Partida Rol por web

El Doctor Wilwrigth que andaba por la fiesta como uno más, debido a su buena posición economica, alcanzó al supuesto herido con tan sólo 12 minutos de retraso con respecto a la caida. Una caida por otro lado, que había sonado en toda la fiesta, pero lo que menos iba a pensar el Doctor es que lo llamarían para acudir en ayuda del caido. Y es que no había otra cosa que le sentara peor que tener dos copas encima en medio de una fiesta y lo llamen porque otro de los asistentes, no sabía digerir el alcohol como es debido.

Rápidamente se acerco al herido e inspeccionó de una pasada rápida los ojos, y los huesos, moviendo las articulaciones para comprobar que todo estaba en su sitio, mientras repetía una y otra vez que si le dolía, por si había algo de lo que lamentar.

Era evidente el estado de embriaguez que tenía Richard , el olor de su garganta así lo confirmaba. Aun así, no con mucha alegría, el Doctor continuó con su analisis sobre la marcha, sin detectar nada roto, concluyendo que había sido un accidente que por suerte, puede contarlo como una anecdota.

Cuando terminó, se incorporó y le preguntó el nombre a Richard, y cuando éste contestó, él se apresuró a despecirse y continuar con la fiesta.

Cita:

Se ha desmayado en el baile, responde Gerald. Primero pensé era un simple golpe de calor, pero luego vi que tenía fiebre alta, y me alarmé, así que lo más prudente era traerla de vuelta y llamar al médico. Por cierto, ¿dónde para su padre, el señor William? Esperaba verle en el baile.

Otra cosa, Rita, Usted lo sabrá. ¿ha comido hoy algo Evelyn que pudiera sentarle mal?

Tacaño, le podías crear una ficha y ponerle cara.

:)

El polvo producido por los fotográfos en el pasillo se había posado sobre cada objeto que había en aquella estancia. El humo de las antorchas que habían colocado los hombres en candelabros de la pared estaba ennegreciendo demasiado el techo, pero ya se preocuparía de ello más tarde.

El sarcófago se encontraba de pie, apoyado contra la pared, y la fina tapa de madera estaba a su lado. En el interior del féretro se distinguía una figura humana envuelta en un lienzo.

William ya no veía a los hombres y mujeres que se apretaban en la entrada de la cámara y contemplaban la escena en silencio.

Lentamente, alzó el cuchillo y cortó la tela reseca, que se abrió con facilidad revelando un cuerpo envuelto en apretadas vendas.

Se produjo un murmullo de asombro entre los periodistas. William podía sentir tras él el sielncio de kadesh. Los dos hombres observaron el severo rostro que se adivinaba bajo las amarillentas vendas, los marchitos brazos serenamente cruzados sobre el pecho.

Al parecer uno de los fotógrafos insistía para que lo dejaran pasar a la cámara. William exigió silencio con tono tajante. Apenas era consciente de lo que sucedía a su alrededor.

Estaba mirando con calma la enjuta figura que tenía delante, con sus vendas del color de la arena del desierto. Creyó detectar una expresión en aquellos rasgos. Había algo de elocuente tranquilidad en la forma de sus finos labios.

Cada momia era un misterio, una siniestra imagen de la vida en la muerte. Nunca dejaba de desconcertarlo la visión de una momia egipcia, pero aquel ser misterioso que se hacía llamar Ramsés el Grande, Ramses el maldito, provocaba en él una extraña añoranza.

Sintió algo cálido en su interior. Se acercó más y apartó del todo la envoltura exterior de la momia. A sus espaldas, todos abandonaron el pasadizo. Había peligro de contaminación.

Si, por favor, iros todos.

Extendió la mano y tocó a la momia reverentemente con la punta de los dedos. Era sorprendentemente elástica. Quizás la gruesa capa de vendas se había suavizado con el tiempo.

Una vez más, contempló el rostro enjuto de la momia, sus cejas redondeadas, su boca sombría.

Evelyn susurró. Oh, querida mía, si pudieras ver esto...

Las lágrimas podían aflorar a sus mejillas en cualquier momento, asi que apartó la mirada y se dirigió al escritorio.

Es hora Kadeh de descifrar los papiros que tenemos delante.

El egipcio cerro con la tapa, que ya era mas facil de manejar, el sarcofago. No queria seguir mirando a la momia. Habia algo que le desconcertaba. No era como las que habia visto. Parecia estar alli esperando a que la encontrasen.
Algo no encajaba y seguia sin saber el que.

Sin embargo se acerco a su amigo y extendio los papiros sobre el escritorio. Habia mucho que descrifrar.

Que opinion te merecen estos textos. Crees de verdad que son originales. Parecen ser de epocas que y personas que no pudieron ser cohetanias.

Miraba los papiros, y luego la habitacion intentando encontrar una clave que le ayudara a entender que es lo que estaban viendo.

Los PNJ nunca sobran hombre...

Me ha gustado mucho el careto, muy simpático.

Richard se recompuso como mejor pudo tras el diagnóstico del doctor y calmó a los invitados que se habían agolpado a su alrededor curiosos. Se acercó a su mujer y tras abrazarla, charló con ella durante un rato hasta que consiguió convencerla que estaba bien y que solo era un tropezón sin importancia. Le explicó a Emma la situación de su joven sobrina y le dijo que iba a proponerle a Bryant el ir a ver a la chiquilla y ayudar a Gerald en lo posible, que era mejor que ella se quedara y así consiguiera evitar que sus amigos y vecinos los siguieran y que pudieran causar más molestia que consuelo.

En cuanto le fue posible se acercó a Bryant e intentó apartarlo de los grandes grupos de gente para hablarle en privado:

- "Mi buen amigo. ¿Le parece oportuno que nos acerquemos a ayudar a vuestro primogénito y a conocer el estado de mi sobrina?"

Quedó pendiente de la respuesta de su futuro hermano político, dispuesto en cualquier momento a un criado para que Bryant pudiera pedirle que dispusieran de su vehículo privado, ya que el del propio Richard se lo había llevado el joven Gerald.

Rita se le escapó un suspiro de desesperación y preocupación mientras seguía tapandose la boca, asustada por lo sucedido y de un salto se acercó a su ama para acariciarle la frente. Las lágrimas no dejaban de aflorar, aunque ya estaba un poco más tranquila, la preocupación no cesaba.

¡Ahi! Mi querida ama...

Sin mirar hacia Gerard le contestó a su pregunta.

El Señor William está en Egipto, lleba allí casi diez años, y apenas viene por aquí. Ah echo lo correcto, señor St John, menos mal que se encontraba con ella, ¿que hubiera pasado si no? ¡Ahi! mi querida ama...

Cuando Gerard le preguntó sobre la comida, su cabeza comenzó a dar vueltas, pensando en lo que hiso antes de que se fuera a la fiesta y de repente le vino a la cabeza la comida.

Le hise una combinación de verduras cosidas y un poco de huevos rellenos. Nada de eso puede ser perjucidal, se lo aseguro. Cuido muy bien de su comida, soy una buena cocinera Señor St John, se lo aseguro.

En ese momento la puerta sonó y Rita pego un salto y con un grito corrió para abrir.

Seguro que es Oscar.

- ¿Gerry? al escuchar el grito de Rita bajando a abrir la puerta desperté de mi supor. Vi a mi mejor amigo cerca de mí y me encontré de repente en mi cuarto, tumbada sobre mi propia cama. ¡Oh Gerry! dije estirando el brazo para atraerle a mí. ¡Está enfermo! Lo sé. Nadie quiere decirme nada pero sé que lo está. No contesta mis cartas, no sé de él desde la fiesta de... Iba a continuar diciendo la fiesta en la que te declaraste pero una mueca salió de su boca tratando de no pensar en eso. Tenía demasiadas cosas en la cabeza y era imposible aclarar ninguna. Pero sabía cúal era la más importante y la que la había hecho enfermar de preocupación.

Cita:

¿Cómo? ¿Tu padre?, acierta a pronunciar Gerald, que empieza a ver claro. ¿Y cómo no me lo has dicho antes? Sabes lo que le aprecio, continúa con aire dolido.

Bien, nada de pánico, empieza a reaccionar el joven. Lo primero es recabar datos: qué estaba haciendo allí, para quién trabaja, dónde se aloja, etc. De eso tienes que tener tú datos, y seguro que en esta casa tienes información, empezando por su despacho. Una vez tengamos una imagen más o menos clara, de Londres a El Cairo hay unos 3.500 Km. El Orient Express tarda una semana; por mar desde Londres son 12 días.

No te preocupes, Evelyn. Iré a buscar a tu padre, ¡y por Dios vivo que lo traeré de vuelta aunque todos los derviches de El Cairo se interpongan en mi camino!

-¡NO! gritó Evelyn incorporándose de golpe. ¡LLÉVAME! ¡LLÉVAME CONTIGO! ¡NO SOPORTO ESTA ESPERA INTERMINABLE! dijo poniéndose muy nerviosa, rozando la histeria. Llevo días sin comer ni dormir, no puedo más Gerry, no puedo más. Por favor. Llévame a ver a mi padre. Por favor. Llévame contigo. Te lo suplico.

Las lágrimas salían sin control mojando sus encendidas mejillas, mientras tiritaba de frío y dolor.

Cita:

Una expresión de alarma apareció en el rostro del joven, que se apresuró a confortar a Evelyn cogiéndole fuertemente de la mano. Pero, pero, acertó a decir, ¿Cómo vas a venir conmigo tan lejos, a un país apenas civilizado? Por supuesto que en tu estado actual no es posible pero además, ¿qué diría la gente? Tienes una reputación que mantener.

- Me da igual la gente. Seguro que podemos inventar algo. Por favor. Gerry, por favor. Llévame contigo. Sus lágrimas seguían corriendo por sus mejillas sin control, cuando Gerald se acercó y tomó su mano ella, se acercó a él y le abrazó sin dejar de llorar... por favor... no pude despedirme de ella...

Los pasos sonaron a través de la puerta abierta de la habitación. Procedían de las escaleras, más las voces de Rita y Oscar, mandando apresurar al médico, para que asistiera lo antes posible a su ama. El tiempo apremiaba, o al menos esa era la sensación que tenían los dos criados de los Doughton. Y de pronto, apareció por el umbral de la puerta, el Doctor que al ver a los dos jovenes apresurados, dejo escapar un suspiro, que más parecía de ofendido que de descanso por ver a la enferma con tanta energía.

Después de estar unos segundos parado en la entrada de la habitación, pidió permiso cortesmente y entró.

Con permiso.

Cuando llego a la altura de Evelyn, la separó de Gerard y con suavidad la posó sobre la cama.

Tranquila, voy a inspeccionarla para ver si le sucede algo.

Y con voz dulce y tacto experto, comenzó a tantear los ojos, cuello, estómago y pecho, para intentar saber lo que le sucedía. Mientras le ordenaba respirar, hablar, y le hacía preguntas.

Cuando terminó se incorporó sin recuperar la sonrisa.

Bueno, señorita Doughton, no debe preocuparse, le hace falta un poco de descanso y mañana estará bien. No es nada grabe.

Pase, doctor, dice Gerald.

Mientras el médico examina a Evelyn, Gerald le hace un sucinto relato de lo sucedido. Se ha desmayado en el baile. Al principo me ha parecido un simple golpe de calor, pero cuando he visto que tenía fiebre he preferido no arriesgar y la he traido a casa. Según la cocinera, no ha comido nada que pudiera haberle sentado mal. Por lo que veo, su disgnóstico apunta a un simple agotamiento nervioso ¿Descarta Usted una posible infección?

A todo esto, disculpe, no me he presentado, soy Gerald StJohn, el prometido de la señorita Doughton, y no pretendo inmiscuirme en su trabajo, es sólo que tengo muy reciente un curso de Primeros auxilios que hice en Oxford.

Evelyn, dice dirigiéndose a la joven. Descansa, por favor, y ponte fuerte enseguida, pero procura buscar la información de la que hablábamos. Yo me ocupo de preparar lo otro; y se despide de ella con un beso en la mano.

Doctor, si no requiere de mi presencia me retiraré.

- ¡Gerry! dio un grito ahogado por un sollozo. Estiró el brazo a la vez que su sonido salía de su garganta. Por favor. En su estudio tengo todo lo que necesitas. Por favor, llévame contigo, prometo comer y ponerme fuerte para el viaje. Por favor. Gerry, te lo ruego.

Gerry se había acercado casi inconscientemente al escuchar su nombre y ver el brazo que le llamaba, sus ojos enrojecidos por el llanto y su rostro pálido le impedían alejarse demasiado por si pudiera necesitarle, a pesar de la presencia del doctor por el otro lado de la cama.

Evelyn se abrazó a su fuerte brazo y Seré tu prometida si me llevas contigo a buscar a mi Padre y consigues que vuelva con nosotros a Londres.susurró.

El Doctor miró con la misma mirada de cansado y de importarle más bien poco lo que le estaba contado el hombre, que se había presentado como Gerard StJohn. Pero una cosa es que le importara poco y otra es la educación, así que decidió no cortarle en su relato de lo sucedido, aún sabiendo todo lo que había sucedido, ya que él estaba presente.

le habían interrumpido su fiesta por atender a quién según el apedillo de aquel hombre, pertenecía a la misma familia y sorprendentemente, tenía que ausentarse de aquella festividad por atender a su prometida. Curioso el destino y la curiosidad de tener que perderse una fiesta por atender a dos miembros de la misma familia, y eso, aún siendo su trabajo, no le gustaba.

Señor Gerard, se lo que le ha pasado a la Señorita Evelyn, de echo, estaba presente cuando sucedio. No debe preocuparse, pues no tiene nada grabe, tal y como había comentado antes, asi que puede usted marcharse tranquilamente, yo recogeré lo mío y me marcharé.

Luego se giró hacia la enferma.

Mañana por la mañana me llegaré a ver como se encuentra, Señorita Evelyn.

Cita:

Pues no recuerdo haberle visto en la fiesta. Es igual, tiene Vd. razón, en cuanto me despida de Evelyn la dejaré descansar.

Cita:

Gerald espera a a que el doctor Wilwright salga de la habitación antes de continuar.

Para eso tendremos que preparar alguna estratagema. Ya sabes que en nuestra sociedad no está bien visto que una señorita en edad de merecer se pasee por el mundo sin la custodia de un padre, un pariente cercano o un marido.

Hhhhhm, hay un par de salidas posibles; la más sencilla es que tu tío o mi padre, o ambos, nos acompañe(n). La más complicada es ir como marido y mujer, y digo complicada porque tampoco sería fácil de explicar que nos casáramos de repente, la gente sospecharía de algo indecoroso. Por cierto, cuando digo de casarnos me refiero a un matrimonio blanco.

Hay que hablar con tu tío lo antes posible y plantearle la cuestión.

-Claro que si amigo mio ... viendo que estás en forma me quedo mas tranquilo ... dije con una sonrisa intentando aliviar un poco la tensión de la situación ...

Me acerqué a uno de mis sirvientes al que después de unas leves palabras salió corriendo escaleras abajo ... me acerqué de nuevo a Richard y le dije ...

-Vayámonos ... nos están preparando el vehículo para partir de inmediato ...

Cogí fuertemente mi bastón y le tendí la mano a Richard ...

-¿Necesitas ayuda mi buen amigo?