Partida Rol por web

- Espera - me doy una palmada en la cabeza, como puedo ser tan despistada a veces... - puedo intentar algo antes de ir hacia allí - acaricio el anillo que tengo en el meñique de mi mano izquierda, cierro los ojos y me concentro, me agarro a la imagen de mi hogar, o al menos el que hasta hace poco lo era, y de mi gato, que con suerte estará allí haciendo su papel de guardián e intento ver como está el lugar, si es arriesgado ir o si por el contrario estaríamos a salvo...

-De res home -le dijo con una simpática sonrisa-. I si esbrines més coses d'eixos assumptes sóc tot orelles.

El hombre hizo el ademán de retirarse para atender a otros parroquianos, pero entonces oyó la última pregunta de Teolfo. Un último chisme nunca estaba de más.

-He escoltat dues versions: m'han dit que la jutjaran per bruixeria per haver deixat impotent a eixe soldat, per tant, haurà de pagar una muntonà de maravedies i serà bandejada durant deu anys. Pero clar, si ja la tenen a la presó, per què fer guardia a la seua casa? He escoltat també que s'ha escapat del castell, així que tot un misteri.

Tras estas palabras, el hombre se retiró ante la presencia de varios clientes esperando.

-Ja parlarem, i conta'm tot el que sàpigues.

Para Bernat, la mañana llegó antes de hora, teniendo en cuenta su aventurilla en la biblioteca del castillo. Aunque todavía le quedaba para ser un anciano, tampoco era joven precisamente, y uno iba necesitando sus buenas horas de sueño initerrumpido. Pero no quedaba otra que seguir representando su papel si querían seguir contando con el permiso del conde, de modo que a primera hora se puso en pie, se visitó y realizó su oración mañanera, acabando justo al tiempo en que unos golpes en la puerta los avisaban para bajar a desayunar. 

Entró en el salón para comprobar que el joven monje se le había adelantado, y que ya estaba dando buena cuenta de las viandas ofrecidas — Bon día tingau, jove Pau — saludó mientras se sentaba a su lado y se dispuso a hacer lo mismo, cuando se percató de que tan solo se les esperaba a ellos, y que nadie más vendría — Digueu-me, ¿No vos hauran informat per casualitat si el cavaller Rodrigo se'ns unirà aquest matí? Des de l'arribada al castell que no en sabem res d'ell.

- Bon dia Bernat -respondió con una sonrisa- ¿Heu tingut bona nit?

Hizo hueco para que el caballero se acomodase a la mesa y le pasó la jarra. No tardó en mirarlo con cierta preocupación y bajando la voz se dispuso a hablar con él.

- No i a vosté tampoc, intueix-ho... no em fa gràcia això Bernat. Tal volta siga excés de preocupació i no hajam realment de ser tan funestos, però.

Va mirar al seu voltant, alerta.

- Estigam atents.

Teolfo escuchó las dos versiones que el posadero le daba acerca de lo que había pasado con Leonnie. Pese a que el soldado estaba al tanto de que la curandera estaba siendo protegida por Llanos en el bosque, le resultaba útil saber qué tipo de información estaba rumoréandose al respecto por el pueblo. Especialmente le resultaba bastante útil saber que había soldados custodiando la casa de Leonnie, claramente para capturarla en caso de que tuviese la idea de regresar a su hogar.

-Et explicaré el que esbrini, Damià. Gràcies per la informació -dijo Teolfo, depositando cinco monedas como propina a Damià antes de disponerse a abandonar la posada.

Sin más, el soldado se dirigiría a la capilla para intentar hablar con Don Ramir. No estaba seguro de si podría fiarse de todos los capellanes, pero al menos Ramir no había delatado a las mujeres, por lo que podía confiar en él.

— Freda i curta, malauradament, pero he aconseguit descansar — se quejó a modo de broma mientras tomaba la jarra que le tendía el monje, aunque en cuanto pasaron a hablar en voz baja su expresión se volvió más dura — Potser ha decidit romandre a la seua cambra o es troba parlant amb el comte, tan sols ha passat un dia... Veurem que ens conta el de Munter quan puga reunir-se amb nosaltres. Pel moment, més ens val que sigam discrets - le recomendó, volviendo a sentarse de forma correcta antes de servirse de la jarra y proseguir con el desayuno.

Su mente comenzó a llenarse de tinieblas borrosas y oscuras. Aquel lugar, la cabaña de Llanos, la sentía sólo con el tacto de su cuerpo, pero su mente estaba viajando a otro lugar. No su alma, pero si su visión. No sentía, ni olía, ni escuchaba nada, pero pronto unas imágenes comenzaron a formarse. Al principio eran sólo unas coloridas manchas, como quien alza la vista directamente al Sol, pero pronto se transformaron en figuras perfectamente definidas.

Era su hogar, la casa en la que había pasado aquellos últimos años desde que regresó a Sacre. ¿Lo volvería a ser algún día? Todo parecía estar en tranquilidad, salvo por un pequeño detalle: su gato, a quién había enviado hacía ya un largo rato, se desplazaba sigiloso por el frío suelo. Había detectado algo. Atravesó la cocina y llegó hasta las escaleras que conducían al dormitorio. 

La mente de Llanos se resintió al tener que ver más allá, pero trató de seguir al gato unos pocos pies para poder observar qué había detectado: en el piso de arriba había dos guardias. De no ser por el gato probablemente habrían pasado desapercibidos, y más sin ser capaz de oír nada de lo que ocurría allí, pero ahora estaba claro como el agua para Leonnie que su casa estaba siendo ocupada, posiblemente para una emboscada si regresaba. 

Tras ver aquello me había quedado un poco traspuesta, así que me quede un momento con los ojos cerrados, sentada y unos minutos después miré a Llanos para explicarle todo lo que había visto.

- Ninguna debería acercarse a mi hogar, hay dos guardias esperando, seguramente para emboscar a cualquiera que se acerque allí, pues ni siquiera están a la vista, esperan medio escondidos en el piso de arriba, así que deberíamos desechar esa posibilidad. Lo siento. 

Entierro la cara en mis manos, la verdad es que no sabía que hacer, esta vez, no veía muchas salidas, salvo la de abandonar de nuevo mi nuevo hogar y buscarme las castañas en algún otro lugar lejos de allí...

El posadero agradeció las monedas y se despidió del soldado. Atravesando el trazado irregular del pueblo, a Teolfo no le costó llegar a la iglesia, pero lo peor sin duda era la inclinada colina sobre la que se alzaba. Aquel último trazo fue el peor. Nunca se acababa de entender como tantos ancianitos supersticiosos podían estar ya en lo alto a las primeras horas de la mañana para escuchar el sermón, el cual, por cierto, debía de estar dándose en estos momentos.

Una vez más, Teolfo llegó hasta los muros de piedra de la iglesia. Desde el exterior podía oírse a uno de los capellanes hablando sobre versículos del Antiguo Testamento, concretamente aquel que hablaba sobre la bruja de Endor, que aparecía en el primer libro de Samuel. 

Al cruzar el umbral de la puerta con cuidado de no molestar a los presentes, pudo comprobar que el capellán que daba el sermón no era Don Ramir, sino Don Claudio Parra, así que al menos no tendría que esperar para hablar con él. Se dirigió por los laterales hasta los estudios de los capellanes y llamó a la puerta.

-Vosté -exclamó en voz baja al abrir la puerta.

El capellán suponía que tarde o temprano volvería a ver al soldado que ayudó a las brujas, pero no se esperaba una visita tan temprana. Le dejó pasar y comenzó a rellenar un vaso de vino para el invitado. Los sacrenses solían ser hospitalarios, pero a aquel ritmo el pobre Teolfo pronto sería incapaz de andar en línea recta.

-Anareu al bosc? trobareu alguna cosa? -dijo mientras le ofrecía asiento y el vaso de vino.

Teolfo respiró con alivio al comprobar que no tendría que esperar para poder hablar con Don Ramir, ya que era su compañero, Don Claudio, el que estaba dando el sermón en esos momentos. Cuando Don Ramir le abrió la puerta, el hombre pudo ver una clara expresión de preocupación en el rostro del soldado.

-Don Ramir -Teolfo se dirigió al hombre, tomando aasiento y aceptando el vaso de vino que le ofrecía-, tinc una cosa que explicar-li. Potser li sembli una autèntica bogeria, però ahir, mentre acompanyava a aquestes dues dones, trobem un braç amputat al bosc -Dio un pequeño sorbo del vaso, disponiéndose a revelar al capellán lo que había visto, aun sin saber cuál sería la reacción del hombre-. No era un braç normal. Estava cobert de pelatge bru, però no era el d'un ós. El braç semblava humà.

Justo en ese instante, como si lo hubiesen invocado al nombrarlo, el conde apareció. Llegaba desde el Salón Principal, y ya iba vestido con su exquisita vestimenta morada, elaborada con los tintes más caros del mercado. También se notaba que estaba recién lavado y totalmente afeitado, salvo por su picudo bigote, perfectamente delimitado. 

-Buenos días tengan mis anfitriones -dijo con su voz melosa-. No sé si tienen el hábito de desayunar, pero si es así, en el comedor podrán encontrar alguna que otra exquisitez preparada por los cocineros esta mañana. 

Se frotó las manos, que parecía tenerlas algo picadas y deterioradas, algo inusual en un noble. Puede que fuese la única parte de él que no parecía estar calculada a la perfección. 

-Díganme, ¿han dormido bien?

El capellán miró con extrañeza al soldado. ¿Le estaría tomando el pelo?, ¿se atrevería a mentir en la Casa del Señor? no, no había mentira en sus ojos; aquel muchacho decía la verdad.

-¿Encara el teniu? m'agradaría vore tal cosa. No dubte de la teua paraula, pero la meua imaginació es limitada i necesite comprovar certes coses.

Una creciente preocupación asaltaba ahora a Don Ramir. ¿A qué extraños fenómenos les estaba exponiendo el conde? Puede que aquello fuese más allá de lo imaginado.

-No puc mostrar-li el braç. No ho tinc jo -le explicó Teolfo al capellán, dado que aunque habían tomado el brazo, él no era quien lo tenía-. L'hi porto aquesta dona dels boscos, Llanos -Aún no sabía cuál era la relación que tenían exactamente el capellán y la bruja, aunque en principio Don Ramir no se había mostrado contrario a la fuga de las dos mujeres-. Si el visita, podrà veure el braç. A el principi vaig pensar que era d'ós, però es veia massa humà.

En sus últimas palabras se notaba el nerviosismo del soldado. Él era el primero que hubiera preferido que fuera un brazo de oso o el de un humano, pero era demasiado peludo para tratarse de un brazo de un hombre.

- Oh, buenos días tenga usted, preciso estábamos comentando qué tal nos había ido la noche y el frío de estas tierras -comentó con gracia y calma, mintió con una naturalidad que sorprendía-. Le acompañaremos en el desayuno, por supuesto.

Se fijó en las manos del conde disimuladamente y continuó hablando.

- Yo he dormido como un santo, sus catres son más cómodos que los que nos proporciona la universidad, he de decir -añadió con completa amabilidad y una sonrisa perfectamente dibujada a propósito en su rostro-. Me temo que el buen Dalmau no puede decir lo mismo a causa del frío.

El capellán se rascó la barbilla pensativo. Si el brazo había quedado a buen recaudo de Llanos, estaría en un lugar seguro. No obstante, empezó a crecer un temor en él sobre la naturaleza oculta que aquel misterioso brazo, y si la bruja pudiese estar en peligro.

-Podríem anar a veure-ho? -le preguntó.

Trataba de pensar qué podría ser el brazo, intentando buscar una explicación racional, pero por el momento no hallaba ninguna respuesta. Necesitaba ver aquel brazo en persona.

Llanos se quedó quieta, observando atentamente los movimientos de su convidada. Sintió cómo la electricidad relampagueaba por sus huesos, en cuanto Leonnie se concentró en su anillo, y supo que estaba utilizando magia. ¿De qué tipo? Aún no lo sabía. La había tomado por una curandera normal y corriente, pero estaba claro que era algo más. 
Cuando por fin abrió los ojos, Llanos continuaba observándola, con los ojos entrecerrados, que rápidamente se abrieron con sorpresa al escuchar su revelación.

-Com ho has fet? -Preguntó, sobresaltada, e inclinándose para mirar el anillo de la muchacha-, ¿de dónde lo has sacado? 

La bruja frunció el ceño, pensativa.

-¿Por qué el conde tiene tanto interés en ti? Entiendo que te apresaran por... "tus malas artes", pero ¿por qué dejar a una pareja de guardias escondidos en tu casa?

-¿Por qué el conde tiene tanto interés en ti? Entiendo que te apresaran por... "tus malas artes", pero ¿por qué dejar a una pareja de guardias escondidos en tu casa?

Aquello era una buena pregunta, ¿por qué tenía tanto interés en mí? Sería... no, eso era imposible.

Aparté las manos de mi cara y miré a Llanos.

- Si te soy sincera, no sé porque el conde se ha propuesto capturarme, hasta hace poco vivía tranquila siendo la curandera del lugar - miro mi anillo - bueno, digamos que es una... reliquia familiar, y en cuanto a eso, se alguna que otra cosilla a parte de ser curandera, ya me entiendes.

Suspiro.

- Y ahora ¿qué hacemos? ¿alguna idea? Porque no creo que ninguna de las dos deba acercarse a mi casa, si tengo que huir tendría que hacerlo con lo puesto, aunque viendo que han apostado guardias en mi casa, no creo que hayan dejado libres los caminos. Aún así ya me has ayudado bastante, si quieres que me vaya lo entiendo, no me conoces apenas y ya has hecho más que muchos otros...

Al joven soldado le sorprendió sobre todo la visible preocupación que comenzaba a percibirse en el rostro del capellán. ¿Se estaba preocupando a causa de lo que podía conllevar que el brazo fuera de un hombre lobo o lo que le preocupaba era que Llanos pudiera sufrir algún tipo de daño?

-És clar, anem a veure-ho -dijo Teolfo, asintiendo. Él también quería saber qué sucedía con ese brazo o si Llanos y Leonnie habían realizado algún tipo más de descubrimiento-. Només espero que els homes de l'comte no ens vegin internant-nos en el bosc.

Antes de partir, Teolfo no pudo evitar abordar al capellán con una pregunta que llevaba rondándole desde la noche anterior:

-Quina relació amb s'uneix amb Llanos, Don Ramir? És la vostra filla? -inquirió Teolfo, intrigado acerca de que el religioso no hubiera delatado a las dos mujeres fugadas.