Partida Rol por web

Un día mas estáis en el castillo fronterizo del archiduque draconido Drako y terrateniente de estas tierras  y que os contrato como equipo de fuerzas especiales y una vez solo estos mismos muros os separan de la amenaza orca que hay al otro lado ya que os llevan asediando durante varias semanas.

Vamos a ver. Los mapas, mi jupak, las ganzúas, comida... ¡La comida que nunca falte! - enumera, dándole un mordisco a un trozo de queso antes de metérselo dentro del saquito reservado a las raciones de viaje. ¿No voy un poco cargado? piensa según llega a donde le han citado. El por qué todo un general de ejército confía en un kender, ser indisciplinado por antonomasia, es todo un misterio que Sham, pese a ser un gran amante de las adivinanzas, no se molesta en desentrañar. De hecho, piensa que es alguien muy confiable. Aunque la visión de fiabilidad de un kender quizá esté un poco enfrentada con la del resto de los mortales.

Pronto llega al lugar donde le han citado, que está cerca de las puertas de la ciudadela, vigiladas estrechamente por una buena guarnición. Con el buen día que hace, piensa, podría estar recogiendo flores silvestres o cazando conejos, y no teniendo que atender las órdenes de este capitán tan serio. Si bien el hecho de salir de la ciudadela pudiera suponer motivo más que suficiente para ser atrapado por los orcos y perecer de una manera horrible, no es para tanto, al menos no para el kender, que consideraría cuanto menos interesante la experiencia sólo por saber lo que se siente al ser maniatado y sometido a las más crueles técnicas de tortura.

Bueno, aquí estamos... - saluda, jovial, en vista de una nueva aventura, cuadrándose ante el capitán. El resto del grupo aún no ha llegado, así que supone que ha llegado antes de tiempo o que, por el contrario, los demás son muy impuntuales. De todas maneras, la idea de un kender llegando temprano a una cita es, como poco, extraña.

Cuando llegan todos, el capitán les saluda y el kender atiende a lo que tenga que decir. Al menos hasta la sexta palabra, cuando se distrae observando una mariposa que ha pasado cerca de él, preguntándose cómo será eso de volar y alimentarse del néctar de las flores...

-Yo ya traigo todo mi equipo. Tan sólo falta mi caballo ¿Podriáis mandar que me lo trajeran de las caballerizas?-

¿Que pretende Malkavian? ¿que vaya yo por los caminos manchando mis ropajes como una vulgar exploradora? Yo, una McAllister, tantos años estudiando para ser tratada de esta forma. Venga Leah, contente, intenta parecer que te interesa el plan del capitán, aunque en el fondo no sea más que una bazofia, pues ahora que los orcos se han replegado es cuando debería de mandar a su ejército a aniquilarles y no permitirles que se refuercen. Pero mantén la calma, eso no es de tu incumbencia, haz lo que te dicen y ya está...

Entre pensamientos, Alynx (el gato de Leah), ha pegado un brinco desde sus brazos para perseguir a una mariposa que revoloteaba al lado del grupo.

-Alynx vuelve aquí, no estamos para juegos-

El gato, obediente, ha subido raudo de nuevo a brazos de su ama.

El elfo se encontraba en el patio de armas atendiendo a su fiel compañero Fenrir un lobo grande por decirlo menos, hacía poco había terminado de limpiarle la apestosa sangre de orco del pelaje, cuando un guardia al trote se dirige hacia ellos y le informa que el capitán Malkavian a citado a todo el grupo en las puertas del castillo, el elfo asiente en señal de respuesta y levantandose se dirige hacia las puertas del castillo junto a Fenrir.

Al llegar saluda al Capitán Maza de Hierro y a sus compañeros.

Buenas tardes capitán, si nuestra misión es solo explorar ¿no seria más prudente enviar a un par de hombres rápidos y sigilosos?

Mientras dice esas palabras el gato de la maga se escapa de su regazo a lo que Fenrir responde con un gruñido, pero no se lanza al ataque, pues no percibe amenaza alguna del gatito de la maga, además Eliador no le ha dado ninguna señal de ataque.

Mmm, supongo que tiene sus razones, ¿quién falta que nos acompañe?

No hizo falta mucho para convencer a Cornelius, se hallaba orando a su dios cuando fue avisado para acudir a la reunión. Ya era hora, pensó para sus adentros. Había rezado pidiendo paciencia para soportar la idea de que los orcos aún correteaban libres sin que nadie hiciera nada por someterlos.

Sopesó su maza y encontró su tacto frío como a él le gustaba, presta para poner orden allá donde fuera blandida. Su deseo era salir ya y terminar con ese horrible caos que aquella subraza dispersaba por el orbe.

Cuando oyó las órdenes se armó de paciencia y puso cara de circunstancias. Era mejor que estar ocioso y podía convertirse en la antesala de la solución final. Toda orden debía ser encaminada hacia la ley y la justicia. Así estaba escrito. Con voz robusta bramó:

- A sus órdenes capitán. Ocupémonos de esto antes de que el mago contraataque.

Toc,toc,toc. Mis ojos se abran rapidamente y echo mano de la espada que siempre mantego al lado de mi alcoba, un segundo despues me doy cuenta que estoy en el castillo del archiduque, y que teóricamente aquí no hay peligro de una emboscada mientras descansas.

- ¿Cual es el motivo para molestar a una dama que se encuentra descansando en sus aposentos?- Pregunto a la persona que dio esos golpes en la puerta.

-Señora, el capitán Malkavian requiere de vuestros servicios-. Al escuchas esas palabras una leve mueca de felicidad se fabrica en mi rostro- ¡Por fin tendremos algo de acción!, llevamos varios días sin saver nada de esos orcos mal olientes.- Pienso mientras me dirijo hacia mi equipo de viaje y me dispongo a ponerme la armadura. Cojo todos mis enseres de viaje y me dispongo a ir hacia la puerta de entrada del castillo.

Al llegara a la puerta de entrada del castillo veo al capitán Malkavian, me aproximo a la posición que se encuentra con un grupo de soldados que al parecer serán mis compañeros en esta misión. Mientra me acerco al lugar con paso firme, ya que mi armadura no me permite mucha movilidad para poder caminar con soltura y agilidad, inspecciono visualmente a mis supuestos compañeros,- Valla, valla parece que en este grupo tendremos de todo- pienso. al llegar a ellos saludo con firmeza al capitán, y a mis supuestos compañeros de viaje les proporciono un leve saludo con la cabeza. 

La mueca de felicidad del capitán Malkavian es evidente, parece estar muy contento con vuestra disposición y rapidez en contestar a su llamada.

-Parece que tenéis ganas de estirar la piernas, eso me gusta, este castillo necesita soldados como vosotros y en vista de vuestro éxito eliminando a el General “Garra Negra”  he decidido volver a confiar en vosotros para esta misión.

¿No sería más prudente enviar a un par de hombres rápidos y sigilosos?

-Normalmente enviaría 3 grupos de tres exploradores elfos, para esta misión pero los orcos nos cogieron la medida y usualmente patrullaban la zona con jinetes goblins nocturnos montados en arañas gigantes, que son unidades mucho mas rápidas y contundentes que nuestros exploradores por lo que acababan pereciendo. Es por eso que para esta ocasión se ha decidido escoger un grupo más numerosos y pesado, para los que los jinetes goblins no resulten un problema

Tan sólo falta mi caballo ¿Podríais mandar que me lo trajeran de las caballerizas?-

-Me temo maga que tendréis que ir a pie, según los informes de nuestras unidades aéreas de hipogrifos los caminos están despejados, pero los arboles les impiden ver si hay unidades enemigas entre los árboles y será vuestra función ver si los hay

 -Bastara con que tracéis 3 semicírculos enfrente del castillo, formando una S en vuestro recorrido para saber si hay patrullas goblins u orcas y después podréis volver

Cuando la mariposa pasa de largo, su atención vuelve a centrarse en el capitán, que les da la enhorabuena por haber acabado con la vida del general orco. Sham infla su pecho lleno de orgullo: no le gustan nada los goblins, orcos y toda esa clase de criaturas, y matar a uno, sobre todo si eso implica proteger la vida de sus amigos, es todo un gusto para él.

El general habla del procedimiento estándar a seguir en caso de exploración del terreno. Está claro que no hay nadie mejor que los elfos para explorar el bosque, pues no hay nadie que conozcan mejor ese medio que ellos. De todos modos, esos exploradores debían ser un poco ineptos para dejarse atrapar por grupos de ruidosos goblins montados en arañas gigantes, a las cuales nunca ha visto en pleno "galope", pero las imagina igual o más ruidosas que los goblins a pie, con esas patas y esos chasquidos de pinzas. Le hace gracia eso que dice, que necesita un grupo más "pesado", aunque parte de razón tiene; Cornelius y Laurana llevan una armadura que debe tener el peso de un goblin adulto, pero el resto del grupo está compuesto por un explorador elfo -lo mismo que él quería evitar enviar- con un lobo, una maga con un gato negro -muy bonito, por cierto- y un kender. Puede que los hechizos de la maga sean de gran contundencia, pero sigue sin tener nada de "pesado".

Tres semicírculos trazando eses cerca del castillo... ¡Entendido, señor! - se cuadra, hablando alegremente. El espíritu intrépido de los kenders le haría salir solo ante el peligro, pero una pequeña parte de él prevalece y le dice que será mejor que espere a los demás. Una de las pocas muestras de sentido común que saldrán de Sham.

El grupo por fín estaba completo, apenas se encontraron todos ahí, el capitán continuó con su explicación sobre el procedimiento de exploración, y respondió la pregunta del elfo, dando a conocer que hermanos exploradores caían bajo las lanzas de goblins. ¿Qué clase de explorador no escucha a esas escorias venir y no percibe la inmundicia de sus cuerpos a mas de 50 pies?...

El capitán lo saca de sus pensamientos, ya que continua con su explicación, y era mejor prestar adecuada atención a ellas

-Esta bien tres semicírculos en forma de S, ¿aproximadamente cuanto tiempo nos llevará? y si nos encontramos con un grupo de exploradores, ¿debemos confrontarles?

Esta y otras dudas aquejaban al elfo, pero no quería hablar más, prefería meditar sobre esos temas antes de darle cabida a las palabras, mientras se alejaba en su mente con pensamientos oscuros, acariciaba el pelaje de su lobo, como si esa fuera su piedra de toque.

Después de recibir la información pertinente sobre el tema, me dispongo hablar.-Capitán, sera un honor volver a realizar una misión encomendada por vos. Se que sabe que esta misión es pan comido para nosotros, y que quizás podría hacerla cualquier otro grupo con menos experiencia que el nuestro.- Una sonora carcajada es expulsada de mi boca.-Pero prefiero hacer juegos de niños como este, en vez de oxidarme en la taberna jajaja.- 

-Partamos ya, cuanto antes salgamos antes volveremos.

Repaso mentalmente mi equipo y flexiono mis músculos a la par. Necesito acción, me estaba quedando anquilosado en el castillo, las horas de oración nunca son en vano pero llegó el momento de imponer la ley. Ardo en deseos de limpiar a fondo los alrededores, mi dios estará orgulloso de tener un brazo fuerte en vanguardia.

-Mmmm...esto, está bien...nada de caballos-dice sorprendida, pues no se esperaba esa respuesta.

Era de esperar tal contestación, no sé porqué me ha impactado tanto. ¿Lo habrán notado?. Está claro que estos vulgares exploradores y guerreros no están acostumbrados a tratar con una dama de mi clase. Pero no me queda otra, tendré que ceder, pues no quiero que ninguno de éstos diga que Leah McAllister no está a la altura de esta misión.

La maga se queda mirando los faldones de su vestimenta, da un pequeño suspiro y torpemente (pues sostiene en brazos a Alynx) se arremanga las faldas hacia arriba para que no le rocen el suelo.

-Cornelius tiene razón, salgamos ya. El tiempo que se nos ha concedido está para aprovecharlo-

Salís algo temerosos de las protecciones del castillo, ya que no hace mucho estaba acampado un ejército de orcos en la llanura cercana al castillo y desde entonces las puertas permanecieron cerradas.

Por el camino enumeráis los diversos peligros que os podéis encontrar, desde tropas de exploración, como goblins nocturnos montados en arañas gigantes, caballería ligera como goblins en wargos o incluso caballería pesada como orcos en jabalís gigantes

Sorprendentemente y esperándoos lo peor ,seguís el camino mandado y no veis ni un rastro siquiera de pieles verdes, quizás estén todos en su campamento no muy lejos de aquí, quizás se estén reagrupando o quizás estén otra vez con suerte con pugnas internas por el poder , eso estaría bien y si habéis tenido suerte hasta ahora porque no esperarlo

Volvéis al castillo con las buenas noticias, ya por fin se po9dra abrir las puertas definitivamente y estirar las piernas, y dejara de ser el castillo tan claustrofóbico

Contempláis un hecho de la naturaleza a la vuelta que os deja ensimismados, se trata de un majestuoso búho posado en una gran rama de un árbol imponente. Un hecho que no os llamaría la atención si no fuera porque la noche anterior todos por separado soñasteis con esa visión. Habláis entre vosotros y os dais cuenta que soñasteis lo mismo, sorprendidos os dais cuenta que el búho era exactamente el mismo, ya que tenia las mismas manchas y todo.

El búho despliega su armoniosas alas y realiza un vuelo corto hacia otra rama, es curioso porque se ha posado sobre algo brillante que refleja los rayos del sol y os ilumina directamente los ojos a cada uno de vosotros.

A ti la estampa te resulta muy familiar ya que cuando estabas en la ciudad Falcon gris y paseabas a lado de  una herrería, solías luego por la noche soñar con la misma cosa que se repetía una y otra vez, era como un sueño recurrente: En Ella veis al búho sobre un árbol majestuoso y acto seguido te veis a ti en la herrería enana forjando una maravillosa espada mágica gracias a la fuerza de un dios y con ellas vencías a todos tu enemigos 

Luego de salir a explorar, y simplemente "perder el tiempo", al regresar y ver al búho de mi sueño posado en una rama, tal cual lo soñé, para colmo mis compañeros también han soñado con el búho, lo que me parece aún más alucinante, observo con atención al búho, evaluó su comportamiento y movimientos, luego me acerco lentamente y susurrando le comienzo a decir -Hola amigo emplumado, ¿qué es lo que trae a un animal tan majestuoso salido de mis sueños a este lugar?

Me sigo acercando al búho siempre lentamente y sin hacer gestos bruscos, si notó alguna reacción adversa del búho me paro en seco y me retiro lentamente hacia atrás.

-¿Qué es eso que traes entre las garras?, es para alguno de nosotros?

-No sé vosotros, pero este sueño no sólo lo tuve ayer. Hace un tiempo cuando estaba en la ciudad de Falcón Gris, tuve una especie de sueño recurrente cada vez que pasaba por una herrería. En él aparecía el búho tal y como lo estamos viendo en este instante, después esta visión se desvanecía, y me veía a mi misma en la herrería forjando una espada mágica creada a partir de la fuerza de un Dios, y con ella vencía a todos mis enemigos...quizá...-

Aquel sueño le marcó mucho, pues no entendía su significado. Y ahora, de pronto había vuelto a sus recuerdos. El corazón de Leah volvió a agitarse igual que lo hizo antaño. No podía resistirse al misterio que escondía. Alynx también pareció percibirlo y comenzó a maullar nervioso.

He confiado demasiado pronto en ellos (hace una mueca de rabia, mostrando que se ha equivocado al airearlo tan rápido, pero, poco a poco esa mueca se transforma en una sonrisa). Y lo bien que se siente una de poder alardear delante de todos estos...Si todo resulta ser cierto, me llamarán Leah la Invencible...Además creo que no he hecho tan mal en contárselo, pues alguién tendrá que ayudarme a conseguir la fuerza del Dios y así forjar la espada...

-Aquello brillante podría ser lo que necesito para forjar la espada...-

El kender vuelve al punto de partida visiblemente decepcionado, pues el grupo no ha encontrado nada reseñable. Ni siquiera visto a las arañas gigantes en pleno movimiento, cosa que quería ver pues en en el lugar de donde viene los goblins no montan en ese tipo de criaturas. Por lo demás, bastante normal. Esos orcos son demasiado ruidosos, pero al menos no atacan y se encuentran bastante lejos de las puertas, así que hacen bien en abrirlas. Así al menos podrá irse a dar vueltas por el bosque y explorarlo a fondo para cartografiarlo, cosa que no ha podido hacer desde que llegó allí.

Unas criaturas interesantes esas arañas gigantes, ¿no crees? - habla dirigiéndose a Cornelius -. Aunque no creo que sean convenientes como mascotas: se las ve muy peligrosas. Estoy seguro de que una de esas criaturas es capaz de partir por la mitad un árbol joven, así que no digamos un cuerpo humanoide - habla con toda la tranquilidad del mundo, pensando en qué se debería sentir siendo una araña y lo difícil que debe ser coordinar el movimiento de ocho patas al mismo tiempo. Después imagina a un enano convirtiéndose en araña e intentando moverse. ¡Con lo patosos que son usando dos piernas, verlos intentando usar ocho debe ser un espectáculo realmente cómico!

Pero...

¡Qué precioso búho! Sham no esperaba encontrarse con algo así a esas horas de la tarde, en las que el sol todavía no está del todo bajo. Tras un pequeño vuelo, se posa en una rama.

¡Yo también he soñado con él! - exclama, al ver que todos dicen lo mismo -. ¿Qué será? - mira atentamente al búho y ve que Leah comenta que tuvo sueños recurrentes con él. Esto le recuerda a algo...

Los sueños recurrentes pueden traer cosas buenas, pero también malas - le dice, tapándose el rostro para que el sol, reflejado en el objeto que hay bajo las patas del ave, no le deje ciego -. Una vieja amiga me contó que soñaba constantemente con que podía volar y un día, sin más, le salieron alas de águila y alzó el vuelo. Al poco tiempo volvió con una flecha en la pierna porque unos cazadores la confundieron con un pájaro y supongo que la querrían como trofeo - cuenta con su voz aguda - estuvo casi dos meses andando con muletas.

Una vez contada su historia, fija su atención en el objeto. Quiere saber qué es.

-Bonito pájaro- pienso mientras asiento con la cabeza a mis conpañeros, con la intencion de confirmar que yo he pasado por lo mismo que ellos.

Con la experiencia de que tales señales no solían ser buenas desenvaine la espada, despacio.... muy despacio, para no hacer ruido y asustar a la criatura que se encontraba en el árbol. 

-Tengamos los ojos bien abiertos, no me gustan este tipos de coincidencias.-