Partida Rol por web

- El herroismo no es un sacrificio obligado, más bien algo voluntarrio. No parreces muy en acuerdo con el sino que se te ha sido impuesto.

 Algo que a Glimgmar no le sorprenderría de ser cierto, porque había nacido con una imposición que iba más allá de su voluntad.

 Perro maldita sea....

 ...si puedo unir mi escudo al de Ardreth, ¿qué te impide hacerlo con este muchacho?

 Está eso de que es un brrrrrujo nigrromante taumatrrrrologo como Céfirro dijerra, perro que diantrres.

 - Si quierres ser más fuerrte te ofrezco que te unas a nuestrra compañía. Nos estamos especializando en salvar a Nesmé de catástrrofes - dijo menos irónico de lo que hubiese pretendido, había algo que le dolía muy dentro, y en parte erra ofrecerle eso a otrrro maldito brrrujo - perro no puedo ofrecerte fama o reconocimiento más allá del que tendrás de tus compañerros si te comportas, muchacho.

 Tal vez seas digno de aparrecer en mis historrias a la luz de una buena hoguerra en los grandes salones de roca.

 La otra opción...a glimgmar no le parrecía muy sensata.

 - Que demonios...si tengo que creerme tu palabra - dijo casi obligado por la presión del grupo, una presión que nadie había manisfestado en realidad - prefierro tenerte cerca parra ver de que clase de piedrra estás hecho, aprendiz de brrrujo.

 Se encogió de hombros, frunció el ceño con fuerza, casi cólera y entrecruzó los brazos esperrando una respuesta.

 - ¿Qué me dices?

 No te lo ofrecerré otra vez...

 Tal vez tu lugar no esté por las calles de Nesmé perdiendo el tiempo pensando en la glorria que nunca tendrás.

 Los enanos de mi familia, y los que llevan la justicia en la sangre, siemprre han salido en su búsqueda. - Y en búsqueda de una muerte segurra, también...

 se quedó confuso un instante y luego le miró, asesinandolo con la mirrada.

-Lamento disentir, Glimgar.-Digo poniendome serio por un instante.-El lobo gusta de ser lobo siempre, gusta de oler a su presa, gusta de acecharla sigilosamente, gusta de correr tras ella y de acabar con su vida y devorarla, pero tambien es lobo defendiendo a sus crias, luchando por su manada, trabajando codo a codo con sus hermanos e incluso en cierto modo guardando los bosques. Pero los campesinos a menudo solo ven su piel, lo acechan por ella, lo matan por ella y ni siquiera se lo comen, lo dejan pudrirse en medio del bosque como pasto para los gusanos. En el fondo son más viles que el lobo, pero sus ojos ciegos por el miedo, la codicia o el ansia de poseer la piel del animal no les permiten verlo.

Esperando que hayan entendido la metáfora callo por un instante.

-De todos modos, Glimgar tiene razon. Si quieres unirte a nosotros eres más que bienvenido, si prefieres ser más cuidadoso con tu vida y estudiar para llegar a ser más poderoso, cosa que entendere sobradamente, al menos te visitaremos de vez en cuando para asegurarnos de que estas bien.

La expresión de Kayle se había tornado similar a la que se le podría haber quedado si de pronto Bel se hubiese transformado en un ser mitad  minotauro liche, mitad noctoruga. Durante la conversación entre Gilmgmar y Aramil, la maga había permanecido así, incapaz de arrancar.

—¡¿Pero por qué a ti!—exclamó haciéndolo de golpe, más sorprendida que enfadada. De hecho, la sorpresa no la dejaba enfadarse. De pronto le importaban tres pepinos y un rábano las invitaciones gratuitas, las metáforas sobre lobos, los relatos sobre heroísmo y el dragón en sí—. ¿Por qué no él que ya es poderoso y es su conjuro? ¡No es justo! Te... ¿te preguntó al menos?

No entendía qué clase de padre podía hacer algo así con su hijo. No entendía cómo alguien podía usar la magia para algo así... pero cogió aire y se calló de golpe con la disculpa marcada en la cara, no quería hablar sin saber, pero aquello le había surgido del alma.

-Kayle... se que es duro decirlo, pero todos nacemos con un propósito. -Digo con pesar.-En el caso de algunos es más claro que en el de otros. Es posible que este sea uno de esos casos. Quizas su poderoso padre tiene otros planes para si mismo.

Hago una pausa sopesando las connotaciones de mis palabras.

-O quizas sea más sencillo, puede que no pudiera atar su propia alma... despues de todo, en determinadas situaciones yo no puedo curarme a mi mismo, por ejemplo.

Kayle se quedó mirando largamente al druida.

—Precisamente por eso le he preguntado a él.

-Disculpame, pense que culpabas a su padre por obligarlo a escoger ese sino.-Digo con sinceridad.-Quizas confundí tus intenciones, lo siento.

Ardreth se mantuvo en la retaguardia mirando al joven por encima de la cabeza de Glimgmar y cubierto por una deshilachada y áspera capa. A pesar de estar destinado por sus genes a tener cierto encanto natural, el semielfo prefería ocultarse al mundo, así que miraba a unos y a otros con ojos ávidos de conocimiento desde la penumbra de su capucha.

El semielfo sabía lo justo de los nigromantes para saber que no eran trigo limpio, pero al mismo tiempo no podía evitar pensar en ellos como dioses en la tierra, y aquello le infundía un respeto terrible.

La primera vez que había oído hablar de ellos había sido en la taberna de Irvin y Talan, cuando el padre de los gemelos aún seguía vivo: los tres chicos tenían por costumbre esconderse bajo una mesa tras la hora de cierre para contarte historias de terror en la oscuridad. Únicamente acompañados por una vela y sus voces, pasaban noches terroríficas, todas gobernadas por las historias que el semielfo les traía del bosque; historias auténticas, a diferencia de las de los gemelos. La única excepción fue la del nigromante. Talan había oído a unos aventureros murmurar algo a cerca de un hombre capaz de volver a la vida a los muertos para echarlos sobre sus enemigos, pero Ardreth era incapaz de creerse algo así, tenía que ser otra de las mentiras de los gemelos para reírse de su inocencia.

Al día siguiente fue a preguntarle a Oren esperando que le confirmase la mentira, pero el elfo le sorprendió secundando la información de Talan. Aquella noche, y bastantes más, durmió a duras penas navegando entre pesadillas sobre viejos conocidos que regresaban de sus tumbas para vengarse de él.

Y sin embargo ahí estaban sus temores personificados en un chaval que aparentaba aún menos años que él. ¿Dónde estaban los ojos rojos, las uñas largas y los cuernos de carnero?

Tabin alzó las cejas, impresionada.

-¿Y qué pasará con tu alma? ¿Se quedará encerrada?

Bel se tomó el asunto a guasa.

—¿De modo que sois el tipo de grupo de aventureros que acepta a un nigromante cuyo único objetivo en la vida es hacerse más poderoso? No creo que quisiera formar parte de algo así —le dijo a Glimgmar, riéndose de su propia ocurrencia.

La sonrisa se le borró con las intervenciones de Kayle y Tabin.

—Eh... bueno, un ritual así no tiene precedentes en la historia de la magia, al menos en la que mi padre y yo hemos tenido acceso. Hemos enviado cartas al mísimismo Khelben Arunsun y a Alústriel, pero no hemos obtenido respuesta. Así que andamos un poco a ciegas. Lanzar un ritual tan complejo sobre uno mismo es aún más difícil, y dispara las probabilidades de error por las nubes —suspiró—. Desde luego, señorita, mi alma quedará atrapada en el encantamiento cuando muera... para siempre. Aunque elegirme a mi fuera la opción más lógica y racional no implica que me preguntara, ni que me guste con mi destino.

Se rascó la cabeza, en un gesto meditativo.

—Es más... llevo tiempo dándole vueltas a una... solución alternativa. Aunque tengo claro que mi padre no la aprobaría, así que tengo que trabajar por mi cuenta.

—Vale, tranquilos, ya formulo yo la pregunta que todos tenéis ahora mismo en la cabeza—Céfiro carraspeó como si se aclarase la gargante y añadió con teatral voz, digna de un intérprete. De hecho hasta alzó una mano para dramatizar el efecto—. "¿Y cuál es esa solución alternativa?" "¿Podemos meternos en más líos todavía y echarte una caritativa, justa y heroica mano?"

Kayle se lo quedó mirando con las cejas formando una linea recta y el familiar se encogió de hombros.

—Sí, la segunda es más bien lo que estaba pensando sólo yo...

-No me termina de sonar mal eso de una solucion alternativa... ¿En que piensas, muchacho?

La curiosidad me invade, esta es una gran oportunidad para aprender sobre la nigromancia, y no debo desperdiciarla.

Lo que dijo Céfiro devolvió la sonrisa al joven.

—Si por "heroico y caritativo" entiendes ayudar a un nigromante en sus estudios y por "meternos en líos" entiendes arrastrarse por subterráneos, revolver en la oscuridad e intentar matar cosas que no pueden sangrar buscando algo que tal vez ni siquiera esté allí... sí, probablemente —hizo una pausa antes de empezar a hablar en tono didáctico—. Mi estudio se centra en las mal llamadas "piedras Chardalyn", aunque en realidad se parecen mucho más a geodas. Como quizá mi colega arcana sepa, las Chardalyn se forman alrededor de antiguas fuentes de magia y son frecuentes dentro de su rareza aquí en el Norte. Pero lo que nos interesa es que sus cristales absorben la energía tanto arcana como divina: almacenan hechizos, por hablar mal y pronto. Supongo que ya sabéis por dónde voy: si tuviera suficientes cantidad de geodas, podría anclar el encantamiento de mi padre a ellas y no necesitaríamos mi alma para nada.

Ardreth inclin'o la cabeza d'andose cuenta de que no entend'ia la percepci'on del bien y del mal de sus compañeros. Por un lado querian liberar a un drag'on que, segun hab'ia entendido, hab'ia prometido destruirlos. Y por otro lado pretend'ian ayudar a un nigromante para que lo hiciera, liberandole al mismo tiempo de sus propias restricciones. No, definitivamente la llana mente del semifata no entendia el enrevesado pensamiento cosmopolita.

-Cuanto es "suficiente"? -se aventur'o a preguntar ingenuamente, sorprendido por lo fácil que parec'ia. Si el éxito de aquella misio'n solo dependia de recoger unas piedras seria el primero en ponerse a ello, aunque eso significase dejar libre a un ser sobrenaturalmente poderoso y a un chico capaz de levantar un ejercito de muertos. Cualquier cosa por Fasber.

Céfiro hizo un elocuente gesto con la mano en plan "Sí, algo así".

Kayle por su parte se pellizcaba la barbilla entre el índice y el pulgar de una mano, mientras se sujetaba el codo con la otra. La genasí tenía el ceño fruncido como si estuviese calculando algo mentalmente.

—Eso es... difícil, Bel—dijo al final—. Es decir, creo que ya entiendo el problema que tienes: Las Piedras Chardalyn sólo aceptan hechizos de un tipo de escuela en concreto, según la naturaleza de la magia que hayan absorbido. Y eso sólo puede saberse por el color que tiene la geoda por dentro así que tendrías que descubrir qué tipo de magia absorben sin romperlas.

—¿Y por qué directamente no le va lanzando pequeños hechizos de cada escuela hasta ver cuál es el que se "traga" la piedra?

—Porque si intentas meter un hechizo que no es de la escuela apropiada, o más poderoso de lo que aguanta, te explota en la cara.

Céfiro se quedó mirando largamente a la genasí durante cuatro segundos tras los cuales concluyó con voz monocorde:

—Convincente argumento.

—A eso hay que añadirle saber dónde están, y que harían falta muchas, muchas, pero que muchas Piedras Chardalyn para almacenar un conjuro como el que ata a Mirmulmar. O una sola de ellas... pero condenadamente enorme.

Kayle devolvió su atención a Bel.

—¿Has logrado sacar algo en claro hasta ahora sobre todo eso?

- Perro eso querría decir que si alguien rompiese la gema, la brrrujerrría se romperrría. Y quien sabe que clase de medidas tomarrrías en contrra de tu padre como venganza por haber hecho esto sin consultarte. - No parrecía muy contento. -

 Antes de ayudarle es evidente que tenemos que hablar con el brrrujo que está detrás de todo esto. - espetó cruzandose hoscamente de brazos.

 - A mi si que me suena mal eso de una alterrrnativa.

 Por lo menos esta...

 No podían reprocharle nada a glimgmar, le había dado una pequeña oportunidad al nigromante. tenerle cerca aseguraría que podían acabar con él si hacía algo sospechoso, "acabar" ya fuera devolviensolo a su hogar, con su padre, o impidiendo que desbocase su brrrujerrría, después de todo, aunque le gustase la idea, el enano no pretendía matar a nadie si no erra necesarrio y pocas ocasiones había en la que la muerte fuese una solución satisfactorría.

 ¿perro debían consentir el sufrimiento de ese alma condenada?

 A glimgmar le parrecía más que justificado que sufrierra si había un buen motivo detrrrás de todo esto.

 - Estamos perdiendo el tiempo. - se aquejó, sin dejar de pensar en que tenían asuntos más importantes con el nigromante y con las desaparriciones.