Partida Rol por web

¿Tañían las campanas por el cadáver de mi padre?

Eso era algo que nunca llegaría a saber pues ahora tenía asuntos más importantes de los que preocuparme. Divisé mi objetivo a las afueras, una compañía de comerciantes partiría y necesitaba hacerme un hueco entre ellos y empezar mi nueva vida, una lejos de allí, una sin mirar atrás ni pensar en lo que había hecho, nunca más.

Me acerqué a buen paso y fijé mi mirada en aquel que pareciese más amable.  

- Buen día sea, ¿podría acaso unirme a vuestra compañía? Necesito transporte y a cambio podría ofrecerles todo lo que sé, pues mi oficio de curandera puede ser útil en estos tiempos que corren.

Di que sí, di que sí...

-Si crees que es de fiar, adelante -concluyó. 

Retrocedió unos pasos y volvió a sentarse. Parecía que todavía tenía un largo trabajo por delante con aquellos misteriosos informes.

-Para ir a Burgos ármate bien con escoltas. Puede que la guerra haya terminado para el reino, pero no para nosotros.

En el exterior había varios soldados que podrían vigilar las espaldas de Rodrigo. Para ir a Burgos, a caballo se podía llegar en menos de un día.

El líder de aquella compañía se acercó a Leonnie. Era un señor orondo, vestido de verde y ligeramente ornamentado. A simple vista podría pensarse que era rico, pero quizás sólo lo aparentaba. Un ligero aroma a vino parecía provenir de su aliento. 

-¿Curandera eh? he tratado con muchos barberos cirujanos y la mayoría no tenían ni idea de cómo desinfectar una herida. Tú pareces aún menos capaz que ellos, así que con decir que eres una "curandera" no te va a ser suficiente para entrar en el carro. 

Teolfo observó a quien sería su nuevo capitán, Pablo Álvarez. No le inspiraba demasiada confianza al tratarse de un castellano, pero el soldado sabía que no había nada que pudiera hacer, salvo resignarse a la ocupación castellana.

Lo que Álvarez reveló la resultó curioso: a partir de ahora, el bosque quedaba vetado a la población y los únicos que podían acceder a él eran el conde y sus hombres. ¿Quizá el conde pretendía evitar posibles reuniones con espías aragoneses que pudieran informar sobre lo que sucedía en Sacre? ¿O existía alguna razón más imprevisible?

-Ninguna objección, capitán -dijo solamente Teolfo, en tono seco.

Como soldado, sabía que debía acatar órdenes sin preguntar ni oponerse en lo más mínimo. Ese era su trabajo y, ahora que el pueblo se encontraba bajo el dominio castellano, prefería no empeorar su situación.

Va tot bé?

El doctor hizo una pequeña pausa con el gesto serio, rascándose la barbilla.

-Això és el que hem d'esbrinar. 

Se dirigió a su escritorio de nuevo y sacó unas pequeñas misivas abiertas, con el sello de la Cofradía de Anatema.

-¿Recordes qui era el nou senyor de Sacre? el comte de Munter... -suspiró-. Hem rebut informació del cofrades de Castella que sospiten que està buscant alguna cosa en eixes terres. No seria cosa de la nostra competència, però creuen que podría tractar-se d'algun antic artefacte màgic. Fins i tot pensen que el comte podría ser un bruixot. 

Pau conocía la mirada que estaba manteniendo el Dr. Llorenç. Tras años de enseñanza había aprendido a adivinar lo que el buen profesor estaba a punto de decirle.

-Crec que saps el que vaig a demanar-te, però si no volguessis fer-ho ho entendria.

Pau puso cara de preocupación, no era la primera vez que su "padre" le había dicho que las cosas iban bien aunque no fuese del todo así.

¿Recordes qui era el nou senyor de Sacre? el comte de Munter...  Hem rebut informació del cofrades de Castella que sospiten que està buscant alguna cosa en eixes terres. No seria cosa de la nostra competència, però creuen que podría tractar-se d'algun antic artefacte màgic. Fins i tot pensen que el comte podría ser un bruixot. Crec que saps el que vaig a demanar-te, però si no volguessis fer-ho ho entendria.

- Faria el que calgués per la cofraria, ja ho sap, -dijo con determinación- però si a banda la vida dels meus veïns i familiars està assetjada pel perill d'alló que trama aquest nou compte, siga el que siga, faré el que estiga a les meues mans per evitar-ho.

Se levantó del sillón con diligencia y el semblante serio, se acercó más al Dr.Llorenç para poder hablar con más intimidad.

- Serà millor que prepare abans que res les meues coses. Vosté mane les directrius a tindre en compte.

Cita:

Rodrigo asintió un par de veces, cierto era que los caminos de Castilla eran peligrosos, sobretodo para aquellos que habian apoyado al de las Mercedes, a mas de una pobre alma habían encontrado murta en los caminos, por orden de Pedro el Cruel sin duda alguna.
- Así lo haré, no os preocupéis- dijo haciendo una pequeña reverencia y dando media vuelta para dejar la lúgubre estancia y volver al frió patio. Cuando llego a la puerta se giro.
- ¿Alguna nueva de Enrique, sigue en Francia? -

-Muy bien. Esto será así de momento hasta nuevo aviso.

El capitán sonrió y se alejó unos pasos.

-A mis hombres les conozco, sé cómo actúan en el campo de batalla, pero a vosotros no, así que sacad vuestras armas. Vais a tener unos combates de entrenamiento. 

Mientras los soldados de Sacre se armaban, el capitán mandó a posicionarse a los suyos; seleccionó a uno algo enjuto y desgarbado y armado con un hacha que dio unos pasos al frente.

-Tú -dijo señalando a Teolfo-. Veamos que tal se te da esto; intenta atacarle con tu lanza.

Recorrió las calles de la ciudad hasta llegar al edificio del Estudi General, observando los alrededores del edificio y a los que en él trabajaban, estudiaban y vivían, curioso al no haberse movido nunca en aquellos ambientes. Una vez allí y anunciado, no tuvo que esperar demasiado a que el propio Almirall en persona saliera a recibirlo. El hombre lo saludó con un familiar apretón de manos, fuerte a pesar de la edad que se gastaba.

— No vos preocupeu, don Bernat — lo saludó, con la misma familiaridad que la que le mostraba el anciano — que rebre la vostra missiva va ser motiu de celebració a casa meua. Que tingam en confiança a algú com vos ens plena d'orgull, i si bé es cert que no he pogut passar tanta estona amb l'Ismena i el Damià, que m'escriviu directament vol dir que es tracta d'un asumpte de gran importància.

Le hizo un gesto con la mano para invitarlo a moverse primero hacia el lugar donde fueran a reunirse para tratar aquél tema del que le hablaba en la carta — Amb molt de gust. He de dir-vos que haveu picat la meua curiositat en gran mesura i estic ansiós per conéixer de que es tracta aquest asumpte tan urgent.

El crepúscol ja frega l'horitzó quan els meus peus es troben amb les pedres del camí que dirigeixen a ma casa. Quasi deixe escapar un sospir d'alleujament al vore el paisatje familiar de la pedra, la canya i el fang de les meues parets, construïdes fa tants anys per la meua mestra.

Però l'alleujament dura poc. La porta està oberta. I en Jaume sap que no pot deixar la porta oberta ara que Vicent ha començat a caminar. Podria anarse'n sense adonar-nos-en. O qualsevol animal podria entrar a la casa i emportar-se'l.

Qualsevol animal podria entrar a la casa i emportar-se'l.

Deixe caure a terra les cebes regalades, i m'acoste lentament, esperant de tot cor que dins tan sols m'esperi una baralla marital, i no la mala notícia que s'estaba gestant des de que he eixit de casa del fuster.

-... ¿Jaume? -murmure, fregant la porta amb els dits amb cautela, com si fóra de vidre i no de fusta.

Nada había preparado a Llanos para el horror que encontraría en el interior de su morada; nada más cruzar el umbral, un olor metalizado comenzó a inundar las fosas nasales de la bruja. Avanzó unos pasos y encontró su marido tendido en el suelo con un gran charco de sangre alrededor de su cabeza. Sus ojos estaban entreabiertos y girados hacia arriba, y sus brazos y piernas estaban retorcidos por el dolor. De pronto, sus ojos se abrieron y comenzó a toser sangre.

-Ehl bh... el bh... el bebé... -dijo agonizante. 

Tras estas últimas palabras, tosió una última vez y dejó de respirar. Sus ojos se quedaron muertos en dirección a Llanos, sin un atisbo de luz en ellos.

Un escalofriante silencio se extendió por la casa.

El bebé no estaba en su cuna, ni en ninguna parte. Fuese quién fuese quién había atacado a Jaume, se había llevado al pequeño Vicent. Dirigiendo la mirada al exterior, Llanos podía ver que unos cuantos pares de huellas frescas se alejaban de su casa en dirección al castillo.

El nuevo capitán quería mostrar unos combates de entrenamiento, y Teolfo supuso que lo más probable es que su actual superior quisiera hacerse una idea de cuáles eran las habilidades para el combate de los hombres de Sacre.

Había escogido de entre los suyos a un soldado armado con un hacha. Aquel sería el contrincante de Teolfo, quien dio un paso al frente, armado con su lanza para iniciar el enfrentamiento. Era especialmente habilidoso con las lanzas, por lo que se hallaba bastante confiado en demostrar su valia.

No le fue difícil conseguir alcanzar el cuerpo de su oponente con la lanza, aunque Teolfo tuvo cuidado de rozarle únicamente con la punta, sin llegar a hundirla, dado que sólo se trataba de un entrenamiento. Nunca había sido un guerrero que destacase demasiado, aunque desde siempre había tenido un especial talento a la hora de manejar una lanza.

-Las ultimas nuevas que he recibido hablan de que estaría con el Condestable de Francia, Don Bertrand du Guesclin, tratando de buscar apoyo entre los franceses -una pequeña sonrisa se dejó vislumbrar en el rostro de su tío-. Es posible que lo consiga; los franceses no tomaron de muy buena gana la noticia del pacto de Pedro el Cruel con Eduardo de Woodstock.

Rápidamente, Lope regresó a su semblante de serio de siempre.

-Tened buen viaje.

Volvió a sentarse en su escritorio y se enfrascó de nuevo en sus escritos y quehaceres. 

Rodrigo abandonó los aposentos de su padre, encogiendose debajo de su capa, mientras cruzaba el patio y se acercaba a los hombres de armas.
- Que ensillen los caballos de inmediato, salimos para Burgos-
Tras dar las ordenes adecuadas Rodrigo se encamino al patio de armas para pertrecharse para el viaje.

Una vez hubo terminado de prepararse como Dios mandaba, se dirigio a las caballerizas para reurnirse con su escolta y empezar el viaje a Burgos.

-No m'agradava la idea d'enviar-te, però de nosaltres tu ets el que més coneix eixes terres -dijo en un tono preocupado-. La teua missió serà només trobar proves i evidències del que estigui fent el comte o el que estigui buscant, res més. No tractes res massa perillós.

 

- Serà millor que prepare abans que res les meues coses. Vosté mane les directrius a tindre en compte.

-D'acord. Per a aquesta missió no estaràs sola; el comte sembla molt vanitós, així que per apropar.te a ell necessitem a un noble perquè us rebi, així que he demanat ajuda a un vell amic. Ells no saben res de la Confraria, així que caldrà mantenir el nostre veritable objectiu ocult.

El doctor carraspeó para aclararse la garganta. Parecía claramente disgustado con la idea de aquella misión, pero no parecía tener otra opción si quería cumplir con el deber de la Cofradía.

-Ens reunirem a la taverna a l'hora de dinar amb el noble. Probablement marxareu demà matí.

Pau atendió al Dr.Llorenç, sabía que lo apreciaba y entendía a la perfección los motivos por los que le encomendaba la misión.

- No patisca Dr.Llorenç, faré el que em demane gustosament i mantindré el secret, vosté ja té a bon saber que sóc un gran confident, no és cap problema això. 

Aquesta nit ens reunirem a la taverna per parlar amb el noble. Probablement marxareu demà matí.

- Entessos, -contestó firme, aunque un ligero rubor subió a sus mejillas, la taberna a veces era un lugar demasiado lúdico-festivo y aquello intimidaba siempre a Pau, que no se llegaba a acostumbrar a ciertas situaciones comunes de la sociedad- mamprendré ja a organitzar la bossa i deixaré a punt a Botifarra. ¡Ah! -dijo de golpe acordándose de algo- Deixaré misives per la resta de mestres, li demane per favor que intercedeixa vosté per mí amb ells, no m'agradaria perdre el curs. Bò, millor que vaja tirant, ens veiem a la taverna, estaré a l'hora.

*                *              *  

Pau dejó limpia y ordenada la celda donde se alojaba después de llenar sus saco de viaje y unas pequeñas alforjas que más tarde colocó sobre su burra. En el saco metió todo lo que creía que podría necesitar, su libro en blanco de notas, papel, material de escritura, etc. Se tocó el pecho, el jubón duro que vestía debajo del tabardo impedía que sus pequeños pechos abultasen, pero se sintió insegura, cargó también con un pequeño rollo de lino para vendarse si la ocasión lo requería y el pequeño acople acolchado de lana que habitualmente colocaba en su entrepierna debajo de las mallas. No pensaba ponérselo para montar en burra durante el viaje, pues sabía por experiencia que las rozaduras en aquella zona escocían especialmente y eran difíciles de curar.

Se colocó por encima la capa granate oscuro con capucha que hacía tiempo le habían cedido los monjes de la cofradía y marchó dejando una pequeña nota en la celda contigua para su compañero de clases. Botifarra rebuznó contenta cuando entró al establo.

- Hola bonica, ¿m'has trobat en falta? -acarició el morro del animal y la preparó para salir en dirección a la taberna- Nyas, nem.

Minutos más tarde llegaba a la taberna donde habían acordado.

Amb molt de gust. He de dir-vos que haveu picat la meua curiositat en gran mesura i estic ansiós per conéixer de que es tracta aquest asumpte tan urgent.

-Ara et contaré, ara...

El almirante y el infanzón se acercaron a la taberna y entraron por la gran puerta de madera. Era un lugar cálido y acogedor, iluminado tenuemente por la luz que entraba por las ventanas y las pocas brasas que aún crepitaban en la chimenea. Las sillas estaban repletas de estudiantes que se habían acercado para beber y comer, pero también había unos cuantos comerciantes realizando sus secretas transacciones con clientes. En un extremo de la habitación estaba el escanciador de vino, con las tinajas y los aperos para las medidas, y en el otro extremo estaba la puerta de entrada a la cocina, donde estaban preparando la comida del día; estofado de carne de ternera y sopa de nabo. 

-És un bon lloc per a beure i omplir la panxa -dijo Bernat una vez estaban sentados-. De vegades em vingut amb els soldats a dinar. 

Se habían colocado en una zona oscura y disimulada. 

-Veuràs, tot va començar quan un amic de l'Estudi General va vindre a demanar-me ajuda. Pel que sembla, durant la guerra un comte es va quedar amb un territori valencià. El terme de Sacre, no sé si has sentit parlar alguna vegada d'aquest lloc. Això no tindria molta importància més enllà de ser un territori arrabassat, però sembla que els de l'Estudi General estan bastant preocupats pel que pugui estar fent el comte allà. 

El almirante  hizo una pequeña pausa y dio un trago a su copa de vino.

-Sincerament, no sé quin interès podria tenir un muntó de doctors i profesors en el que faci un comte en eixe lloc, però em van demanar ajuda; volien que busqués algun noble que acompanyés a un dels seus monjos a Sacre per investigar. M'ho va demanar un bon amic, així que no anava a fallar la meua paraula -Bernat carraspeó-. No obstant això, tot aquest assumpte del comte a Sacre em va donar mala espina, així que vaig començar a investigar pel meu compte: Potser els doctos estàn massa ocupats amb els seus escrits i poc atents al que ocorre fora, pero la veritat es que Sacre està en una posició estratègica molt bona, prácticament és un bastió entre Castella i València. Sospite que aquest comte està preparant nous plans de guerra. Potser ara estiguem amb un tractar de pau, però tots sabem que no durarà. Crec que aquest comte està preparant tropes per a un atac per orde de Pere el Cruel.

El tabernero se acercó a ellos y les trajo dos cuencos de sopa de nabo. Todavía humeaba y parecía muy bien cocinado. 

-Ací té almirall, sopa de nap a l¡estil de l'àvia per esmorzar.

-Moltes gràcies -le dijo el almirante al tabernero. Seguidamente volvió a mirar al infanzón-. Per axò he decidit demanar la teua ajuda. Independentment del que busquin els doctos a Sacre, tinc les meues pròpies sospites, així que necessite a algú veritablement bo per a aquesta missió. Ho sé, no és la típica escaramussa a Gènova, però si descibrim que el comte està preparant alguna cosa, podria donar-mos molt avantatge en les guerres futures. Què em dius?

El almirante sabía que le estaba pidiendo una misión atípica a su amigo el infanzón. ¿Ir a investigar a un conde castellano porque unos profesores tenían sospechas de él? 

-El meu amic i el monjo no tardaràn en vindre.

-El bebé... -repeteix jo com un borinot sense seny.

El bebé. 

-Què ha succeït amb el bebé? -Exclame finalment, agafant a Jaume per la roba. El sacsege amb desesperació durant uns segons, esperant una resposta que no arriva mai- Què ha passat amb Vicent? On està, Jaume? On està?

El meu cor bateja a un ritme frenètic, i isc de la casa buscant al meu fill. És massa xicotet, si el passa qualsevol cosa, no podrà fer res. Necessita a sa mare. Em necessita. Però en aproparme a la porta, no puc deixar de vore les petjades del sòl. En direcció al castell.

No pot ser. No té trellat. 

Angustiada, comence a seguir-les, esperant trobar una resposta en el camí.

-¡Ouch! -exclamó el soldado castellano.

Al capitán se le pudo ver una pequeña mueca de desaprobación. Habría preferido que su soldado se hubiese mantenido callado aún habiendo salido derrotado de aquel encuentro.

-Vuelve a la fila -le espetó. 

Se frotó las manos y se giró hacia Teolfo.

-¿Eras Teolfo verdad? parece que te manejas bien con la lanza. Veamos que tal se te da contra otro lancero -se giró hacia sus hombres-. Rodríguez, enfréntate a Teolfo. El resto, de dos en dos y probad si sois capaces. 

Los soldados, tanto castellanos como sacrenses comenzaron a posicionarse mientras el capitán les iba dando instrucciones. Mientras tanto, el tal Rodríguez, un hombre más fornido que el anterior, se colocó frente a Teolfo. Se armó con su lanza y se preparó para atacarle. 

Don Rodrigo de Villegas y sus escoltas partieron raudos como una ventisca hacia Burgos. Montando a caballo y tomando los caminos seguros, llegaron allí en menos de un día.

Era una bella ciudad, amurallada y con el gran castillo alzándose por encima de los hogares y estancias que de distribuían a su alrededor. Cruzaron el gran portón y se dirigieron a la sede de la Orden de Santiago, donde Don Diego de Villalba les esperaba. 

Don Diego era un hombre maduro que pasaba de la treintena, con una pequeña barba y una melena castaña y canosa. 

-Sed bienvenido a Burgos, Don Rodrigo de Villegas -dijo recibiéndole amablemente-. Me congratula que hayáis que hayáis decidido venir. ¿Qué os parece si entramos y os ofrezco más detalles de aquello de lo que os hablé por carta?.