Partida Rol por web

Una vez encontrado al que faltaba, se disponen a ir con los demás. Aunque no sin antes ser detenidos por el posadero. Básicamente, han destrozado la puerta de uno de los reservados y también han encontrado los restos de la silla rota por Luthica. Tras reclamar 3 monedas de oro por los desperfectos, les deja marchar. No parece de muy buen humor por los destrozos. De todas formas, no tardan demasiado en salir del lugar y dirigirse al punto de encuentro.

Tras varios minutos de caminata, se encuentran con el grupo y alguien a quien no conocen. Por las pintas, es un enano barbudo y pelirrojo. No se ven muchos de ellos en las ciudades humanas, a no ser que tengan que hacer tratos con los humanos, claro. Después de todo, los enanos son herreros habilidosos. 

Se adivina una leve sonrisa bajo el poblado bigote del enano cuando Luthica señala su mazo. Si valora la información tanto como la capacidad de hacer daño, es señal de que es buena líder.

—No he estado nunca en el Bosque —dice—. Pero sí que cuento con algo de información sobre él. Puedo deciros que no está precisamente deshabitado, y que hay más de una raza entre sus árboles. Y además sé que para adentrarse en él sin peligro, son importantes tanto el motivo como las intenciones de quien lo intenta.

Calla durante un instante.

—Sé algunas cosas más, pero eso es sin duda lo más importante. Espero que mis motivos sean lo suficientemente puros como para poder entrar en el Bosque y salir para contarlo. Al fin y al cabo, no espero enriquecerme ni romper cabezas con mi mazo por placer. Sólo trabajar para vivir y proteger a aquellos que son más débiles que yo. En fin... supongo que tendrá que ser el Bosque el que juzgue. Si me aceptáis en el grupo, claro...

Bueno a ver, destrozar destrozar... solo tienes que encajarla, caradura. -pensó cuando el posadero les reclamó el dinero, pero no dijo nada y se limitó a darle las tres monedas, al fin y al cabo había sido culpa de ella. Más o menos. La cosa era que quería salir de allí ya porque para su gusto se estaba alargado el tema de los preparativos pre aventura y todavía aparecería su padre por algún sitio para arrastrarla de vuelta a "El Puerco Dormilón". Y no podía arriesgarse.

- ¿Qué, habéis encontrado algo? -preguntó a modo de saludo al llegar junto a sus compañeros de aventura. Lo dijo en general, pero su mirada estuvo de continuo sobre aquel enano de pelo super pelirrojo y barba más llamativa que jamás habia visto.

- Un placer, Gemmir. -  digo al ver al enanito

- La verdad es que el tiempo apremia ¡A ver si vienen pronto nuestros compañeros e iniciamos la expedición! No hemos conseguido mucho conocimiento acerca de El Bosque, pero confio en que usemos el arma más poderosa de la civilización: La Astucia

Dicho esto, me saco la zanfoña y empiezo a tocar una tonadilla para intentar acortar la espera. Alguna un poco desenfadada, señalando asuntos y personajes chistosos, y buscando más sacar carcajadas que aplausos.

-Nosotros no conseguimos ninguna información-Le contestó Erik a Morwen-; pero parece que hay alguien que quiere unirse al grupo. Este es el señor Gemnir. Y parece que él sí tiene algunos conocimientos sobre el bosque. Dice que para quien quiera entrar, los motivos y las intenciones son importantes.

Erik no estaba seguro de lo que significaba eso y no podía evitar preocuparse un tanto ante la cuestión. ¿Tenía que ser buena persona? ¿Todos en el grupo tenían que serlo o iban a ser juzgados individualmente?¿Qué significaba ser egoísta para el bosque? Porque si era sincero consigo mismo, lo que quería era proteger a los suyos, y aunque algunos dirían que eso sería una razón pura, ¿no era también por su propio interés?¿Porque no quería sufrir al perderlos?

Ridículo como pudiera ser, estaba menos preocupado cuando era cuestión de sobrevivir a criaturas monstruosas usando las fuerzas y habilidades que tuviera que ahora que se planteaba la cuestión de un juicio sobre si era digno o no. Fuera como fuera, no quedaba más que ir y ver.

Y tampoco sabían como de cierta era esa información. No creía que Gemnir estuviera mintiendo, pero aún no sabía si estaba hablando de los rumores que había oído o de cosas que había visto gente que él conociera.

-Señor Gemnir, disculpe, pero ¿cómo ha llegado a saber esas cosas que sabe del Bosque? Nosotros hemos intentado encontrar gente que hubiera estado y no hemos tenido suerte. ¿Ha conocido a alguien que haya entrado?

Caleb llegó junto a Morwen y Lakara, aunque unos pasos por detrás, como si no fuera con ellas. Iba cojeando con su bastón apoyando a cada paso, aunque alguien con buena memoria juraría que ya no cojeaba tanto como cuando llegó, simplemente parecía apoyarse en el cayado por comodidad.

Llegó al grupo y suspiró al ver que seguían lo mismos, mas otro tipo que no conocía.

— Sea lo que sea, aprovecharía al máximo las horas de luz, así podemos avanzar el máximo antes de acampar ¿no?

- Entiendo. -Miró a Erik brevemente para luego volver a mirar al enano con más curiosidad aún-. Encantada. Yo soy Morwen -y estiró la mano, esperando que se la diera a modo de saludo-. Entonces ha sido una suerte que nos hayamos topado. -Si lo que había comentado Erik que decía el enano era cierto o no, no lo sabía. Pero ella no era nadie para juzgarle y sinceramente, ya tenía bastante mejor pinta que otra gente que era parte del grupo.

Si que le preocupó ligeramente aquel asunto de entrar en el bosque. Para ella sus motivos eran importantes, claro, ¿pero y para el bosque? Tragó saliva.

- En eso estoy de acuerdo con él -señaló a Caleb-. Me interesa bastante lo que Gemnir tenga que responder a Erik, pero creo que puede hacerlo mientras nos dirigimos allí.

- Gentes, es de noche. Y de todo corazón: Caminar a oscuras, campo através, y por el sitio más embrujado de todo el reino para mas INRI me parece una pésima idea de entre toda la coleccion de malas ideas que hay en el mundo ¿Quedamos en este mismo lugar, mañana al canto del gallo?

La verdad es que parece sincero. Y no poco preocupado por la seguridad del grupo

—El camino es largo antes de llegar al bosque, Jaskier, iba a proponer avanzar lo más que podamos antes de que nos pille demasiado el sueño y acampar entonces, ¿o no lo dije ya?

Niego con la cabeza. Da igual, si la mayoría quiere descansar ahora y partir mañana, pues que así sea, de nada sirve meter prisa ahora si al rato van a estar todos quejándose.

—Gemnir, en el momento en que decidiste venir ya estás aceptado. Quisiera que olvides mi título, aquí no soy más que ninguno de ustedes, ni nadie es más que nadie, cada uno está por voluntad propia y es libre de venir o de irse.

Es un problema feo esto, no nos conocemos, la confianza que hay es poca, será complicado designar un líder entre todos, pero debería hacerse para tener un orden.
—Miren, antes de partir, deberíamos dejar las cosas bien claras —digo dando unas palmadas, para llamar la atención—. Esto se supone que debería ser un equipo, por más que sea la primera vez que nos vemos las caras, y eso quiere decir que tenemos que trabajar como si fuéramos una sola cosa. Si cada uno va por la suya, sólo somos un bulto de gente que no sirve para nada.
Suspiro.
—Por eso propongo, tratando de que sea lo más pronto posible, elegir a alguien que dirija la expedición. Tiene que ser alguien con buenos conocimientos de logística y de... —me rasco la cabeza—. Bueno, de lo que vayamos a encontrarnos una vez que lleguemos. ¿Quién se ofrece?

Ante la idea de Luthica de la necesidad de un líder, está claro que solo hay una opción.

Sólo hay una èrsona que sabe tomar la iniciativa, que sabe anticiparse y sobre todo que se nos muestra como una profesional que se haya puesto a prueba, y es la propia Lúthica. Así que me quedo mirandola. De todos modos, siempre pensé que era la líder, en tanto a su liderazgo natural!

Gemnir sonríe ante la pregunta de Erik. La prudencia ante los recién conocidos es buena cosa.

—Yo tampoco he estado nunca en el Bosque —explica—. Pero en efecto, tengo trato con quien sí lo conoce mucho mejor. Incluso intentó disuadirme de que me mezclara en este asunto, pero... bueno, digamos que no es fácil asustarme y no tengo mucho que perder.

Después mira a Caleb con una expresión de duda, alzando una ceja.

—Diría que es un poco tarde para partir antes de que oscurezca—señala el cielo—. Pero sí creo que podríamos avanzar un trecho antes de que lo más seguro sea acampar. Por lo que he oído, en la misión que tenéis no hay tiempo que perder. Estoy de acuerdo además con que elijamos un líder. Todo grupo funciona mejor si sabe a quién mirar en busca de instrucciones. Creo que la más indicada es Luthica, a mí me basta con hacer bien mi trabajo y cobrar mi paga.

Da un par de golpecitos en el suelo con su martillo para reafirmar sus palabras.

Era verdad que no quedaba mucho tiempo, y si el grupo fuera una tropa de soldados entrenados durante meses para actuar juntos y seguir órdenes, probablemente fuera cierto que sería lo más conveniente marchar cuanto antes. Pero ellos estaban lejos de ser eso, y Erik no creía que tratarlos como tal sea lo más conveniente.

-No hay mucho tiempo, pero no creo que marcharnos ya en lugar de por la mañana sea lo mejor. Creo que todos estamos cansados del día, y no necesitamos empezar el camino, un grupo de extraños que apenas nos conocemos, huraños por el cansancio y tropezándonos con las piedras, las raíces y los unos con los otros en la oscuridad. Además, empezar el camino primero y luego dormir o dormir primero y luego empezar el camino, poca diferencia va a hacer en cuanto a llegar más pronto o más tarde si no nos levantamos muy tarde. Y en cuanto a quien sea el líder, creo que puede esperar hasta que nos conozcamos algo, puesto que apenas sabemos nada los unos de los otros. Después de todo, no necesitamos un lider para caminar por las carreteras, creo yo. Podemos esperar hasta que sea el momento de internarnos en el Bosque.

Quizás Erik se pasara de prudente, pero todo iba a ser ya lo suficiente apresurado, con tener que entrar en el Bosque cuanto antes, sin conocerse, ni saber nada de las habilidades y de cómo reaccionaban unos y otros, y no le gustaba la idea de forzarlo todo aún más de lo necesario. Y aunque no tenía dudas de que la señora Luthica fuera la mejor guiando soldados, si la cuestión era elegir a quien supiera más de lo que iban a encontrar cuando llegásemos, ese era Gemnir. Y aún no sabían cuanto más. Puede que ya hubiese dicho casi todo lo que sabía.

Pero al final, sus objeciones no eran más que pequeñas dudas, y tampoco iba a plantarse y protestar si los demás preferían empezar ya el camino. Se encogió de hombros.

-Pero podemos salir ya, si queréis.

Los prejuicios son la razón de los tontos... bla, bla, bla. Chúpame un joven pie mediano, humano viejo.

Menudo comentario para limpiarse la herida escocida. Puso los ojos en blanco e iba a lanzarse con la puntualización de que los prejuicios no tenían nada que ver allí. Ella acababa de describir hechos, hechos visibles poco prometedores. Que más allá de eso el hombre tuviera su utilidad, tal vez, pero que lo que había dicho era real como que ella era mediana, también.

Pero Morwen respondió por ella y se abstuvo de empezar con los rifirrafes absurdos que los iban a conducir a la futura muerte. Total, números de morir ya tenían sin necesidad de ayudarse entre ellos a hacerlo. Y lo peor había sido cuando el tabernero les había reclamado dinero para cubrir los desperfectos hechos por las dos elfas del grupo. Puso de nuevo los ojos en blanco pero decidió seguir callada hasta que abandonaron aquel antro y se vieron por fin en la calle.

Pero el descanso duró poco cuando se encontraron con el grupo acompañado ni más ni menos que un enano, sus primos mejor valorados. Le miró durante un momento, con los ojos entrecerrados mientras una fea sonrisa se dibujaba en su rostro. Era más malditamente alta. Por dos centímetros. Estaba segura.

Soñar era gratis.

- Qué tal, ena...Gemnir - iba a tener que dejar de llamar a la gente por su raza. Algo le decía que nadie se lo tomaría bien a la larga -. Mi nombre es Lakara.

Aunque su sonrisa se desvaneció cuando el bardo, o bufón, lo mismo le parecía, volvió a tocar lo que fuera aquel instrumento, logrando que su expresión mostrara su exasperación. Aunque por lo menos, todo parecía indicar que parecían a punto de hacer algo en lugar de correr como pollos sin cabeza. La elfa propuso que alguien tomara el liderazgo y aunque le parecía bastante obvio para su opinión que era un modo de hacerse la humilde, no objetó nada cuando Jaskier la propuso. No es que le pareciera la mejor opción, la final el arrebato inicial y ser elfa le había restado muchos puntos totalmente objetivos a sus ojos, pero no estaba por la labor de proponerse ella misma y no conocía a los demás como para juzgar a alguno apropiado. Por lo menos, era la que parecía más comprometida con el objetivo de la misión.

- Venga, chico humano - otra vez. Pero es que no recordaba cómo se llamaba el muchacho de expresión honesta. Sólo sabía que le parecía demasiado bueno para aquello -. Una noche alrededor de la hoguera, el bardo cantándonos alguna canción, y al día siguiente todos seremos mejores amigos - se encogió de hombros, a pesar de que sus palabras destilaban cierto sarcasmo, pues al final aunque desearía una noche de descanso, también le parecía que no aportaría nada. Estaba dispuesta a irse y empezar ya el camino, les llevara aquello a donde les llevara.

Niego con la cabeza cuando me proponen tan decididamente.
—De verdad, yo sólo sirvo para guiar y dar órdenes a soldados entrenados. No estoy preparada para recibir opiniones o que me lleven la contra. Liderar un grupo de aventureros es diferente a liderar un pelotón.

Y de pronto, el jovencito rubio sale con una sabiduría inesperada.
—Estoy totalmente de acuerdo contigo, Erik, salvo por aquello último, pues no te haces idea de la coordinación que se requiere para escoltar una caravana. Pero bueno, no somos una caravana realmente, así que bastaría con conocernos por el camino y elegir a nuestro guía para cuando sepamos de verdad quienes somos.

Alzo la mirada al cielo, conteniendo un improperio y suspirando, pues me he puesto la armadura al santo botón y estuve como una estúpida acarreando todas mis cosas para luego devolverlas a casa.

—Para los que vienen desde lejos, dispongo de alojamiento suficiente como para tres o cuatro personas, por si andan cortos de dinero, puedo invitarlos a venir conmigo. No quiero que duerman en un establo, tienen que descansar adecuadamente para poder estar bien en forma mañana por la mañana.

La ofrenda de la Capitana Lúthica es de lo mejor

— Aunque tengo una casa aquí en la ciudad, no me importaría dormir con el resto. Quiero decir: Será como iniciar el camino. Compartiendo historias. Capitana Lúthica, has dicho que das ordenes a un pelotón entrenado ¡Cuanto antes seamos ese pelotón que pides, más posibilidades tenemos de volver con vida!

—Espera espera, si tienes casa aquí dale lugar a los que no —le digo a Jaskier, poniéndole una mano delante—. No pretendo invitarlos para hacer sociales, es sólo para tener donde pasar la noche.

—Luthica a secas. Y por favor, no tergiverses lo que digo —mi mirada se vuelve severa, prefiero que abra este la boca para cantar antes que para decir cosas que no son—. No quiero un pelotón entrenado, no son soldados ni espero que lo sean, con tener confianza entre todos es suficiente. 

— Entiendo. Con ser 'su pelotón' me refiero a que puedas confiar en nosotros, que no te quepa duda de que si quieres que nos quitemos de enmedio, lo vamos a hacer, en vez de ir preguntandote por que debemos de hacerlo. Pero bueno... Lo dicho, cuando más rápido congeniemos, cuanto mejor nos sincronicemos, más oportunidades tendremos de entrar y salir del bosque con vida, y con la salvación para la princesa.

Por dentro, ya tengo asumido que no nos van a pagar. Que este tiparraco va a anotarse la victoria, pelotearle al rey, y a nosotros no nos darán ni las gracias ¡Es la clase de personaje que es este visir!