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El Cantar de la Princesa

Capítulo II: Sombras en la noche

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23/09/2021, 11:25
Director

La noche ha caído para Ella. No ha podido llegar a ningún pueblo y está en medio de la nada. El tiempo en primavera aun es fresco y por la noche el ambiente puede erizar la piel. Así pues, al resguardo de un pequeño bosquecillo, Ella ha encendido una pequeña hoguera que le da calor en esa noche fría y un poco húmeda. Y aunque es húmeda, no parece haber nubes en el cielo que muestra todas las estrellas. Un cielo diferente al que la chica ha visto desde pequeña.

Notas de juego

Me tomo la libertad de encender una hoguera para la noche. Es más que nada para reconducir la situación y juntarte con John. Así estáis los dos en el mismo punto. Vamos, que lo hago por exigencias del guion.

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23/09/2021, 12:56
Director

John lleva caminando un par de horas con el brazo dolorido y casi sin fuerzas debido a ello. No ha tenido otra opción. Sus dos compañeras lo han abandonado sin preocuparse de sus heridas y sin decir nada. Se han desvanecido en la noche. Si los guardias lo llegan a encontrar junto a los dos difuntos, seguramente no hubiese acabado bien. Y más sabiendo que uno de ellos es hijo de un noble menor. 

Está a punto de perder todas las fuerzas que le quedan cuando ve la luz de una pequeña hoguera a lo lejos. Quizá a unos 15 minutos a pie. O 30 ya que con sus heridas camina más lento.

Notas de juego

Por motivos de guion, voy a moverte un poco hacia donde quiero que estés. Espero que me perdones por esto. No suelo mover personajes de otros.

No sé si cogiste algo de los fallecidos. Si lo hiciste, puedes ponerlo aquí :D

Espero que esta vez vaya mejor.

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23/09/2021, 19:10
Ella

Hacía muchos soles que el invierno había marchado hacia tierras más australes sin que la muchacha se percatara de ello. Y, como siempre desde que los hombres tuvieran memoria, llegó la primavera con sus trinos y con el aroma tibio de los nuevos frutos. Sorprendida por el pronto devenir de los días, Ella alzó los ojos y echó una larga e insomne mirada en derredor.

¿Dónde se encontraba? Lo ignoraba. Era de noche. Se encontraba en un claro en el bosque, pero no recordaba en dónde exactamente. Los largos días de desvelo hacían estragos en su memoria. Llevaba varios días sin rumbo, sin rastro de la Osa, insomne y sin sueños. Al menos no es una urbe, pensó. Y recordó su último paso por una de aquellas bulliciosas villas emplazadas por las rutas de mercaderes y peregrinos...

***

Envuelta en la niebla, una ciudad. Ella escrutó lentamente cada detalle, había divisado el puente, los edificios que orillaban en torno al lago y los que se adentraban sobre sus plácidas y oscuras aguas, el incesante ajetreo del muelle y el lejano bullicio. No era aquel un sitio que la atrajera particularmente, sino todo lo contrario. Demasiado ruido, demasiada confusión y una miríada de rostros y olores. Aún así, la muchacha cruzó el puente y avanzó por los arrabales de la ciudad como una sonámbula, ajena al ajetreo de la gente y al devenir de sus propios pasos. Caminó y caminó hasta enfrentarse al picante aroma del jengibre, una humilde ochava, un fogón y un hálito secreto.

La mujer estaba sentada junto al fuego y, delante, en un pequeño caldero, la sopa hervía como si estallaran muchos abscesos. Los niños con sus recipientes y los perros esperaban en fila. La mujer servía del caldero a los niños y a los animales y la muchacha comprendió de inmediato que lo que servía aquella mujer eran sueños. Cuando Ella se acercó también le ofreció un cuenco, pero la muchacha lo rechazó con una sonrisa.

—Yo ya no puedo soñar — dijo.

La mujer estaba recostada sobre los restos del pescado como un perro sobre los huesos de la presa y Ella pensó que se parecía a una garza que sueña que es mujer. La joven se extendió en el suelo junto a la mujer, con las uñas entumecidas y la mirada quebrada, mutilada. Ahora estaban solas, se podía oír a las avispas que afilaban sus aguijones sobre la corteza seca de los árboles. De pronto, el rostro de la mujer cambió por completo. Cuando Ella preguntó qué había acaecido, la mujer solo dijo:

—Ah, son los dias. No hagas caso, pasan sobre mi rostro unas diez veces más velozmente que sobre el tuyo, o sobre el hocico de estos perros. Pero en vano te esfuerzas con mi capa; debajo de ella no hay lo que estás buscando. No tengo la osa parda.

La muchacha asintió en silencio a aquellas palabras. Deseaba pedirle algo, pero calló su anhelo. Fue entonces cuando la mujer acarició al perro que lamía sus pies, y añadió, como si hubiera escuchado sus pensamientos:

—Debo irme, pero antes cumpliré tu deseo. Voy a soñar ese sueño para ti. Pero cúidate bien desde ahora, o quien persigue a la que sueñas acabará por alcanzarte —advirtió.

La mujer bajó entonces la cabeza sobre su perro. Ella contempló su cara y sus manos rasguñadas por las innúmeras miradas que la habían rozado durante décadas enteras y cómo recibió en su sueño a la que Ella tanto anhelaba...

La Osa.

A Ella se le estrujó el corazón en un puño.

***

La muchacha llevaba varias noches en la insomne caza de un sueño que le rehuía y, en esas ocasiones, pensaba del mismo modo en que caen las hojas, los pensamientos se desprendían de su cabeza uno tras otro y caían; los seguía con la mirada durante un momento mientras flotaban delante de ella antes de caer en el fondo de su otoño para siempre. Ella bostezó ostensiblemente y estiró los brazos a lo alto haciendo crujir sus cansados huesos. Arrojó un último tronco al fuego y se dispuso a trabajar aquel collar de estrellas que había iniciado días atrás. Una a una, continuó engarzando aquellas bonitas piezas de metal: unas áureas, otras con argentino brillo, y unas pocas con un resplandor ígneo, rojizo.

Entretanto, canturreaba:

—Procede como el robledal cuya grandeza necesita del agua y no la implora...

Notas de juego

Vale. Introduzco a una Ella insomne y ensimismada confeccionando su "collar de estrellas". :D

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23/09/2021, 20:43
John

John se dolía del hombro a cada paso. Llevaba un buen rato caminado a oscuras, bajo la luz de la luna.

La luz de la lejana hoguera era una promesa de ayuda, aunque debía tener cuidado. ¿Quien más podría hacer noche extramuros?  De cualquier manera, tenía que intentar llegar a ese fuego, empezaba a hacer mucho frío y quién sabe, quizá hubiese un matasanos. 

Si se acercaba con cuidado quizá podría espiar discretamente a los del campamento y valorar si podía unirse a ellos. Quien sabe si eran enemigos de la princesa. 

Con paso vacilante y lacerado por el dolor siguió caminando en dirección a la hoguera. Un búho ululó en algún parte. 

Notas de juego

// Sí no tenian un escudo no cojo nada. Y no te preocupes por usar a Jonh si te hace falta. 

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24/09/2021, 13:57
Director

John tarda más de lo esperado en alcanzar la hoguera. Sin duda, el dolor del brazo no ayuda a calcular las distancias y los tiempos con seguridad. Pero llega al fin a lo que parece la seguridad de la hoguera. Puede ver la figura de una chica, sentada junto a la hoguera y haciendo algunos trabajos manuales.

No parece ser de esas tierras.

Notas de juego

Marca a Ella en tu próximo mensaje :D

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24/09/2021, 16:18
John

Jonh se abrió paso entre las ramas de los árboles. ¿Una chica sola aquí fuera? ¿Y esas ropas, de dónde son? No parece una amenaza, será mejor que me acerque. 

¿Hola? —dijo saliendo despacio de entre los árboles, enseñando las palmas de las manos en actitud conciliadora, el dolor del hombro le hizo arrepentirse de inmediato—. ¡Auch! Soy Jonh, Miller. Me he perdido. He visto tu fuego desde lejos. Comienza a hacer mucho frío. Me preguntaba si... ¿Te importaría compartir tu fuego conmigo? —dijo entre dolores, mientras acomodaba su brazo izquierdo en un cabestrillo improvisado con un trozo de su camisa.

A la luz de la hoguera es un un chico fuerte y delgado de ensortijado pelo marrón y mirada tímida.  Viste camisa de algodón gastada y ropas de cuero humildes, con manchas de un polvo blanco en las mangas y las botas. De su cinto cuelga una vieja espada.

Notas de juego

// Bien!! Por fin!

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25/09/2021, 03:16
Ella

Aunque los Hijos del Gran Oso eran de naturaleza amable, no acostumbraban a tratar con los otros pueblos más que lo indispensable. En sus tierras, un extranjero era visto como un intruso, una molestia pasajera o, en el mejor de los casos, una extraña visita. Pocos eran recibidos como amigos... y sobraban los dedos de una mano para contar a los que eran considerados parte del clan. El anciano Gerold era uno de esos últimos. Y Weoh.

¿Qué será de él?, pensó. Extrañaba a Weoh. Sus historias, sus canciones.

Extrañaba su tierra, el olor de su tierra.

A su gente.

Extrañaba a su padre...

La memoria de los días pasados regresaba a su mente como fantasmas evocados por las largas noches de insomnio. Estaba agotada. Necesitaba despejar su mente de los recuerdos, de la añoranza. Exhaló un largo suspiro y continuó con su labor. Apartó unas piezas doradas y comenzó a horadarlas una a una con la punta del cuchillo. Y estaba en esto cuando un ruido de ramas y hojarasca a sus espaldas la sobresaltó. Se incorporó de un salto, cuchillo en mano, y escrutó la maraña verde que crujía tras el paso de... ¿un hombre? Alzó la cabeza, entrecerró los párpados y olfateó el aire, igual que lo haría un oso.

Fue entonces cuando una silueta surgió de la espesura: era un hombre muy joven y estaba herido, o eso parecía..Ella escuchó (y no escuchó) sus palabras mientras lo contemplaba igual como contemplaría a un árbol, a la lluvia o un recuerdo lejano. ¿Estaba perdido? Frunció el ceño y volteó la mirada hacia su brazo. Luego contempló la fogata y las rusientes brasas y asintió como una autómata, al mismo tiempo que le señalaba un sitio donde acomodarse junto al fuego

En silencio, volvió a sentarse y se quedó un largo rato contemplando al muchacho. Sus grandes ojos castaños estaban ensombrecidos, sin brillo y ojerosos. Luego arrojó un atado de hierbas al fuego e inquirió, con voz cansada y ronca:

—¿Es una herida o un golpe? ¿Tienes hambre? 

Y mientras esto decía fue vaciando sus alforjas y le entregó al muchacho un grueso puñado de frutos secos, algunas raíces dulces y unos bizcochos de miel. Un manjar cuya receta los hijos del Gran Oso guardaban con gran celo, un pan que alimentaba cuerpo y espíritu, y que Ella compartía por segunda vez a lo largo de todo aquel derrotero que la había alejado de su añorada tierra. Y mientras los bizcochos de miel y los puñados de semillas pasaban de mano...

—¿Eres un soñador? ¿Podrías soñar para mí? —preguntó; pidió; casi suplicó.

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25/09/2021, 10:37
John

Jonh asintió agradecido a Ella cuando esta le señaló un sitio junto al fuego. A la luz de la hoguera la chica resultó ser algo más joven que él. ¿Cómo era posible que estuviera aquí sola en medio de la noche? Debía de ser toda una guerrera. De algún lejano pueblo bárbaro a juzgar por sus vestiduras rústica a base de pieles y las pinturas de su rostro. La visión del hacha y la lanza al alcance de la mano de la joven turbaron un poco la confianza de John. La mirada hosca de la muchacha no ayudaba y tampoco el hecho de que no le hubiera dicho su nombre.  

Gracias —dijo de nuevo al tomar asiento junto a las llamas—. Un golpe, solo necesito descansar, estaré bien pronto —dijo el chico tomando las viandas que Ella le ofrecía no sin cierta sorpresa.

La generosidad de la chica, contrastaba con su carácter reservado y hosco. 

¿Eh, soñador? No entiendo —dijo confundido tratando de que nos e le cayera nada entre las manos—. Oh, ¿quieres decir trovador, cuentacuentos? Me temo que no tengo historias por contar, aun. La verdad es que es la primera vez que salgo de Libantir —y sin embargo no sonaba a disculpa, más bien había determinación en su mirada, normalmente algo tímida.

No pudo evitar dejar a un lado las raíces, pero se deleitó con el olor de los trozos de bizcocho. 

¡Mmm! ¿Lo has horneado tú? —pregunto enarcando las cejas. Estaba realmente sorprendido de que aquella maravilla culinaria fuera obra de una salvaje. Le recordaba a la torta de miel y canela que tía Ágata hacía en las fiestas de guardar.

Desde luego no parecía ninguna espía del reino o una enemiga de la princesa. Decidió que no podía ser mala persona si hacia aquellos bizcochos y estaba dispuesta a compartirlos con un desconocido. John dio un bocado al jugoso bizcocho y la sonrió con franqueza.

 

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25/09/2021, 21:01
Ella

—Oh... —susurró.

Sus ojos se ensombrecieron aún más y apretó los labios con fuerza. No es un soñador, pensó. Casi de inmediato, desvió la mirada hacia los bizcochos y escondió su desilusión mordisqueando uno. Pero cuando el muchacho le preguntó sobre los bizcochos, Ella sonrió ligeramente sorprendida y negó con una torpe cabezada.

—No, no... Aún no estoy preparada para cocer esos bizcochos. —Tras una pausa, explicó: —Un hijo del Gran Oso debe aprender a defenderse primero. Si acaso un cachorro se separa de la manada, ¿quién lo protegerá? Debe hacerlo él mismo hasta que la manada lo encuentre. Luego aprende a curar las heridas de la carne; y, finalmente, las del alma. Ya aprendí a defenderme y recién comenzaba con los rudimentos de la sanación del cuerpo... pero aún me falta mucho para aprender a sanar las heridas del espíritu. —dijo, y suspiró.

Recordó al anciano. Gerold era el encargado de curar sus heridas; él había sanado su espíritu cuando cruzó aquella puerta prohibida. ¡Cuánto lo necesitaba! Recordó su largo cabello blanco atado con un cordel que dejaba al descubierto un rostro delgado donde se confundían los indicios del tiempo. Las arrugas revelaban el larguísimo tiempo vivido, pero en sus ojos ardía la misma luz que, desde los ojos de los guerreros jóvenes, alumbraba el campo de batalla. Nadie más sabio que Gerold, nadie más incomprensible también…

Sus manos y sus ojos regresaron a aquellas piezas de metal que ella misma había pulido con esmero para que brillaran como las estrellas, poco antes de la aparición de John. A los ojos del joven, un pequeño montón de monedas se apilaban frente a la salvaje muchacha. Con la punta del cuchillo había horadado una docena de aquellas monedas de oro y unido cada una de las piezas con un fino cordel; y otras tantas esperaban en la pila. Al otro lado, otra pila con algunas monedas de plata y una solitaria moneda de cobre aguardaban el mismo destino. ¿Qué estaba haciendo? Era difícil adivinarlo, ¿un collar quizá?

—Me gustan las historias como a todos, pero... no necesito un... trovador. Cargo con muchas historias en mi mochila, más de las que puedo recordar... Necesito... un soñador, alguien que sueñe por mí... ¿Conoces a uno? —preguntó, y alzó la mirada hacia John. Su voz tenía un timbre apremiante; su mirada, desolada, algo huidiza. —Es que... yo no... No puedo soñar —confesó. Y parecía realmente devastada por aquel hecho, más aún que si hubiera confesado que se encontraba ciega o que había perdido una pierna.

Las tradiciones milenarias de los grandes clanes del norte reconocían cuatro Virtudes Primordiales en las criaturas humanas: la memoria de los Antiguos, el valor del guerrero, los sueños y la honra de llevar un nombre. En la memoria de los Antiguos los guerreros bebían el valor que los transformaba en feroces criaturas en la batalla. Y era en los sueños que el Clan se unía en profunda comunión con las demás criaturas; y era en los sueños también que recibían el honor de ser visitados por un espíritu y de portar un nombre...

... Pero la muchacha ya no podía (o sabía) soñar. Aquella peste del insomnio atormentaba a sus ojos, sacudía los cimientos de su ser y le robaba los sueños.

Ahora había perdido a su espíritu protector, a la Osa Parda.

Y su propio nombre.

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25/09/2021, 21:27
John

John la observaba con curiosidad mientras masticaba. Debe de venir de muy lejos, no entiendo nada de lo que dice. Una hija de la tribu del Gran Oso.

No puedes soñar... ya veo —dijo encajando todo aquello más naturalmente de lo que habría creído posible hace unas horas—. No entiendo mucho de lo que dices, pero te ayudaré si puedo —asintió muy serio, no soportaba ver sufrir a aquella chica de aquella manera, esa mirada de indefensión, de súplica—, si no se interpone en mi misión. Mi espada y mi corazón ya están empeñados —añadió muy solemnemente—, pero no voy a ir a ningún sitio hasta el alba. ¿Qué quieres que haga? —dijo limpiándose las migas de las manos y mirándola fijamente.

Ella había compartido su fuego y su comida con él así que ayudarla era lo mínimo que podía hacer.

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27/09/2021, 13:01
Director

Notas de juego

Os dejo cancha libre para que roleéis y tal. No pasará nada hasta el alba.

No habéis roleado demasiado en la otra partida y os tenéis que conocer y tal :D

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28/09/2021, 16:44
Ella

Ella dejó a un lado las monedas y contempló al muchacho durante un interminable instante; luego, sonrió y se encogió de hombros.

—Gracias, pero no creo que puedas hacer mucho —dijo, y volvió a sonreír. —Necesito encontrar a la osa parda. Para eso necesito a alguien que sueñe por mí. O que haya encontrado algún rastro de la osa. O... ¿Conoces el Bosque de los Espíritus? La mujer que soñó para mí me habló del bosque y me advirtió que la osa... —Hizo una pausa. —Fue un sueño confuso —concluyó y bajó la mirada.

Entre sus dedos aquel manojo de monedas tintineó con un eco lejano, impregnado de recuerdos. Apretó los labios y continuó horadando aquellas piezas doradas con la punta del cuchillo. Aquello la distraía y relajaba. Con suerte, esa misma noche terminaría el "collar de estrellas", una constelación igual a la que asomaba al poniente de sus tierras.

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28/09/2021, 22:47
John

¿Te refieres al Bosque de las Almas? —preguntó con curiosidad el joven cuando Ella mencionó el bosque—. Porque si es así, resulta que yo también voy a hacia allí. Al corazón del bosque, tengo que encontrar un sello para protegerlo. Deberíamos aunar esfuerzos, es un sitio bastante siniestro, por lo que he oído. Dicen que es un lugar encantado. Dicen en él habitan seres mágicos malvados, pero el ser más poderoso del bosque es La Pastora de Almas. Dicen que puede atraparte para siempre en su sueño eterno. De hecho, ahora que lo pienso, a lo mejor ese espectro tiene algo que ver con lo que te pasa. O a lo mejor son todo historias de viejas, a saber —se encogió de hombros.

Jon desvió un momento su mirada hacia las cuentas del collar sin poder evitar preguntarse si todas esa monedas valdrían lo mismo ahora que estaban agujereadas. Qué desperdicio, era bastante dinero, pero era curioso que para ella tuvieran otro valor. Sonrió.

¿Quieres que haga yo la primera guardia? —se preparó para la tarea reprimiendo un bostezo y acomodándose su brazo herido.
 

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29/09/2021, 06:34
Ella

—¿La Pastora de Almas? —repitió, más dubitativa que interrogante. —¿Crees... crees que...? —En el fondo de sus ensombrecidos ojos fue encendiéndose una pequeña luz de esperanza.
Presta, dejó a un lado cuchillo, monedas y demás objetos y se deslizó hasta el muchacho tan cerca que, quizá, rayaba en el desagrado o el desconcierto.
—¿...podría devolverme mis sueños? —susurró, mirándolo fijamente a los ojos.
Sin dudas, la muchacha desconocía ciertas formalidades propias de las urbes, como las del espacio personal. Sin embargo,pese a sus salvajes costumbres, podía percibir cuando su conducta era incómoda para los otros y fue así que retrocedió un poco, pero su mirada siguió fija en John.
Y cuando este propuso hacer la primera guardia, Ella rechazó su oferta:
—Nunca duermo antes de la medianoche. —Tras una pausa. —Pero dime, ¿conoces el camino al bosque? Antes dijiste que estabas perdido. ¿Perdiste el camino o a tus amigos?
Por primera vez desde que sus caminos se cruzaran, Ella tenía un tono de recelo en su voz, así como en su mirada cuyos ojos se entrecerraron ligeramente.

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29/09/2021, 09:43
John

John se rascó la nuca algo avergonzado.

—Lo cierto es que se más o menos donde estamos. Siento haberte mentido, pero es que debo tener cuidado de quien fiarme —El joven parecía arrepentido e incómodo con la situación—. No sabía si eras una espía de los que conspiran contra la Princesa. Es a ella a quien me debo, tengo que salvarla —dijo muy serio y decidido—. Éramos varios, pero todos murieron o abandonaron. Yo no lo haré. 

Estaba claro que hacía rato que había desechado la idea de que Ella fuera una espía. 

—Nunca he estado en el Bosque de las Almas —aclaró algo más relajado—, pero seguro que por la mañana encontratemos el camino. De todas formas las historias de esa Pastora de Almas no son bonitas, si la vemos más nos vale correr. 

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29/09/2021, 15:18
Ella

Si le preguntaran a Ella qué era lo que más detestaba, sin vacilar un instante respondería que la mentira y las dobles intenciones. También la avaricia y la ruindad, pero, ante todo, la mentira. Y descubrir aquella mentira fue un motivo de disgusto, como si John le hubiera arrojado un balde de agua helada.
Para Ella, la mentira era algo más que el germen de la desconfianza. Mentira, engaño, falsedad, calumnia, eran palabras vedadas. Había algo inenarrable en esos vocablos, algo prohibido. Como un halo oscuro caminando sobre la nieve con huella invisible, escondiéndose en las tinieblas. Un antiguo temor heredado de su padre, quien decía que todo engaño poseía algo hostil y maligno que se ocultaba en la noche poblada de ruidos de saltos, de pisadas, de susurros, de gruñidos que recorrían las arboledas...
La muchacha apenas parpadeó, pero su expresión reflejó el desconcierto que bullía en su interior, silente y agazapado. Tardó un largo rato en reaccionar, y cuando lo hizo fue con la intención de comprender el porqué de aquel sinsentido:
—¿Cuál era la conveniencia de que fingieras estar perdido? —inquirió.
No acertaba a explicárselo, pero por alguna razón no creía que el muchacho tuviera malas intenciones. Sin embargo, la mentira ensuciaba el más noble propósito. Además, una mentira exigía más mentiras. Era una maldición.
—La mentira solo acarrea desgracias. No vuelvas a hacerlo —exclamó, muy seria. —Luego indagó: —¿Quién es "Princesa"? ¿Tu amada? ¿Y de quién debes salvarla? Dices que tus compañeros murieron o abandonaron, parece una misión harto peligrosa... ¿Qué acaeció?

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29/09/2021, 22:35
John

Jonh se removió incómodo en su sitio. No por la cercanía de la muchacha, sino por su mirada de reproche.

¡Oye, que a mí tampoco me gustan las mentiras! —se quejó sin comprender por qué le afectaba tanto la opinión de una desconocida—. Pero hay gente malvada que intentaría apresarme si supieran que trato de ayudar a la Princesa Yokhara. Es la hija del rey de Altair, donde nos encontramos, y corre un gran peligro. Es víctima de una maldición que se materializará en su próximo cumpleaños si nadie protege el sello de salvaguarda, en el corazón del Bosque de las Almas.

Se tomó un momento para continuar.

Y no, ella no me conoce, aún —dijo aún más incómodo sobre las preguntas personales que la salvaje descerrajo a quemarropa—. Su asistente personal nos contrató para buscar el sello y protegerlo. Dos de mis compañeros se cayeron de la muralla al tratar de sortear a la guarda y se partieron el cuello. El resto se asustó y abandonó —dijo con tristeza—. Cuando vi tu fuego pensé que pasar por alguien perdido evitaría preguntas sobre el auténtico motivo para merodear extramuros de la capital a estas horas. Al menos hasta comprobar que no eras uno de los conspiradores que persiguen la ruina de la familia real. Eso es todo.

 

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29/09/2021, 23:30
Director

Notas de juego

Holi, os dejo hasta mañana y os actualizaré para avanzar :D

 

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29/09/2021, 23:36
Ella

Notas de juego

Vale. :)
Ella ya dejará de incordiar con sus preguntas al bueno de John en el próximo posteo y hará las pases. Luego montará guardia y despertará al muchacho cuando le toque descansar a ella.
Después le tocará a John asesinar a la salvaje montar guardia hasta el alba. No queda mucho. :D

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30/09/2021, 09:13
John

Notas de juego

Jaja ok, cierra la escena con tu post.