero sí de cómo he combatido hoy.

Si cae uso mi move para ponerme al otro lado de ella, opuesto a Payne. Y si la arrodillada quiere atizarme que lo haga, (y no voy a hacerle AdO que solo tengo uno y va para Roazranne por si se regenera y se levanta/conjura).

El tremebundo golpe de Ánder derribó a Roazranne, pero la Señora del Látigo tampoco gritó entonces. Era como si ya hubiera sufrido los dolores más terribles que existieran, y los espadazos del paladín fueran una minucia.

Se quedó quieta en el suelo, detrozada, con tantos y tan terribles tajos que hubieran reventado a un hombre mucho más corpulento que ella. Pero había algo sobrenatural en ella, y las heridas seguían sanando por si solas. ¿Cómo podrían detener aquella sobrenatural regeneración?

—¡Matadla! —chilló Nanthleene en un ataque de histeria, a medias grito y a medias gimoteo— ¡Matadlas a todas!

Una vez se aseguró de que Roazranne no se movía, Ulfe ignoró todo lo que sucedía a su alrededor y se fue hasta donde Tabin se retorcía en agonía. El uthgard no dijo nada, simplemente estrechó a la joven entre sus brazos, meciéndola como un crío berreante.

Payne apretó los dientes ante la salida de tono de Nanthleene, pero no se dignó a contestarla. En vez de eso, se acercó al cuerpo de Roazranne. Le echó tal mirada a la Arrodillada que seguía en pie que esta se dejó caer al suelo y encontró algo muy interesante que ver en el pavimento.

Tras haber sometido a la Arrodillada, Payne observó largamente el cuerpo tendido de Roazranne que aún conservaba los rasgos faciales de la madre de Ander. De pronto pareció darle un ataque y comenzó a darle patadas en la cabeza. Tenía el rostro congestionado de la rabia, y si no supierais que era imposible en una mujer como ella, percibisteis que las lágrimas se le agolpaban en los ojos.

Kayle soltó un hondo suspiro de alivio; justo estaba apuntando con la ballesta cuando vio caer a Roazranne. Sin embargo... seguía incómoda, tenía la sensación de que el enemigo no estaba derrotado si no "momentáneamente apaleado"o algo así.

Se sintió turbada con la reacción de Payne, turbada y sin derecho a juzgarla por abandonarse a la ira, porque podía imaginarse a si misma haciendo algo muy similar con otra persona de tener la ocasión. Aquello le producía escalofríos. De momento le dejó unos segundos de desahogo.

—Ánder—dijo acercándose un solo paso. Todo aquél repentino despliegue de matanza bárbara por parte del paladín la tenía inquieta—. Ya... ya vale. Hay que encontrar un modo de frenar esa regeneración, y si no, que al menos se esté quieta y no pueda atacarnos.

"¿Cuál de las dos tendrá el famoso silbato de marras?".

—¡Glimgmar!—llamó, ya que el enano era quien estaba más cerca de la tal Miz'ri—. Registra a esa, una de las dos tiene que tener el silbato.

Si no lo hacía Ánder, registraría ella a Roazranne. A poder ser... en cuanto Payne dejara de darle patadas. Si no, tendría que tener cuidado de no comerse una.

Kayle se equivocó, pues aparentemente ninguna de las dos sacerdotisas llevaba el silbato encima en aquel momento. Las mujeres llevaban ropas de buena factura y calidad y parecían gustarle las joyas. El anillo que lucía Roazranne llamaba poderosamente la atención.

Se trataba de un anillo de plata sin bruñir, que formaba un entramado complejo y enredado en torno a un granate de un profundo color rojo.

Kayle gruñó, le había quitado el Símbolo ¿pero dónde estaba el maldito silbato? Payne había dicho que lo tenían ellas. Tal vez buscando por los alrededores...

Entonces le llamó la atención el anillo, pero no pensaba tocarlo sin saber si antes era mágico, murmuró algo en dracónico y la joya se iluminó un instante, justo como había pasado con la túnica del mago esclavista.

—Esto tiene un aura de abjuración débil—dijo. Enseguida cayó en la cuenta de algo y "tradujo"—. Un hechizo protector... débil.

No tenía la menor idea de si era el anillo el causante del fenómeno regenerativo, le parecía demasiado para eso. Para averiguarlo tenía que identificarlo... y prefería ahorrar energías si debía evocar un conjuro que no tenía memorizado, a ser posible. Todavía seguían en la guarida enemiga.

—Pero el condenado silbato no lo lleva encima—añadió mirando a los dos compañeros que tenía más cerca—. Payne, ¿sabes si lo guarda en alguna parte en concreto cuando se lo quita?

Detectar Magia

Me da cosa postear dos veces "seguidas"... pero es más que nada por la info, por si a alguno os es útil para actuar/elucubrar cosas ahora.

Ander hizo un último molinete con su espadón para limpiarlo de sangre, y trató de parecer algo avergonzado por su exabrupto. No era difícil, pero de lo que no se arrepentía en lo más mínimo era de golpear a la mujer hasta derribarla.

Respiró hondo.

-No bruja, también sé hacer ésto.- Comentó al cuerpo mutilado con los rasgos de su madre. Sin embargo cuando levantó la mirada hacia el resto del equipo su expresión era alegre. Sobre todo hacia Kayle. Habían superado un combate difícil sin que nadie muriera. Habían trabajado como un equipo. -Sí, tenemos que encontrar la razón de su regeneración... y si no atarla, pero... ¡Tabin! -su mirada se dirigió a la semielfa.- ¿Qué tal está, Ulfe? 

Esperando la respuesta el paladín arrancó el anillo del dedo de la sacerdotisa y también su símbolo sagrado. Ofreciéndoselos a Kayle. 

-Y Payne... probablemente se merezca todas esas patadas, pero dárselas no te hará sentir mejor.- Aquí puede que me equivoque, porque no hace más que sonreir. -Gracias por el conjuro de antes. Y gracias a tí, Kayle, esa capa de grasa nos ha dado la batalla.- Esto sí era un hecho.

- No empecemos a cantar victorría todavía. - No habían conseguido nada. No habían resuelto la clave con la que evitarían al dragón, ni la situación de las muchachas que por el momento no permanecían a salvo. con brrujos, erra imposible saber cuando la balanza está a tu favor...Glimgmar recelaba.

 Ulfe se acercó corriendo, el enano no esperraba menos. Le dio una pequeña palmada en el hombro y asintió asegurrandole que Tabin se pondría bien. La drow estaba fuerra de combate, se había asegurrado de ello. En ese instante pisaba su pecho con su pierna derecha, sin ejercer demasiada presión, lo justo parra asegurrarse que no se moverría, nisiquierra en sueños.

 Reprochó con la mirrada a Payne. Pero apenas fue una mirada inocente dirigida a una niña pequeña comparrada con la que le dedicó a la elfa.

 - Señorra, por favor. Debe comportarse y mantener la calma. No podemos ir asesinando a todo el que nos crucemos. - explicarle con palabras de glimgmar que se trataba de lo justo, que si viese a su hijita de orrejas picudas convertida en una arrodillada, manipulada su mente por aquellas brrrrrrujas, serría compasiva, erra una disertación dificil, no tenían tiempo parra ello.

 Se arriesgó a que encajase mal sus palabras.

 - ¿O quierre convertirse en lo que son ellas por recuperrar a su hija? ¡Adelante! - Instó manteniendose, no obstante, terriblemente sereno. - Una matanza indiscriminada sólo engendrarrá más violencia y hostilidad en Nesmé.

 Glimgmar empezaba a pensar que erra el único que no tenía segundas o tercerras intenciones en aquel cometido, más allá, está claro, de proteger su hogar provisional.

 - De hecho... - Empujó con el pie a la drow parra revisar si portaba algún silbato o llave, liberandola de la presión de su pie - no me extrañarría que esa brrruja - dijo señalando a aquella que había adoptado la forma andrajosa de aquella viejecita - esté alimentandose dirrectamente de todo el dolor y el odio que cargamos sobrre nuestros hombros y desencadenamos sobrre ellas sin mirramientos.

 Especuló sabeedor de que los brrujos hacían esa clase de estratagemas viles, desde luego, no envidiaba el aguante de la vieja brrruja, perro sabía perfectamente reconocer la mano del mal actuando.

 - Crreo que Payne tiene lo que querría. - Asintió torciendo los labios y el ceño - perro nosotros tenemos unas niñas que rescatar.

 Tampoco me extrañarría que la brrruja reaccionarrá peor ante las caricias y los cuidados que ante los espadazos....JUA, JUAH, JUA! - rió forzadamente incluso para su voz enana y mirró hacia el umbral que les llevaba a profundizar en aquel cubil loviarita.

 - Payne - llamó la atención - ¿Dónde demonios estamos? ¿Desde aquí podemos llegar a ese dragón? - Tal vez a Gimgmar se le estaba pasando por la cabeza cortarle el cuello a ese obstáculo...

 ¿Esconderrá algún tesorro o lo tendrán sólo parra cubrir la huída de las niñas que raptan?

Tabin notó que el dolor empezaba a remitir. Ya no era como una llamarada brillante, sino como unas ascuas mortecinas que aunque continuaban provocándole un considerable sufrimiento, poco tenían que ver con el estallido inicial. Sune había sido misericordiosa. Abrió los ojos, pues la sangre ya se había disipado, y vio el rostro de Ulfe. El bárbaro la cuidaba con su hacer gentil, ese que la había enamorado.

-Ulfe... -musitó Tabin a media voz-. ¿Qué ha pasado?

Notaba la garganta rasposa y la lengua espesa, como si hubiera pasado un periodo de enfermedad que, en realidad, sólo había durado unos minutos. Levantó una mano para acariciar la mejilla del explorador y vio que le quedaban marcas de úlceras en ella. Horrorizada, se palpó su propia cara. ¿Le habrían dejado cicatrices? ¿Estaría hecha un adefesio?