Partida Rol por web

Diegen no dice nada, pero sigue observando detenidamente a Bethel y Dashki. 

Jaali revuelve las cosas del carromato con desgana sin encontrar nada util

Aqui no hay nada. - piensa malhumorado - quizas el inutil del adivino realmente se quemo solo. Que tambien, con esa capacidad de adivinar, como haya sido el principal consejero de la princesa... Que Nethys nos coja confesados. A saber que delirios de grandeza les ha metido en la cocorota. Total, diria el desgraciado, me voy a quemar en mi puto carromato, en medio del puto desierto... Al menos me llevo compañia hasta alli. Y ademas, como yo me voy a joder quemado les voy a contar que las cartitas dicen que van a conseguir una gran victoria y que vayan al pueblo con los mayores inutiles que puedan encontrar, que da igual.

El mago menea la cabeza cabreado con la situacion. Mira hacia los guardias entre cerrando los ojos, recordando el puñetazo

Ya pagareis. Lo que le ha pasado a este imbecil no es nada con lo que os va a ocurrir a vosotros.

Se sienta en el carromato destrozado, intentando pensar en que esta ocurriendo aqui. Gira su vista hacia sus compañeros

Miralos, todos alrededor del iletrado ese. Necesitaran mi ayuda? Nunca han sido especialmente buenos descubriendo cosas que no tuviesen contenido alcoholico - duda un momento y se encoge de hombros - Bah. Ya vendran si necesitan algo. 

La conversación no parecía mejorar y el tal Dashki hacia números para parecer sospechoso.

-Desde luego si estaba mirando hacia el carromato debería haber visto algo o es el culpable- Comentó Sinbad mientras se da la vuelta y deja al grupo. Si tenían que llover ostias no quería estar cerca.

-Vamos Yessef, preguntemos a los mercenarios.-

Dashki vuelve a cerrarse en si mismo como una concha, y se apoya con fuerza en el bastón:

- No se de que me hablas, ya os he dicho que no he visto nada- contesta a la defensiva.

Sindab y Yussef vuelven a acercase a los mercenarios que continúan cenando junto al fuego.

- Supongo que quieres continuar con el interrogatorio - comenta el mismo con el que hablo antes mientras se limpia los dientes con una daga. - Por ahorrar tiempo, te diré que ha sido Dashki.

Una de las mujeres asiente.

- Sin lugar a dudas, esta obsesionado por Almah. La espía siempre que puede. Y pasaba mucho tiempo con el magufo ese... demasiado para echarle las cartas - guiña un ojo a Sindab - No se si sabes a lo que me refiero...

Otro de los mercenarios interrumpe:

- Seguro que le echaba otra cosa - todos rompen a reir.

- Además es un tipo raro, muy raro. - comenta otra de las mujeres, y el resto afirma.

- ¡Bla, bla bla. Aggg. La palabrería nunca ha sido mi fuerte! - exclama exasperado el elfo. Para él está claro que o bien el guardia o Dashki mienten. Pero como siempre no tiene ni idea de quien le está tomando el pelo. - No se para que narices abro la boca, si al final siempre acabo hecho un lio. Donde está Ateela - su nombre suena melancólico - a ella se le daban bien estas cosas.

Repasa al resto de sus compañeros: Dorwas y Morbo, no, estos son más de sablazos que de parlotear. Diegen, um tal como trata a los prisioneros, más vale que no se acerque. Sinbad, ¿dónde está? El tipo se ha largado. Jaali, casi monta una bronca con los guardias con su "sutileza". Raffius y Jonova, solo quedan estos por descarte. - Quedate aquí quietecito - le advierte con el dedo.

Girandose hacia Dorwas, - esto es demasiado para mi, creo que lo mejor sería que buscaramos al picaro o la druida, quizás ellos sepan que hacer.

Bethel era casi peor con los interrogatorios con las mujeres , algo que, hasta hace escaso segundos, Dorwas consideraba virtualmente imposible.

Hizo un gesto con la mano a Morbo para irse de allí y se fue directo al único sitio que parecía tener algo de interés, el corro de los mercenarios.

Había una pregunta que nadie les había hecho, una pregunta fundamentalmente que a todos se les escapaba. Menos a él.

¿Tenéis algo que echarnos al gaznate? epreguntó.

Sinbad miró de reojo a su dromedario, esperando que estuviera analizando la situación para hablar mas tarde, luego miró al mercenario.

Estos reían.

Sinbad no.

-¿Y por que debo creerte a ti? ¿Por que no debería pensar que le cargas el muerto a la persona con menos amigos de toda la caravana?- Su voz era seria y acusadora. -A excepción de Jaali-

Cuando el resto empezaron a irse, Diegen se dirigió al experto en gnolls:

- Te importa si me quedo?

Cita:

Uno de los mercenarios sonríe y lanza una bota de piel a Dorwas.

- No te lo bebas todo, y ten cuidado - dice entre risas - No sea que te quedes dormido en al arena, y Dashki tenga que desfogarse - todos estallan en carcajadas.

Cita:

De repente las risas se callan. Todos se quedan callados mirando a Sinbad, hasta que el aludido se levanta y se pone cara a cara con el hombre del desierto. Le mira fijamente a los ojos durante unos segundos, que Yussef aprovecha para echarle su aliento en la cara. El mercenario ni se mueve, y finalmente habla.

- Por que yo no tengo ningún motivo para matar al adivino ese, y porque como descubrirás pronto, novatillo, yo no necesito provocar incendios para matar a un chulo como tu - su mano se mueve a su cimitarra, mientras dos de sus compañeros ponen una mano en los hombros de Dorwas echándole una mirada de "mejor no te metas"

Por toda respuesta Dashki lanza un trozo de su asado a Diegen y se sienta junto al fuego.

dos de sus compañeros ponen una mano en los hombros de Dorwas echándole una mirada de "mejor no te metas"

Dorwas mira a los dos hombres con cara de ¿a mí qué me cuentas? si ese es nuevo y yo ya llevo un follaviales del que preocuparme, tras lo que abre la bota y le echa un trago mientras observa la escena interesado y busca su bolsa de monedas y pregunta. ¿A cómo van a empezar las apuestas?

- ¿Participa el camello? - pregunta uno de los mercenarios mientras todo el resto ríe. - Dos a uno por Dullen, apuesto 10 monedas de oro - comenta más en serio mientras el resto de los mercenarios rodea a Sinbad y al supuesto Dullen.

Sinbad inclina la cabeza ante la reacción del mercenario. No hace ademan de buscar su arma ni parece sentirse muy intimidado.

-No voy a luchar contigo. Sirvo a los intereses de la princesa y estoy en misión suya ... si quisiera algo de ti, lo haria en una mesa de tortura, no aqui-

-Aunque si sigues por ese camino quizá sea cierto-

Sinbad continua sin moverse.

-¿Por que dices que Dashki tenia motivos?-

La retirada de Sinbad parece dar alas a Dullen, que se va acercando más a su cara.

- Por celos, idiota cobarde - dice con chulería mientras empuja en el pecho a Sinbad, buscando la confrontación.

El resto de los mercenarios se muestran muy excitados:

- Dale, dale.

- Acaba con ese enano.