Ante la falta de respuesta nos fuimos acercando al hombre, lo que encontramos nos sorprendió, aquella persona está sufriendo algún tipo de petrificación por lo que guarde la placa y el arma, sus rasgos se me hacía familiares bajo la petrificación pero era tan avanzando que sin pararme bien a verlo no sabría decir a quien se me parecía, pero después del día de hoy aquel tipo de cosas no parecía tan extraño y las dudas de que o quien le había causado aquello, sumándole la constante sombra de peligro y dado que mis habilidades deductivas poco podía ayudar allí, hicieron que me dedicara a observar la zona mientras mis compañeros intentaban interactuar con él.
recogida de pruebas en la zona por si acaso
El hombre abrió los ojos, con gestos evidentes de dolor. Lo que le hubiese ocurrido, aún no había terminado y le costaba hablar, mirar y por supuesto, moverse.
¡Thoooomaaaaas! -consiguió decir, con un sonido gutural y apenas audible -. ¡Thooomaaas!
Por un momento pareció no volver a hablar, pero tras coger aire, o fuerzas, o ambas cosas, volvió a intentarlo.
-S-soy Gr-ruber. Gruuuber.
EStaba claro que quería hablar, pero el esfuerzo que debía hacer era enorme.
No hay pruebas alrededor ni tampoco antecedentes históricos. El proceso de petrificación es algo desconocido para todos.
- ¿Franco Gruber, el arqueólogo alemán? - Preguntó entonces Knox. - Venimos buscando a Thomas, a Thomas Fell. - Le dijo. - ¿Qué le ha pasado? ¡Dígame cómo podemos ayudarle! - Exclamó. - ¿Y... dónde está Thomas?
Había pronunciado el nombre de su amigo. ¿Les había confundido con él o estaría delirando? Fuera como fuera, estaba claro que el motivo por el que habían acabado allí, que no era otro que el propio Thomas, no debía andar muy lejos. Todo seguía siendo una incógnita para él, una incógnita cada vez más siniestra, pero poco a poco iban acercándose más a la fuente de toda aquella locura. Lo primero que debían hacer era ayudar a ese hombre pero... ¿Cómo? Nunca había oído nada como aquello y mucho menos lo había visto. Si el señor Gruber no les decía como actuar, poco o nada podrían hacer por él.
Con cada momento que pasaba parecía que el mundo insistía en demostrarles que todavía no conocían nada, y que si se habían sentido sorprendidos hasta el momento iba siendo hora de que sus corazones se endurecieran. La imagen y el pensar en un destino tan terrible lo dejó bloqueado durante un momento antes de acercarse.
- Por Dios, ¿Cómo ha podido ocurrir esto? - Se acercó todavía algo más, dubitativamente. Temblaba, quizá del frío, quizá del miedo, pero se esforzó en que su voz no delatara esto - Estamos aquí, tiene que haber algo que podamos hacer por usted, tiene que haber algún modo de sacarlo de ahí. Si sólo pudiera decirnos cómo ha terminado así. Jamás... jamás había visto algo así antes.
Sólo esperaba que no fuera contagioso, o que lo que lo había hecho no siguiera cerca.
- ¿Estaba usted sólo? ¿Qué ocurrió con el resto de la expedición? ¿Y con mi-...? ¿Con Thomas Fell?
No estoy muy seguro de si es útil, pero utilizo la habilidad de 'Consuelo' para intentar relajar un poco al hombre.
El hombre lo intentaba. Los dolores debían ser tremendos, pero lo intentaba.
-Thomas... loco. Llegamos... y mató a Farquarson y... a-tacó a Wu.
Tras decir eso, suspiró, debido al esfuerzo.
-Fueron las... piedras. Las piedras lo volvieron... loco. Duele. Due-le. No... pueden... ayudarme.
El consuelo viene bien, pero antes de decirte más cosas, vas a tener que gastar 1 punto. Otras, las iré soltando conforme habléis con él. Poco a poco, no os ansiéis jajajaja.
- ¿Dónde está ahora? - Pregunto Konx visiblemente preocupado. - ¿Qué intenciones tiene? ¿Qué piedras? Ayúdenos a entender. ¡Puede que logremos ayudarle!
Era evidente que aquella noticia habría caído como un jarro de agua fría sobre los hijos de Thomas. Si ya era suficientemente duro para él escuchar que su amigo había matado a un hombre y le había atacado a otro, para Kenneth y Roger sería devastador. Casi preferirían que su padre estuviera muerto que considerarlo un asesino enloquecido.
mientras observaba la zona sin encontrar nada, las poca palabras que emitía el hombre, estaban cargadas de dolor y desasosiego, la mención del nombre de Thomas y su posible implicación con los crímenes que habíamos presenciado, algo que nunca había creído posible , me hizo intervenir- Hola Señor Grubber, mi nombre es Norman Wright, soy inspector de policía así que tranquilícese buscaremos la manera de librarle de esto, pero necesitamos su colaboración- le dije mirando a sus ojos llenos de dolor- por favor cualquier detalle que pueda decirnos es crucial, así que cuéntenos todo lo que pueda sobre esta inusual situación y sobre Thomas Fell.
utilizo interrogatorio y sobre lo que nos cuenta evaluar sinceridad
Te digo lo mismo que a Kenneth. Si no gastáis puntos, la información es menor.
El hombre pareció escuchar a Norman y se rehizo lo suficiente para seguir hablando.
Thomas.... tiene la piedra. Con-ella... puede volver... estela.
El hombre os miró, pidiendo ayuda con la mirada.
-Dijo... dijo... qué cualquiera... que tocase la piedra podría ser transportado. Llevo... días... tengo...sed.
- ¡Claro! - Dijo Makepeace agachándose de inmediato para rebuscar entre todos los utensilios que acababa de empaquetar y enseguida extrajo una botella con agua. Se acercó a aquel desgraciado hombre y le acercó la botella a la boca. - Beba... - Le dijo. - Tenemos agua de sobra, beba...
Cuando Grubber acabó de beber volvió a preguntar.
- ¿Dónde encontramos a Fell? - Volvió a preguntar. - ¿Qué hacen ustedes aquí?
No sé muy bien como funciona crédito. Pero si sirve de algo gasto un punto.
Dias,¿ha dicho dias?- dios mio que aquel hombre estuviera hablando era todo un milagro y su vez nuestra unica pista hacia la verdad, Knox ya se acercaba con agua hacia el sujeto asi que prosegui -Beba tranquilo, despues cuentenos mas ¿ a que piedra se refieres?,¿ como podemos volver y conseguirte ayuda?.
venga gasto ese punto de interrogación
La noticia fue un cubo de agua fría. ¿Su padre había matado a Farquason? Quería gritar que mentía y negarlo, y sin embargo, después de todo lo que había presenciado, no podía. El hombre al que perseguían no era su padre, no era el hombre que había conocido, o que había creído conocer. Pero eso no lo hacía más fácil. El vacío en el estómago creció hasta el corazón, pero tenía que ser fuerte. Por él mismo, por sus compañeros, y por la persona que una vez había sido Thomas.
- No sé qué clase de demonio ha conseguido dominar la mente de mi padre - Pronunció, acercándose más al hombre - Pero os prometo que haré lo posible por arreglar sus errores - Apretó los labios - No os dejaré sólo en esta situación, pero me gustaría hacer algo más que veros morir. Sé que estáis débil, pero necesitamos comprender qué ha ocurrido aquí con tantos detalles como vuestra voz pueda permitirnos. Quizá entonces sabremos cómo ayudarle.
Va, yo me animo y gasto un punto de 'Consuelo' también.
Gruber empezó a beber con desesperación. Parecía costarle hacerlo, seguramente porque una buena parte del cuerpo estaba ya transformado en piedra. Pero agradeció enormemente el líquido.
-Yo... Thomas... el monstruo. Mató a... Kellerman.... su pistola está.... cayó...
Gruber tomó otro sorbo y siguió hablando.
-Thomas no tenía... miedo. Quién tenga uno de... sus huevos... a salvo. Pero ataca por... sorpresa. Huele orina. Cuidado. Cuidado.
como podemos volver y conseguirte ayuda
Gruber sonrió.
Yo... estoy muerto ya. Tengan... cuidado.
Vale. Quitaros los tres puntos.
las poca palabras que salen de la boca del hombre son inconexas, aportana algunos datos que no acercan a la verdad pero no son suficientes, habla de un monstruo que huele a orina y aquello es alarmante por lo que intento indagar mas - ha mencionado un huevo, enseñemosle la piedra huevo que poseemos a ver si tiene algo que ver, despues podriamos intentar buscar esa arma, nos vendra bien- les digo a mis compañeros- amigo, no pierda la esperanza tendremos cuidado y encontraremos la manera de salvarlo, ¿que mas nos puede decir del monstruo y de Thomas?¿que relación tienen?
Thomas... asesino... esta... loco... todo está... perdido.
Aquel hombre ya no tenía fuerzas para nada más. Directamente, su cuerpo se relajó y su cabeza cayó sobre su pecho. No estaba muerto... pero no parecía faltarle mucho y claramente ya había empleado todas sus fuerzas hablando con vosotros.
Knox Makepeca golpeó la palma de su mano izquierda con su puño derecho mientras realizaba un gesto de disconformidad. Aquel hombre les había aportado bastantes datos, pero eran todos inconexos y en el fondo sembraban más dudas de las que aclaraban. El profesor trató de recordar todo lo que había dicho aquel pobre hombre y ponerlo en orden.
- Sabemos por este hombre que Thomas ha enloquecido. Dice que mató a Farquarson y lo intentó también con Wu. – Se llevó la mano al mentón tratando de recordar algo más. – Dice que las piedras son las que le han trastornado y que está en posesión de una de ellas. También ha mencionado que esa piedra puede hacernos regresar a casa… - Asintió varias veces con la cabeza antes de proseguir. – Luego ha mencionado que Kellerman está también muerto y que perdió su pistola. No sabemos dónde. Dice que lo mató un monstruo astuto que huele a orín… - Se encogió de hombros. - De no ser por lo que hemos vivido, no creería una sola palabra… - Resopló. - ¿Qué hacemos ahora? ¿El rastro acaba aquí verdad?
Asisto a la escena asombrado. Una palabra resuena en mi interior. ¿Piedras? ¿Estelas?
Yo le proporcioné una estela que había llegado a mis manos y, a partir de ahí decidió montar esta expedición?
¿Sería esa una de las piedras?
- Caballeros, Thomas se interesó mucho por una estela que había llegado a mis manos. Se la dí ante su insistencia y, no sé cómo me convenció para financiar esta expedición. La estela era similar a la piedra que nos ha traído hasta aquí.
Más allá de aquel pobre hombre, el camino sigue, aunque no el rastro, claro, y se dirige hacia una zona de montaña en donde se divisa una cueva. Con el viento cada vez con más fuerza y la noche echándose encima, podéis regresar y seguir el otro rastro, o dirigiros hacia las cuevas.
- No creo que sea prudente ir a visitar la selva en plena noche. - Dijo el profesor. - Quizás en aquellas cuevas estemos seguros para pasar la noche. - Dio una palmadas a su abultaba bolsa. - Tengo lo necesario para hacer una cena decente. - Miró entonces al hombre que les había facilitado toda aquella información. - ¿Creéis que podríamos llevarlo hasta allí? - Preguntó indicando con la cabeza en dirección a las cuevas. Y entonces miró hacia el suelo. - ¿Se habrá unido la roca del suelo a sus pies? - No sabía que pensar ciertamente. Se agachó para tratar de comprobar aquello.
No está unido al suelo, pero ha muerto. Sin duda, llevaba varios días sufriendo y al final, el proceso de petrificación ha podido con él.