Partida Rol por web

Los ligeros pero insistentes golpes en la puerta de tu pequeña cámara te despiertan muy temprano. A duras penas te desperezas, aún no ha salido el sol. Cuando abres la puerta, uno de los sirvientes del templo te mira tras la llama de una vela, tiene aún cara de dormido - "Buenos días hermana, lamento despertaros tan temprano. Tened la amabilidad de vestiros y acompañadme, la Alta Madre ha insistido en veros." Te vistes y aseas rápidamente, y aunque sabes el camino de memoria, sigues al hombre por los pasillos en dirección a los aposentos de Sarise Dremagne, Alta Madre y líder del Templo de Abadar, en Fuerte Inevitable.

Los rayos de sol se filtran por la ventana. Oís los primeros ajetreos en las calles y el cacareo de un lejano gallo. El aroma a pan recién horneado asciende desde la cocina del piso inferior. Parece que los Cañizales ya tienen listo el desayuno.

Dynah se apresuró en arreglarse y rapidamente recorrió los helados pasillos del Templo hasta dar con la puerta de la Alta Madre. Allí hizo un alto y resopló para quitarse de encima el frío de nieve que las heladas paredes apenas mitigaban, se alisó la túnica y se palmeó los muslos con disciplina militar y entró.

-Saludos, Madre. ¿Me habeis hecho llamar?

Druul baja las escaleras con una idea rondándole la cabeza, que le ha hecho madrugar. Siendo de los primeros parroquianos en el comedor, toma asiento en una mesa suficientemente grande para acoger al grupo conforme vayan bajando.

- Un te, por favor - pide ante la pregunta de qué va a tomar.

Minutos más tarde, cuando han llegado el resto de compañeros, les comenta durante el copioso desayuno:

- He estado dándole vueltas a quién podría darnos información útil de lo que podemos encontrarnos en el Capitel. No habladurías e historias contadas por abuelas a sus nietos, si no la realidad. Creo que antes de irnos, deberíamos pasar a ver a Abernard Royst, el viejo mago que vive en una casa junto a la Puerta Juliver, al sur de la ciudad.

Drabeorn se sentó a la mesa con los demás, listo para la marcha. Pidió todo lo que había en el menú para desayunar y mientras se zampaba unos huevos escuchaba a Druul explicar sus intenciones. - Claro, no perdemos nada.- dijo, encogiéndose de hombros y bebiendo de su jarra de cerveza.- ¿Ese tal Royst es amigo tuyo?

- Emmm no, no, no es amigo mío... simplemente es alguien conocido. Pero podemos probar, seguramente si le explicamos nuestras intenciones y ve que son nobles, no tenga mucho reparo en contarnos lo que sepa...

Abroshtor se despertó al alba. Tenía ojeras de haber dormido más bien poco, ya que al llegar a la habitación se había puesto con el encargo que el semiorco le había pedido. Sacó sus herramientas, un pequeño alambique, una retorta y un mortero y mazo bastante desgastados, nada ostentoso, simplemente pequeños y prácticos para el viaje. Preparó minuciosamente la poción. Nada más terminar, volvió a cebar las pequeñas bombas que siempre llevaba en una talega en el cinturón y, consultando su escueto libro de fórmulas, preparó de nuevo sus extractos antes de dormir.

Bajó al comedor para ver a Drull y a Drabeorn desayunando. El gnomo hizo lo propio. Pan con mantequilla, no gustaba de empezar el día con el estómago a reventar, a diferencia del humano.

Druul había propuesto una visita a un mago local. Si él pensaba que podría ser de ayuda no cabía duda que no era malgastar el tiempo. -!Veamos al mago!- Dijo con decisión mientras terminaba de untar su último trozo de pan con mantequilla.

-Te he preparado la poción.- Dijo a Druul mientras sacaba un frasco con un líquido azulado. No creía que le importara que le tuteasen.

Tras la puerta, oyes la voz de una mujer de avanzada edad - "Entra hija" te invita a pasar. En el interior, el olor a incienso recién prendido colma el ambiente. Sarise Dremagne está junto a la ventana, su canoso cabello, normalmente recogido en un moño, campa ahora algo alborotado. "Lamento haberte hecho venir tan temprano, pero los acontecimientos requieren cierta presteza" añade.

"Supongo que estarás al corriente de los incidentes acaecidos en los últimos meses; tanto en las cercanías de Torreón como en Fuerte Inevitable se han avistado ciertos... seres... criaturas no-muertas que aparecen de la nada y atacan a aquellos que se cruzan en sus camino... como si no tuviéramos suficiente con los bandidos..." reflexiona en voz alta.

"Te preguntarás qué tiene que ver todo esto contigo... empezaré diciendo que Lady Comandante Drovust movilizó hace unas semanas a sus Caballeros Infernales para patrullar las cercanías; sus últimos informes han aportado un dato curioso y es que todas esas criaturas lucen un emblema común, una calavera coronada."

"Apoyándome en este último dato, he obtenido algo de información adicional de mis contactos en los planos superiores, confirmando mis temores, y es que algo maligno se está gestando en el interior del Bosque de Ecos, sospecho que relacionado con las ruinas azlanti."

"Te he hecho llamar pues el destino de un pequeño grupo de aventureros está ligado a esas ruinas, y esos aventureros están hoy aún en Fuerte Inevitable, aunque no por mucho tiempo."

"Necesito que localices a ese grupo, y los acompañes en su camino. Investiga las ruinas, confirma si están relacionadas con los engendros. Sé que de todos mis acólitos tú eres la más indicada para esta misión. "

"Por supuesto, esto debe mantenerse en secreto, no queremos agitar aún más el estado de ánimo de las gentes de Fuerte Inevitable." La mujer hace por fin una pausa, lo que te permite lanzarle algunas preguntas.

- Oh! Mil gracias Abroshtor!

El rostro de Druul se ilumina ante la poción, no tenía ninguna y estaba un poco preocupado por ello. Rebuscando en su zurrón, saca 50 monedas de oro y se las ofrece al gnomo. Mientras, dirigiéndose a los demás, añade:

- Lo veis? Un excelente artesano!

Dynah escuchó con paciencia tratando de no mostrar la excitación que se abría paso en su joven corazón.

-Lo que decís me honra, Madre. Por la confianza que demostrais en una humilde novicia y la responsabilidad que depositais en mis manos. Por supuesto, acepto la tarea pero, decidme, ¿Dónde puedo encontrar a esos aventureros y qué saben ellos de lo que les aguarda? De hecho, ahora que lo pienso, ¿Habeis encontrado alguna referencia en los textos antiguos a ese emblema de cráneo coronado?

Y, para acabar... ¿Dónde puedo encontrar a esos guerreros?

El pequeño gnomo se alegró de ver la satisfacción de Drull. Sin duda un cliente muy complaciente. -Gracias por el cumplico.- Dijo con una amplia sonrisa en respuesta a las palabras del semiorco. Sin duda su amabilidad era un fuerte contrapunto a su aspecto. Miró las monedas que le había dado. -Mucho más de lo acordado. -Dijo mientras le devolvía 20 de las 50 monedas que le había dado. -Gracias, pero no aceptaré esa cantidad.-

-Ya que conoceis bien estas tierras... - Dijo a Drabeorn. -¿Que clase de peligros podemos encontrarnos en el bosque? Aparte de los ya mencionados bandidos, por supuesto.

- Bueno, hay animales salvajes, principalmente osos y lobos. Pero no creo que se acerquen a un grupo grande, y deberíamos estar a salvo si viajamos de día. Tenemos más probabilidades de caer en una zanja y partirnos la crisma.- sonrió el bárbaro. - Pero bueno, ¿dónde se ha metido esa muchacha? Mujeres...

"Ah, hija mía, las preguntas son muchas, y las respuestas escasas... hemos consultado los textos, así es, pero no hemos hallado ninguna referencia a esa simbología, aunque ya sabes que lamentablemente, nuestra biblioteca no es precisamente extensa."

"Lo más probable es que los aventureros se hospeden en el Blasón de Juliver, quizá puedas encontrarlos aún allí si te das prisa. Si no es así, recuerda que lo más probable es que tomen la Puerta de Aguamusgo para dirigirse hacia Bosque de Ecos."

"En cualquier caso, Lady Comandante Drovust ha tenido la amabilidad de preparar esta carta de autorización." te entrega un pergamino lazado. "Con ella, tu y tú grupo tendréis licencia para actuar por el interés del buen orden y hacer cumplir las leyes, aunque lamentablemente, Lady Drovust se negó rotundamente a perdonar la mordida que obtendrán los Caballeros Infernales de cualquier botín que hagáis..."

"Si no tienes más preguntas, te sugiero que te des prisa en encontrarlos... el tiempo no corre a nuestro favor."

El Bosque de Ecos es especialmente notorio por su población de arañas, desde las diminutas arañas zarza (llamadas así por su caparazón espinoso) hasta la masivas arañas lunares, horrores pálidos de vientre abultado que atrapan en sus redes a presas tan grandes como un alce, o incluso a algún leñador ocasional.

Otras criaturas monstruosas han sido también avistadas y cazadas: lobos terribles, oso búhos, ettercaps, ... Incluso circula la leyenda de que un dragón se esconde en el bosque, aunque esto último no sabes si es más bien un rumor creado por las ancianas de la tribu para tener a buen recaudo a los más jóvenes.

A parte de la fauna, el Bosque de Ecos se gana su nombre por el confuso comportamiento de los sonidos atrapados bajo el espeso manto de hojas. Los viajeros y los leñadores menos experimentados a menudo hablan de espejismos brumosos, extraños zumbidos, o sinuosos caminos que cambian su ruta de un día para otro. A la sombra del bosque, todo parece algo más confuso, y muy a menudo encontrar el buen camino es algo más costoso, incluso para los forestales más experimentados.

El terreno es abrupto, y pequeños caudales fluyen en el fondo de estrechos y profundos barrancos, aunque constituyen la mejor referencia para guiarse en el bosque,

Dynah se lamentó por la escasa información pero cogió la carta de la Lady Comandante Drovust y se la guardó en los bolsillos de su túnica. La Alta Madre tenía razón, no podía perder tiempo.

-Teneis razón, Madre. Prepararé mi equipo y a Bethany y partiré hacia la taberna. Si no los encuentro allí, les esperaré en la puerta. Puedo llevarme comida para el viaje, supongo...

Dynah casi se va sin despedirse, con las prisas. Entonces cae en la cuenta y se gira sobre sus hombros para dedicarle unas ultimas palabras a sus superiora.

-No os decepcionaré, Madre. Os lo prometo.

Después de acabarse su copioso desayuno y vaciar su jarra de cerveza, el bárbaro pareció recordar algo más.

- Por supuesto, también están las arañas. El Bosque de Ecos está lleno de ellas, desde las más pequeñas hasta otras capaces de comerse a un alce.- dijo tranquilamente, hablando de aquellos horrores como si estuviera recitando la lista de la compra.

- Pero como os digo, el principal problema es el terreno. El nombre del bosque se debe a los confusos sonidos que reinan en su interior. Es fácil perderse entre las sombras de sus árboles y caer por un barranco.- dijo, encogiéndose de hombros.

- Muy prometedor, sin duda.

El semiorco esboza una sonrisa, aunque su amistosidad se ve sesgada -literalmente- por las feas cicatrices.

- Para las arañas... consideráis necesario tener algún tipo de remedio contra veneno?

Alyssa bajo tarde a desayunar… como era habitual en ella el sueño había podido con ella y las sabanas le habían pesado más que cualquier armadura de acero.

Cuando apareció por la posada sus nuevos compañeros estaban hablando de arañas, compuso un mohín y les saludo mientras iba a por algo de desayunar, esperando que cuando volviera a la mesa el bárbaro hubiera terminado de hablar de aquellos seres asquerosos. 

- Desde luego, los antídotos no vendrían mal...- Drabeorn se encogió de hombros, y miró con gesto interrogante a Abroshtor.

-Oh!. Antiveneno, antiveneno...- Comenzó a pensar el joven Gnomo. -Conozco un unguento que ayuda a combatirlo. Una fuerte Antitoxina. Podría fabricarla, pero es costoso y requiere tiempo. Dedicandole todos los dias un rato, lo que me permita el viaje, puede que en una semana lo tenga listo. Para entonces ya habremos llegado a las ruinas, y con un poco de suerte, encontrado a los dos magos y regresado...