Partida Rol por web

- Aunque tengo curiosidad por lo que tienen en este dispositivo, seré más útil con la señorita Ahmed. Ya me ha hablado de su preocupación para con las manipulaciones que se pudieran hacer y su salud, por lo que alguien con conocimiento de medicina debería estar presente, y si necesitase ausentarme, me turnaré con Nadia para que me avise de cualquier emergencia.

La nombrada asiente, sin replicar. Si tiene alguna objeción no da muestras de ello. El doctor sigue hablando

- Preferiría que hubiese alguien más especializado que yo presente, pero Rachel ya me ha expresado su deseo de limitar a las personas involucradas, de manera que sólo lo preguntaré una vez.

¿Quieren que demos aviso a alguien más antes de empezar? Tal vez... alguna persona cercana - Esto último lo dice mirando a Rachel. - O a algún superior - Termina mirando a los otros tres hombres cercanos.

Por lo pronto, agradecí que la absurda situación dejó de estar tensa. Tuve muchas ganas de que acabase todo aquello, o mejor dicho, de empezar a trabajar, quizás así...."No importa". Mis manos se pusieron a trabajar con la única finalidad de construir una interfaz física para que se iniciase el interrogatorio. Al rato, y con ayuda de la servicial Nadia acabé. Una cabeza de posición fija con la cuál Grend sería capaz de interactuar a su gusto, y por supuesto, una vez que el interrogatorio fue iniciado por su parte, yo me aparté quedándome a un segundo plano.

Mi vista se fijó en cada uno de los interlocutores con sus respectivas opiniones, y otro asunto a tratar. Sobre Rachel. Miré de reojo a la dichosa cabeza. - Yo seguiré encargándome de esto. Aún hay cosas que hacer. - Comenté con el ceño arrugado. -  Salvo que sea Utolsó quien se encargue y yo ayude al doctor. - Desvié la mirada a los mencionados. Primero a uno, luego al otro.

Ante la pregunta de Arthur, me limité a negar con la cabeza. - No por mi parte. - Y de todos modos, no se me ocurrió a nadie a quien avisar, más con el caos en que nos habíamos quedado atrapados. Pensé que quizás mejor así. Cuanta menos gente envuelta...mejor.

Esperé la respuesta del técnico antes de ponerme a actuar.

Escuche y observe las palabras y gestos de Grend, era una persona peculiar y como tal era necesario una observación mas exhaustiva, ademas no creí necesario responderle, pues ya obtuvo el mismo su propia respuesta y por lo que mas tarde me diría Nadie, era evidente que su ego estaba a la altura de su posición y no necesitaba respuestas de terceros.

Por contra el doctor me dijo algo interesante y el si necesitaba una respuesta, aunque no la quisiera.
-No es molestia, sino duda, he de admitir que estoy sorprendido que tengas nivel de administración. Me preguntaba su alguien le había dado acceso pero supongo que sabe mas de lo que aparenta sobre saltarse sistemas o restricciones expuestas por IVI. -La cercanía de Nadia, me obligo a moderar mis palabras quede en silencio y confuso por un minuto.

Cuando todo esta dispuesto me acerco donde Nadia e invito al resto, poco después a unirse, mientras no muy lejos de nosotros la conversación parece tomar forma aunque muy lentamente, estaba atento, escuchando hasta que las palabras de Arthur y Fred me sacaron de mi interés hacia los coroneles.

-No. -Conteste de manera escueta a la pregunta del doctor. -Y Claro, lo de Rachel también me parece prioritario, ayudare al doctor de buena gana, sera interesante. -Colabore con el mecánico mientras observaba a Rachel y caminaba hacia ella. -Espero que esto sea de utilidad. -Sentencie antes de esperar instrucciones por parte de Arthur y comenzar con el escaneo.

En realidad -respondo con tranquilidad mirando al doctor-, no tengo ninguna petición.

Con la mirada ahora me dirijo hacia Rachel y asiento, esperando alguna respuesta por su parte.

Por otro lado, no me pasa desapercibida la reacción que han tenido mis dos compañeros a la hora de organizarse, lo cual me resulta realmente curioso... pero no objeto nada.

Terminemos con esto cuanto antes, chicos.

Digo, un tanto más animado. Realmente la situación comienza a ser casi una macabra comedia, al menos en lo que el interrogatorio estaba resultando.

Rachel asiente también. - Quizás... pero no, no creo que haga falta avisar a nadie. - Alguien empático sabría que miente. Nadie parece percatarse.

Entonces se dirige a Utolsó - Confiaré en tí y en tu discresión, Utolsó. - Y añade, más para sí misma que para nadie en concreto -  Por suerte, no te pareces en nada a Santos.

Cuando finalmente todas las tareas quedan repartidas, dos nuevos grupos se separan en la estancia.

Nadia se ha apresurado a salir de la sala sin que nadie lo advierta, y cuando Arthur va a buscarla para darle instrucciones sobre qué necesitarán, ella ya está regresando con la mayoría de las cosas que harían falta, después de saquear otro de los laboratorios cercanos.

Raquel les acompaña hasta la camilla articulada en la que la invitan a tumbarse y el Doctor Arthur dispone un equipo para controlar tus constantes. Pegatinas en las sienes y pecho, muñequera y una especie de pinza para el dedo. Los valores que devuelven sus máquinas son sólo comprensibles para alguien familiarizado. Por último, Nadia coloca un gotero en el brazo a Raquel, murmurando algunas palabras tranquilizadoras.

La postrada hace un gesto apartando el pelo hacia un lado y retira lo que parece una pegatina tan grande como una nuez en su cuero cabelludo, mechón incluído. Bajo éste, puede apreciarse metal y los puertos de conexión que dan acceso a su psique. 

Hablan entre ellos un poco mientras terminan de prepararlo todo.

Mientras tanto, Frederick se ha sentado frente a la terminal que conecta directamente a la psique del ser atrapado. Cerca de éste permanece 42, atento a lo que sucede en cada una de las mesas mientras recaba información.

El doctor tarda unos minutos en terminar de prepararlo todo. Parece que esté dispuesto hasta a mandar a hacer analíticas, pero finalmente desiste, por el tiempo que llevaría. La postrada no parece querer alargarlo tampoco.

- Está bien. En cuanto esto haga efecto, podrás empezar, Utolsó. - En las manos tiene una jeringuilla cuyo contenido está introduciendo en la bolsa de suero que tiene colocada Raquel.

- Espera. ¿qué es eso? - le interrumpe ella, un poco incómoda.

- Bueno, es natural - Comienza a explicar él en tono conciliador. - Para acceder a la información sin hacer daño lo más fiable es bajar tus defensas. Tu Firewal, si lo prefieres. Y aquí el mayor firewal no es nada que hayan programado, sino tu consciencia. No te preocupes, no dormirás. Es un sedante suave.

Raquel comienza a parpadear de forma pesada mientras el doctor habla con un tono hipnótico.

- Aunque no quieras, es inevitable que una parte de ti quiera prefiera ciertas puertas detrás de las que quieren mirar. Tranquila, verás todo lo que veamos. Será como soñar.

Raquel trata de responder, pero el intento se queda en apenas un balbuceo. El doctor continúa. - Aunque no estoy seguro de si aún sueñas...

Entonces se dirige a Utolsó, otra vez un poco más serio - Cuando quieras. No me gusta lo que están haciendo, pero si ella ha consentido, no soy quien para oponerme. Creo recordar que tenías instalado un acceso neuronal ¿verdad? - señalando tu mano - Cuanto menos tiempo sea necesario que esté en este estado, mejor, así que te invito a usarlo. 

Y tranquilo - La mira - Ya he bajado sus defensas. Dejaré a tu mano un dispositivo de almacenamiento para que hagas una copia de lo que te sea necesario, si encuentras algo de lo que buscas. 

¿Necesitas algo más?

Utolsó y Arthur han hecho un aparte, dejándoles trabajar a su aire a ambos, pero lo bastante cerca como para atenderles si son llamados. 

¿Necesitas ayuda? Soy bueno encontrando patrones que no encajan. Como lo del morse. Aunque no entienda mucho del tema.

Pregunto al señor Ashton. Me fijo en qué está haciendo mientras escribo algo en mi pantalla personal y se la muestro a Grend, aunque probablemente Ashton también podrá leerla si se fija un poco. En mi pantalla pone, en un tamaño legible con claridad desde la posición de Grend, "PREGÚNTALE POR TU PRIMER BESO". Mientras tanto vuelvo a centrarme en mi compañero.

Quizá la carga a archivos internos para resolver la pregunta pueda darte acceso.

-¿Discresión? -Era una palabra un tanto difícil para alguien que no tenia el ingles por su idioma nativo, por suerte comprendí la palabra y asentí para tranquilizar a Rachel lo ultimo que necesitaba era ponerla mas nerviosa. -Si claro, no suelo hablar con mucha gente, parece que incomodo a la mayoría. -Alce un momento la mirada para observar a la otra mujer y observe que Arthur estaba preparando un sedante, al parecer no era él único que pensaba que los nervios de la hija del inspector serian un problema.

-Veo que estas atento a todo Arthur. -Respondí ante su observación, la verdad es que no pensaba que fuera muy buena idea usar mi enlace neuronal para buscar información en otra zona neuronal, por miedo a perder parte de mi personalidad que tanto me a costado construir, pero por otra parte el tiempo era escaso y la curiosidad iba en aumento ahora que lo habían mencionado.

Apoye mi mano en su cabeza, pero antes quise responder. -Solo avisarme si algo sale mal y del estado de Rachel, no se si merecería la pena perderla por extraer valiosos datos. Primero, buscare una puerta trasera si no tumbaremos sus defensas y después buscaremos algo a lo que no pueda acceder ella de manera consciente, Rachel si vez algo no dudes en comunicárnoslo. -Puestas las cartas en la mesa, cerré los ojos y empece con mi trabajo.

Cuando pones tus manos sobre ella, lo primero que sientes es el cosquilleo en la yema de los dedos que sueles percibir cuando tanteas un aparato en funcionamiento. Sensible a los cambios, hay un instante en el que no alcanzas a reconocer el intercambio. Cuando sueles usar tu dispositivo, hay un segundo hardware preparado y configurado para adaptar su velocidad a la tuya, por lo que necesitas establecer una corta comunicación de control de flujo para no quemarte ni quemarla a ella en la intrusión. Un diálogo de docenas y cientos de diminutos bits que pasan más rápido de lo que cualquiera podría suponer. Pero este es tu mundo, y conoces las reglas. No tardas en comenzar a abrirte paso entre protocolos de acceso y sientes que estás tocando a la vez algo conocido y demasiado inmenso como para abarcarlo con un gesto. La mente humana está llena de zonas invisibles a su dueño, pero ahora todo está frente a ti. Asombroso.

El sondeo mental  para detectar puertos abiertos y protocolos activos con los que interaccionar te ha dado algunos resultados confusos, pero es probable que sea por las peculiriades... digamos... del Hardware. Apenas necesitas un par de intentos y los muros se transforman en simples advertencias que te dan acceso a nuevos niveles de profundidad. Un entorno cálido y organizado que a la vez es caprichoso y caótico. Tanto como lo puede ser la mente de una persona llena de contradicciones. 

Tu maestro el Salvaje Ciego sólo llegó a teorizar sobre este tipo de tecnología viva, y aquí lo tienes. No puedes evitar hacerte preguntas. 

Un primer vistazo te descubre que hay varios criterios separadores con los que está organizada la información. Cada uno seccionando la maraña de datos desde ángulos diferentes.

    Antes y después de perder su primera encarnación
    Cosas que suceden dentro y cosas que suceden fuera del búnker
    Vida personal y vida laboral
    Deber y placer
    Soledad y compañía
    Las cosas que más le importan y las que detesta
    Lo que muestra, lo que la gente ve de ella, y lo que no muestra, lo que cree que la gente no percibe.

Y después, los rostros de aquellas personas que le son más cercanas, las cuales a su vez crean enlaces emocionales a unos rincones u otros de sus recuerdos. Fechas, años... 

Tu mirada no puede evitar ojear alguna de esas imágenes, y especialmente una de las que despiertan tu curiosidad desde hace años. El exterior... y enlazado a esa imagen hay otras. Un traje impermeable, un rostro parecido al de 42, pero de pelo oscuro y demacrado, un secreto del que ella intenta alejarte, y se oscurece. Pero su rechazo no tiene suficiente fuerza.

Mientras te planteas cuanto de ese recuerdo quieres ver, sientes unas manos cálidas que se recuestan sobre tu espalda. Sabes que en realidad no hay nadie allí. Raquel debe estar soñando. La sensación que te transmite es... reconfortante. Como acostarse entre sábanas de seda. Escuchas una palabra. No sabes desde dónde proviene ni en qué idioma ha sido pronunciado. Alguien susurra "esperanza..:"

Pero tienes que seguir. 

Tratas de centrarte en las cosas que ella no ve, aquello que permanece oculto a sus ojos. Si es algo que no tiene presente, los enlaces de memoria que has observado en las capas superiores no estarán presentes aquí. Debes seguir descendiendo, y en ese lugar lo que sientes es que comienzas a flotar. Es un hilo de recuerdo casi invisible. No está relacionado a ningún otro, por lo que es un buen lugar en el que buscar. Es viejo, aunque no está datado. Necesitas unos minutos para seguir el hilo y descifrar por qué se extiende como raíces, desde un centro que da cohesión y... 

Si... crees haber comprendido de qué se trata.

Definitivamente es un recuerdo anterior a la presencia de Raquel, de su identidad. Como si antes de "instalar" su personalidad e identidad, ya hubiese algo a la que no estas seguro de si podías definir como algo consciente o no. sólo quedan sensaciones, memoria muscular. No sabrías decir si dicha memoria muscular llegaba a alguna parte. 

Es probable que si hay información oculta, se esconda en alguno de los sectores conscientes, detrás de telones visibles e invisibles. 

¿Dónde seguir buscando?

De reojo, miré lo que hacían con Rachel, más por curiosidad que por otra razón, sin embargo, al tener yo también cosas que hacer, que no pocas, mi atención se centró en el molesto crácker tocapelotas. Tomé asiento, y vi que 42 también lo hizo, además de ofrecerse a echarme un cable, cosa de agradecer.

Claro. A ver si así conseguimos algo. – Le dije de forma cansada con la vista fijada en el teclado y en la terminal. Suavemente hice crujir mis manos antes de poner a trabajar. – Vamos allá. – Mascullé entre dientes y sin perder tiempo los dedos empezaron a teclear a buena velocidad. Lejos de la de especialista en redes, sin embargo, sabía muy bien como defenderme en aquel terreno, que pese a no ser mi especialidad, no se me daba nada mal.

Lo primero que ataqué, fueron los archivos de almacenamiento, su contenido, sin embargo, antes de hacerlo, el primer paso sería encontrarlos. Y no sería nada sencillo. De hecho, hoy en día, nada lo era al fin y al cabo. El formato, tamaño, si estaban fragmentados en pequeñísimos trozos. Me puse a buscarlos como un loco. Tal vez estuviese utilizando un software de ocultación, o quizás otra cosa. Probé lo que se me pudo ocurrir en aquel momento.

Tenía que averiguar varias cosas de aquel molesto ser digital, y mientras los dos "Grend" se entretenían, a falta del té con pastas, charlando. Yo me encargaría de averiguar lo siguiente: su objetivo, posibles aliados, verdadera identidad, o quién o que le hizo creer que era el Coronel con tanta convicción. Tuve en mente más preguntas, pero poco a poco. Seguramente acabaría teniendo más sobre la marcha.

La batalla de Frederick comienza finalmente, pero cuando se encuentra con el escoyo de la información oculta, por unos minutos su expresión dibuja frustración. 

Sus ojos van hacia el interrogatorio y de ahí otra vez a la terminal, como si realmente necesitase confirmar que ahí se oculta algo. Porque a todas luces, allí no hay nada. Nada que pueda considerarse información. Nada que...

Pero entonces abre mucho los ojos, al caer en la cuenta de algo. 

No comparte su idea de inmediato necesita hacerla visible, tener algo que mostrar entre las manos antes de dar una explicación a su intuición. 

Camina entre las mesas, buscando algo con la mirada.

Mientras tanto, en el lado en el que está Raquel acostada, Utolsó ha apoyado una mano en su cabeza y mantiene los ojos cerrados, como ausente. Desde su posición es difícil percibir los detalles, pero ella parece adormilada. 

Cuando Frederick encuentra lo que busca, cerca de la mesa de Arthur, el doctor parece a punto de preguntarle algo, pero es tal su determinación que le deja hacer, aunque no le encuentre el sentido. 

De alguna parte Frederich ha conseguido alguna clase de... ¿sensor?, y un destornillador. Apaga su interfaz dejando sólo encendida una grabadora. Abre las tapas del nuevo aparato y del repetidor de señal que trataba de captar la señal del Dalek en miniatura, y truca carios cables entre sí, desviando corriente, empatando y reconstruyendo un nuevo dispositivo con la facilidad con la que cualquiera suma unidades.

Se detiene un instante ante el monitor, aún apagado para hacer las pruebas y coge aire. Reencender la interfaz para verificar si ha logrado algo o no es movimiento deliberado hasta que... Sonríe.

Era difícil explicar tu intuición.

En la señal lo único que captabas una y otra vez era un ruido demasiado tenue como para que ahí cupiese información. Pero tú no eres informático. Tú sabes que en las partículas de material que otros consideraría "suciedad" puede esconderse el mineral radioactivo que da sentido a la ecuación. 

Es por eso que te has lanzado sin pensar a buscar un sensor de señal lo bastante sensible como para ampliar ese levísimo ruido. Desencriptar ya será arena de otro costal, y sabes que llevará tiempo antes de que puedas hacer las preguntas a las que quieres encontrar respuesta, pero ahora sabes por qué era tan difícil para Utolsó y las defensas del Búnker encontrarlos. Pasasen desapercibidos como el ruido blanco común de todos los cableados. Solo que ahí hay un patrón.

No es que se escondan. Es que su señal es casi imperceptible, y los técnicos están demasiado preocupados en sus protocolos como para acordarse de algo tan importante como que la medida de la fuerza física sea o no lo bastante visible.

Alguien empieza a moverse a mi alrededor captando mi atención. Por unos segundos no consigo visualizarlo bien ya que este cacharro no funciona del todo bien. - Ese chico que corre entre las mesas es.... ¿Frederic? Miro a mi alrededor y observo a los presentes en la sala pero finalmente me centro en Frederic y en su compañero. Poco a poco consigo controlar la visión de este bot, aunque no es necesario controlarla del todo para saber que ese cabello blanco es de Cuarenta y dos. Quizá ellos dos sean la mejor baza que pueda encontrar en este laboratorio.

Sigo observándolos cuando de pronto veo algo que me sorprende mucho mas. Incluso hace que decida hablar.- Con lo que me costo sacarte una sonrisa y ahora lo haces de forma tan sencilla ante un monitor apagado.  Es una pena que Maxine no este aquí para verlo.  Hablo en voz baja a los dos hombres, pero refiriéndome a uno en concreto mientras intento hacerle un gesto como de burla, pero entonces me doy cuenta que me faltan demasiadas piezas como para poder hacerlo. 

Finalmente me quedo callado mientras miro las reacciones de ambos y espero a que no llamen la atención del resto de personas de la sala.