Partida Rol por web

Conforme sale, no puedo sino enfadarme

"Perfecto"
"Resulta que 'puede' que la princesa esté maldita. Y que 'puede' que le quede un mes de vida. Y este merluzo se está guardando la información. Lo que más me preocupa es que no nos ha confirmado NADA. No nos ha dado cédula real ni absolutamente ninguna cosa"

"Imaginaos que rompemos la maldición. Que nos dejamos vida y miembros en ello, pero rompemos la maldición ¡Y este chupatintas no tendría ni que darnos las gracias!"

----

"Y aun así, yo me apunto. Tengo mis razones, mis motivos. Pero seguro que en el bosque hay secretos, hay misterios ¡Y puede que hasta tesoros!"
Por dentro pienso en que si pudiera pasarle la maldición a Rodolfus...

Así que aquel hombre ponía el destino del mundo en manos de un puñado de gente a la que insultaba y de la cuál ni siquiera le importaba que se pusieran realmente a ello. Se marchaba sin asegurarse, sencillamente lo dejaba a manos de haber conmovido su corazón o qué sabía que absurdo concepto. Algo le decía que se haría amigo de su madre.

- Pues... vale - acabó por decir, a su espalda, parpadeando con expresión un tanto incrédula -. Yo tampoco tengo mucha experiencia que digamos en misiones locas suicidas de rescate a la princesa pero alguien más piensa que al amigo se le da fetén conquistar al público? - dijo no carente de ironía mientras esbozaba la primera sonrisa del día, terminando su zumo de manzana -. No entiendo nada. Pero sea como sea, tengo mis propios motivos para ir a ese maldito Bosque así que... -se encogió de hombros y hubiera dejado que su voz se desvaneciera pero parecía que los demás estaban decididos a morir como amigos, de modo que acabó por ceder y entrar al trapo. Por más dura que fuera, ella también quería un abrazo en su lecho de muerte y unas palabras bonitas. Y alguien que le prometiera que le llevaría sus últimas voluntades a su santa madre -. Pues yo como he dicho, soy Lakara. Odio las aventuras pero sé curar y me defiendo medianamente bien con una cerbatana. 

El reservado que está al lado parece vacío y perfecto para sus planes. No parece que haya muchas reuniones privadas ese día. De todas formas, tiene una mesa y unas cuantas sillas. Además, también tiene una ventana que puede abrir para que los vapores alquímicos no se estanquen en la habitación y causen estragos.

Caleb sale del reservado, dejando el lugar un poco más amplio. Ahora solo queda seguir hablando y conociéndose un poco más o comenzar la marcha y conocerse mientras caminan. Al fin y al cabo, tienen todo el camino hasta el bosque para conocerse antes de adentrarse en lo desconocido y, seguramente, mortal.

Lo que está claro es que cada uno va a acudir a la llamada de la misión por sus propios intereses. De eso no queda ninguna duda.

El posadero se encuentra detrás de la barra sirviendo unas cervezas mientras la única camarera se desliza entre las mesas. El sitio está lleno, pero aun hay alguna mesa libre en la que poder sentarse. Vamos, es como cualquiera de las muchas otras posadas que ha visitado en los muchos años de errar por el mundo. 

Al menos, el lugar se ve limpio y no parece que haya bandidos dispuestos a robar a quien se ponga por delante. Una posada decente y en la que los clientes se sienten seguros. Aunque nunca se sabe lo que esconde la cocina, claro. Quizá la carne que sirven es de rata y nadie lo sabe.

—¿Eh? ¿A cargo? ¿Yo? —pregunto confundida y bastante molesta—. ¡No tengo idea de qué hacer uan vez estemos allá! ¡Te pregunté si no había otro estudioso que supiera del tema y nos pudiera acompañar!

Doy un manotazo a la pared.

—Escucha, cabeza de nuez, estás enviando a esta pobre gente a una muerte segura, sin ninguna indicación ni guía, ¿qué demonios te tramas? ¿Qué se supone que vaya a hacer yo? ¿Por qué carajos ocultas información que podría ayudarnos? ¿Acaso quieres que le pase algo a la princesa? ¿Esa es tu intención?

Me llevo una mano a la cara para tratar de calmarme, mejor dejarlo así, las cosas como son, pero tengo que solucionar este detalle. ¿A quién le puedo preguntar? No conozco a ningún alumno suyo.

Y doy una patada a una silla, que se estrella contra la pared y se parte en varios pedazos.

—A diferencia de nuestro servidor, yo no quiero perder tiempo, así que iré cuanto antes a reunir toda la información que pueda sobre esto, ya que el susodicho es un senil inútil. ¿Quién me acompaña? Uno ya se marchó por su cuenta, ¿van a hacer todos lo mismo? La princesa ya está muerta entonces y adiós a la recompensa que sea que buscan. Si quieren cobrar, mejor trabajemos juntos y coordinados. Tenemos varios días para conocernos durante el viaje, ahora lo que prima es recabar datos.

Echo al hombro la red en la que traigo mi armadura y me llevo a rastras el mazo, pero me quedo esperando por si alguno es sensato y se le antoja formar un grupo de verdad.

"Yo necesito comprar provisiones para el viaje. Pero más allá de eso, creo que será buena idea recabar información. Tirar d contactos y ver que podemos sacar de entre rumores, de entre supervivientes del bosque y tal"

"Porque sinceramente... sigo diciendo: Rodolfus por no darnos, no nos ha dado ni una garantía de pago. Usted, Señora Lúthica, al menos recibirá la soldada, pero viendo que clase de persona es..."

Y dicho esto, me presto para acompañar a quien sea a por información y tal.

El local tiene buen aspecto. Después de las prisas para entrar a la ciudad, es agradable llegar a un sitio donde poder relajarse, al menos un poco. Una vez que ha entrado y comprobado que el lugar parece adecuado, se da cuenta de la sed y el hambre que tiene.

Ignorando las miradas curiosas que se fijan en él, casi seguro que por su raza, camina con paso pesado hasta la barra y se hace un hueco entre los parroquianos. Pone una mano gruesa sobre el mostrador, y se le escapa un suspiro de alivio por tener la oportunidad de descansar sus pies.

—Buenas noches —saluda sin demasiadas ceremonias, en cuanto el posadero se acerca un poco—. Una jarra de cerveza, cuando sea posible. Y si puede ser bien fría, mucho mejor.

En cuanto haya bebido y tomado un bocado rápido, tratará de informarse sobre el posible encargo. No es buena idea preguntar esas cosas a modo de saludo, pero tampoco es cuestión de perder oportunidades por dormirse en los laureles.

- Habilidades más que necesarias. -Contestó a la mediana.

Cuando Luthica explotó, Morwen hizo amago de esquivar la silla que sufrió la ira de la otra elfa a pesar de que esta no había estado cerca de darle ni mucho menos. Hostia, la que parecía calmada.

- Caleb... ¿Caleb? -Miró a la mediana con los ojos entrecerrados, esperando que confirmase que no se equivocaba, aunque luego se encogió de hombros restándole importancia y siguió-. No dijo que se fuese por su lado, simplemente fue a recoger cosas que le hacían falta para poder ir al bosque, así que no hay división ninguna al menos de momento.

Se levantó del sitio.

- Yo por mi parte también tengo que terminar de preparar una cosilla que no me llevará demasiado tiempo. Así que nos vemos fuera, en la puerta. -Comenzó a caminar hacia la salida del reservado-. Teniendo en cuenta que tenemos tiempo muy limitado igual deberíamos irnos ya. Rodolphus es gilipollas, pero si muere la princesa por su culpa, ¿a quién va a lamer el culo? -Asió la manilla de la puerta-. No creo que mucha más gente tenga más información que el lameculos oficial del Rey. -Se volvió a encoger de hombros y salió del reservado.

Rápidamente se dirigió al baño de la taberna para ponerse la armadura que llevaba en la mochila. Había salido de casa con ropa cómoda pero casual para evitar sospechas de su padre y estaba claro que así no podía meterse en el bosque maldito. Nada más terminar iría a la salida en busca de Caleb y el resto de sus compañeros.*

"Bueno, ya que hablamos de talentos... Se me da bien sonsacarle cosas a la gente, y tengo algunos conocimientos de mitos y leyendas"

"Aunque se defenderme con el arco y el estoque" Efectivamente, se puede ver que mi arco es una pieza muy MUY bien cuidada, equilibrada, encerada y presta. Respecto a mi estoque... tiene una etiqueta: 'Recuerda: Lo que pincha se clava en el otro'.

"Pero creo que puedo ayudar a sacar información, en serio"

—Señorita —corrijo al hombre con insuficiencia vertical—. Y sí, mejor haz eso que dices que sabes hacer cuanto antes.

Morwen tiene razón, no dijo aquel que se separaría, así que hay que confiar.

—El problema con Caleb es que se marchó antes de formalizar las actividades de cada uno antes de partir, pero qué más da, esto no es el ejército, así que no necesitamos tanta rigidez, pero sí orden y concierto, porque por algo somos un equipo.

Respiro hondo, cerrando los ojos.

—Perdón por la bronca de recién —espeto a la pared, dirigiéndome a nadie en particular.

Y me quedo pensando qué hacer yo mientras espero a los demás, pero ya tengo todo listo y no soy la mejor socializando, sólo quiero partir pero ya.

—Como sea, quiero avanzar lo más que sea posible hoy antes de que nos caiga el sueño encima, tratemos de no demorarnos, que cada quién haga lo que crea correspondiente y necesario y nos vemos en las puertas de la ciudad. Asumo que Caleb estará allí, que dijo que nos esperaría fuera, pero "fuera" es muy grande, debió haber sido más específico.

-Imagino que Caleb volverá pronto para buscarnos. De todas maneras le diré al posadero antes de marcharnos que le dé el mensaje de que nos espere aquí si vuelve. -Quedababa la cuestión de qué hacer con el tiempo que quedaba entre entonces y el momento de partir. Erik no iba a sacar mucho de rebuscar en bibliotecas, eso se lo dejaba a otros con más estudios que él. Y no tenía mucho dinero para comprar nada. Pero quizás Jaskier tenía razón, quizás aún tenían tiempo de encontrar información útil.-¿Puedo acompañarle, Maese Jaskier? No tenemos mucho tiempo, así que tendremos que llegar al bosque cuanto antes, y no podemos dedicar mucho tiempo a buscar información antes de marcharnos. Pero quizás aún no dé tiempo a encontrar a alguien que sepa algo sobre la gente que sí volvió del bosque. Al menos si tenían heridas de algún tipo en concreto, como garras, o mordeduras, o veneno, o quemaduras... O si dijeron algo de lo que vieron. Quizás podamos saber lo que podemos esperar.

El posadero le mira. Si siente sorpresa, no la demuestra en ningún momento. Por el contrario, se muestra normal ante el enano y eso hace que todos los que pudiesen estar mirando, dejen de hacerlo.

-Marchando una cerveza, maese enano. 

Se da la vuelta para llenar una de las jarras de cerveza. Quizá no esté muy fría ya, pero la posada presume de buena bebida. Sirve la jarra a Gemnir.

-Cobres. ¿Puedo serviros algo de comer? Tenemos carne asada, pan, queso o sopa.

Caleb es un entendido en lo suyo y se pone manos a la obra. La mezcla de los ingredientes alquímicos va haciendo de las suyas y creando poco a poco cada una de las pociones que tiene en mente crear. Entre vahos y humos, las pociones caen en los pequeños frasquitos de cristal que tiene vacíos. 

Aunque, por algún motivo, ese día le está costando más que otras veces y tarda en demorarse demasiado. 

La letrina, aunque no es la más sucia que ha visto, tampoco es que sea un lugar muy limpio para ponerse la armadura. Ni para ponerse nada. Al fin y al cabo, es una letrina. Los clientes de todo tipo hacen ahí sus cosas. Si es que las hacen en el agujero, claro. Hay manchas sospechosas por todos lados.

Me siento un poco inútil ahora mismo, nunca se me dio bien hablar con la gente y me da además un poco de corte acercarme a un desconocido para preguntarle cosas. Mejor le dejo ese trabajo a los que ya están un poquito más acostumbrados.

Al salir del establecimiento me dirijo directamente hacia los muros de la ciudad, cargando con todas mis cosas, y cuando llego busco un lugar apartado donde cambiarme por la armadura y guardar en el petate la vestimenta que me quito. No me parece que haya tiempo más adelante de pertrecharse, así que ya voy adelantando ese fastidio.