Partida Rol por web

Los Lobos-Narog no aguantan una segunda embestida de vuestros hermanos. Kurlak se deshace rapidamente del suyo para ir en ayuda de vuestro hermano caído, pero cuando llega se encuentra con que el hacha de Khurh ya ha destrozado al Lobo-Narog que tenia presa la garganta de Rellkar.

Rhaen ve al último Lobo-Narog luchando con Keloa. La combinación de su hacha con el Puñal de la lancera es demasiado para este.

Apenas un minuto ha bastado para acabar con la amenaza de los Narog, pero no todo son alegrías. Vuestro hermano Rellkar esta en el suelo, al borde la muerte, y Udokal tampoco ha salido indemne, su pierna no tiene muy buen aspecto.

De la cruel batalla son tambien testigos vuestras armas y vuestras armaduras ahora ensangrentadas armaduras de pieles blancas.

Kurlak se arrodilla ante vuestro hermano, y luego le habla en susurros.

Bueno creo que debemos hacer algo con Rellkar no lo podemos dejar así, en cuanto a ti hermana ¿donde esta el grupo con el que cazabas? y ¿que era eso que gritabas acerca de orcos?

Mientras le digo esto a mis hermanos rasgo una tira de cuero de mis pantalones para intentar detener la hemorragia de mi pierna

Jadeando, respirando entrecortadamente, Keloa intenta recuperar el aliento. Pero las palabras de Udokal le recuerdan que no tenía tiempo para eso. Todavía con la respiración forzada, Vuelve a explicar a grandes rasgos lo que venía gritando mientras se acercaba.

- Se acercan cientos de ellos. Nos encontramos con un pequeño grupo y los masacramos. Creímos que habíamos vencido pero no era más que una avanzada. Hay cientos de ellos en camino, y no muy lejos de aquí.

Expresamente omite ningún comentario sobre sus hermanas, dando a entender que no trae buenas noticias sobre ellas. Quizá Vhaelna y Kirai habían conseguido ponerse a salvo, pero la esperanza no era algo que a Keloa le gustara conservar.

- Tenemos que avisar al Athane.

Mientras espera la respuesta de sus hermanos, Keloa valora la posibilidad de volverse a echar a correr para llegar al poblado. ¿Aguantarían los músculos de sus ágiles piernas una carrera más?

Kurlak os hace un gesto para que os calleis.. Acaba de hablar con el moribundo Rellkar y con semblante solemne saca una pequeña daga (ni mucho menos el gran puñal Kryll que empuñan las lanceras, si no una pequeña daga que muchos de vosotros los guerreros tenéis para pequeñas tareas) y acaba con la vida de vuestro hermano clavandoselo hasta el fondo en el corazón. Rellkar ni siquiera emite un sonido de protesta.
Luego, rápidamente se pone en pie y entre sus cosas recoge un cuenco ceremonial de madera "todos los lideres de Ar´anek o Ar´alat" llevan uno.

Lo llena con la sangre de vuestro hermano y tras beber en silencio de este, se lo va pasando al resto de los allí reunidos.

A duras penas la lancera consigue controlar su impaciencia. No era momento para ritos. Ella misma había dejado atrás a dos de sus hermanas y desconocía el paradero de las otras dos. No había tiempo.

Con presteza toma un trago de la sangre del cuenco y lo pasa al siguiente.

- Estamos en peligro. Todos nosotros. Debemos darnos prisa.

No se molesta en disimular la urgencia en su voz. No había recorrido aquella distancia corriendo con aquellos monstruos en sus talones para quedarse aquí mientras esos seres inmundos se acercan cada vez más.

Luego de haber bebido del cuenco con la sangre de su hermano Udokal comenzó a recordar como había sido este, aunque alcanzaron a compartir poco tiempo en el mismo Ar'anek se dió cuenta de que lo extrañaría, era muy divertido ver como se molestaba cuando se burlaban de su estatura, aún recordaba como lo había pagado un gordo de casi 150 kg cuando lo llamó enano y terminó en el suelo con la nariz sangrante y un par de dientes menos.

Se encontraba sumido en estos sueños cuando la voz apremiante de Keloa lo trajo de vuelta a la realidad y si lo que decía era cierto debían tomar cartas en el asunto.

Creo que nuestra hermana tiene razón debemos hacer algo Kurlak, ¿cuales son tus ordenes? - con respeto pero intentando apresurar las cosas intento de que nuestro líder comience a moverse.

Kurlak se siguio tomando su tiempo para hacer el ritual como era debido. Tras esto os lanzo una mirada bastante dura, por interrumpirlo nuevamente y sobre todo por decirle lo que tenía que hacer.

- Vosotros dos (señalandoos a vosotros) correr hasta el campamento y avisar al Athane de lo que ha pasado y de lo que esta por venir.

- Tu Rhaen, corre hacia el Noreste y avisa al Ar´anek de Hergvok de lo que esta pasando, tu Khurh corre hacia el suroeste y avisa al Ar´anek de Grar´rog

Sin perder más tiempo Keloa asiente y echa a correr de nuevo. Tras la batalla sus piernas habían recuperado parte de su fuerza, así que vuelven a moverse con rapidez sobre el suelo. No espera a ver si Udokal la sigue o no, no necesita verlo para saber que hará exactamente lo mismo que ella.

Luego de hacer una última reverencia a su hermano caído, Udokal toma su hacha y comienza a correr tras Keloa. Aunque le cuesta mantener el ritmo por el dolor de su pierna se obliga a seguir adelante, sabe que de ser ciertas las presunciones de su hermana su pueblo necesitara de todos los guerreros disponibles para poder salir adelante de este peligro.

El Ar´anek de Kurlak se separa y vosotros dos comenzáis a correr hacia el Noreste. Keloa siempre delante con Udokal intentando seguirle el paso, lo cierto es que las lanceras siempre han sido muy rápidas y resistentes a la hora de correr, estos minutos te han venido muy bien y prácticamente el cansancio anterior a desaparecido. Peor lo lleva Udokal que con su pierna herida tiene que hacer unos verdaderos esfuerzos para mantener el paso por una parte y por otra por no quejarse del dolor que le sube por el muslo con cada zancada.

Keloa se mueve con gran agilidad, aprovechando sus largas y esbeltas piernas, detrás de ella, los 150 kg de Udokal son algo mas como un oso corriendo con algo de cojera.

Os encontráis a unos 15 km del asentamiento del clan, eso seria toda una hora corriendo...

Tras media hora de marcha Keloa escuchas un golpe tras de ti, y después de eso ya no escuchas los pasos de Udokal.
Cuando miras atrás ves a Udokal de rodillas y con el pantalón de piel de oso blanco manchada de abundante sangre reciente.

Keloa frena de golpe. Con la urgencia del aviso ni siquiera había pensado en el inconveniente que tendría Udokal al desplazarse a aquella velocidad.

Sin saber qué hacer, se queda plantada en medio del bosque, mirando hacia un lado y otro. ¿Qué debía hacer?

Por un lado, debían darse prisa... Habían perdido muchos O'Shar y sus muertes serían en vano si no llegaban a tiempo... Sin contar con que en esa situación, el número de víctimas sería mucho mayor. Por otro, ya habían perdido a muchos hermanos... Y dejar atrás a uno de los suyos, herido, no entraba dentro de sus principios.

Chasqueando la lengua, corre hacia su hermano y lo ayuda a levantarse, apoyando uno de los enormes brazos del bárbaro sobre sus hombros.

- Vamos, deprisa.

Irían más lentos, pero llegarían... Tenían que llegar.

Se que es importante llegar pronto donde el Athane, así es que hago mi mayor esfuerzo por ponerme y continuar con la ayuda Keloa, aunque en mi interior se de sobra que si esto no es posible tendré que exigirle a mi hermana que me deje atrás y corre para dar la advertencia.

Al ponerme en pie intento apoyar lo menos posible mi peso sobre la pierna herida para así disminuir un poco el dolor, aunque la sangre perdida y la carne desprendida no ayudan mucho a esto. Por mientras hago esto busco algún buen trozo de madera que me pueda servir como bastón en caso de tener que continuar a solas.

Lo cierto es que los siguientes minutos corriendo no son fáciles para ninguno de los dos, Udokal con la pierna cada vez mas dolorida y Keloa cargando con parte de los 150 kg de su hermano de clan. Pero al fin y al cabo no sois humanos comunes... sois O´shar, y tras muchos esfuerzos y dolores conseguís avanzar un buen trecho. Apenas unos 3000 pasos mas y habréis llegado para dar el aviso a la tribu.

Cansados como estáis no os dais cuenta en un primer momento de que algo extraño ocurre, es como un ruido de fondo. Poco a poco, según vais prestando mas atención a vuestros oídos, estos os informan de ruido... de ruido de gritos, de gruñidos... de acero contra acero....

Hermana ¿que será eso? ¿Escuchas ese ruido? Será mejor que investiguemos de que se trata antes de continuar.

En este caso yo solo seré un estorbo, será mejor que me dejes por aquí y veas que luego tomaremos alguna decisión sobre que hacer.

Mientras le hablo a Keloa miro hacia donde proviene el ruido para ver que es lo que se acerca, luego me separo de ella e intento mantenerme en pie por mi cuenta usando mi hacha como bastón.