Partida Rol por web

Kosuke había tenido la suerte (O la desgracia) de haber sido electo como cronista para aquel primer tramo del viaje, y la oportunidad lo tenía más que contento: Por una vez no era la historia de otros la que estaría transmitiendo, si no la propia, y quizá algún día en el futuro sería otro quien hablara de él y sus compañeros. Íncluso si lo que tenían que contar era cómo se había caído cuesta abajo por intentar detener a un burro, ¿Cómo no iba a sentir algo de orgullo ante ese pensamiento?

Por eso mismo se lo tomó bastante en serio, y aunque todavía no se atrevió a manchar las páginas del cuaderno con tinta en las pequeñas paradas que hacían, sí que se repetía en voz bajita las cosas que habían ocurrido y que no quería olvidarse de mencionar. También aprovechó para preguntar un poco a sus compañeros por sí mismos, y es que la crónica necesitaría, al fin y al cabo, una introducción.

El primer dilema llegó antes de que la noche reclamara su lugar en el ciclo eterno. Después de hacer honra a la tradición y detenerse para rezar a la estatua se les presentó la opción de optar por dos caminos, aunque para Kosuke la elección estaba más que clara desde el primer momento.

- Yo tomaría el camino por el bosque. - Asintió, después pasando a argumentar su elección - Tiene pinta de ser más directo, y siendo tan transitado, no creo que vaya a ser más peligroso de todas maneras. Y no es que tenga prisa por llegar, pero hay que admitir que podríamos haber sido más previsores con las raciones. ¿Qué os parece a vosotros?

Parecía que la marcha se había reanudado sin problemas. Habían sufrido de un pequeño accidente hace unas horas, pero sin secuelas graves, al menos nada aparente, aunque si que es cierto que el ritmo estaba siendo más bajo de lo que podrían alcanzar.

Algo bueno si había salido del percance, y es que las desgracias, aunque sean pequeñas, hacen que los lazos entre los participantes se estrechen. Se diría que durante el día los cinco habían estado más cercanos entre ellos, más dispuestos a compartir conversación. Ya no eran tan desconocidos como ayer. Minako se había sentido especialmente mal por el hecho de que la espantada de Hai-iro hubiese provocado todo el incidente, pero las palabras de Kazuki, especialmente la broma que hizo al fingir hablar con el burrito, la hizo sentir bastante mejor. Era una experiencia extraña viajar con gente que no es de tu familia, pero en verdad muy interesante.

Al llegar al cruce y plantearse la decisión de que camino tomar, la chica mira con detenimiento al resto de componentes del grupo. Ambos caminos parecen lo suficiente seguros como para ser transitados sin problemas, pero cada uno plantea sus propias complicaciones. Pasar por el centro del bosque y arriesgarse a que su burro se asuste y salga en desbandada de nuevo es algo que nadie quiere, pero pasar demasiado tiempo en el viaje y que se acaben las provisiones tampoco es deseable, sobre todo teniendo en cuenta que Shiso no ha tenido un buen día... pasar hambre no ayuda cuando te encuentras mal.

- Yo... dice con timidez. Yo optaría por el bosque también. No parece especialmente peligroso. Habrá que mantener a este travieso bien sujeto -dice refiriéndose al burrito- pero no creo que nos encontremos con mayores problemas. Me preocupa más el quedarnos sin provisiones, si uno de nosotros se encuentra mal algún día y no tenemos comida ni agua eso si puede ser grave. La mirada de preocupación hacia Shiso es evidente, no podría esconderla por mucho que lo intentara.

El camino hasta la estatua que marcaba el cruce de dos caminos había sido tranquilo, de hecho, había reducido el ritmo en deferencia de los accidentados y del abuelo. Los primeros, a pesar de sus protestas de que nada les había sucedido, cojeaban ligeramente al apoyar el pié de la madriguera. Él mismo sabía lo que podía doler una torcedura de tobillo si se la intentaba forzar, por lo que, con la excusa de buscar más madrigueras, y tras hacer un chiste acerca de las mismas y las rodadas, fue deteniendo la marcha hasta que se aseguró de que podían pisar sin dolor. Por otro lado, Shiso no terminaba de reponerse y eso lo preocupaba, sólo esperaba que una noche de reposo le viniera bien.

Cuando llegó al Ryuuzoh le hizo una reverencia, miró ambos caminos e intento discernir si había algo en la estatua que le indicara cual sería el camino correcto. Observó a Yoshi hacer su dibujo y cuando terminó y se hubo levantado, él se arrodilló frente a la estatuilla. - Oh guardian de los caminos, guía de los viajeros, ten a bien indicarme cuál es el camino más indicado para nuestro pequeño grupo. - luego se levantó y sacudió las hojas de sus rodillas, volvió a estudiar los caminos y se sentó en una piedra. 

Miró a sus compañeros, lo cierto era que sus padres lo habían engatusado para que partiera, y en los primeros días se había rebelado contra su estupidez al haber partido, pero ahora, tras un nuevo día de marcha, empezaba a entender la importancia de viajar y conocer gente. Cierto era que si le daban a elegir él preferiría no hacer nada y descansar todo el día, y si lo apuraban, lo haría en una cama bien cómoda, pero por primera vez sentía que no era él lo único que importaba. Se sentía responsable por sus compañeros, y por eso cuando le tocaba guiarlos procuraba elegir el camino que más conviniera al grupo y al ánimo del día.

Sin darse cuenta empezaba a apreciarlos un poco como a su familia, vale, una familia distante, pero familia al fin. De hecho, en otro momento de su vida habría intentado ligar con Minako, sin importarle las consecuencias de una respuesta negativa o afirmativa. Lo cierto era que en un principio la altura de la chica y sus katas con la lanza lo había intimidado y, para cuando había tomado el coraje de robarle un beso habían pasado unos días y comprendió que ese beso podía lastimarla y romper al grupo. También en ese momento entendió que su actitud para con las chicas de su aldea no había sido la mejor, y que tendría que pedir disculpas a varias de ellas cuando volviera. Minako era como su hermana mayor, reservada y práctica, y esa tarde había logrado robarle una sonrisa alegre y casi hubiera jurado que la había escuchado reír.

Yoshi era para él como un hermano alegre, centrado, y siempre dispuesto a dar su punto de vista de forma ordenada cuando se lo pedían. En cierta forma era su opuesto, pero le caía bien y además tenía muchas historias de sus viajes como cartero. Tenía mucho que aprender de él y de sus andanzas. Kozuke, a pesar de ser mayor, era como el hermano pequeño. Siempre alegre, su música y sus cuentos siempre dispuestos a alegrar la travesía, y su curiosidad siempre alerta. Cuando escuchaba una nueva historia sus ojos parecían absorberla, como si fueran ellos y no los oídos el camino de las palabras.

Shiso, el abuelo, que decir de su líder. Siempre con una palabra amable, siempre dispuesto a ayudarlos en lo que fuera y mostrándose fuerte, aunque no se sintiera bien. Kazuki sospechaba que si Shiso se enteraba de que internamente lo llamaba abuelo se enojaría, pero no podía evitarlo. Le había puesto el apodo el primer día que se encontraron, él los había reunido afuera de la posada y les había propuesto viajar juntos, y entre su barba cana y algún que otro "pequeños" escapado de su boca le cayó como anillo al dedo... al menos para él. Con los días lo había ido conociendo mejor, y quizá ahora lo veía como un tío o incluso un padre de esa extraña pero cuasi funcional familia... pero el apodo le quedaba.

Los había ido mirando uno a uno con una sonrisa mientras pensaba en ellos, en su relación con ellos, y como cada noche antes de cerrar el día se prometió que mañana sería mejor persona que hoy para que ese viaje tuviera sentido. No le importaba el camino que tomaran, lo que quería era recorrerlo con sus compañeros.

- Coincido en que el camino del bosque es más corto, siempre y cuando su trazado sea claro y no nos perdamos, también es cierto que es un poco más peligroso. Si lo que más nos preocupa del camino largo es la comida, puedo cazar mientras montan campamento cada noche, pero el agua no puedo cazarla y si no hay ríos para reponer la provisión mal nos veo. Le he pedido al guardián que nos ilumine, pero supongo que dependerá de lo que decida el a...puesto lider de nuestra compañía - Por algún motivo se había atragantado con la última frase y tosió tras terminarla, quedando un poco ruborizado. - Como sea, éste parece un buen lugar para montar campamento, si queréis puedo ir a cazar algo para la cena y si no ayudaré a escoger un lugar sin ramas y piedras - dijo guiñándole un ojo a Yoshi con picardía, al tiempo que se preparaba para esquivar lo que le arrojase.

Kazuki no tenía mucho que ofrecer a sus compañeros como no fueran sus chanzas y una guía que el día de hoy había resultado afortunadamente desastrosa. Las vistas habían valido la pena, y el dragón una señal de buen augurio, pero había perdido la senda original y sus compañeros podrían haberse lastimado seriamente

Todos parecían encontrarse bien tras la caída, un par de torceduras era todo. Se acerco lentamente al grupo pues aún no se encontraba bien, saco un par de vendas y se las coloco en los tobillos a Kosuke y a Michi, no les iba a arreglar nada, pero por lo menos caminarían con mas facilidad.

- Conejos uno, grupo cero, dijo en tono divertido.

Solo esperaba que es fuesen todos los accidentes por ese día.

Continuamos el camino, yo como no sujetándome del burrito al cual acariciaba de forma despreocupada, no quería que volviese a salir corriendo. Regresaron al camino y emprendieron de nuevo la marcha guiados por Takeshi el cual había hecho una estupenda labor hasta el momento. Gracias a su elección había podido ver ese maravilloso dragón, cuando se lo contase a sus hijos no iban a creerle.

Caminaba pensando en que quizás fuese adecuado darles descanso a los tobillos de los accidentados, pero mientras los observaba parecía que estos no les molestaban lo mas mínimo pues caminaban a buen ritmo. Incluso mejor que el suyo. Por lo que pasado un rato dejo de preocuparse y volvió a disfrutar de los paisajes que los acompañaban.

Disfrutaba contemplando los campos en flor, la alfombra multicolor que estos les ofrecía era un descanso para la vista, de vez en cuando se podía ver algún tallo de trigo salvaje que crecía despreocupadamente entre las flores y comenzó a pensar en su hogar, pronto prepararían la fiesta de la primavera, después de que las nieves se hallan derretido. Las jóvenes saldrán al campo en busca de flores como las que estaba viendo para hacerse las típicas coronas y en la fiesta bailaran alrededor de la hoguera, mostrando a todo el pueblo que están preparadas para casarse. Hay fue donde conocí a Yumi, con su cabello oscuro y su corona de margaritas la cual destacaba en contraste con su pelo, bailando con su vestido azul marino... en ese momento supe que no querría separarme nunca mas de ella.

Observo a Minako, tendría mas o menos la edad también para buscar un marido. Y quien sabe quizá esta aventura termine por juntar a algunos de los jóvenes.

Ya estaba bien avanzada la tarde cuando llegaron a un cruce, por un lado uno bordeaba al bosque y el otro parecía adentrarse en el. Aprovecharon el momento para hacer un alto. Mientras les escuchaba decidir me dirigí a la estatua que adornaba la encrucijada y aproveché para rezar dando gracias por el viaje y por que los chicos no se hubiesen hecho mas daño. Era importante agradecer cada día vivido y mas cuando te acercas a mi edad.

- Apuesto líder...  no pude mas que sonreír.

Capte el mensaje de inmediato.

- Vamos tampoco soy tan mayor, si quizás debería haber realizado el viaje tiempo atrás, pero la juventud se lleva aquí. Dije llevándome la mano al pecho. De acuerdo, como parece que todos estáis de acuerdo continuaremos por el camino del bosque. Y me parece buena idea montar el campamento en este lugar, tenemos que aprovechar la luz que nos queda para dejar todo listo.

Kazuki salió a cazar, dejando el campamento en manos de sus compañeros, despidiéndose de ellos con un gesto. Unos veinte miutos más tarde, con la cara, las manos y las rodillas manchadas de barro volvió al campamento. Su gesto huraño les informó del resultado de la caza, más que sus manos vacías, sin embargo tan pronto traspuso los árboles sonrió. - Bueno, parece que a los aceiterdos no les apetece acompañarnos a cenar, tendremos que tirar de las racioes esta noche. - dijo mientras se acercaba al campamento.

Se sentó en una roca y comenzó a raspar el barro de sus rodilla con unas hojas, y luego siguió con sus manos, aparentemente no sabía que su cara era una máscara de barro.

Yoshi estaba ensimismado con su dibujo del guardian. Quería aprovechar las ultimas luces del día y terminar su boceto. Tampoco es que fuese un gran dibujante, pero era una manera de decorar su libro de viajes y tener referencias visuales de lo que iba a reflejar en su mapa.

Además, le ayudaba a mantenerse alejado de las conversaciones personales, en las que casi nunca se sentía comodo.

Las voces de los demas le llegaban como el murmullo del mal, algo que debe de tener un sentido pero que no lo llegamos a comprender. Yoshi sopló los restos de carboncillo fuera de su cuaderno cuando levantó la vista y comprobó que Kazuki le miraba sonriendo con afabilidad. Devolvió la sonrisa, aunque con un claro gesto de confusión, rascandose la cabeza y preguntandose si se habría perdido algo importante.

Se forzó a escuchar lo que decían los demas, intentando ponerse al día. Kazuki se fue a intentar cazar algo y Shiso sugirió acampar en aquel lugar. Seguirían, pasada la noche, por el camino del bosque.

- Espero no equivocarme como la noche anterior. Creo que alrededor de la estatua hay buenas posibilidades de encontrar un sitio para la acampada. Creo que los viajeros haran parada aqui, sobre todo esperando que Ryuuzoh les proteja.

Se acercó a la estatua e hizo una reverencia.

- Disculpanos por perturbar tu descanso, oh noble dragón. Solicito tu permiso para acampar en tu compañia.

Era más una forma de hablar, pero lo cierto es que aun aguardó unos instantes, atento a posibles señales de desagrado. Un trueno lejano, un temblor, un ave que decidiese evacuar guano sobre su hombro. Pero nada de eso ocurrió. Yoshi se puso en pie y trató de encontrar el mejor sitio para acampar.

Todavía faltaban unas horas para el anochecer y para levantar el campamento. Cuando terminaron sus rezos y bendiciones al Ryuuzoh, Takeshi regresó de su infructuosa caza en el interior del bosque, pero con novedades importantes. El camino del bosque parecía transitado porque había huellas y el caminar de los muchos Viajeros había creado un sendero de tierra, perfilado de hierbas y flores. Había un claro perfecto para hacer una cómoda acampada al abrigo de los árboles, así que avanzaron hacia el interior admirando la luz que se filtraba a través de la tupida techumbre de las copas altas de abedul. Los troncos, de un tono blanco moteadas de vetas más oscuras, se alzaban a los lados del camino como palitos y en lo alto, las copas redondas se abrazaban las unas a las otras. El tono verde-amarillo y el aroma de la hierba les daba muy buenas sensaciones. Encontraron rápidamente el claro, bordeado de setos y la tierra horadada por el uso de otros Viajeros. Yoshi buscó el mejor lugar para asentarse y montaron la tienda en un santiamén.

Hicieron un pequeño fuego a medida que el sol se ponía, cenaron caliente, aunque nada fresco y las mismas raciones de siempre. Compartieron algunas historias, se empaparon con la vida nocturna del bosque y cuando los párpados empezaron a cerrarse, se metieron en sus sacos para dormir. Se sentían felices y animados, los acontecimientos de la tarde, cuando lo recordaban, les dibujaba una sonrisa en la cara y así se durmieron, contentos al final del día y ansiosos por ponerse en camino al día siguiente.

La luz del sol fue lo que los despertó al día siguiente. Habían pasado muy buena noche, el lugar elegido por Yoshi no podía haber sido más perfecto, el lecho de hierba y la inclinación del terreno era cómodo y acogedor, muchos remolonearon dentro del saco con la intención de pasar allí unos minutos más, antes de partir y proseguir el viaje. En cuanto se despejaron, se limpiaron las legañas y dejaron atrás los últimos retazos de sueño, se dispusieron a desayunar. El burrito seguía dormido, echado en un rincón con una manta por encima, y las mochilas estaban en su lugar.

Sin embargo...

Minako fue la primera en darse cuenta de que faltaban raciones. Le gustaba tenerlo todo contabilizado, ya habían dudado a la hora de entrar al bosque debido al número de víveres, pero ahora faltaba por lo menos cuatro paquetes de comida. Takeshi, por su parte, rebuscó en todos los bolsillos de su mochila. ¿En qué momento había perdido los cubiertos? Es más, ¿cómo había podido perder dos flechas? Que algo había pasado se confirmó cuando Yoshi empezó a ponerse nervioso: su brújula había desaparecido. Los demás revisaron sus pertenencias, a Kosuke no le faltaba nada en apariencia, quizá una o dos monedas. A Sisho tampoco, tal vez alguna hierba de sus saquillos, no podía estar seguro.

Pero todo parecía indicar que... les habían robado durante la noche. 

Shiso poco podía hacer para ayudar a los jóvenes en ese momento y mas en su estado. Por lo que pensé que mejor no ser por lo menos un estorbo.

Dejé mis cosas en el lugar donde Michi preparaba el campamento y me aleje hasta el campo de flores que habíamos recorrido antes y escuchando el trinar de los pájaros en el bosque que comenzaban a buscar a su pareja, la primavera era lo que tenía, el calor tras el invierno atraía nueva vida.

Busque por los alrededores y comencé a recoger unas cuantas flores. Cuando estuve satisfecho observe a mis compañeros, por lo que parecía el campamento ya estaba casi montado por lo que decidí regresar.

Caminaba con las manos a la espalda y me acerque a Minako. Sacando cuando estuve a su altura un ramo de flores de borraja y gardenias, el color azul y blanco del ramo era llamativo pero sin ser cargante.

- Para ti, gracias por los cuidados, quizá en el fondo eres mejor sanadora que yo. Dije sonriendo.

Regrese junto a mis cosas y me dispuse a sacar las raciones para que estuviesen listas cuando todo el mundo estuviese preparado.

Habían decidido atravesar el bosque, pero como el día se acababa la decisión fue montar el campamento y proseguir el viaje al día siguiente. Todo fue sin problemas e incluso el ambiente mejoró bastante. Compartieron comida, anécdotas y el buen ambiente era palpable. Aunque el día empezó un poco accidentado lo cierto es que mejoró según se acercaba la noche.

Antes de dormir Shiso se acercó a ella y la obsequió con un hermoso ramillete de flores. "Por los cuidados", dijo. Si sólo había estado a su lado, no había hecho nada más. En cualquier caso el hombre sonreía agradecido. El gesto dejó a la chica con los ojos abiertos como platos, sin saber muy bien qué decir o hacer.

- Ehhh... gracias. Dijo mientras cogía las flores. Casi nunca había recibido detalles así, pero lo cierto es que resultaba agradable. No supo decir nada más pero su mirada no dejaba lugar a dudas de que estaba muy agradecida por el gesto.

Se fue a dormir con el ramo apretado contra el pecho, y quién sabe si fue por eso, pero pasó una noche muy agradable. Disfrutó de un buen sueño y se levantó con muy buen ánimo.

Hoy se siente muy bien así que no era necesario una práctica muy larga con la lanza. Un poco de ejercicio ligero y se encamina hacia Hai-iro para empezar a preparar el desayuno. Tarareaba una canción popular en su cabeza al rebuscar en el baúl y las alforjas mientras con una mano acaricia de vez en cuando al animal. Pronto el tarareo se desvanece mientras cuenta una y otra vez los suministros. Aquí falta algo. Llega un momento en el que para asegurarse decide sacar todas las provisiones y ponerlas delante de ella para comprobarlo minuciosamente. Es cierto, faltan cosas.

- Pero que... lleva ya un rato contando y comprobando y sus compañeros, ya despiertos, la miran sin saber muy bien que está haciendo. Les mira con cara de preocupación. -Faltan provisiones. Nos las han quitado esta noche.

Yoshi se sintió orgulloso del lugar que había elegido, aun a pesar de que el primer sitio que escogió hubiese quedado atras. Durmió placidamente y se despertó cuando Minako ya estaba en pie, contando las provisiones con cara de preocupación.

Les habían robado. Instintivamente se llevó la mano al pecho, tratando de juguetear con aquella brujula elemental que usaba como amuleto.

Solo que no estaba. Se palpó el pecho en varios puntos, tratando de localizarlo. Despues buscó la cadena. Nada.
Buscó a su alrededor, frenético. Sin exito. Despues comprobó su equipaje, al que nada le faltaba. Solo su amuleto preciado, su brujula.

- Maldición, maldición y mil maldiciones. ¿Quien habrá sido el gusano apestoso que me ha robado mi brujula? ¡La pagará!-gritó Yoshi, antes de darse cuenta de que los demas aun dormían.- ¿Que vamos a hacer? ¡Tenemos que coger al que lo ha hecho! ¡Yo no me voy de aqui sin mi brújula!

Kazuki durmió como los ángeles, esta noche Yoshi se había lucido al elegir el lugar y a pesar de su fracaso trayendo comida, l cena le cayó bien y se acostó pensando en el próximo día. Lo despertaron los gritos de Yoshi, y le tomó un momento terminar de entenderlo. Se desperezó y sin prisa tomó un paquete de raciones y buscó sus cubiertos, con cada bolsillo se despertaba un poco más, y para cuando llegó a su carcaj no tuvo que contar las flechas para saber que faltaban dos. Shiso y Kozuke parecían estar empezando a reaccionar a los gritos de Yoshitomo. Tomó un trago de agua mientras recorría el campamento, con la vista y cuando sintió que su voz no lo traicionaría habló.

- Buenos días Minako, buenos días Yoshi, déjame buscar el rastro y por favor prepara algo ligero para comer en el camino, me muero de hambre. - Luego fue con cuidado por los lugares donde habían pasado cosa hasta encontrar unas huellas que le dijeran por donde se habían ido los ladrones.

Habían cenado las raciones como era habitual, lo cierto es que sentía un poco de lastima que Takeshi no hubiese conseguido nada mejor que llevarse a la boca, por lo que ceno un poco a desganas temiendo que le volviese a sentar mal.

Se metió en su saco y descanso mucho mejor que la noche anterior, sin nada que le molestase durante toda la noche. Al despertar el campamento ya se encontraba en funcionamiento, posiblemente le hayan dejado dormir mas por como se encontraba en el día de ayer. Se levanto y comenzó a recoger sus cosas. Aun tenía algo de tiempo para observar si en los alrededores había alguna planta útil y eso le animo ligeramente.

Hasta que las palabras de Minako dieron un vuelco a su corazón. Nos habían robado... y ninguno nos habíamos dado cuenta. Si ya de por si las provisiones no serían suficientes para el camino largo, ahora las que les quedaban posiblemente tampoco lo fuesen para el camino corto.

Recuperado de su mareo, podía seguir el ritmo de los jóvenes y encontrar como querían a los ladrones, aunque le preocupaba que fuese peligroso. No quería que se volviesen a hacer daño.

- De acuerdo, seguiremos a los ladrones. Tenemos que recuperar lo que nos ha sido sustraído y podremos continuar nuestro viaje. 

Comprobó que el colgante seguía en su sitio al descubrir que habían desaparecido objetos personales también. Un suspiro de alivio demostraba que el colgante seguía en su lugar.

O esta vez habían elegido mucho mejor el sitio, o su cuerpo había hecho un avance milagroso en lo que se refería a dormir a la interperie, pero ese día se despertó fuerte como un roble. Todo el desgaste que había ido sufriendo durante los días de viaje parecía haberse desvanecido, y gracias a la combinación del descanso y la cena caliente de la que había disfrutado por la noche se sentía tan energético que podría haber hecho algo de ejercicio mañanero.

Por supuesto, la razón le dictó que fuera algo más cauto que eso y en su lugar, como siempre, repitiera su rutina mañanera: Recoger las cosas de dormir, lavarse la cara, desayunar... Pero no llegó a hacer ninguna de esas, porque mientras todavía se estaba levantando escuchó los gritos de Yoshi. Tardó un poco en terminar de entender lo que estaba pasando, pero cuando lo hizo, el corazón le dio un vuelco y salió disparado de su saco hacia su mochila, abriéndola para comprobar si el instrumento de seguía ahí. Y por suerte, seguía, del mismo modo que también seguía ahí el pañuelo azul, en su muñeca. La cabeza se le quedó colgando unos segundos y suspiró con alivio, terminando de levantarse.

Pero eso no quitaba que les hubieran robado tanto razones comob posesiones al resto, y siendo sus compañeros, no tenía intención de quedarse de brazos cruzados.

- Y pensar que ninguno de nosotros se ha dado cuenta. - Gruñó, llevándose una mano a la barbilla - ¿Vimos a alguien pasar mientras todavía cenabamos?

Aún así, era extraño. Habían robado raciones, cubiertos, un par de flechas y una brújula. ¿Por qué robar cosas así? Parecían robor aleatorios más que robos que buscaban algún provecho o valor.

- ¿Estáis seguros de que no ha desaparecido nada más? ¿No es un poco raro lo que se han llevado?

Parecía que el grupo estaba muy decidido a seguir el rastro de los ladrones, así que sin más discusión Minako recoge todo lo que había sacado y lo vuelve a guardar en el baúl con la mayor rapidez posible.

Lo cierto es que unas cuantas raciones no son importantes, siempre se podía confiar en que Kazuki cazase algo, o en encontrar algunas hierbas y bayas comestibles gracias a los conocimientos de Shiso, pero la situación se había complicado dado el hecho de que algunos objetos personales también habían desaparecido.

Era sin embargo algo extraño. Habían robado comida y objetos pequeños pero llamativos. Parecía un robo hecho por niños más que por un ladrón típico.

- De acuerdo entonces, seguiremos el rastro si eso es lo que debemos hacer. El tono de la chica es de nuevo sencillo y directo. Tened todos mucho cuidado, por favor.

Se dirige al grupo y ofrece las riendas del burrito a quien quiera cogerlas.

- Igual no es necesario, pero por si acaso creo que sería mejor que yo tuviese las dos manos libres. Sujeta su lanza en una posición más preparada para el combate, menos casual que cuando la usa como bastón. - No conocemos esta zona así que no sabemos qué puede pasar.

Kazuki vió a sus compañeros prepararse para partir mientras estudiaba las huellas, sonrió al escuchar los comentarios y al comprobar que Minako ya se preparaba para luchar. Se sentó un momento mientras buscaba alguna señal particular de las huellas - En efecto quien nos ha robado no buscaba cosas de valor, puede que haya sido un niño o algún monstruo travieso y amante de las cosas brillantes o punzantes, se ha llevado cosas de dentro de las mochilas por lo que tiene manos o al menos puede abrir bolsillos, dada la variedad de lo sustraído y la cantidad de raciones creo que son varios y nos llevan bastante ventaja. - su estómago eligió ese momento para rugir su descontento. - O bien nos sentamos a desayunar tranquilos, o preparamos unos bocadillos para el camino, mientras más tardemos en partir más lejos tendremos que llegar para alcanzarlos a menos que ya hayan llegado a su guarida. Las huellas aquí no me dicen demasiado, quizá en la espesura del bosque encuentre cosas que ayuden a saber a que nos enfrentamos.

- Por lo que nos han sustraído si bien parece obra de unos chiquillos y si es así no creo que haya mucho problema, pero si bien como dice Takeshi es obra de algún monstruo travieso si deberíamos ir preparados, pero tiene razón en cuanto al tiempo, deberíamos partir sin demora.

Recogí mis cosas y me coloqué la mochila a la espalda.

- Yo llevaré al burrito si no os importa.

Dije cogiendo las riendas, como mi versatilidad en combate era discutible mejor sería no estorbar a los jóvenes.

- ¿Un niño o un monstruo travieso? ¿Tú crees? - Preguntó, llevándose un nudillo a los labios plateándose las opciones. Se le hacía raro, pero seguramente cosas más raras podían verse en los caminos. Suspiró bajito y miró brevemente a Shisho - Si al final resulta que es la obra de una criaturilla de intenciones aviesas, estando en un sitio como este, sospecho que tampoco hay mucho que temer, excepto quizá el que se haya alejado más de la cuenta.

Se rascó un poco la mejilla y sintió cómo su estómago protestaba un poco. Cuánta verdad había en eso de que el desayuno era la comida más importante del día todavía se debatía entre los sabios con tanto fulgor que podía montarse un pandemonium, pero desde luego él no iba a llegar muy lejos sin pegar un bocado.

- Creo que los bocadillos son buena idea. Podemos prepararlos en un momento y podernos a buscar antes de que nuestro ladrón misterioso se vaya demasiado lejos.

Yoshi respiraba agitado, acalorado. El tono de su rostro estaba ligeramente enrojecido y la mano se le escapaba a cada rato a la daga que pendía de su cinto. Pateaba el suelo mientras miraba hacia la arboleda, primero a un lugar, luego al otro. Después regresaba a su lugar de descanso, donde había dormido, para comprobar que no se le hubiese caído su preciada brújula.

Cuando dijeron de preparar bocadillos, asintió y se puso a ayudar, sin decir nada. Solo murmuraba de cuando en cuando.

- Yo no me voy de aquí sin mi brújula. Aunque la tenga que ir a buscar solo.

De alguna forma, el trabajo manual consiguió centrarlo. Tenía el estomago encogido y apenas consiguió probar bocado. Guardó su bocadillo para más tarde y mascó una manzana vieja y arrugada, pero que, de alguna forma, se había mantenido dulce y crujiente. Suspiró, con los ojos cerrados.

- Perdonad. Todos. Es que... lo que me han quitado es realmente precioso para mi. Y eso que llevo encima algo de dinero. Lo que se han llevado no tiene valor. Solo lo tiene para mi. Es un recuerdo de familia. No lo necesito para orientarme. Pero fue de mi bisabuelo. Tengo que recuperarlo, entendedlo.

Minako entrega las riendas de Hai-iro a Shiso. La verdad es que tiene plena confianza en el hombre, así que la preocupación por lo que le pase al animal y a la carga que transporta se elimina casi de inmediato de su mente. Ahora puede centrarse en proteger a sus compañeros en caso de que algo malo ocurra.

Han decidido que van a seguir el rastro lo más rápido posible, preparan algo que se pueda comer por el camino y se ponen en marcha.

Yoshi era el que estaba más afectado. Se movía de un lado a otro, inquieto, sin poder centrarse por completo en nada de lo que estaba haciendo. Más tarde decidió compartir con el resto que la brújula que le habían arrebatado era algo importante. No valioso, sino personal. A la chica se le encogió el corazón. Pensó en aquellas cosas que habían sido importantes para ella durante su vida. En la lanza que empuñaba, sin ir más lejos. Es cierto que no era la más decorada, ni la mejor forjada, ni la más afilada, pero había pasado tanto tiempo con ella que prácticamente era una parte de sí misma. Aunque su mente pragmática le decía que tarde o temprano tendría que cambiarla por una mejor, la idea de perderla le resultaba desagradable a un nivel emocional.

No sabe muy bien qué decir a Yoshi, pero lo ve tan afectado...

Se acerca al muchacho y con suavidad le pone una mano en el brazo, intentando reconfortarle. Le mira directamente a los ojos y le asiente. Luego, sin tener muy claro si la ha entendido o no, se aparta y le deja tranquilo. Quizás prefiera estar solo durante un momento... las interacciones sociales nunca han sido el punto fuerte de Minako, pero sin duda le gustaría mejorar un poco en ese aspecto.