Partida Rol por web

Las palabras de mi padre me llenan de alegría y de orgullo hacia mi hermana. La tengo muchísimo aprecio, ella ya lo sabe, y todo lo que dice de ella es completamente cierto. Va a llegar a ser una gran mujer. Mantengo la compostura e intento no gritar de puro entusiasmo. Tengo que mantener la compostura, si no mis padres nunca van a confiar en mí. Sin embargo, la sonrisa en mi boca es tan grande que de poco vale que no grite.

Cuando todo acaba voy hacia Chloe, pero algo parece ir mal. Cuando mi padre hace llamar a Nathan en vez de a mí me siento un poco mal. Es cierto que no soy el mejor trabajador de todos, pero me gusta que se me tenga en consideración, sobe todo mis padres. En cuanto me doy cuenta de que mi semblante se ha entristecido cambio enseguida mi expresión y sonrío de nuevo, aunque sin tanto entusiasmo como antes. No quiero que nadie vea que el heredero Dylan necesita la aprobación de nadie.

De pronto las luces se apagan y mi corazón empieza a palpitar. Una misteriosa música suena de fondo y al encenderse las luces ando hasta Chloe para asegurarme que está bien.-Estás bien mi amor?-Pregunto preocupado. No sé lo que está pasando, he oído algo sobre las entradas bloqueadas... La gente parce muy ajetreada y pronto me doy cuenta de que falta mi padre.

Cuando le encuentran y veo su cuerpo mis ojos se abren como platos. No puedo evitar apartar la mirada de su cara. Le han arrancado la piel y la sangre cae. La imagen es horrible y noto como se me revuelve el estómago. hago un esfuerzo sobrehumano por no vomitar, pero no puedo apartar la mirada de mi padre. Mi mano suelta la de Chloe, como inerte.

Las palabras de Nathan hacen que vuelva a reaccionar, aunque sea un poco. Avanzo tambaleante hasta mi madre y coloco un brazo sobre su hombro. Aún mantengo la expresión de terror en el rostro.-Padre... Es lo único que sale de mi boca. No soy capaz de llevar a mi madre fuera del cadáver. Ni siquiera soy capaz de mover mis propios pies. Me quedo ahí, plantado, observando la escena mientras las lágrimas caen libres por mis mejillas.

Al ver la escasa reacción de Dylan no doy más de tres pasos antes de darme la vuelta. Le cojo por la barbilla, obligándole a mirarme a los ojos, antes de hablar con tono serio.

- Dylan, mírame. - le pido - Ya tendremos tiempo para eso luego. Ahora tenemos que encargarnos para esto, y no voy a pedirle a tu madre que lo haga ella, ¿de acuerdo? Sé que sería capaz, pero tú también. Así que reacciona, ¿de acuerdo? - digo con tono duro antes de soltarle y esperar que sirva de algo. Luego vuelvo a encaminarme hacia el teléfono deprisa, lanzando palabras de disculpa y que traten de mostrar un falso control de la situación a todo aquél con el que me cruzo.

Dejé caer los brazos sujetando mi trompeta con el rostro serio y cuando no miraba nadie levanté los ojos al techo...

"Esto de tener más de un jefe siempre es un problema..."

Me disponía a repasar las partituras, aburrido, cuando las luces temblaron y dijeron que las puertas estaban cerradas y que todo parecía indicar que pasaríamos la noche allí - "¿Pasar aquí la noche? ¿Pero están locos? Cómo no van a poder abrir las puertas..." - Fue entonces cuando las luces se apagaron por completo y me quedé manteniendo la respiración aferrado a mi trompeta; tras un breve lapso de tiempo que se me hizo interminable, llegó el caos. El señor Robert muerto, crucificado en las puertas del local, con la cara arrancada y goteando sangre...

- Pero qué coño...

Bajé del escenario y caminé entre el desorden general para acercarme a la escena y observar al señor Robert con los ojos como platos.

- Me cago en la puta... - Bajé la mirada y vi la trompeta en mi mano izquierda... No me había dado cuenta que la había llevado conmigo, la llevé inconscientemente a mis labios y...

Cuando el periodista se acercó a nosotros me erguí adoptando una postura interesante, seguro de que querría sacarnos alguna foto a todos juntos cuando terminase con Tania. En mis labios se dibujó una sonrisa enorme cuando empezó a hacernos preguntas y me dispuse a responderlas todas y cada una de ellas. 

Dean se puso nervioso y lo miré con simpatía, el pobre es demasiado tímido para este tipo de encuentros sociales. En cuanto pudo huyó hacia el escenario, pero yo me quedé junto al periodista para estrecharle la mano con firmeza. - Soy James Carlson pianista y fundador de la banda. Creo que ahora vamos a empezar a tocar de nuevo, pero cuando terminemos estaré encantado de contarle todo lo que quiera sobre nosotros. - Sonreí con franqueza y seguridad en mí mismo, mostrando una blanca dentadura. - No todos los días se tiene la oportunidad de salir en la prensa, ¿no es así?

Pero antes de que pudiera acudir junto a Dean o seguir charlando con el periodista el señor Flynn se puso a hablar desde el escenario. Aplaudí alegremente su discurso, Cassandra era una joven muy agradable y se merecía una fiesta como esta. La noticia de que las puertas se habían sellado me sobresaltó un poco, no comprendí a qué se referían exactamente. ¿Selladas por qué o por quién? ¿Sería una redada de la policía? Pero cuando las luces parpadearon fue cuando mi sonrisa se desvaneció despacio mientras mi rostro dibujaba una expresión confusa.

No grité cuando se apagaron del todo, pero en cuanto volvieron las luces busqué con la mirada a Dean, para asegurarme de que estaba bien. En un principio respiré aliviado al ver que todo parecía volver a la normalidad, pero pronto detectaron la ausencia del señor Flynn y cuando lo encontramos mi rostro se desencajó y el pitillo se me cayó de los labios sin que me diese ni cuenta. Aparté la mirada rápidamente de la imagen del cadáver sin rostro y me acerqué a mi hermano  en cuanto terminó de tocar la trompeta, para rodear sus hombros con mi brazo y alejarlo de allí con un gesto protector. - No mires, Dean. No mires. - Le dije, sacando mi vena de hermano mayor, pero sin que quedase muy claro si se lo decía a él o a mí mismo.

Las prisas de Dean la preocuparon, y dirigió una mirada algo molesta hacia él cuando lo vio alejarse dejando al perodista y a ella con la palabra en la boca. Tenían que dar una buena impresión y conseguir publicidad, así que no entendía por qué esa negativa.  Suspiró.

- Perdónelo. Es una noche import-... 

Se quedó callada al ver que el señor Flynn hacía su aparición para llamar la atención de todos. Escuchó su felicitación pública hacia Cassandra sonriente, y participó de los aplausos tras ponerse en pie. De hecho, se unió también a los vítores de la chica de las flores, Sharon.

- ¡Bravo! ¡Bravo!

Pero cuando empezaron a irse las luces, se quedó con las manos en la postura de aplaudir, extrañada, mientras miraba alrededor. Los susurros al lado del micrófono la hicieron mostrar un semblante preocupado y se giró hacia Nick.

- ¿Cómo encerrados? - Susurró a Nicholas, cogiendo su brazo. Y cuando se apagó por completo la luz, se agarró a él, preocupada y perdida. Por un segundo respiró aliviada cuando se encendieron, pero la visión horrible que esperaba en la entrada fue como un jarro de agua helada en todo su semblante. Sintió que las piernas le flaqueaban y que se iba a quedar inconsciente, por lo que se apoyó en el cuerpo de Nick.

- ¡Ay por la Reina Laveau y Santa María, Madre de Dios! - Se santiguó rápidamente con la mano derecha y rápidamente devolvió el brazo a donde estaba enganchado al contrabajista. No obstante, no podía dejar de mirar horrorizada la cara sangrienta del señor Flynn, y a cada segundo que lo hacía parecía más asustada y asqueada. Cuando una arcada pudo con ella, se giró hacia la barra y cogió el vaso de Nicholas para apurar el whisky y evitar vomitar. El sabor le cortó la arcada, pero no dejó de disgustarle, así que agarró su copa de licor de menta y se lo bebió también de un trago. Llevó las manos a su cara, apoyando los codos en la barra y se quedó mirando a la nada, visiblemente aterrorizada, y con lágrimas arremolinándose en los ojos. - ¿Quién ha hecho eso? Ay, qué horror, por la Virgen. Dios te salve, María, llena eres de gracia... - Empezó a rezar en susurros hasta que la trompeta de Dean llamó su atención y lo miró con la cara completamente desencajada, con el ceño fruncido. - ¿En serio? - Preguntó, atónita.

Escuchó el sonido de la trompeta, y miró, aún aterrorizada y ahora iracunda, a Dean- ¿¡Qué crees que estás haciendo!? ¡Mi esposo...! ¡Robert...Acaba de...! -no pudo acabar la frase sin volver a romper a llorar- ¡Estás despedido!

En aquel momento, notó las manos de Nathan sobre sus hombros, y le miró, con los ojos humedecidos- Nathan, oh Nathan... ¿Qué le han hecho? ¿Por qué alguien...? Oh Dios mio- se llevó una mano a los labios, cubriéndolos mientras aún temblaba, sollozando

Una fuerza hace que gire la cabeza y entonces mi mirada se clava en unos ojos que al principio no reconozco. Poco a poco, y gracias a las palabras de Nathan, la lucidez vuelve a mí y soy capaz de reaccionar, aún tambaleante. Asiento con la cabeza antes de que mi futuro cuñado se vaya a hacer la llamada y empujo suavemente a mi madre fuera de aquella escena tan horrible.

-Vámonos de aquí.-Más que decir casi sollozo las palabras. Es un duro golpe y aún no lo he asimilado del todo. Miro alrededor pero de pronto me encuentro rodeado de extraños. Veo a Cassandra y me dirijo hacia ella, despacio, y procurando que mi madre me siga.

Sigo a mi padre hasta la barra del bar donde empezamos a hablar.

-Padre, por favor - Digo ruborizándome - Ya sabe que he venido aquí alguna que otra vez, y de ahí que conozca a James - Bajo un poco el tono - Es un buen chico, nada más, no hay nada... - El tono de mis mejillas se enrojece aún más - no hay nada entre nosotros. - Miro unos segundos al suelo avergonzada e intento seguir - Con Tania ya sabes, es una mujer negra de éxito, y la verdad es que me cae bien, todos saben que tenemos más dificultades por nuestro color de piel, pero ella ha sabido sobreponerse. Y con Cassandra... pues simplemente me llevo bien, somos amigas.

Sigo hablando con mi padre de forma distraida hasta que avisan de lo que ha ocurrido con las puertas. Me giro mirando allí y tomo la mano de mi padre intentando buscar su protección.

-Padre... - Digo y me dejo llevar por la situación hasta terminar delante del cadáver.

-¡Dios sagrado! - Exclamo y retrocedo unos pasos hasta casi caer al suelo, las lágrimas afloran de mis ojos - No... no... - Repito una y otra vez hasta que busco a mi padre y simplemente me abalanzo sobre él para abrazarme a él con fuerza.

-Padre, han matado a un hombre...

Me encuentro relajada charlando con Sharon en la barra. Es agradable poder estar tranquila con alguien de confianza. Entonces apareció mi padre. Si bien era con quien menos trato tenía, el respeto y el cariño que sentía por Robert no tenían palabras para describirse. Sus palabras hacen que me emocione, sobre todo cuando me compara con mi madre. Cuando propone el brindis, alzo mi copa hacia donde él estaba. Estaba al borde de las lágrimas, así que agradecí que Sharon suavizara la atmósfera a mi alrededor. Me río y la abrazo fugazmente, momento que aprovecho para secarme una lágrima que se me había escapado.

Sin embargo, cuando las luces empiezan a titilar me siento confusa. Cuando mi padre dice que nos quedaremos a dormir allí empiezo a preocuparme seriamente. ¿No había ninguna forma de abrir de nuevo las puertas? Me disponía a dirigirme hacia mi padre cuando las luces vuelven a apagarse súbitamente. Para colmo, aquella melodía macabra que se extendía por todo el local terminaron por desorientarme completamente. Cuál es mi sorpresa cuando, al volver la luz al bar, veo aquella terrible escena.
Ni siquiera cuando Sharon deja caer su copa al suelo, estallando en mil pedazos, me sobresalto. Cuando ésta me abraza, aunque ya no puedo ver a mi padre, mis ojos siguen apuntando a esa dirección. No controlo mis brazos, que permanecen estáticos a ambos lados de mi cuerpo.
Oigo debilmente el sonido de una trompeta, pero mi mente está muy lejos de aquel lugar, intentando asimilar lo que había visto. Por un momento dudé de mi propia visión; era muy surrealista que estuviera pasando aquello, justo el día de mi cumpleaños.
Mi madre grita... ¿a quién? No lo sé, pero cuando la veo acercarse junto con Dylan hacia donde yo estaba entiendo que los sucesos eran reales. Acababa de perder a mi padre.
Fue entonces cuando corrí hacia ambos y rompí a llorar. Abracé primero a mi madre, y luego a Dylan.
"No puede estar pasando esto..."

Estaba esperando contenta la respuesta de Nathan, cuando el padre de la cumplañera subio al escenario para dar un pequeño discurso. Antonella aplaudio con el resto cuando este termino, alegre del amor que mostraba por su hija.

Pero por alguna razon que desconocia todo empezaba a salir mal, primero con las puertas siendo cerradas y luego las luces fallando. En la oscuridad lo primero que hizo fue acercarse a su amiga porque era en la que mas sentia segura en ese bar. No te preo... empezo a susurrale para tranquilizarla a su amiga y a ella misma. Pero algo extraño paso y empezo a sonar una musica. "Alguien se habra tropezado con la pianola?" penso nerviosa, sujetando la mano de su amiga.

Cuando se prendio las luces, le sonrei por un instante a Collete al verla bien. Aunque no duro mucho su sonrisa al ver el cadaver del dueño del bar. Era una vision que le repugnaba demasiado por eso aparto la vista y escucho con miedo los gritos de dolor de la familia."Debes permanecer fuerte por tu amiga" penso aunque sus piernas temblaban.

Iba a responder a las preguntas de la señora Flynn cuando las luces empezaron a titilar. Es en ese instante cuando empiezo a darme cuenta de que algo extraño pasa y, al volver la luz, veo al padre de mi prometido... Muerto. Me quedo completamente paralizada durante varios segundos, poniéndome cada vez más pálida. Es entonces cuando me doy cuenta de lo que está ocurriendo y doy un grito, nerviosa, rompiendo a llorar ante la imagen tan horrible que tengo ante mis ojos. Soy incapaz de pronunciar palabra, sólo me agarro fuerte al brazo de mi prometido, llorando.

El tonteo quedó interrumpido por el padre de Cassandra, así que Colette guardó las formas y lo escuchó atentamente. Al igual que Antonella aplaudió con fuerza ante las muestras de afecto del señor Flynn, pero entonces algo empezó a torcerse.

No entendía porque de pronto habían quedado encerrados dentro del local, y parecía que iba a ser para toda la noche. Y que las luces empezaran a fallar aún la puso más nerviosa, aunque como siempre estaba allí Antonella para intentarla calmar. Pero esa música que empezó a sonar en la oscuridad le hacia tener ganas de llorar.

Todo paró y la luz regresó, y Colette pensaba que lo peor ya había pasado... que tonta, que estúpida por creer semejante estupidez. El nuevo intento de animar de su amiga se apagó cuando descubrieron el cadáver. Se giró rápidamente y se abrazó con su amiga, con la cabeza cabizbaja apoyada en su hombro. Su cuerpo, su alma, querían llorar, de miedo y de pena. De una noche que estaba siendo mágica para todos, se había convertido en una horrible pesadilla...

Jane había quedado rezagada, distraída mientras el grupo hacía su magia, sostenida siempre a la mano de su esposo. A quién se aferró con mayor fuerza en el instante en el que las luces se apagaron, la caja de música simplemente añadía un toque tétrico al lugar. Como si un simple juguete fuera de lugar fuera tan peligroso...

-¿Y ahora qué?-

Susurró a su esposo un tanto nerviosa mientras las luces volvían de nuevo, un poco conmocionada por la desaparición de uno de los anfitriones. Inmediatamente el grito de alarma hizo que la dama volteara al lugar, mirando con horror la dantesca escena que se presentaba y girándose rápidamente para esconder sus ojos en el pecho de su esposo susurrando

-Oh, Dios mio, William... Lo han matado! Lo han matado!-

Antes de poder responder las preguntas del periodista, o de decir algo, el gran jefe, Robet Flynn, hace acto de presencia. El señor Flynn hace gala de su gran oratoria y nos deleita con un gran discurso en honor a su hija, cosa que celebro de forma entusiasta alzando mi copa a modo de brindis al culminar sus palabras.

El inquietante parpadeo de las luces y el repentino cierre de las puertas rompen la atmosfera de júbilo que se respiraba en el bar. El desasosiego empieza a adueñarse de la situación una vez que se descubre que las salidas están bloqueadas, yo solo alcanzo a abrazar a Tania asegurándome de que estuviese segura.

-No te preocupes, seguro que encuentran una salida.- le respondo a Tania, también entre susurros, intentando tranquilizarla.

La situación empeora por momento cuando las luces se apagan por completo, y notar como Tania se agarra a mí me hace abrazarla con más fuerza con miedo de poder perderla. La ponzoñosa musiquilla que sonaba de fondo perturbaba aun más el ambiente de pánico, aunque yo solo podía pensar en ella.

Después de un rato, que se me hace eterno, las luces vuelven y revelan algo realmente horrible, el cuerpo mutilado del señor Flynn. Al ver aquel no me lo podía creer, estaba totalmente horrorizado con aquel macabro y atroz crimen. Intento resguarda el rostro de mi amada entre mi pecho, pero fue demasiado tarde para evitar tal siniestra visión de sus ojos.

-¿Te encuentras bien?- le pregunto muy preocupado cuándo veo que se apoya sobre la barra.

Vuelvo a escucha música, en este caso me es familiar. Cuando giro la cabeza veo que se trata de Dean, cosa que me temía pero tenía que verlo con mis propios ojos porque no me creía que lo estuviese haciendo. Lógicamente, aunque algo impulsiva, la señora Flynn lo despide de inmediato, en otra circunstancia lo hubiese defendido, pero ahora estaba más preocupado en nuestra seguridad.

Bebe un trago de su whisky mientras escucha a su hija. Sus reacciones se limitan a una sonrisa, y una risa simpática, sin mostrar molestia alguna.- Bueno querida, confío en ti, pero ya sabes, tu madre decía "Quién mucho niega, algo oculta".- Y tras ello la charla sigue un ritmo bastante normal, tranquilo, nada molesto. Así hasta que las luces se fueron, y el miedo se apodero de mucho de los presentes. 

De forma instintiva, abrazo a su hija de forma protectora, tratando de mirar a todos lados a ver si distinguía algo, cosa que no sirvió de mucho. Y entre tantos gritos, una melodía particular recorría la estancia. 

Krista se mueve, y Gordon la sigue hasta toparse con el cadáver. Lo único que atina a decir es un "Santo Dios", antes de tomar a la chica del brazo, y apartarla de la cruenta escena.- Cierra los ojos querida, no veas...- Murmura cerca de ella, la abraza y deja un beso en su frente. Luego de ello, gira el rostro para dirigirse a todos.

- ¡¿Pero que diablos esta pasando aquí?!-

Aún agarrada con fuerza al brazo de mi prometido, sollozando, le digo. - Dylan... Mi hermana... ¿Está bien mi hermana...? Quiero ir con ella... Pero tengo miedo. - Alzo la cabeza, para buscar con la mirada a Sharon y respiro aliviada al ver que está cerca de nosotros, donde estaba Cassandra. Me acerco a ella, soltando a mi prometido, y la abrazo. - Permanezcamos juntas, Sharon. Como siempre hemos hecho. - Le digo, con cara de terror y aún con lágrimas en los ojos.

Me quedé de piedra al ver al muerto. Al siguiente instante mi brazo estaba alrededor de mi esposa por puro instinto.

-Hay que calmarse... Tranquila amor, yo estoy aquí.- Dije a mi mujer mientras besaba su nuca sin apartar la vista horrorizado del cadáver. Esperé a ver como reaccionaban el resto de los invitados, mucho miedo y angustia, pero aun había gente que conservaba la calma y es el trabajo de los líderes el hacer lo propio.

Sin soltar a mi esposa la aparté del cadáver con delicadeza.

-Muy bien damas y caballeros, estaremos aquí encerrados durante un tiempo, por lo que parece. Lo mejor será mantenernos juntos y conservar la calma.- Dije lo mas calmado posible. Rápidamente cogí un mantel y lo deposité sobre el cadaver.- Vamos, echénme una mano. Vamos a llevarlo a otro sitio.

A pesar de los intentos de Nathan de hacer que el teléfono del bar funcione, la operadora no responde.

Una celebración ostentosa se había convertido en un drama con un asesinato. Ni los poderosos se libraban de los asesinatos... pero aquello era grotesco, nada que ver con las películas.

-Oh, Niraj... dime que esto es una broma de los americanos- dijo a su hermano con un hilo de voz a punto del desmallo.

Pero aquello parecía real.

-¿Les importa si tomo asiento? Esto es demasiado- sentía que las piernas le flaqueaban y tuvo que sentarse en el primer sitio que vio disponible- ¿qué hacemos ahora? ¿alguien sabría arreglar el teléfono o saber por qué no funciona?

Sin la policía para aclarar el asunto, la situación se volvía bizarra en exceso. Porque cuando hay un asesinato hay un asesino... y no sabían si éste había huído o seguía allí.

- Mierda... - susurro al darme cuenta de que el teléfono no funciona, ni volverá a hacerlo por ahora. Luego repaso con mi mirada el local, buscando al detective Olsen y hago un gesto negando con la cabeza, aún con el aparato en la mano.

Luego comienzo a moverme entre la gente hasta llegar adonde Natasha se encuentra. Hago un gesto de agradecimiento a Dylan antes de hablar.

- Me encargaré lo mejor que pueda. Por favor, mantened la calma. - les digo - Ahora vengo. - añado después mirando directamente a Natasha a los ojos, intentando transmitirle en un instante una seguridad que ni yo mismo poseo.

Luego me encamino hacia el cuerpo del difunto. Me dirijo al ministro, y aún en esta situación trato de dedicarle una sonrisa.

- No se preocupe, señor Cox. Se lo agradecemos, pero no se preocupe. - digo haciendo un gesto hacia donde se encuentran el resto de invitados - Tenemos un detective entre los invitados. Probablemente quiera examinar el cuerpo.

Luego me quedo al lado del difunto señor Flynn, esperando que efectivamente el detective se haga cargo y no de permiso para moverlo después a uno de los cubículos. Me sabe realmente mal encerrarlo así, pero sería peor dejarlo a la vista, y más aún teniendo en cuenta su estado. Cierro el cubículo con llave, para evitar que cualquier curioso pueda entrar, y vuelvo entonces a la zona pública. Allí compruebo el estado de Natasha, Cassandra y Dylan, y echo un ojo a mis hermanas antes de subir al escenario para hablar directamente a todos.

Espero unos segundos a que se haga el silencio, haciendo gestos pidiendo la calma antes de hablar.

- Bien, buenas noches. - Digo con voz grave en el micrófono, intentando que mi tono sea lo más calmado posible - No voy a hablar de lo sucedido, a estas alturas todos lo saben ya. - continúo, y entonces paso la mirada por algunos de los presentes - En cualquier caso, deben saber que tenemos habilitados cubículos donde podrán pasar el tiempo que haga falta con la intimidad que deseen. Además, el Luna Pulchra les invitará esta noche, como bien saben, a todo lo que deseen tomar. Ahora no fingiremos que esto no ha pasado, pero les pido que conserven la calma y actuemos todos de la manera más civilizada posible. Si necesitan cualquier cosa pueden acudir a mí o a cualquier persona del servicio.

- Esperamos que esta situación sea lo más breve posible. Mientras tanto, y aunque no dudo que no será lo mismo, estoy seguro de que la banda aligerará en la medida de lo posible el momento. - anuncio, buscando con la mirada y haciendo un gesto a los músicos para que suban al escenario en cuanto baje yo.

- Ahora, si me disculpan, estaré con la señora Flynn. Disfruten de la velada. - me despido, bajando del escenario, para dirigirme adonde se encuentra Natasha. Me gustaría asegurarme una vez más de que mis hermanas están bien, pero son unas mujeres fuertes, y el momento es complicado.