Partida Rol por web

-¿Conspiradores?

Tabin enarcó una ceja. ¿Por eso estaba Morgan allí, porque era una ladrona que trabajaba en las sombras, como decía Ánder? Sí, aquella expresión le iba como un guante untado en esencia de vainilla. Pero los ladrones no era necesariamente malos. Tabin lo sabía porque gracias a sus movimientos en las sombras había encontrado indicios de una intriga que podría así evitarse.

Aguardó a que la Primera vocal se explicase.

 Glimgmar palmeó las manos como si se quitase el polvo acumulado en aquellos días de supuesto descanso. El enano que les acompañaba hablaba con cierta sabiduría de la que Glimgmar quizás carecía, pero en cualquier caso, la única actitud desdeñable allí era la de Ánder. Glimgmar crreía entender...

 Tal vez sea por su naturraleza...dubitativo en el fondo, teme acercarse a lo que le enseñarron que es malvado sólo parra no manchar su purreza. Eso sólo significa temorr, cobardía...o una sabidurría que no puedo ni alcanzar a comprender.

 Glimgmar estaba excesivamente meditabundo, aunque comenzaba a tornar su gesto en algo más afable. Estar entre conocidos le ayudaba más de lo que jamás reconocerría.

 - Mi socia ha desaparrecido. - espetó ante el grupo de amigos y autorridades. Sin tapujos. - ¿Podrría ser que estuvierra relacionado con todo esto...?

 Preguntó, tal vez a sí mismo, mientras mesaba su barba con serrenidad.

 - ¿¡Qué prropone!?

 Si ella está en manos de esos...de esos...grr...¡se acabarron las sutilezas! - declarré. Podía contar con el escudo del enano parra proteger a Nesmé de esa escorria, pero si encontraba a Fasber, entonces no se sentía ligado con nadie, no existía vínculo capaz de negarle luchar por su ...socia.

Ánder resopló ante el comentario de Aramil.

—También tenía entendido que los druidas no pintabais nada en las ciudades —señaló.

El pseudodragón giró la cabeza reptiliana para observar alternativamente al paladín y al druida. Soltó una risita meneando el peligroso aguijón.

—¿Las sutilezas de la naturaleza? Demasiadas cosas que pensar para alguien que ha renunciado a hacerlo fuera de su código.

—Aaah, las enredadas telarañas que tejemos —suspiró Irulán esbozando una sonrisa, sin dirigirse a nadie en particular—. Volviendo al asunto que nos ocupa, resulta obvio que sólo puede haber un motivo por el que una grupo de esclavistas esté operando en la ciudad sin que nosotros lo sepamos: cuentan con el apoyo de gente importante. Quizá algún alto cargo de la guardia, o alguien cercano a mi consejo. Pero desde luego poderoso y con contactos. El tipo de persona que tendrá ojos y oídos en los Jinetes de Nesmé, y contra el que necesitaré pruebas de peso. Ahí entráis vosotros. Localizar a los culpables y encontrar pruebas.

Echó una mirada a Ánder.

—De cualquier forma posible. No seré yo quién pregunte cómo habéis conseguido la información que necesito para ajusticiar a los culpables.

—El fin no justifica los medios —dijo el paladín mientras su capa revoloteaba en el aire al abandonar la habiación—. No contéis conmigo.

-Eso es una leve muestra de ignorancia, paladin,-Digo con una sonrisa amigable.- una más.-Digo casi en un susurro.-Pero reconozco que somos nosotros los primeros en alimentar ese tipo de rumores con nuestra sutileza. Supongo que es culpa nuestra. En fin, en todas las ciudades hay al menos uno de los míos. Si no está en la ciudad, se habrá retirado al campo adyacente, pero nunca está demasiado lejos. Hay que velar por todos los animales, y en las ciudades también los hay.

Kayle siguió la trayectoria de Ánder con una expresión indescifrable en el rostro. Cuando finalmente el paladín se fue, se limitó a encogerse de hombros sin descruzar los brazos.

—Bueno... Las probabilidades de que ocurriera algo tan desconcertantemente absurdo como esto erar de una entre un millón—dijo—. Aunque los magos sabemos que las probabilidades de una entre un millón se cumplen nueve de cada diez veces.

Suspiró y se despegó de la columna. Estaba hasta las benditas narices de tanta discusión que no llevaba a ninguna parte, tanta verdad universal, y tanto choque de moralidades superiores. Ella tenía su propia opinión de la actitud del paladín pero no iba a decirla en voz alta. No serviría para nada más que para alargar aquella reunión innecesariamente.

—No hay... ¿Nada? Es decir, alguna actitud remotamente sospechosa de alguien, algún sitio por el que empezar a tirar de la madeja...—preguntó en referencia al posible topo que colaboraba con los esclavistas. Descruzó un brazo como si hubiese caído en la cuenta de algo y miró a Glimgmar de reojo—. La desaparición de Fasber es... rara, ¿no? Es decir, no creo que nadie sea tan estúpido como para confundir a un gnomo con un niño e igual no tiene ni si quiera nada que ver con todo este asunto de los esclavistas pero, si no hay ningún sitio por el que empezar, es desde luego el acontecimiento más extraño que remarcar por el momento.

—Eh, eso es verdad. ¿Nunca os ha pasado que comenzáis buscando el guante que os falta y antes de hallarlo encontráis dos totalmente distintos que para más colmo hacen pareja? Pero luego resulta que cuando te resignas a ponerte esos, dentro de uno de ellos está el que buscabas en un princi...

Kayle giró la cabeza y le lanzó una mirada tan penetrante que el pequeño elemental cortó la frase y levantó los bracitos de golpe como si le estuviesen apuntando con un arco, dejando claro que había pillado el mensaje subliminal.

-Yo sé quién puede estar detrás de todo esto, de los esclavistas y el rapto de niñas -dijo Tabin con voz trémula que fue afianzándose-. Jezzen. Y sé de alguien que puede ayudarme a encontrar las pruebas que necesitamos. Pero este es su precio.

La semielfa sacó de entre sus ropas un sobre y se lo entregó a la Primera Vocal mientras buscaba a su alrededor a Morgan, como si fuese a salir de entre las sombras al escuchar su mención.

Aham. Bien. Me estoy enterando de todo.  -Ya... ¿Explicación para novatos, por favor?-Pregunto sin prestar demasiada atencion a toda la ceremonia del sobre.

Kayle se quedó boquiabierta (literalmente) con un gesto de genuina sorpresa. Tres segundos después cerró la boca y sacudió la cabeza para recuperar la compostura.

Que la colgasen del pináculo más alto de Nesmé si entendía a la gente alguna vez. ¿Tabin había tenido aquel sobre y aquella información todo el tiempo y en lugar de haber ido directamente al grano se habían dedicado a pinchar a Glimgmar sobre el condenado tema de Loviatar? ¿Y quien narices era aquel "alguien"? ¿Y quién narices era aquel Jezzen? 

Parpadeó recordando en ese momento que ya había oído ese nombre antes. La sunita lo había mencionado cuando había visto a Roazranne pero luego el tema había sido relegado al olvido desde la salida del templo hasta la fecha.

"Claro, es más primordial martirizar al enano sobre estupideces existencialistas..." ironizó para sus adentros "Si es que cómo oso pensar si quiera lo contrario"

Si algo no soportaba la genasí eran las cosas que le olían a doble moralidad. Ahora resultaba que para colmo alguien le "ponía precio" a la información sobre los esclavistas. Grandioso. Aquello mejoraba por momentos.

—Raptaron a un grupo de niñas hace poco—dijo tragándose para si misma el creciente descontento y girando la cabeza hacia el druida para poder hacerle un resúmen. El pobre estaba a verlas venir—. Seguimos su rastro y terminamos descubriendo que se las habían llevado a un templo dedicado a Loviatar que hay al norte de aquí. La antigua Señora del Látigo de dicho templo tenía un pacto con un grupo de esclavistas que resulta que poseen una cédula en Nesmé... pero no sabemos en qué consistía el trato, ni que sacaban con esto, ni hasta dónde llegan sus tentáculos, ni quien es el desgraciado malnacido que les da cobertura en la ciudad o algún modo de llegar a él.

Volvió a cruzar los brazos lentamente.

—O hasta el momento al menos—puntualizó mirando a Tabin con el ceño suavemente fruncido—. Una explicación para quienes nos acabamos de enterar ahora de algunas cosas también estaría realmente bien.

-Lo único de lo que puedo hablar es de los dos últimos puntos -dijo Tabin cruzada de brazos-. Pero sin estar segura de ello ni contactar con mis fuentes antes no iba a señalar a uno de los hombres más ricos de Nesmé. Y sobre todo sin saber si la Primera Vocal aceptaría ese tipo de trato. Me gusta vivir en este lugar y mi trabajo, y no voy a poner en riesgo a mis amigos o familia sin estar antes segura de todo.

La semielfa detestaba la sensación de estar justificándose, más aún delante de Payne y de Ulfe. Sin olvidar a Morgan. Parecía que seguir trabajando con el grupo iba a ser complicado: ahora que Ánder había abandonado (y Tabin no podía culparle: había cosas que un paladín no puede ni debe hacer) y con Glimgmar corrupto y Kayle a la defensiva, tenía el presentimiento de que los cuchillos no dejarían de volar.

Ardreth, estando en calidad de acompañante, prefirió continuar sin hablar. El semielfo se mesó la perilla intentando encontrar sentido a las palabras que alateaban en el aire de un lado a otro. Su lugar estaba junto a Glimgmar, pero el tema de los esclavistas le parecía algo terriblemente grave, y si aquella hermosa mujer se lo pedía dejaría atrás al enano para ir a cazar hombres.

Acordándose de algo, el semielfo se agachó junto al enano y le susurró unas palabras al oido.

-¿Se supone que debo hacer algo o... me quedo aquí? -preguntó el semielfo-. Todos están hablando y no se si es irrespetuoso no hacerlo. No quiero causar una mala impresión.

Glimgmar se le antojaba más anciano que él, y por lo tanto mas sabio. Si alguien sabía algo de todo esto debía de ser él, y si todavía no le había presentado al resto debía tener sus buenas razones.

Demasiadas cosas sobrre las que pensar. Demasiadas como parra prestarle un segundo de atención a joven que le acompañaba. No necesitaba trratarle privilegiadamente, erra una relación atípica entre herrrerro y aprendiz, perro si quería conocer los secretos del fuego y la forja, aunque sólo fuerran los más básicos, debía entender el lugar que ocupaba...¿el de siervo
Glimgmar había cambiado un poco a raíz de los acontecimientos. Resultaba demasiado evidente que no erra el mismo. Eso no querría decir que no fuerra un enano de buen corrazón, perro aunque astuto por ser enano, sus preocupaciones podían estar nublando buena parte de su juicio. Alzó la voz entonces:- Siemprre un brrujo hay.-espetó -No parrecían muy listos. Los esclavistas erran en su mayor parte mercenarrios sincerrebrados. Alguien les mandaba además de la brruja que expulsó a Payne librandola de toda responsabilidad, y con ella a las Loviarritas. Un brrujo. - señaló con determinación. Parra Glimgmar erra evidente el patrón. - Sus interreses no tienen que ser únicamente el rapto de niñas. Es evidente que les mueve el dinerro. Enriquecerse. Beellana es una brrruja también, y ha salido beneficiada de la desaparrición de Fasber./B] Glimgmar se encogió de hombros con un rostro que decía lo obvio que resultaba aquel parralelismo.[B]- Tenemos dos hilos de los que tirrar me parrece a mi...- Sólo entonces parreció caer en la cuenta de algo, se girró y mirró de soslayo al semielfo que le acompañaba. Le golpeó en el brazo con la diestra parra agarrarlo y le oblgó a dar un paso al frente. -Este muchacho es Ardreth. Es mi ayudante
¿Acaso tienes algo que decirrnos muchacho?- frunció el ceño, no enojado, parrecía estar dispuesto a dejar que el muchacho se luciese, o almenos,le apoyase en sus cabilaciones.

Ardreth se esperaba que le presentara, pero no que le incitara a participar en la discusión sin haberle explicado que era lo correcto. Miró la Vocal y tragó saliva; esperaba que no hubiera prestado demasiada atención a como Glimgmar le había llamado muchacho. El semielfo había vivido tiempos difíciles y cargaba unos cuantos años a su espalda, los suficientes como para merecerse una presentación mejor, pero no dijo nada.

-Yo... Hum -frunció el ceño y se irguió intentando guardar la compostura. Hacía mucho tiempo que no hablaba en medio de tanta gente; de hecho jamás lo había hecho, así que el semielfo parecía un ciervo sorprendido por las llamas de un incendio-. Estamos muy preocupados por Fasber. Y al menos yo haría lo que fuera por que volviera sana y salva a su hogar. No entiendo de intrigas, no soy el mejor guerrero ni el mejor espía, pero soy fiel a mis causas y los que estamos aquí creo que compartimos la misma si las sospechas de Glimgmar son ciertas. Se que he entrado en el edificio en calidad de acompañante, pero me gustaría participar en la misión... Si la Vocal así lo desea, por supuesto.

Por desgracia Ardreth discrepaba con muchas cosas que el enano había dicho; no le gustaba acusar a alguien sin tener pruebas, no era eran emocional como él, pero tampoco le parecía buena idea desacreditarle, así que ahí terminó su insulso discurso.

—¿Tan difícil es decir "mago" en vez de "brujo"?—preguntó Kayle al mundo mientras soltaba un hondo suspiro.

La verdad es que no lo decía por Beellaana, para ella no es que fuese una bruja, es que era directamente una arpía. En realidad lo decía porque su concepto de "bruja" era el de una vieja fea, arrugada y con un grano peludo en la nariz que vivía en un pantano y convertía a la gente en sapo. Glimgmar llamaba "brujo" a cualquier cosa con túnica y le daba repelús la sensación de que la metieran en el saco de algo como eso.

—"Hechicero", "lanzador de conjuros", "taumaturgo..."—enumeró Céfiro filosóficamente—No, espera. taumaturgo suena muy cursi.

Kayle ignoró las tonterías de su Familiar.

—Como sea—trató de resumir—. Fasber desaparece de forma extraña a saber los dioses cómo y tenemos una cédula de esclavistas rondando por a saber los dioses dónde. En Nesmé.

Carraspeó incómoda, no le gustaba la gente que jugaba o ponía precio a la vida de las personas. No sabía quién había escrito la nota que Tabin le había dado a la Vocal y no tenía la impresión de que le fuese a caer bien. De hecho no podía ni asegurar de que fuera a estar de acuerdo en trabajar con "condiciones", pero era la única pista más o menos sólida que de momento tenían. Todo lo demás sería dar palos de ciego o no hacer nada.

—¿Qué dice la nota?