Partida Rol por web

Miras a tu alrededor... estás solo.
Miris a tu espalda... nada.

Y aún así, sin saber donde están los demás, sin saber porque no hay una puerta, ni una pared, ni absolutamente nada a vuestras espaldas, sigues caminando, atendiendo a una llamada lejana y silenciosa: A tu propia llamada.

Miráis hacia arriba y veis pequeños retazos de blanco, como si fueran extrañas estrellas, como un mosaico de papeles mal recortado. A medida que camináis este mosaico va cambiando, ese es el momento en que caéis en la cuenta.
Esos pequeños retazos son el cielo, recortado entre las más oscuras ramas que jamáis hayáis visto.
Alargas la mano y tocas la copa de un arbol, liso como la porcelana, duro como la pieda, negro como una noche sin estrellas. Sobre su superfície ves reflejada una sombra aún más oscura, la tuya.
Esto está mal, esto esta mal...

Tocas el suelo, y aunque es desigual como la tierra, es compacto como una enorme roca oscura. Tu vista empieza a adaptarse a tan extraño lugar, ves en el suelo entre los arboles miles de pequeñas cuchillas, afiladas, mirando al cielo.
Sí, en algún momento, cuando las cosas iban bien, devió de ser hierba, ahora endurecida y totalmente negra.

Caminas y caminas a través de ese bosque de piedra negra "Ónice, todo es de ónice" hasta que los dejas atrás y te internas en lo que alguna vez debió de ser un campo de batalla.
Cientos, quizá miles de guerreros y magos de ónice apuntan al mismo lugar en el cielo. No llevan espadas, ni collares ni arma alguna, aunque por sus poses tenéis claro que cuando se convirtieron en las estatuas que son sí los llebaban.
Llamado por la curiosidad y el temor, caminas entre las oscuras figuras de piedra hasta llegar al borde de un enorme crater, quizá de alguna explosión.

Piensas en esto mientras el viento azota tu cuerpo desnudo, "Debería llevar ropa ¿Donde..." la pregunta queda en el aire cuando caes en la cuenta de qué es aquel crater.

El lago.

Te flaquean las piernas al mismo tiempo que empiezas a recordar las caras de aquella legión de guerreros y magos, hay muchos desconocidos, pero muchos más conocidos...Todos apuntando a algún lugar muy por encima del centro del lago.
Pero ya no estaban, ninguno de ellos.

La llamada que te había hecho adentrarte en aquel lugar es ahora más fuerte y cercana, empiezas a caminar entre todos aquellos seres de ónice, cada vez más nerviosamente hasta que al fin, entre varios de ellos hay uno que hace que se te pare el corazón nada más verlo. Puede que como todos esté desarmado, puede que como todos apunte al cielo, pero tiene algo especial.

Eres tú.

Aquel ser en algún momento fue poderoso, tuvo vida y esperanzas. En algún momento fuisteis dos donde ahora solo sois uno. Acaricias su rostro, tu rostro y la estatua empieza a quebrarse, de su interior sale una leve luz que te salpica.

La estatua se desmorona totalmente, como un puzzle demasiado grande y cansado, en su lugar solo queda durante un breve momento una silueta luminosa que se difumina envolviéndose en la mano con la que habías acariciado el rostro.

La luz te hace recordar quién fuisteis, retazos muy cortos pero que te explican muchas cosas. Aunque entre ellas no se encuentra que pudo pasar al bosque, al claro, a sus ocupantes y al lago.

Te notas extraño, te miras las manos, el cuerpo, eres la viva imagen de el ser de ónice que acaba de deshacerse como un castillo de náipes. Reconoces entre la multitud de estatuas algunos de tus compañeros y compañeras a lo largo del inmenso claro que bordea el crater.

Sin embargo, tienes un extraño sentimiento, el sentimiento de que si estáis unidos, todo irá bien.

Tara-Sue

... y la estatua de lo que había sido Lúcer desaparece...

Hasta ese momento, toda aquella parafernalia le había resultado más curiosa que inquietante, exceptuando el punto en que la hierba petrificada se le había clavado en los pies descalzos. Pero ahora, el brillo de lo que había sido el último trozo de la conciencia de Lúcer lo acaricia. Jaroslav abraza lo que queda de su otro yo y tras dedicarle un momento de consuelo pasa a tratar de asimilar ambas vivencias.

Mi nombre es Jaroslav Unthen, hijo de Olga y Volodimir, nacido en la ex-URSS hace 27 años, seis hermanos, sus nombres son...

Mi nombre es Lúcer, el Octavo, creado como arma por el Caos, recuerdo la caída de las fuerzas del Orden y el alzamiento de los reinos humanos...

Tras unos instantes, deja escapar un suspiro.

No sé si esto es un sueño, pero prefiero actuar como si fuese real por si acaso. Lo primero de todo: encontrar aliados.

Se vuelve hacia el crater de lo que antes era el lago, en aquel escenario de muerte petrificada, y echa a caminar buscando la estatua de Helie, Iris... Ella.

Helie, mi amor, mi niña... Donde estás?

Iris, estás por aquí también o esto es solo cosa de mi mente enferma?

Cuando creais que la transición entre conciencias o personaes haya cesado, postead con el personaje del bosque, mientras postead si quereis con vuestro personaje de los estudios... eso es a elección vuestra ;)

Obsevó su mano siendo envuelta por aquella luminosidad, era como de pronto recordara algo que siempre estuvo a punto de saltar de su  mente, pero que de algún modo siempre permanecía oculto, era como entender una idea confusa.

La figura terminó por desmoronarse a sus pies, en sus dedos continuaba la sensación de la fría mejilla

"pero.... ¿es posible que exísta la magia...de verdad?"  sin pretenderlo la voz salió clara de sus labios

-Por su puesto que la magia existe, está alrrededor, en lo que siento, escucho, respiro, veo y en lo que no veo también , todos lo saben...

Respiró profundamente, giró la cabeza hacia atrás, en la direccipón por la que venía

"Alexander debe estar esperando por mí", volvió la mirada hacia lo que fuera el lago "ellos también estarán esperando... No seré la única que ande por aquí, Alexander estará bien"

Dio la espalda a lo que alguna vez fuera el lugar d ela puerta, y encaminó sus pasos al claro, se lo que fuera que hubier apasado, sentía que debía estar ahí, era el lugar de reunión, ahí debía estar la hoguera...

La piedra se deshace bajo sus dedos. Polvo y luz.

Observa sus manos, algo aturdida. Manos finas de dedos largos. La magia toma conciencia en ella, las vidas paralelas se solapan en su mente, luchando entre ellas por sobrevivir.

Estoy completa...

Iris: ¿Qué soy? ¿Quién soy?

Helie: Una ladrona... Una viajera.

Iris: No, una actriz.

Helie: Guerrera, arquera...

Iris: Soy pacifista.

Ambas a un tiempo: ¿Dónde está él?

Mira a su alrededor, mareada por la cantidad de información que recorre su mente a un tiempo. Dos pasados, muchas vidas. Hubo una batalla, mas desconoce cuál es su bando, qué ha ocurrido, por qué el lago ya no existe... Sólo posee una certeza. Él. En esta vida, en la otra, en cualquiera, él es su aliado, su manada, su...

Jaroslav... Lúcer...

Camina guiada por su instinto entre las estátuas, buscándole mientras sigue luchando por controlar la riada de pensamientos.

Mira por un momento la silueta desvanecerse. Siente a su otro yo... No, es ella misma... No, no lo es. No sabe, sin embargo lo siente fundirse con su alma, siente que vuelve a ser una consigo misma. Pero esta confusa... Vienen a ella los recuerdos de buenos y malos momentos tanto cerca de ese lugar como muy lejos. Siente como una maraña de palabras, combinaciones magicas, conjuros llegan a ella y se desvanecen entre sus dedos, el poder latente de antaño desaparecer como un suspiro quedandose reducido a una parte ínfima de lo que una vez fue. Intenta agarrarlo, pero no es tangible... Ya no esta, se fue lo que una vez le perteneció

No lo entiendo... ¿Qué es todo esto?... No entiendo su significado.... ¿Será esto a lo que llaman magia? ....Pero...¿Por que se va?

Va recordando poco a poco. Mira a su alrededor y se situa... sabe donde esta... pero no como ha acabado todo asi. Ve las caras de alrededor y recuerda... Recuerda amigos, amores, enemigos y...

-Ilian, hijo... No, yo no tengo hijos, odio a los niños... Ilian... ¿Vannus?

Busca a su alrededor confusa... no sabe muy bien lo que busca pero continua andando hacia adelante en busca de respuestas. Por instinto se dirige hacia el centro de lo que antes era el claro.

No, otra vez no... Tara, por los dioses, recuerda

Observo la enorme figura de seis metros que se yergue ante mí, mi yo racional me dice que es imposible que yo tenga algo que ver con el. Mi verdadero yo, el que palpita dentro de esa oscura estáuta, sabe la verdad, una verdad que no admite duda alguna. Tan amplia como el mar, tan poderosa como la luz de un amanecer.
Cuando toco la estáutaesta empieza a derrumbarse al tiempo que una luz me embarga, a trabés de la cual el mundo empieza a menguar y a menguar.
Los olores empiezan a ser mucho más definidos, los sonidos, miro bajo mi y veo la inmensidad de la escena.

Mi mente empieza a ralentizarse como si se le acabaran las pilas, me empieza a costar pensar tan claramente, y a la vez lo veo todo más claro que nunca...

Este soy yo...
JOOOO JOOOOO JOOOOOO

....

Su mirada pasa de la saludable curiosidad a la amenaza homicida luego vuelve a observar los alrededores como si simplemente anotase los detalles sin implicarse en ellos.

No ve. Demasiadas estatuas más altas que ella. Así que se limita a caminar entre los viejos guerreros de antaño, tranformados en piedra. Cada paso más rápido que el anterior, buscando la única cara que espera sea de carne y hueso. Mirada firme. Determinada.

Lúcer...

En un rincón de su mente se superpone otro nombre de otro mundo. Le presta atención, pero no más que al resto de pensamientos que la recorren. Iris sigue ahí, como otro fantasma más. Acogida y aceptada como parte de sí misma.

- ¿Jaroslav?

Habla, llamándole.

-Lúcer...

Todo el recorrido hasta lo que era el claro estaba "decorado" en piedra negra, parecía un museo al aire libre, la perfección de las creaciones, recreaban cada pliege de la ropa, incluso cada árbol, arbusto, hierba.... animales.. todo lucía tan real.  Con Alexander habían visitados tantas exposiciones, pero ninguna como esta, tan real... real... se paró en seco, y sintió un mareo tremendo, como si le hubiesen dado un sacudón a su cabeza, fue como si le hubiesen quitado un velo que empañaba sus ojos.  Había llegado al claro, tal como simepre estuvo, la hoguera cobijada bajo las ramas del grandioso roble, el árbol en cuyas ramas se asentaba su Talán, era muy diferente a la casa que tenía en... siempre le pareció que eran demasiadas habitaciones,  en comparación a esa casita acogedora sobre el árbol, tenía una vista espléndida... era tarde, levantó su muñeca izquierda para ver la hora, realizar el gesto mismo, le causó extrañeza, fue algo automático, observó su muñeca durante un tiempo, rebuscó entre las ropas que llevaba, algo que sabía que servía para... ¿hablar a la distancia?, sentía la piel tirante en algunas zonas del pecho, recuerdos fugaces de una marca hecha con fuego, sacudió la cabeza, se sentía muy confusa, se quitó la blusa y examinó su torso, ahí estaba la quemadura en el pecho, una marca hecha y quitada a fuego, una larga herida en el vientre, se miró sobre el hombro, y su mano alcanzó la espalda.. ahí estaba el  garrazo de la bestia, la herida en su brazo, esa fue... Killer.... se subió la pierna derecha del pantalón...las marcas de dientes.... y por último, su mano acarició la base de su cuello... la espada de su hermana, todas llevaban dolor consigo, eran sus marcas.   A las imágenes de esas heridas y el recuerdo de cómo las había sufrido, se superponían las imagenes de horas frente a un espejo, mientras una chica aplicaba potinges y cosas extrañas, eso no dolía para nada, era fastidioso, pero no dolía.

- ¿Qué rayos ha pasado aquí, qué te han hecho?... !HAY ALGUIEN AQUÍIIIIII!

Voceo una par de veces más, subió como pudo al talán y rebuscó entre las cosas que habían ahí.

  Fue hacia el círculo de piedras en el cuál solía bailar la hoguera,  había leños a su alrededor, pero todo era piedra negra, imposible encenderla...con leños, así que tomo algunas de sus prendas, y con la yesca y pedernal que siempre tenía con ella, intentó encender el fuego de la hogera.

Un grito...

Se detiene y observa los alrededores antes de avanzar en la dirección de donde proviene. No se esconde exactamente, pero avanza entre las masas de piedra negra dejando siempre que alguna de ellas parapete su figura. Donde habría estado la hoguera, el centro del decorado de aquella serie casposa, hay algo que no es obsidiana: una mujer. Reconoce sus gestos de inmediato. Eödriel... Los recuerdos de ella se solapan con los de Carmen y se lleva la mano a los ojos, como para comprobar que los tiene abiertos.

Joder!!! Creo que he acabado de perder la cabeza del todo...

Había permanecido allí ¿cuanto tiempo?, desnuda, notando la fría piedra sobre sus pies... mirando aquella estátua.
Idéntica a si misma como si fuera un retrato retocado con algún programa de ordenador...
No se había preguntado porque estaba desnuda, ni que era aquello, porque lo sabía. Lo que sí se preguntaba era como no había hechado en falta lo que una vez fue el bosque que acababa de atravesar, lo que una vez representó ese lago.

Y las respuestas le llegan cuando acaricia sus mismos lábios tallados en obsidiana.
Cuando la estatua cae a trozos, su cuerpo se enciende en llamas y Ann ¿Ahn? ¿Ahrn? ¿quién? grita al verse envuelta en fuego, aunque este grito de miedo se va convirtiendo poco a poco en una risa tonta -como alguien que se asusta de su reflejo al entrar en un baño- cuando se da cuenta de que así debería haber sido siempre, y entonces esa risa tonta se convierte en una real y poderosa, la misma risa de alguien que descubre que tiene alas y vuela por primera vez.

Los recuerdos se amontonan en su cabeza, no acaba de entender que hace ella allí, mezclada con los demás habitantes del Lago. Su lugar no debía de haber sido ese, sino arriba del lago, combatiéndolos...
Pero eso también habría estado mal, Ann, la apacible y jovial camarera cuyo cuerpo está en llamas, está mucho más feliz de estar en el lado de sus otros compañeros. De esta manera, ambas personalidades llegan a una espécie de acuerdo; Si Ahrn volvía, debería acatar algunas pequeñas reglas de aquella a quién le debía una segunda oportunidad. De la misma manera, Ann devería hacer algunas concesiones a su otro yo, si quería sobrevivir en un mundo inhóspito y desconocido para la camarera.

Y así, siendo dos, y a la vez solo una, caminan entre las estátuas buscando algúno de sus antiguos camaradas.

¿Hay alguien?

Un grito... En el claro. ¿El claro? Los recuerdos del plató pasan raudos, casi como vistos de reojo. Agita la cabeza y comienza a caminar hacia allí. Un grito más cercano la hace detenerse. Permanece semiagazapada en posición de alerta. Huele a fuego.

Cuidado.

-Siempre lo tengo

No, siempre te lanzas a lo loco.

-Está bien... Ahora lo tendré...

Comienza a rodear el lugar del segundo grito, aquel que fue sin palabras, caminando hacia el claro. La voz del primero le resultaba familiar, aunque no es hasta que la ve, que logra ponerle rostro.

Eödriel

Gruñe para sí, más desconfiada ahora. Camina hacia la hoguera atenta a todo, aguzando el oído, el olfato. No se fía de que pueda haber alguien escondido entre la maleza de piedra.

Saludos

Dice casi en un susurro. La mirada interrogante hacia la semielfa, casi como preguntándole qué ha pasado.

La visión de la recién llegada , le provoca otro remezón mental,  imágenes superpuestas, una chica en bata con los colores del arcoiris, "Ah, que alivio, al final continuan con las grabaciones" .. pero en su mente gana terreno otra imágen, otro recuerdo... algo mucho más real en el momento

-¿Helie?

Aún sostiene la yesca y el pedernal en las manos, los intentos de prender algún trozo de tela para dar vida a la hoguera no han dado los resultados que esperaba.  La mirada de Helie era más que clara, pero...¿cómo explicar algo que no entendía?

-No se lo que ha pasado aquí... vengo de... sólo llegue aquí.. y estaba todo convertido en piedra...toqué una imágen que era como yo, o yo salí de ahí cuando algo me tocó...  no lo se..esto es muy confuso... el lago ...¿lo has visto?, y la hoguera está apagada... el bosque no me contesta, no se que demonios está sucediento.  Helie cuando te he visto llegar aquí... te iba a llamar Iris.

Ahora es en la mirada de la medioelfa donde se encuentra la interrogación

Un troll de unos tres metros y medio camina entre las estatuas, intentando no pisarlas, hasta acercarse al lugar donde Eodriel e Helie se encuentran.
Es una masa de músculos y sus pequeños y redondos ojos vidriosos, ocultos bajo una maraña de pelo grasiento, apenas brillan con un destello de inteligencia.
Gruñe algo que por la entoncación suena a pregunta, una pregunta que no entendéis. Así que se pone nervioso y esta vez el gruñido es un brutar grito que ensancha todo su torso, sus musculosos brazos acompañan el grito formando una especie de circulo. Entendéis que, de alguna manera, os está preguntando que pasa a alrededor...

- Yo he dudado si llamarte Carmen.

Se acerca a las reunidas con el ceño fruncido, su mirada parece fluctuar de la ira al desconcierto.

- ¿Sois parte de mi alucinación?

Ahora la mirada pasa de Helie a Garrot, de Garrot a Lúcer, antes de llevarse las manos a la cabeza

-Ayayay ay ay ay,  si somos parte de tu alucinación, !por Eru! que debe ser una muy buena... me siento como una radio mal sintonizada.. de algún modo, soy Carmen, pero ahora y aquí soy Eödriel lamendras, aunque siento mi cuerpo un poco ajeno... pero eso es un pensamiento ajeno a mí, porque este es mi cuerpo, son mis orejas de toda la vida, todas mis cicatrices, no son parte del atrezzo....., y tú eres Lúcer... y sin embargo, podrías ser Jaroslav, y Helie puede se Iris, y Garrot... Owen... habrá algún dios aburrido que quiere jugar un poco con nosotros? sera que el encargado de continuidad.... de los planos... estará bebido???  aaaajjjjjjj...¿qué hacemos ahora?, será sólo el bosque... ¿o más alla estará todo en piedra  también?...¿a ver... ustedes que es lo que recuerdan exactamente?....

Mira a Lúcer, o Jaroslav, o... Le mira a ÉL. Por un segundo duda, perdiéndose en los dos mundos a un tiempo, confundida tan sólo unos segundos. Se le acerca y le tiende una mano para que compruebe que es real, sólida y tangible. ÉL es lo único fiable en toda esta historia. Sonríe ampliamente, ligeramente ladeada, hasta que un parloteo que no llega a entender la trae de vuelta a la realidad. Frunce el ceño y mira de reojo a Eodriel.

-¿Puedes sentir el espíritu del bosque?

Sin esperar respuesta, cierra los ojos para tratar de comunicarse con el bosque.