Partida Rol por web

No consigues escucharlo.

Asiento las palabras del tabaxi y sigo a Nerbar.

-Vamoz.

Fausto muy cansado por el viaje y casi sin poder ponerse de pie empieza a mirar a los nuevos con cara de disgusto.

-Bah, más gente rara...¿Qué paso con el gnomo? ¿Quien sabe? Yo solo estaba bebiendo y el “Spectaculo” este o como se llame dijo algo de un ladrón. No recuerdo mucho más.

-Tanathil era un puto elfo remilgado. ¡Me cagó en ellos y en su jodida raza!- mientras Fausto empezaba a insultar a los elfos un repentino ataque de tos le corto el aliento haciendo que se sentara.

-Yo vi el futuro de Lestar...Y se veía la sombra de la muerte. No me hizo caso-

Solo escuchas al tabaxi decir:

-Tal vez, o simplemente pasaron por cosas difíciles. Esperemos a ver que tal se desempeñan.

Observáis mejor a los tres extraños que se han presentado como parte del grupo que os ayudará a robar el libro.

Acharl es una gigantesca figura, unos dos metros. Recubierto por una densa armadura y una gran hacha. Nerbar va oculto tras su capa, pero podéis ver que porta un espadón.

Crispado no porta armas, va con unos ropajes extraños muy ligeros.

Drotir ayuda a Fausto a recomponerse. Nerbar va en cabeza guiándoos por el fortín. Por el camino encontráis más de lo mismo; refugiados en mal estado. Los jueces y sus negras armaduras vigilan cada recoveco de la fortaleza, pero se muestran impasibles ante las pobres gentes que se encuentran allí.

Finalmente llegáis a un patio y observáis que es noche, en el cielo veis la luna llena. Al fondo hay unas grandes puertas custodiadas por muchos guardias de los jueces, aunque también veis seis guerreros con un uniforme diferente.

Sus colores son de un azul celeste apagado. Las armaduras que llevan nunca las habéis visto, están bastante ornamentadas como para ser soldados regulares.

Sobretodo destaca un guerrero que usa dos espadas y os mira desde la distancia.

Los reconocéis como guardias del castillo de Yzravil, la élite de Berio.

-Zon los guardiaz del... caztillo de Yzravil -explico al grupo que acaba de llegar-. Zon loz... mejorez de Berio.

El soldado que os mira ordena a sus soldados que se queden allí. Con paso raudo, va directo hacia vosotros. 

Una vez llega, os habla amistosamente. - "Debéis de ser los cazadores que contratamos, ¿Cierto?" - Este extiende su brazo, esperando un apretón de manos.

-¿Cazadores? ¿Tu me has visto? ¡Soy un adivino! Leo el futu...- otro repentino ataque de tos golpea a Fausto. Este mucho más largo y desagradable que el anterior genera que varios esputos verdosos amarillentos caigan en su capa manchándola.

-Creo que ze ha confundio.

Specullo se acera a Fausto y le da unos golpecitos en la espalda, tratando de ayudar al anciano a recomponerse. Mira al caballero intentando descubrir sus intenciones y continua explicándole lo que el humano había intentado.

- Me temo que no somos a quienes buscáis, no somos cazadores - se disculpa amablemente - Con su permiso, nos gustaría continuar con nuestro camino - explica tratando de ser lo más amigable y respetuoso posible. Lo penúltimo que quería el gnomo era ofender a un rebaño de orgullosos caballeros enlatados... lo último era tener asuntos que ver con ellos.

El soldado se asoma a un lateral de Acharl y consigue ver a Fausto, que estaba oculto tras él.

"Ah, disculpad... sois los únicos que habéis pasado con armas por aquí. Últimamente solo vienen refugiados de la guerra." - El soldado hace una pequeña reverencia y se va echando para atrás lentamente, dejando cierta distancia. - "Los caminos no son seguros... hace dos días que han anidado unos menfos más allá de la puerta. Id con precacución."

Es un soldado de un mundo que nunca has visitado. Lleva dos espadas largas envainadas, su armadura parece de muy buena calidad. Tiene pinta de ser un humano.

Sobre los menfos

No te haces mucho a la idea de sus intenciones pero supones que quiere eliminar algunas bestias, si no, no buscaría cazadores de monstruos.

-¿Menfoz? ¿Qué ez ezo?