Partida Rol por web

El Cairo

Primera Parte

Cargando editor
Cargando editor
07/01/2009, 23:10
William Daughton

Los fogonazos de las cámaras lo cegaron por un momento. Ojalá hubiera podido mantener alejados a los fotógrafos.

Pero llevaban ya meses pegados a sus talones, desde que habían encontrado los primeros restos en aquellas áridas colinas al sur de El Cairo. Era, como si ellos también hubieran sabido que algo iba a ocurrir. Después de tantos años de trabajo, William Daughton estaba a punto de hacer un descubrimiento fabuloso.

Y allí estaban, con sus cámaras dispuestas y los flashes humeantes. Casi le hicieron perder el equilibrio con sus empujones mientras se abría paso por el estrecho pasadizo que conducía a la puerta de mármol cubierta de inscripciones.

El crepúsculo pareció cerrarse a su alrededor súbitamente. podía ver las letras, pero no las distinguía con claridad.

¡Kadesh! gritó. Necesito más luz.

Habían alcanzado el objetivo de sus escavaciones.

Cargando editor
07/01/2009, 23:23
Director

El baile de la embajada: los mismos viejos rostros, la misma vieja orquesta, el mismo viejo y adorable vals. las luces molestaban y el champán dejaba en la boca un sabor agrio. Sin embargo, todo el mundo vació la copa con elegancia y muchos de ellos hicieron un gesto al camarero que pasaba frente a ellos; sí, otra. Y algunos incluso se animaban con un buen coñac o whisky.

Pero se suponía que tenía que estar allí, pues el baile no sería lo mismo sin el Duque de Rutherford. Éste es un ingrediente esencial, como los grandes ramos de flores o los miles de candelabros; como el caviar y la plata; como los viejos músicos que arañaban con pereza sus violines mientras los jóvenes bailaban.

Todo el mundo quería saludar al duque de Rutherford. Todo el mundo quería invitarlo a la boda de una hija, o a tomar el té, o a otra fiesta similar a aquélla. No importaba que Bryant y su esposa apenas recibieran a nadie ya en su casa de St. John ni en la propiedades de Yorkshire, ni que Edith pasase gran parte del año en París con una hermana viuda. El decimoséptimo duque de Rutherford era el articulo que todos codiciaban. Su familia había ostentado diferentes títulos de una forma u otra desde los tiempos de Enrique VIII.

Bryant estaba apollado en la barandilla dorada y obsevaba el cadencioso vaivén de las parejas que pasaban bailando delante de él. Richard Doughton estaba a su lado. Mientras charlaban estaban contemplando a los bailarines. Gerarld susurraba apasionadamente en el oído de Evelyn, que mostraba aquella mirada de determinación que tanto la embellecía por razones que Bryant no alcanzaba a comprender.

Algunas mujeres deben sonreir para estar bellas. Otras tienen que llorar. pero en el ecaso de Evelyn, su verdadera belleza sólo resplandecía cuando se ponía sería; quizá porque cuando no era así sus ojos parecían demasiado suave,s su boca demasiado inocente, sus mejillas de porcelana excesivamente suaves.

Pero cuando la determinación la iluminaba, era como una visión. Y Gerarld, con toda su educación, y pasión manifiesta, no parecía más que "un acompañante" para ella, uno entre los mil jóvenes elegantes que podían haberla conducido a través del suelo de mármol de la pista de baile.

Cargando editor
08/01/2009, 00:13
Richard Doughton

Richard miraba a los jóvenes con una sonrisa en su rostro, se dio la vuelta. Se le podía ver algo agobiado y cansado, casi toda la noche lo había intentado disimular. Buscó la mirada de su futuro hermano político e intercambiaron unas palabras que solo ellos oían mientras el bullicio de la fiesta rugía a su alrededor.

No, no era un hombre de fiestas. Apenas se consideraba con fuerzas para ser un hombre en algunos momentos, pero por su familia era capaz de resistir lo que fuera. Volvió a sonreír mirando a la niña con el joven caballero St. John. En sus ojos se veía que intentaba atesorar estos momentos por miedo a que no volvieran a repetirse a menudo.

Cargando editor
08/01/2009, 00:19
Richard Doughton

Richard le dijo a Bryant:

- "Se les ve tan felices, quién pudiera vivir así. A veces añoro ser joven y despreocupado."

Richard veía en Bryant el orgullo de padre, o eso era lo que el leía en el reflejo de sus ojos y en sus rasgos más relajados que de costumbre. Tenía a St. John por un hombre serio aunque su trato tampoco había sido excesivo hasta los últimos tiempos.

Cargando editor
08/01/2009, 06:08
Kadesh Green

El hombre egipcio se abria paso a empujones. Las lamparas de aceite parecian no incomodar a el enjambre de medios que se metian por cada rincon.

Esto es peor que la arena del desierto, se menten en lugares mas insospechados.

Lentamente se abrio paso hasta su jefe, su amo, o como a el le gustaba llamarlo para si. Su otra midad.
No aspiraba a ser como el. Se sentia bien siendo quien era. Alli donde William no podia entrar el si. Y al reves pasaba otro tanto de lo mismo.

Llego y extendio los brazos tan largos eran para que la luz iluminara de la mejor manera las letras encripatadas de la pared.
Tenia que colocarlas sobre unas peanas, y unos postes, pero se le hacia imposible no detenerse a mirar en ese momento.

Habia algo magico, y se notaba en el aire. La euforia no solo corria por su corazon, todo el mundo parecia notarlo. Era uno de esos momentos en la vida en los que has de estar atentos, porque todo cambia.
Y el no iva a perderselo. De hecho se sentia ansioso. Estaba abrumado por todo lo que a su lado acontecia. Y perderse un segundo o un detalle no era una opcion.

Cargando editor
08/01/2009, 15:25
William Daughton

Al instante una lampara de aceite se acerco por sus espaldas y la poderosa luz amarilla iluminó con claridad la gran losa de piedra. Sí, eran jeroglíficos, profunda y diestramente grabados en mármol italiano. Jamás había visto nada igual.

Sintió la presencia cálida y sedosa de Kadesh mientras leía en voz alta.

"Ladrones de los Muertos, alejaos de esta tumba o despertaréis a su ocupante, cuya ira nadie puede contener. Ramsés  el Maldito es mi nombre".

Miró a Kadesh. ¿Que podía significar aquello?

Cargando editor
08/01/2009, 18:22
Kadesh Green

Kadesh levanta una ceja mientras lee lo que ponen los dibujos de la pared.
Le pesan un poco los brazos por el esfuerzo pero no piensa bajarlos todavia.

Es una muy clara advertencia, señor.

No quiere sonar como si fuera algo desalentador, pero en cierta manera, las advertencias siempre lo son. Y mas cuando se tratan de maldiciones de faraones muertos.

Cargando editor
08/01/2009, 23:50
William Daughton

William se giro nuevamente sobre la losa de piedra y continuo traduciendo.

"Ramsés el Maldito es mi nombre. En otro tiempo Ramsés el Grande, rey del Alto y el Bajo Egipto; azote de los hititas, constructor de mil templos, adorado por su pueblo, y guadrián inmortal de los reyes y reina de Egipto a lo largo de los siglos. En el año de la muerte de la gran reina Cleopatra, al convertirse Egipto en provincia romana, me entrego a la oscuridad eterna, ciudaos de mí si dejáis que los rayos del sol crucen esta puerta"

Cargando editor
09/01/2009, 02:45
Kadesh Green

Kadesh seguia con la cabeza las lineas mientras William las leia. Sabia la historia, sabia lo que se contaba de ella. Pero leerla alli era como si fuera la primera vez que la escuchara.

Ramses el grande era un hombre sumamente espiritual. Y conocia muy bien los cultos de los antiguos dioses de estas tierras.
Lo que me lleva a pensar que debemos andarnos con precaucion.

Estaba maravillado. La idea de detenerse no pasaba por su cabeza. Asi que empezo a montar los postes de los que colgaria las lamparas de aceite.

Ese dia prometia mucho.

Cargando editor
12/01/2009, 14:32
William Daughton

William observaba a Kadesh como iba colocando las lámparas de aceite por las pareces, mientras apartaba a los fotografos que no paraban de lanzar flases, llenando de humo la pequeña entrada donde estaba el muro que estaba leyendo.

Pero no tiene sentido, susurró William. Ramses el Grande reinó mil años antes que Cleopatra.

Y sin embargo no hay duda de que estos jeroglíficos son de la dinastía XIX.

Se giró nuevamente y limpió con impaciencia la tierra que cubría las letras.

Acercate de nuevo, Kadesh, todavía hay más escrito.

Mira, a continuación se repite el mismo texto en latín y en griego

Hizo una pausa y finalmente leyó las últimas líneas en latín.

"Cuidado: Mi sueño es como el sueño de la tierra bajo el cielo nocturno o bajo la nieve del invierno; si se me despierta, yo no seré servidor de mortal alguno."

Por el momento se quedó boquiabierto, sin poder apartar la vista de la inscripción que acababa de leer. Apenas oyó el ruido que producía Kadesh a su espalda.

Cargando editor
12/01/2009, 21:59
Kadesh Green

A Kadesh casi se le cae una de las lamparas cuando la colocaba y seguia leyendo.

Cierto era lo que Sir William estaba diciendo y solo se le ocurria una explicacion.
Estaba a punto de decir que quizas este hallazgo fuera solo una quimera y fuera una encerrona.

Esa idea, aunque fugaz y pasajera le quebro el alma durante un instante que duro milenios.

Pero acabo por colocar la tea en su sitio y leyo lo que habia dejado sin aliento a William tan solo instantes antes.

No... no lo entiendo. Dice....

No entendia esas frases. Le parecian sacadas de una novela. No tenia sentido y su corazon palpitaba como caballos desbocados cuando se abrian las palabras una y otra vez eco en su mente.

Cargando editor
13/01/2009, 00:21
Bryant St. John

-Joven y despreocupado ... repetí mirando a la pareja que parecían encontrarse en su momento mas dulce ... algo que sin duda me enorgullecía ...

Me quedé mirando a Richard ... le veía fuera de sitio ... como si no le gustaran las fiestas ...

La gente pasaba por nuestro alrededor, saludaban de forma cortés y se retiraban con una sonrisa en busca de una pareja para bailar, o un poco de bebida con la que amenizar la fiesta.

-Debemos vivir cada época todo lo posible ... al máximo, para que precisamente no podamos hechar en falta nada que no hayamos podido hacer ... ¿desea tomar algo Richard?

Cargando editor
13/01/2009, 15:36
William Daughton

No me gusta. No sé lo que significa, pero es una maldición

William se volvió de mala gana y vio que la sopresa de Kadesh había convertido en miedo la suya.

El cuerpo de Ramsés el Grande se supone que está en el museo de El Cairo. Pero no, se replico a si mismo, consciente de que un escalofrío le recorría la espina dorsal. Hay un cuerpo en el museo de El Cairo, pero no es el de Ramsés. ¡Mira los cartuchos, los sellos! En tiempo de Cleopatra no había nadie capaz de escribir un jeroglíficos antiguos, y éstos son perfectos... como las traducciones griega y latina.

Si al menos pudiera compartir aquel momento con Evelyn, pensó con amargura. Evelyn, su hija, no tenía miedo a nada. Ella hubiera comprendido como naide lo que aquel momento significaba para él.

Casi perdió el equilibrio al retroceder por el pasadizo apartando de su camino a los fotógrafos. De nuevo volvieron a relampaguear los flashes de las cámaras. Los periodistas se abalanzaron hacia la puerta de mármol.

¡Que los hombres vuelvan al trabajo enseguida! grito Willian a Kadesh. Que terminen de despejar el pasaje hasta la puerta. Quiero entrar esta noche en esa tumba.

Cargando editor
13/01/2009, 17:57
Richard Doughton

Richard se quedó pensativo ante las palabras, sabias palabras de Bryant... El tiempo pasaba y las preocupaciones le consumían su cabeza no estaba en la fiesta ni de lejos, simplemente quería divertirse, pero le era imposible.

- "No debería, pero es un día especial... Así que un bourbon no estaría de más..."

Richard no pudo evitar una sonrisa ante su propia indulgencia, era un día de celebración y tampoco es que se fuera a embriagar por tomar una copa. Una alegría al cuerpo le vendría bien y a ver si podía alejar todas sus preocupaciones de su mente.

Cargando editor
14/01/2009, 04:47
Kadesh Green

El hombre queria ayudar a aliviar el peso que se depositaba sobre los hombros de su amigo. Intento posar su mano sobre el hombro de William, pero lo cierto es que fallo en ello.

Se dedico a hacer lo que le habian dicho. Preparlo todo para esa noche.
Pero sabia que algo en el alma de su amado maestro, su compañero se habia roto.

Ademas las inscripciones, era desalentadores.

Cargando editor
14/01/2009, 14:40
William Daughton

Antes de marcharse del todo, se giro sobre kadesh.

Kadesh, estoy asombrado. Hace diez años que excavamos estas colinas en busca de algo como esto. Y nadie ha tocado esa puerta desde que fue sellada hasde dos mil años. Me siento euforico.

Con gesto malhumorado apartó a los periodistas que se agolpaban a su alrededor. Hasta que llegara el momento de abrir la puerta necesitaba refugiarse en su tienda y en su diario, el único confidente apropiado en aquel momento. De repente se sintió mareado por el calor del largo día.

Los periodistas no paraban de gritar preguntas, de atosigarle con las cámaras. Todo era subrealista, él sólo quería seguir viviendo en su mundo y desaparecer del mundo real que le rodeaba.

Cargando editor
14/01/2009, 22:51
Bryant St. John

Después de unas palabras con Richard de las cuales nadie mas pudo haberlas oído nos dirigimos hacía una de las mesas donde se estaba sirviendo bebida ... nuestros rostros estaban relajados y justo antes de llegar a la mesa pasamos por delante de la pareja de enamorados ... que apenas se percataron de nuestra presencia ...

Una vez llegado a la mesa le dije al camarero que estaba sirviendo ...

-Por favor ... un Bourbon para el caballero ... mejor dicho ... que sean dos ... yo también tomaré ...

En cuanto el camarero se dispuso a preparar las bebidas me acerque a Richard e intercambiamos unas leves palabras.

Cargando editor
14/01/2009, 22:55
Bryant St. John

-Que bonito es el amor Richard ... se les ve bien a la pareja de tortolitos ... dije dirigiendo una mirada hacía la pareja que consiguió arrebatarme una sonrisa de satisfacción ...

-Veo en ellos el espíritu de las dos familias ... veo un gran futuro en su unión Richard ... ¿no lo crees?

Cargando editor
15/01/2009, 18:05
Richard Doughton

Antes de marchar a la mesa Richard saludo cariñosamente con la mano a su sobrina aprovechando un paso de baile en el que ella miraba hacia ellos. Daba gusto verlos divertirse y sin duda animaba a uno a hacer lo mismo, aunque la cabeza de Richard estaba llena de problemas por resolver de plazos que se acercaban y de acuciantes malos augurios.

No podía dejar que eso les aguara la fiesta, se giró y se dirigió con Bryant a una mesa. No era sano pasar tanto tiempo de pie a su edad, ni sano ni divertido.