Partida Rol por web

Difícil, demasiado es describir la batalla más grande que sus ojos hallan visto y más aún el como ha llegado hasta este lugar, ahora, defienden la última entrada al castillo del rey*.
Allí, en ese lugar, las máquinas de guerra de las que hablaba Shaguerrack con palpables, en realidad alguno de ustedes ya las han visto.
Lo que es nuevo para todos es Kalima, mano derecha de Unglar y su dragón, allí, frente a ustedes y el ejército.
Más allá la batalla, Anomen, , Shaguerrack, Parmenion, los Jinetes Negro (todos ellos, incluido Unglar) dan honor a lo que se había previsto.
Cuando tos esto sucede la guerra aparece, si, es una redundancia pero no para ustedes los que ven a Ohrin el fantasma luchando en la misma y con el miles de muertos vivientes, deben ser cerca de los cincuenta mil, dan buena defensa frente a los orcos que no son improvisados y los atacan de la mejor manera.

Demasiado difícil es describir la batalla más grande que sus ojos hallan visto y más aún el como ha llegado hasta este lugar.

La hueste orca, ha avanzado tal como lo predijera Dominic. Los dragones y sus jinetes, sobrevuelan a lo lejos, mientras el frente formado por millones de orcos y por numerosas y extrañas maquinarias guerreras, alcanza al fin los muros de Ginea.

El Bastión, así se le conoce a la impresionante defensa de la ciudad, tiene en su parte más delgada un espesor de cerca de veinticinco metros en su base, angostandose hasta alcanzar casi cincuenta metros de altura!

Hasta ahora, ha resultado siempre inexpugnable. En el pasado, incluso Parmenion -el Rey en el Sur- ha debido cesar en su avance contra la fortificada ciudad.
Ahora, aliado al Rey de Ginea, las tropas del poderoso guerrero bárbaro, se alinean junto a las comandadas por Shaguerrack. Los elfos, traídos por ustedes desde Qualinost, acampan tras el famoso muro preparándose para la acometida.

Allí, en ese lugar, las máquinas de guerra de las que hablaba Shaguerrack son palpables, en realidad alguno de ustedes ya las han visto.

Lo que es nuevo para todos es Kalima, mano derecha de Unglar y su dragón, allí, frente a ustedes y el ejército. Más allá la batalla, Anomen, Shaguerrack, Parmenion, los Jinetes Negros (todos ellos, incluido Unglar) dan honor a lo que se había previsto.

Las huestes orcas, comienzan a castigar duramente los muros de la ciudad. Las moles andantes que se enfrentaran al reunirse con Azrael, arrojan magicos proyectiles contra el Bastion. Cuando todo esto sucede la guerra aparece, si, es una redundancia pero no para ustedes los que ven a Ohrin el fantasma luchando en la misma y con él miles de muertos vivientes, deben ser cerca de los cincuenta mil, dan buena defensa frente a los orcos que a pesar de todo no son improvisados y los atacan de la mejor manera.

Los muertos, comandados por Ohrin, aparecen traslucidos en un primer momento, y logran abrir una brecha en los cientos de orcos, a las afueras del muro. El combate es encarnizado, y fácilmente se podría alcanzar ahora a las maquinarias, y evitar de ser posible que continúen azotando las paredes que protegen la ciudad.

Akin parecía casi aburrido sobre el gran muro, aunque no dejaba de moverse, no lo hacía con su habitual celeridad, simplemente soltaba flechas -de mala calidad, tomadas de la armería- contra orcos como quien desmenuza pipas de girasol, cada flecha suya era un orco muerto, pero había muchos más orcos que flechas. Sin embargo, al cabo del día, si enemigos más poderosos no lo reclamaban, podría abatir unos cuantos centenares que serían unos centenares de enemigos menos. El gesto de disparar era rápido y certero, pero parecía que era rutinario, como si sólo fuese un pasatiempo mientras llegaban los auténticos enemigos.

Dominic estaba en modo combate desde que empezó el ataque. La extraña piel violacea que le cubría estaba siempre activa. Pero aunque estaba atento a la batalla, sobretodo por si había alguna zona en la que se sobrepasara la muralla, pero por lo demás procuraba no dejarse ver, ni hacerse notar.

La presencia del dragón era inquietante, pero el hecho de que estuviera solo lo hacía un blanco facil. Además era un ser vivo por lo que era muy vulnerable a sus ataques. Se decidió a buscar a los demás y comentarselo.

Un guerrero realmente importante bajaba de un gran dragón negro, sin dudas una gran sierpe negra, dos máquinas infernales del gnomo del ejército orco con sus cuchillas girando a su alrededor y varios orcos terminaban de describir los enemigos del lugar.

 Con mi espada solar sujetada con mi mano diestra,espero en lo alto de la fortaleza,el momento de atacar.

Arqueros!,no dejéis de lanzar flechas,una tras otra.EL momento de las espadas,ya llegará...

El clérigo se mantiene firme en su posición, la larga espera había concluido y aún cuando su cabeza le dolía un tanto de tantas borracheras, Akden estaba listo para lo que habría de venir... Vamos, vengan por nosotros...

Los héroes estaban esperando su momento de modo que actuaron en forma lo habían planeado.

No ataquéis cuerpo a cuerpo, esperad a que la ira de mi señora caiga sobre el enemigo, al igual que una guadaña cae sobre un campo de trigo, cuando la siega este hecha entonces podréis actuar. - Ryo murmuraba palabras en alguna lengua extraña , parecia alguna especie de dialogo, aunque no se veía al interlocutor por ninguna parte

El clérigo observa al enemigo y sonríe, su capa ondea ante el viento generado por el dragón y la tela de su delgada ropa parece a punto de desprenderse de su cuerpo, tal es la fuerza del aleteo de la bestia... Es tiempo. Súbitamente su armadura aparece de la nada rodeando su cuerpo, el hermoso trabajo realizado por su mejor amigo es simplemente perfecto, el mithril brilla en todo su esplendor al reflejo de la luz, tal cual se encuentra el gigante parece mas un guerrero de metal que un clérigo. Es tiempo de que prueben el poder de AKden!!!

Súbitamente una tormenta de fuego abraza a los orcos y al dragón sin posibilidad de que la evadan...

Hago caso a Ryo.

Muy bién,debilitaremos al enemigo,hay que ir poco a poco,no es conveniente cansarse al principio,guardaos un as en la manga,pues ellos,seguramente guarden alguna sorpresa,no dudéis de ello. 

Rápidamente apunto,con mi espada hacia los orcos,y les mando mi poder,con la intención de fatigarlos.