Partida Rol por web

Devolví una sonrisa a las palabras de Richard ... le conocía poco pero muchas veces solía abstraerse en sus pensamientos cerrándose en su mundo ajeno a todo lo demás ...

-Te decía que si tienes nuevas sobre tu hermano ... ¿se sabe algo de el?

Hacía tiempo que veía a William ... no sabría decir con exactitud de cuanto tiempo se trataba ...

Tomé un sorbo del Bourbon dejando un último trago en el vaso mientras esperaba la respuesta de Richard ...

Richard se sentía culpable. Y como tal se bañaba en cierta paranoia y en mucha vergüenza. Su conciencia le hacía ver que cualquier tema era "el tema" y le parecía como si hubieran invadido su espacio vital. En estos casos su reacción siempre era defenderse y huir. No es que no fuera un hombre valiente, pero era un hombre tranquilo.

- "Mi hijo Henry debe estar ahora con él. Espero recibir pronto una conferencia o un telegrama de ellos, para que al menos me digan que ha llegado sin percances tras el largo viaje. Espero y deseo que su sobrino sea capaz de traérselo para que esté un tiempo con su hija y abandone la malsana costumbre de buscar piedras en el desierto."

No podía disimular lo que le costaba pronunciar las palabras. Sin duda eran una disculpa educada y discreta, para alguien que había hecho mucho por él y se había portado como un hermano. Bryant había hecho mucho más de lo que esperaba del suyo propio.

Richar se forzó a sonreír y mantener el aire casual que un evento social de estas características requería, pero no se sentía para nada bien. Otro trago de bourbon intentó ahogar sus penas y calentar su ánimo, pero sin demasiado éxito... Necesitaría botellas enteras para ser un hombre despreocupado y alegre, a veces envidiaba a Henry y su capacidad de olvidar por completo los problemas y responsabilidades.

Las palabras de Richard consiguieron sacarme una sonrisa después de estar unos breves segundos meditando ...

William ... William ... William ...

Dirigí mi mirada hacía el balcón donde la dulce pareja se acaramelaban de forma cariñosa. En ese instante recordé esa época en la que yo también estaba enamorado ... una época ya lejana y que había quedado atrás y solo existía en lo mas recóndito de mis sueños ...

-William siempre ha sido igual ... lo daría todo por las "piedras" ... dije enfatizando mi última palabras ... -Parece curioso que le dé mas importancia a objetos inanimados que a sus seres mas queridos y que siempre han estado a su lado ... pero imagino que poco podemos hacer para que llegue a entenderlo ...

Le dí el último sorbo al Bourbon y le dije a Richard ...

-¿Otra copa?

Richard sonrió, la bebida y la alegre compañía de Bryant le estaban animando aunque no era capaz de pensar cual era la que más contribuía. Entre la nostalgia de recordar sus tiempos jóvenes como subproducto de la canción favorita de su querida Emma y el alcohol etílico que comenzaba a invadir su riego sanguíneo.

- "Sí, por favor y que sea doble." - Dice dirigiéndose al camarero que pasaba por allí y que se había acercado a un gesto de Bryant. - "Es un buen momento para celebrar nuestro cariño por los objetos animados." - Dijo con una risa que presagiaba un inminente estado de embriaguez.

- No digas tonterías, dijo pegando suavemente en el brazo que Gerald tenía apoyado también sobre la barandilla. Si vuelves a besarme gritaré. sonrió mirándole con cara de maldad, pero sin duda daba mucha más risa que miedo.

Volvió la cara de nuevo a la agradable noche estrella, cerró los ojos un instante y después abrió uno mirando a Gerald por si se atrevía a acercarse de nuevo. Terminó por abrirlos de par en par y suspirar.

- Gerry, ya sabes que no me gustan estas fiestas y desde que mi padre ha vuelto a Egipto, cada vez las soporto menos. Tanta hipocresia, tanta vanidad. Buf... me superan. Creo que ya he hecho suficiente acto de presencia, si no te importa... creo que voy a retirarme. evitó su mirada deliberadamente, sabía que él esperaba poder hablar con ella, pero ella no tenía nada que decir. No sabía qué decir. Solo quería marcharse de allí y volver a su casa. Encerrarse en su cámara y volver a retomar aquel libro que había dejado en la parte más interesante, cuando el pirata ha descubierto que es una mujer disfrazada y la está poniendo a prueba como su grumete.

Los ojos de Evelyn habían vuelto a la Tierra, sin duda, pero su fuego estaba muy apagado, mucho más que la última vez que se vieron. Aquella noche ella estaba resplandeciente, preciosa, era como una estrella que brillaba con luz propia. Hoy esta luz estaba menguando, cada vez lucía menos y parpadeaba amenazando con apagarse.

Su sonrisa continuaba en su rostro, como siempre, jamás se había visto a Evelyn Doughton sin ella. Pero no tenía la naturalidad, la alegría de aquella noche. Estaba claro que algo grave le pasaba, pero ¿qué? Parecía hoy frágil y asustada, como un animal enjaulado, que se esconde en las sombras y tiembla de miedo.

A pesar de querer marcharse, Evelyn no se había movido ni un centímetro de donde permanecía, casi agarrada a la barandilla, temiendo perder las fuerzas y caer al soltarse de ella. Necesitó respirar profundamente y sin mirar directamente a Gerald, comenzó a darse la vuelta esperando las palabras de despedida de su amigo antes de alejarse tanto como para no escucharlas.

Kadesh habia llegado por fin. Estaba seguro de que el señor habria escuchado el sonido de la explosion. Siempre estaba muy atento a todos esos detalles. Por eso el era tan bueno haciendolos, habia aprendido del mejor.

Habia supervisado cada parte del trabajo durante toda la tarde. El mismo habia fotografiado la puerta. Y a cada segundo desde que la tubo delante no pudo reprimir la sensacion de que habia algo fuera de lugar. Algo desde luego que no seria bueno.

Tran mandar llevar la puerta, se dirigio a su pequeña tienda. Necesitaba asearse un poco. Mojo un paño y se lo paso por la cara y los brazos, asi como por el torso.
Con aquella pose, ataviado con un pantalon sujetos por tirantes, se miro en el agua. Y como muchas otras veces, su expresion le sorprendio.

Hacia tiempo que se habia dado cuenta de que era un hombre, de hecho un hombre casi mayor. Y aun no habia tenido tiempo de casarse. Pero que decia casarse, ni siquiera de buscar una mujer para tal fin.
Es verdad que en varias ocasiones habia provado el cuerpo de una mujer, pero eso ahora quedaba atras. Ya no era un jovenzuelo, y tenia que empezar a plantearselo. Si no, acabaria solo.

Esa idea se clavo en su mente, y Sir William vino a su mente. El estaba solo, y en cierta parte, el no abandonarlo en ningun momento, sentia que era parte de su responsabilidad.
Conocia cada secreto y cada anhelo de aquel hombre, y no podia mas que admirarlo. Pero algun dia, no muy lejano tenia que empezar a pensar en el.

Dejo el paño a un lado, y se vistio otra vez con una blusa. Coloco con cuidado los tirantes y salio de la tienda.
Ya al menos no apestaba a la mezcla de explosivo que habia estado manipulando esa misma tarde. Y se habia asegurado de que no quedaban restos de ella en sus dedos, para evitar accidentes con las lintarnas y antorchas.

Se paro y tomo aire antes de tocar en la puerta de lona de la caseta de William.

Señor, cuando usted quiera, esta todo listo.

Dijo al tiempo que golpeaba lentamente la lona.

Cita:

Bueno, a eso me puedo arriesgar, replicó Gerald, siguiendo la broma pero sin hacer ademán de volverla a besar.

Cita:

Las palabras de Evelyn, todo y salir de su boca, tenían un tinte falso que ponía en alerta todos los sentidos de Gerald. Con suavidad, pero con firmeza, tiró del brazo de Evelyn hasta que ésta volvió a estar de cara al joven, y le dijo, sin perder la sonrisa: Evelyn Doughton, ni tú misma te crees la parrafada que acabas de soltar. A tí te pasa algo; mejor dicho, creo adivinar que tiene que ver con tu padre por la mueca que se te ha escapado al mencionarle [aquí Gerald lanza un disparo a ciegas, a ver si caza algo inesperado]. Sabes que aprecio a tu padre, que siempre me ha tenido como a un sobrino más, así que ya estás diciéndome qué le sucede porque no pienso soltarte hasta que lo sepa. Y además, estoy dispuesto a besarte una vez por minuto hasta que me lo digas o te quedes sin respiración, acabó pícaramente.

- Deja de amenazar con besarme. dijo ya más triste y acongojada. La sonrisa que pudiera haberse dibujado en su rostro parecía muy lejana ahora. Él... yo... apenas le salían las palabras y parecía que sus sollozos comenzaban a ser más profundos.

Evelyn intentaba contener las lágrimas pues no era el momento ni el lugar de derramarlas. Giró la cabeza y el cuerpo e intentó soltarse de la mano que le sostenía firmemente el brazo.

- Tengo que irme. consiguió que sus palabras salieran de su boca con algo de sonido, o al menos perceptible para su acompañante que estaba cerca de ella como para escucharlas, pero su voz temblaba al igual que su pequeño cuerpo, enfundado en un precioso vestido de gala color azul celeste que resaltaba su belleza.

Consiguió soltarse y salió corriendo por el salón, entorpeciendo a las parejas que bailaban y haciendo que todo el mundo se volviera a mirarla. Deseó que Gerald no la siguiera, pero sabía que no sería así. Podía notar su mirada siguiéndola, acompañándola por su larga, casi interminable, carrera por el salón donde la fiesta tenía lugar.

Una vez en el pasillo, fuera del gran salón, se paró para coger aire, pues aunque era una persona deportista y ágil, estaba demasiado abrumada para poder aguantar además la carrera que acaba de hacer, para evitar ponerse a llorar delante de Gerald y terminar abrazada a su mejor amigo.

Evelyn que estaba con Gerald en uno de los balcones, salió corriendo por el salón, entorpeciendo a las parejas que bailaban y haciendo que todo el mundo se volviera a mirarla.

Remangando su precioso vestido de gala azul celeste atravesó rápidamente el salón con sollozos y una gran tristeza en sus ojos y en su rostro.

Richard se levantó al ver a su sobrina atravesar la pista de baile como una exhalación más allá del camarero que les traía las bebidas. Se levantó buscando a su mujer con la mirada, ya que seguro que ella sabía tratar mejor que él cualquier posible problema de la chica. Pero con desesperación su por el momento borrosa visión (debía recordar no levantarse tan de repente mientras bebía) no consiguió encontrarla. Sin esperar mucho más, en cuanto se sintió más aclarado, se agachó y le dijo a Bryant:

- "Vuelvo ahora mismo."

Y salió en pos de la jovencita lo más rápido que le permitieron sus ancianas y desentrenadas piernas.

Intentando no arrollar a nadie a su paso, Richard atravesó el salón lo más rápido que le permitía su edad y sus kilos. Contaba con que el vestido de la chica le ayudará a frenarla, porque sino nunca le daría alcance. En cuanto salió de la zona más concurrida, en las primeras escaleras decidió aprovechar que el sonido era muchísimo más rápido que él:

- "¡EVELYNNN, EVELYNNN!" - Gritó - "¡¡Espera un momento, mi niña...!!"

No pudo evitar un resoplido mientras se sujetaba a la pasarela de madera de la escalera para evitar caer en su atropellada bajada, casi saltándolas de dos en dos.

Hizo a Kadesh un gesto de asentimiento y sintió cómo una oleada de nerviosismo agitaba a la multitud que se apiñaba fuera de la tienda. No había tiempo que perder. Empuñó la linterna de aceite, y se encaminó nuevamente hacia el pazadizo que le transladaba a su descubrimiento cuando su conciencia le advirtió.

William, puede haber trampas, podría haber... ¡A la mierda!

El polvo provocado por la exploción lo hacía toser, y le lloraban los ojos.

Nada más llegar a donde antiguamente se encontraba la entrada, introdujo la linterna por el boquete que había abierto la explosión y obserbó totalmente fascinado. Las paredes estaban cubiertas de jeroglíficos. Una vez más se trataba del inconfundible estilo de la dinastía XIX.

Sin dudarlo un momento se introdujo en la cámara sin apenas problemas. la sensación de frescor que sintió era extraordinaria. Y el olor... Era curioso que se huebiera conservado el perfume a lo largo de tantos siglos.

El corazón le latía demasiado rápido. la sangre afloró a su rostro. Volvió a toser a causa del polvo, pero esta vez levantado en el pasadizo por los periodistas que se agolpaban en la entrada.

¡Todos atrás! Gritó con brusquedad. De nuevo los flashes estallaron por doquier. El resplandor apenas le dejaba ver el techo decorado con diminutas estrellas.

Distinguió una gran mesa cubierta de cajas y recipientes de alabastro. Montones de papiros enrollados. Dios Santo, aquello era un descubrimiento de una importancia incalculable.

Pero esto no es una tumba... susurró.

Había un escritorio, cubierto por una fina capa de plvo. Parecía que su propietario acabase de abandonarlo. Sobre él había un papiro abierto, plumas afiladas, un tinetero.. y una copa.

Pero el busto... El busto de mármol era inconfundiblemente grecorromano. Era una mujer, con el pelo ondulado sujeto por una diadema de metal y los ojos soñolientos y entrecerrados. En la base se podía leer su nombre:

CLEOPATRA

Kadesh habia tardado  un poco en entrar. Estaba ocupado haciendo que los periodistas se retiraran un poco y los dejaran trabajar.
Le conmino para que dejaran espacio con promesas de que luego se les explicaria todo.

Entro y pudo ver no sin cierta dificultad los jeroglificos, el techo y las paredes estaban bien cuidadas.
Todo estaba fuera de lugar. Para ser el interior de una tumba, estaba todo colocado como si fuera aun espacio util.

Cuando William sugirio que no era una tumba, no pudo menos que asentir con la cabeza. Sabia que lo que estaban viendo estaba mal. No porque fuera peligroso, sino porque lo que estaban viendo no debia y no podia pertenecer a donde lo estaban viendo.

Sabia que tenia que hacer algo. Ya se habia fijado en el busto de cleopatra. Habia admirado a esa mujer durante toda su vida y seria capaz de reconocer cualquier texto y dibujo y busto sobre ella con la facilidad con la que decia agua.
Pero todo lo que alli encontraban estaba irremediablemente mal.

Dio un par de pasos por la sala. Algo rapido. Se coloco a la altura de William.

Señor, tenemos que hechar a los periodistas. Sea lo que sea y signifique esta sala.... no es lo que nadie esta esperando.

En ese momento centro su atencion en los papeles de encima del escritorio. Podian dejar una pista o explicar lo que sus ojos veian y sus sentidos repelian. La explicacion de donde se encontraban.

Pero a pesar de su curiosidad no se acerco. Ese privilegio le estaba vedado. Aun no era su tiempo, aun tenia que esperar. Y aunque las dudas y la incertidumbre minaban su voluntad espero a la accion de Sir William, y esta como era de esperar, no tardo en llegar.

Todo parecía ir sobre ruedas ... pero en ese instante Evelyn cruzó la sala corriendo entre sollozos bajo la atenta mirada de todos los invitados al convite ...

Me levanté torpemente asintiendo con la cabeza a Richard mientras salía tras la chica y cogí el bastón a la vez que dije a la gente para que siguiera con la fiesta ...

-No pasa nada caballeros ... sigan con la fiesta por favor ... dije sin dar mas importancia al asunto, al menos a la vista de los demás ...

Me dirigí paso a paso ... con la rapidez que el bastón me permitía y me digirí hasta donde Gerald se encontraba ... en el balcón donde una ligera brisa me despeinaba el poco pelo blanco que me quedaba ...

Una vez hube llegado frente a Gerald me lo quedé mirando con el rostro serio y le dije ...

-¿Que ha sucedido hijo? ¿Que le ha pasado a Evelyn? ¿Estaba llorando? ¿O me lo ha parecido a mi?

Mis palabras eran frías ... y como Gerald me conocía perfectamente sabía que no precisamente estaba contento con lo que había sucedido ...

Con el trastabilleo fruto de la premura y de la poca costumbre a ingerir alcohol tan de repente, Richard tropezó y perdió pie. Su pie derecho no pudo con todo el peso que iba en una dirección inesperada y su mano izquierda perdió el asidero en el que se estaba apoyando para bajar.

Aunque consiguió agarrarse a uno de los gruesos barrotes labrados que sujetaban el pasamanos lo justo para frenar su caída, aunque sin poder sostenerse. Rodó como pudo la poco más de una docena de escalones que le quedaban hasta llegar al rellano. Y allí su grueso torso se frenó contra la pared, mientras con un gritó involuntario se le escapaba el aire que le quedaba en el diafragma.

Gerald, sin dar muestras de prisa alguna, salió del salón por el extremo opuesto al que había utilizado Evelyn, cruzándose de camino con su padre, que acudía a ver qué estaba pasando.

Luego te lo cuento, papá, dijo el joven sin detenerse. Una vez cruzado el umbral, salió rápidamente del edificio y, ésta vez sí a la carrera, rodeó el mismo para dirigirse a la puerta principal, donde esperaba interceptar a Evelyn a la salida.

Gerald asomó por la puerta con el tiempo justo de ver al tío de Evelyn rodar por la escalera, bajando de golpe los últimos escalones. Corrió en su auxilio y se arrodilló a su lado, buscando posibles heridas contusas, como le habían enseñado en el curso de primeros auxilios.

Richard, Richard, ¿se encuentra bien?, dijo el joven mientras buscaba con la vista a un criado al que pidió: ¡Agua y un paño limpio, rápido!

Entre la oscuridad y las luces que le producía en el fondo de su cabeza el dolor del golpe sufrido al golpear los escalones y parar contra la pared a Richard le pareció oír a alguien entre las nieblas que han surgido apagando sus percepciones.

- "Estoy bien, estoy bien..." - Dice casi en un susurro intentando recuperar la respiración, pero sin apenas convencimiento, más como un reflejo que como una respuesta.

Richard se palpa las partes del cuerpo doloridas por el golpe buscando cualquier posible rotura u herida mientras se sienta en el suelo a esperar que su vista se aclare.