Partida Rol por web

La respuesta de Astucia fue... bastante astuta, valga la redundancia, ya que no se dejó enredar.

—No me has respondido.

Sonrió con picardía. De no ser porque sabías que era un espíritu, estarías hasta temiendo que te fuese a jugar alguna.

—No, no lo he hecho —respondió con idéntico tono juguetón.

Astucia se quedó tan quieto que por unos momentos lo único que se movió fueron las llamas que desprendía. Luego arqueó una ceja y dejó la otra recta en un gesto bastante cómico.

—¿Para que cuando te metas en uno puedas reclamarle al castillo que tu caballero brillante se retrasa y ha salido defectuoso?

—¡Para que me rescates en el último y dramático suspiro!

—Ah vale, eso ya es más divertido—Astucia soltó una risita entre dientes—. Y hablando de eso...

Dio una voltereta hacia atrás para aterrizar en la hierba, al otro lado de la roca. Antes de que pudieras asomarte, volvió a subir y se posó. Había cogido algo de la base de la roca que en principio te pareció un canto rodado de color azul profundo que flotaba (literalmente) sobre la palma de su mano. Aunque en cuanto sentiste la vibrante energía que irradiaba supiste que era lirio.

Astucia hizo girar el pedazo de lirio en redondo como quien hace girar una pelota en la punta del dedo sólo que la "pelota" en cuestión estaba suspendida en el aire, no llegaba a tocarla.

—Piensa por un momento en un animal, planta o cosa que te guste.

—Hmmmm....

Gabby pensó en una orquídea.

Como ya había ocurrido anteriormente, en cuanto pensaste en aquello apareció un lúcilo. Astucia lo cogió con una mano mientras empezaba a darle vueltas al canto cada vez más deprisa con la otra. Viste que, de hecho, el susodicho pedazo de lirio cambiaba de forma y él ni siquiera lo estaba tocando.

Sólo hizo aquello durante unos cinco segundos tras los cuales terminó juntando ambas manos, atrapándolo entre ellas. En cuanto lo tocó, ocurrió lo de la última vez: su color pasó del dorado al azul brillante.

—No me canso de oírlo cantar—soltó una risita como "excusando" aquello—. Toma. Sólo tienes que cogerlo y canalizar magia sobre él cada vez que quieras venir aquí.

Separó las dos manos y dejó flotando en el aire el pedazo de lirio que ahora se había vuelto plano... y tenía forma de orquídea. Te cabía en una mano. En cuanto lo hizo, recuperó el color dorado.

—Cuando los magos pasáis la Angustia, lo que hacéis básicamente es exponeros de golpe a una fuente de lirio muy concentrado; Sois tan sensibles a la magia que os deja fuera de combate. Esto hace algo parecido. No es malo... pero yo que tú no lo usaba en el borde de un barranco ni nada por el estilo.

Se rió entre dientes al decir lo último. Si aquel era el genuino poder de "crear" de los espíritus, era de lo más peculiar.

Gabbrielle recogió la flor de lirio con delicadeza.

—¡Asombroso! ¿Quieres decir que esta flor podré venir a verte siempre que quiera? —esbozó una sonrisa pilla—. ¡Ay, "Astu"! ¡Estás perdido!

Se arrojó sobre él para darle un abrazo mientras ronroneaba encantada.

—Sí. Al ser lirio puro del Velo puedes... "canalizarlo" a tu mundo. Es como si canalizases "magia sólida". Cuando te despiertes lo tendrás—empezó a decir Astucia. Pero cuando hiciste aquella declaración de intenciones dejó a un lado la explicación para parpadear—. ¿"Astu"?

Cuando lo abrazaste sin embargo comprobaste que parecía estar acostumbrándose a tu desmedida tendencia por darle abrazos a la gente, esta vez te devolvió unas palmaditas en la espalda.

—Oh, da igual, si me pierdo ya me encontraré—dijo soltando una risita—. Además, esto no está tan mal.

Antes de que pudiera aclararte a qué se refería, escuchaste el eco de una voz familiar.

«Gabby... Despierta, Gabby»

Te separaste al reconocer la voz de tu hermano. Astucia te miró y arqueó una ceja confundido. En ese momento todo tu universo se volvió blanco... y acto seguido, negro, cuando te despertaste.

Negro porque tenías los ojos cerrados, claro.

Astucia: Amistad (+5)

Has recibido un objeto: Orquídea de Lirio.

—¿Hmmmm....?

Gabby se sobresaltó y miró en derredor, alarmada. Se incorporó sobre un codo y entornó la mirada.

—¿Derek? ¿Qué pasa? —dijo con voz pastosa, frotándose un ojo.

Derek sonrió.

-Nada, tranquila. No pasa nada. -El aprendiz de templario bajó la barbilla-. Sencillamente... No hemos podido hablar de esto, ¿no? Quería ver si estabas bien y si podía ayudarte. No se puede decir que haya conseguido hacer nada durante la batalla y todavía tengo la sensación de no haber entendido qué ha pasado, pero sí que puedo cuidar de ti en momentos como este. O podía, ¿recuerdas?

Gabby sonrió.

—Sí, ya estoy mucho más tranquila. Gracias por preocuparte por mi. Pero ya no soy la niñita que tienes que proteger siempre. Puedo apañármelas. Incluso contra qunaris y demonios. Incluso aunque a veces me ponga un poco tonta. Además, no está mal que por una vez cuide yo de ti, ¿no crees?

-No, claro que no. Pero nunca dejarás de ser mi hermanita pequeña, por mucho que venzas a demonios como si fueras la primera encantadora de la Torre. Lo que me recuerda... Tengo una sorpresa para ti que espero que te ponga de buen humor enseguida. Está en el pueblo, esperándote. Si no vamos rápido te la perderás -respondió Derek poniéndose en pie y ofreciéndole la mano-. Te aseguro que te va a encantar.

Parpadeó confusa y miró en derredor.

—E-está bien... dame un minuto que recoja mis cosas para que no estén por medio y en seguida estoy contigo —respondió Gabby—. ¡Balaena! Preciosa, ¿te importaría echarle un vistazo a mis cosas mientras voy con mi hermano a Lothering?

Sonrió.

—¡Tiene una sorpresa para mi! —le confió a la herrera, dando palmas con entusiasmo.

Gabby recogió y ordenó sus cosas y se fue con su hermano.

Balaena había mirado un poco enfurruñada a Derek por haber despertado a Gabrielle. A la herrera le había parecido que la maga bisoña había llegado reventada de la granja como para que no la dejasen descansar pero a fin de cuentas, era su hermano.

—Sí, descuida... —suspiró. Luego añadió haciendo girar los ojos en redondo:—. Y no tardéis mucho o el saco sin fondo de Nolan se ofrecerá a comerse vuestra ración "para que no se eche a perder".

Caminásteis hacia la cercana entrada de Lothering. La luz de la tarde aún iluminaba pero el cielo comenzaba a teñirse de púrpura paulatinamente y las carretas en breve comenzarían a cerrar hasta el día siguiente.

Derek condujo a Gabrielle hasta el pozo cercano a la capilla del que llegaba la dulce melodía de un laúd y en el que podía verse un pequeño corro de niños en torno a una bardo.

Gabby se puso de puntillas para cotillear la escena.

—¡Anda! ¡Leliana sigue aquí!

La maga bisoña saludó a la bardo agitando la mano desde lejos.

—Bueno, ¿qué querías enseñarme?

Lynn se había metido en el interior de la caravana así que tuviste que hacer lo propio para poder seguirla. Te aupaste por la parte trasera del vehículo y entraste dentro.

La muchacha se había sentado recostándose sobre una pila de mantas enrolladas. En ese momento soltaba un hondo resoplido mientras se tapaba los ojos con un antebrazo como "a quien le molesta el sol"  (al margen de que, obviamente, allá dentro no había sol) Tal vez por eso no te había visto ni oído llegar.

No obstante, y después de que estuvieras unos largos instantes parado sin decir nada, en determinado momento el mabari ladró afuera y a ella le dió por levantar el brazo para mirar de soslayo a la entrada de la carreta... cosa que hizo que pegase tal brinco al no esperarte ahí que se enderezó de golpe hasta quedarse sentada.

—¡S-Sion!—se atropelló alisándose las mangas de la túnica—. Quiero decir... hola.

Como Nolan había dicho, estaba algo pálida pero nada exageradamente alarmante. Carraspeó entornando un ojo.

—¿Quieres algo?

En más de una vez le habían dicho que tenía el don de moverse sin llamar la atención y causando apenas o nada de ruido. Por el brinco que había dado la hermana era bastante evidente que no se había percatado de su presencia. De tener malas intenciones la clériga ya habría muerto de una certera emboscada.

- Nada en especial, solo quería preguntar por la pierna, la magia sigue siendo un misterio para mi, aun me cuesta creer que saliéramos sanos y cuerdos de esa trampa. -

La decepción apareció en el rostro de Derek.

-Oh. ¿Ya sabías que estaba aquí? -El guerrero frunció los labios. Pensaba que llevarla ante la famosa Leliana, la compañera de la Heroína de Ferelden, sería toda una sorpresa para Gabby. Querría haber sido de nuevo el hermano mayor más sabio que muestra a su hermana pequeña cosas que ella no sabe. Definitivamente la dinámica de su relación había cambiado y no sabía cómo sentirse al respecto.